REVOLUCIÓN CANINA
Por: Mónica Heinrich V.
Si me decís que hiciste una película con 274 perros abandonados ya me ganaste como espectadora.
Hay cierta magia en Feher isten, algo que te hace sentir empatía por esta fábula de rebelión, de lucha de clases/especies y que encima es una oda a ese sentimiento al que algunos tildan solo de concepto: el amor.
La película húngara llamada en inglés White God (Dios Blanco) o cursimente en español Hagen y yo/ Buscando a Hagen nos cuenta la historia de la pequeña Lili y su perro Hagen.
Lili viene de un hogar disfuncional, sus padres son separados. La mamá (que ya tiene otra pareja) consiguió un trabajo de tres meses en Australia y por lo tanto tiene que dejar a Lili a cargo del padre.
El señor trabaja como inspector de mataderos por lo que asumimos de entrada que el respeto por la vida de los animales no es precisamente su fuerte.
Por eso, cuando su hija adolescente de la que no sabe mucho se aparece en su departamento con Hagen, un perro relativamente grande, hay rechazo.
La vecina del tipo, con una actitud muy mezquina, lo reporta porque aparentemente en Hungría las leyes sobre tenencia de animales son muy estrictas y los perros de raza “mestiza” no son bien vistos ni bien recibidos. El padre al verse en la disyuntiva de pagar un impuesto por tener derecho a conservar al animal, toma la peor decisión: abandonar a Hagen en las hostiles calles de Budapest.
El dicho: “lo dejó como a un perro”, tiene totalmente sentido mientras ves a Hagen solo, sorprendido ante el auto que parte sin él.
Desde ese momento, la película se desdobla para contarnos por un lado lo que sucede con Hagen y por otro lo que sucede con Lili.
Hagen descubre que lejos de su pequeña mamá humana, la vida es dura y las personas no lo consideran el mejor amigo del hombre, sino un ser al cual se pueda maltratar y abusar.
Quizás lo mejor de Feher Isten es todo aquello que sucede con Hagen y los perros. La soledad del canino ante el abandono, su confusión, su resignación, su búsqueda de un lugar seguro, el maltrato al que es sometido, la palabra para designarlo como “bastardo/mestizo” como si fuera algo muy malo y lo hiciera merecedor de peor suerte, la desgracia de toparse con alguien que lo entrenará para volverlo violento y usarlo en peleas de perros, la desidia de la perrera, su cambio de animal sumiso a perro salvaje, todo eso duele y duele mucho. Más aún si tenés mascotas/hijos a las que considerás parte de la familia y a las que nunca someterías a ningún vejamen.
La travesía de Hagen es un feroz analogía a la sociedad, a la discriminación, a la inhumanidad de la humanidad, a la capacidad oscura y monstruosa de las personas de convertir algo bueno en algo malo.
Dios blanco lleva en su título el escupitajo que echa sobre el espectador.
Lo que sucede con Lili es menos atractivo. A eso contribuye que las actuaciones de los humanos sean menos precisas que la de los canes y que el argumento creado fuera de Hagen sea mucho más simplista. Lili no se lleva bien con su papá, hay que reconstruir la relación con el papá. Lili está atravesando momentos duros, Lili tendrá problemas con chicos y discotecas.
Mientras Hagen nos muestra lo podrido de la sociedad, Lili es parte de una orquesta y toca a Wagner estableciendo a duras penas un nexo con su papá en la fría Budapest. Mientras Hagen ha mutado de un ser pacífico y carente de amor/atenciones a un salvaje vengador, Lili ya bajó los brazos y decidió seguir adelante con su vida, más o menos bajo la idea de que al final de cuentas “es solo un perro”.
Hagen muy al estilo El Planeta de los simios, liderará una revolución canina intentando llevarse por delante a todo aquel humano que osó humillarlo, denigrarlo y lastimarlo. No habrá piedad, ni misericordia.
La banda sonora elegida para esta debacle es Tannhäuser de Richard Wagner, una ópera que, como dicen en la misma película, habla del amor y del conflicto entre dos mundos con valores opuestos, una ópera cuyo leitmotiv principal es la redención.
El director Kornél Mundruczó construye en este su sexto largometraje un admirable apocalipsis canino. El manejo que hace de la jauría es para sacarse el sombrero, los estados que logra con Hagen como protagonista eleva a su película más allá y hace que le perdonemos las secuencias humanas (sosas y mal actuadas).
El guión del mismo director junto con su colaboradora habitual Viktória Petránya y la actriz Kata Wéber, queda protegido por esa misma imponente jauría y por una edición que crea la tensión necesaria para que nos creamos que sí, que es cierto, los perros se cansaron de ser mascotas u objetos de abuso y van a tomar el control.
Una muy muy linda fotografía, y un diseño de arte y vestuario acorde a lo relatado completan los puntos a favor de esta apuesta húngara para los Oscar 2015.
La escena final nos pone poéticamente frente a la reflexión que la película plantea al principio bajo los versos de María Rilke:
“Perhaps everything terrible is something that needs our love”
Lo mejor: Está muy lograda en su metáfora social/polìtica Lo peor: las secuencias de los humanos están mal actuadas y el argumento se vuelve muy tópico La escena: la del abandono, rompe el corazón. La del reencuentro, la de la trompeta Lo más falsete: la certeza de Lili de que Hagen es causa y efecto de la hecatombe El mensaje manifiesto: no somos los mejores amigos del perro, ni de nadie El mensaje latente: el ser humano tiende a ser más animal y primitivo que otro ser vivo El consejo: hay que verla El personaje entrañable: todos y cada uno de los perritos que viven en situación de calle sin el amor que se merecen, así como aquellos que son maltratados y abusados en las perreras El personaje emputante: el que hizo que Hagen sea perro peleador El agradecimiento: porque en el lado canino plantea una reflexión jodida.
CURIOSIDADES
– El director hace un cameo como el afgano
– Hagen es interpretado por dos perros gemelos llamados Luke y Bobby
– Los sonidos de la pelea de perros fueron grabados con voces humanas por actores en Suecia
– Es la película que ostenta el récord de haber utilizado mayor cantidad de perros hasta la fecha
– Luego de la filmación y gracias al éxito del filme se hizo una campaña para que todos los perros que aparecieron en la película fueran adoptados, consiguiendo su objetivo a principios de este año.
– Se le sugirió al director hacer la película con perros de raza más aptos para el entrenamiento, pero el director se negó porque iba en contra de lo que la película cuestiona, finalmente se entrenó a los perros de refugios y calle en grupos durante 6 meses con excelentes resultados.
– Dura 119 minutos y tuvo un presupuesto de tan solo 250.000 $us.
Simplemente cuatro palabras…JODER!,la tengo que ver!!!,saludos y gracias por ésta crítica y a la vez recomendación,la veré con mi hermana ya que ella acaba de adoptar un perro!
abrazos!!!!…;-)
Me avisas si la ves!! yo también adopté un perrito hace un par de meses, lo recogí de la calle y lo nombré FALKOR jejeje..abrazoooss
Has visto Intensa-mente???, me parece que es la mejor película del año
En honor a vos El Pepe, SOLO a vos! sé que te produciré una que otra bolita verde :/
No importa… igual te aprecio
así tiene que ser :p
a mi me gusto la pelicula, no soy critica de cine, solo espectador very good
buenísimo Nancy, está buena! Saludosss
como se llama la banda que toca en la pelicula, donde lili esta en discoteca
Hola Junior! La banda es Volkova Sisters y la canción At the home of the giant.