LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

CINE FRANCÉS: Emilia Pérez

Por: Mónica Heinrich V.

Creí que lo más inaudito que vería esta semana sería al streamer Speed montado encima de un caballo tratando de abrir una bolsa de 1 litro de PilFrut en las cabañas del río Piraí.

Pero no. Vi Emilia Pérez, esa película donde todos son mexicanos, aunque nadie es mexicano (o bueno, los protagónicos).

Quiero decir que no me importa la ausencia de “mexicanidad”. Puedo vivir con eso. Es lo de menos. La dominicana Zoe Zaldaña, la gringa Selena Gómez, la española Karla Sofía Gascón, el venezolano Edgar Ramírez, acepto todo. Hasta el acento chuto.

El tema con Emilia Pérez es más complejo que un acento que no salió o una nacionalidad que supuestamente no es.

Hago una breve y solidaria sinopsis, muy spoilereada obedeciendo al lema de este blog: Sobre aviso no hay engaño.

Prosigo.

Dicen que es un musical/ópera, pero la mayoría canta como si un gato fuera atropellado en la noche. Extraño en demasía los musicales donde la gente cantaba. Donde el casting se buscaba para que al escuchar cantar al fulano o a la fulana, se admirara la voz, la afinación. Esa voz humana que Strauss dijo que era el instrumento más difícil de tocar. Ahora ponen a cualquier hijo de vecino al que tienen que tunear la voz o hacerlo susurrar o recitar para que no se note tanto que son actores dentro de un musical que no cantan.

No canto nada, pero fingiremos que sí.
No canto nada, pero fingiremos que sí.

Reviví otra imagen que me persigue por las noches como si yo hubiera atropellado a un gato: Russel Crowe cantando en Los Miserables.

Prosigo 2.

Estamos en México (pero no estamos en México porque se filmó en Francia) Rita (Zoe Saldaña) es una abogada a la que secuestran en la calle en una escena súper chota y plana para un secuestro narco. De pronto, PUM tiene enfrente a un conocido capo narco: Manitas del Monte (Karla Sofía Gascón). El pichico le dice que le va a dar un montón de quintos a cambio de que gestione su operación de cambio de sexo y su falsa muerte.

Sebastián Marset se va a cagar de risa con esta narco-comedia-musical-ópera-puedesertantascosas.

Estoy harta del machirulo de mi jefe y del feminicida de mi cliente, voy a liberarme trabajando para el psicópata asesino del Manitas

Bueno, el tema es que el Manitas transiciona y se llama Emilia Pérez. Y ya como Emilia Pérez le vienen los buenos sentimientos, el arrepentimiento, y su rechazo a su pasado pichico. Se convierte en activista de derechos humanos (¡!). Leen bien capo narco = activista de derechos humanos. Lo de matar gente, vender droga, y ser uno de los pendejos más temidos entre los cárteles, era solo cosa de machos. (¡!)

Ah, en medio de todo ese proceso deja botada a su esposa (la infame Jessi/Selena Gómez) e hijos (lo más mexicano de la película), porque “no quiere morir sin ser feliz”. A los años los extraña porque “no es feliz del todo” así que los hace buscar con su recadera, la Rita. La esposa y los hijos son fichas que doña Emilia mueve a su gusto.

Ahí, la Jessi también quiere ser feliz y decide casarse con Gustavo (Edgar Ramírez, el mejor mexicano no mexicano del casting) su choque y fuga de los últimos 5 años. A Emilia esa felicidad ajena no le gusta porque entorpece su propia felicidad y sucede lo impensado en una película que quiere mostrarse pluri-multi. Fanfarrias por favor: A Emilia se le sale el Manitas. Y con su voz de macho (literal, así lo ponen en la película), zarandea a Jessi y le dice más o menos: “Usté qué hace de putita con ese cafizo”.

Aci como lo leizte.

Sin embargo, en la narrativa, Emilia Pérez sigue siendo el personaje a admirar, simpatizar, empatizar.

¿Por qué? Porque ayuda a desenterrar a los mismos muertitos que ella, cuando era el Manitas, hizo asesinar y desaparecer. Momento Kodak para meterse en otro tema delicadísimo entre cantos desafinados y coreografías muy bien montadas: Los desaparecidos en México.

Sí. Sí. Jacques dice que como Manitas, por ser niño, seré asesino y psicópata, pero como Emilia, por ser niña, lograré ser sensible y buena.

Hablemos del guion porque de la trama ya nos extendimos más que la fama de Bolivia de tener el peor internet del mundo.

El guion nos hace ladear la cabeza hacia un costado como perrito no atropellado desde el inicio de la película. Cuando la Rita abre su Mac en unos agauchaus y canta sobre la violencia y sobre de qué hablamos hoy. Preguntas. Sí.  Reflexiones. Sí. Cánticos de frases hechas y cursis. Sí. Te preguntás sobre su director y guionista Jacques Audiard a quien ya le conocemos el trote por toda su filmografía. Te conozco, mosco. Extrañás El Profeta. No extrañás Rust and Bone. Pensás con las cejas levantas en Deephan. ¿Dónde estás Jean Paul Belmondo? Te queremos, Syd Field. Te preguntás, así como te preguntaste sobre a quién se le ocurrió darle un litro de Pilfrut en bolsa a Speed, te preguntás por qué todo parece sacado de una mente frágil, febril y alucinada. Jacques ha dicho que es una comedia. Y que nunca quiso que tuviera sentido. Que juega a irreverencia cuando la Jessi dice: Mi pinche vulva. Mientras en México lo más “callejero” sería: Mi pinche panocha. Dice que perdón por la ligereza o a los creen que hubo ligereza. Y que más o menos: No me jodan.

Así, ya “vale madres” todo. Progresión narrativa. Evolución. Revolución. Que sigan cantando sobre los desaparecidos, que sigan poniendo la historia de amor entre Emilia y Estefanía (la mejor mexicana mexicana del casting). Que la pobre Jessi siga en su papel infame de viuda de pichico boluda y desinformada. Que la gente crea que es tierno que el niño le diga a Emilia que recuerda que su padre olía a limón y a mezcal, porque claro, así debe oler un mexicano y/o un hombre. Que todo siga. Que la fiesta continúe.

Se me vuelve a la cocina, mijita.

Con eso que dice el Jacques sobre la comedia, los mexicanos, los trans y el idioma español, entendés a los que cantan y no cantan, lo de los mexicanos no mexicanos, la irreverencia no irreverente, a la Rita con repentina conciencia que tranzó con los pichicos, al pichico maleante y asesino que transiciona también a activista y todo. Amigos. Se entiende todo. Hasta lo del Pilfrut.

Prosigo 3.

No me sorprende que esto tenga 13 nominaciones al coso dorado. Es como esa amenaza que año tras año veíamos en las premiaciones.Cuando se querían lavar conciencias y caras premiando negros, gays, lesbianas, mujeres, discapacitados con películas que parecían un sketch o una cosa rara, ingenua y deforme. Es el epítome. La cima.

Si queremos hacer tequilas con limones (muy Jacques lo mío), Emilia Pérez tiene un diseño de producción admirable. ¿Carito, no? Vestuario, foto, montaje, coreografías, todo bastante pro. Hasta hermoso al ojo, por momentos. Podemos decir lo que sea de Jacques, pero su experiencia es innegable, sus recursos técnicos y humanos notables. Hay audacia visual en el esperpento. Lástima que las actuaciones bordeen el nivel de una novela de Televisa. Y acá rompo una lanza a favor de Selena Gómez. Muchas lanzas, mejor dicho. Ese quemón de la pobre Selena no es su culpa, para nada. Alguien, si el francés sordo no se daba cuenta, alguien debió notar que esa masacre estaba sucediendo delante del lente.

A vos que no me avisaste, ni me cuidaste: No sé quién sos. No sé qué querés. Te buscaré, te encontraré y te mataré.

Mucho se ha dicho que Emilia Peréz es woke o progre. Woke significa despertar, estar consciente de algo. Cuando la película Emilia Pérez está por concluir EL SPOILER DE LOS SPOILERS una desesperada Jessi grita en un auto que “mi marido está en la cajuela”. Ella que quería empezar una nueva vida con su nuevo novio quiere salvar al marido que la dejó botada como una chancleta. Es el mismo marido que en otra escena Jessi dice que no tendría reparos en matarla. Es el mismo marido que ejerció violencia psicológica (se hace el muerto y se le desaparece a ella y a los hijos y después regresa ejerciendo control), física (la zarandea y empuja cuando ella informa que se casa) y económica (le corta todos los quintos cuando huye). Es el mismo marido que de salir de la cajuela, hará lo que tenga que hacer. Es el mismo marido al que luego lo convierten en estatua. Canonizada. Mientras una procesión canta en su honor. El chiste-nochiste se cuenta solo…FIN DEL SPOILER Más que woke, incluso en su acepción despectiva, es el discurso rancio de los quedabien, donde las identidades y orientaciones están al servicio de la parodia y el estereotipo, alimentando el paradigma de siempre.

Soponcio, nomás.

Lo mejor: Que no abrieron la cajuela Lo peor: que canonizaron a la de la cajuela La escena: los cantos en las clínicas de cambio de sexo. Y también cuando Emilia le dice a Jessi que es el Manitas y ella con su español todo chuto solloza semi-cantando: «Manitas». Bello. Lo más falsete: la publicidad a Visa Infinite, del taco de las que hacían en películas bolivianas. Y claro, la transición espiritual de asesino narco a activista El mensaje manifiesto: si sos niño, tenés una personalidad, si sos niña, tenés otra personalidad El mensaje latente: hay cajuelas que no hay que abrir, bebés El consejo: para verla como comedia/sketch/deliriokitsch El personaje entrañable: Selena Gómez, no su personaje Jessi, ELLA: SELENA GÓMEZ El personaje emputante: el doble mensaje y el uso chabacano y oportunista de lo trans El agradecimiento: por todas esas películas que hacen películas con y sobre trans, con y sobre desaparecidos, comedias y no comedias, con la inteligencia y la sensibilidad que esos temas requieren.

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2 Comentarios

  1. Divertidisimo analisis de la pelicula Monica! Me parece que con leer tu articulo uno se puede ahorrar la entrada al cine y comprarse una Pilfrut con esa plata. Coincido que este tema woke está produciendo mas igualdad como tabu que calidad como meta. Será por eso la cantidad de nominaciones al Oscar? De todos modos dudo que le den la estatuille a la Gascón con el lio que ha montado por sus declaraciones no-woke hace tropecientos años! (habras leido la prensa en estos dias)

  2. La verdad que no conocía esta página y me sorprendí por lo que discribes de la película, no lo había pensado. A mí me gustó que se le diera un papel protagónico a la comunidad LGBTQ pero tienes razón en que el mensaje más analizado es pobre. Muchas gracias por compartir esta mirada, voy a seguir leyéndote.

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