«No es amor lo que siento por el hombre, es pena»
Ajá! No había visto La última tentación de Cristo hasta hace un año…Alguno de ustedes sabrá que no comulgo mucho con la religión, no porque se me haya muerto alguien y quedé traumada ya que Dios «no me lo salvó», tampoco porque tuve en mi vida un hecho irremediablemente doloroso que me demostró la no existencia de un Dios, sobre todo católico o, para generalizar más, cristiano. Nop, sencillamente me abracé al árbol de la razón con patas y todo, y soy conciente de que cuando tenga más edad, o mi avión se esté a punto de estrellar, o descubra que tengo cáncer, SIDA o cualquier derivado, alzaré mis ojos al cielo e imploraré misericordia…total, esa es la naturaleza humana no?. Bueno, esperaremos a que pase y luego contaré mi redención.
Primero que nada voy a relatarles qué esperaba de La última tentación de Cristo. Esta película dirigida por Martín «Aviador estrellado» Scorsese es ochenterita, en su momento levantó tanta polvareda que los «creyentes» hacían cadenas humanas alrededor de los cines que la exhibían para que la gente no se contamine con tanta «basura» (diría el cardenal que censuró El código Da Vinci), no sólo eso, hasta llegaron a intentar prenderle fuego (seguramente para que ardan en el infierno) a algunas salas.
En los países latinoamericanos tuvo una racha de censura que en Chile (caso dramático, saludos a Pinochet) la película sigue bajo un veto a pesar de que finalmente se exhibió creo que en el 2001, 30 años después de haber sido estrenada. QUE TAL!!!! Con esos antecedentes, yo me dije «Aquí debe haber un despelote de padre y señor mío», y en consecuencia esperaba pacientemente a que el filme sea todo lo contestario y anti-cristianismo del mundo…no por hedonismo muchachos, no se confundan, sobre todo por curiosidad…ya quería ver yo por qué todos se rasgaban las vestiduras, cuál era la alharaca, por qué quisieron excomulgar al pobrecito Scorsese y a su séquito de blasfemos seguidores. Eso era lo que esperaba entonces: Despelote.
Les voy a contar mis preparativos…aunque escuche por ahí una OBJECION, los preparativos son importantes para que vean hasta qué punto intenté contextualizar lo visto. Bueno, les decía… me mire de arriba a abajo y me dije a mí misma: «Mí misma no estás preparada para tamaña empresa, necesitás un socio». Ven? Muy conciente de mis limitaciones y zonas erróneas decidí llamar a mi «susodicho» para que la viera conmigo. Por qué? No por la cuestión romántica, ni porque me juera a dar miedito, no. Sino porque….cha chan cha chan!, el individuo es creyente!!!!! Tal como lo leen, Arjona podría agregarle una estrofa más a su canción de Yo escucho Serrat y tú Locomía…en fin. Además de creyente, aspira a ser cristiano (eso dice) y por ende tiene un conocimiento bastante amplio de lo que son las escrituras (eso dice también).
Todo esto obviamente antes de ver el letrero que pone Scorsese al principio de la película donde se aclara tajantemente que NO se trata de una versión de las escrituras sino de una narración NOVELESCA de algunos hechos. Por mí, ya quedaban absueltos toditos los involucrados…total nunca vendieron la pomada de que era real, es más al principio queda clarísimo de que es FICCION… Haciendo esa salvedad puedo contarles lo que vi.
La historia comienza con Jesús como constructor de cruces. Durante toda la primera parte vemos a un Jesús bastante confundido, indeciso, turbado por sus deberes y obligaciones y con muchas contradicciones. Obviamente que para hacer creíble el relato mezclan situaciones o personajes que aparecen en las «sagradas» escrituras. Es así que María Magdalena tiene su momento en la pantalla para ofuscarse por la falta de huevos (sí señor) de Jesús, que a ojos vista se nota anda con «ganitas», pero su «destino» le impide llevar a cabo ninguna acción. Judas también está presente, pero para consternación de la platea creyente como el aparceiro de Jesús, son uña y mugre, el pan con la mantequilla, uno tira un pedo el otro lo huele, así de simple…los más grandes amigos del mundo…
Mientras transcurre todo, se ve a un Jesús que algunos tildarán «excesivamente humano», pero que tiene las contradicciones que tendría cualquier tipo, asumiendo que él era uno más de los nuestros. Hasta ese momento yo estaba muy conforme. Sin embargo, mi aparceiro murmuraba de rato en rato «eso no era así», ejemplo: Cuando según la biblia Cristo dice la famosa frase «El que esté libre de pecado que lance la primera piedra», fue exhibida en la pantalla con discursito de secreto sucio incluido, es decir a la línea ya conocida se le sumó un «Y vos fulanito, existe un Dios que ve cómo hacés tales y cuales cositas»…entonces las formas le parecieron poco ortodoxas a mi creyente pareja…y un par de detallitos más.
Desde mi punto de vista desapegado de la historia nada por lo que darse golpes de pecho…pero sorprendida de que a mi susodicho lo notaba incómodo le pregunté: «Te molesta, te incomoda, te choca, te perturba? QUE TE PASA!!!!», y ahí pasamos al debate bizantino de si es una ficción que no utilicen el sacrosanto nombre de Cristo y que hagan un filme de las mismas características con un mesías anónimo,… «y qué tendría de interesante?» apunté yo…y así sucesivamente hasta que llegó el punto de giro de la historia que el celuloide tejió.
Ese punto de giro que no describiré por respeto a los que no la han visto todavía, pero que seguro todos los que la vieron saben a qué me refiero…ese punto de giro me encantó. Me hizo exclamar «Así tendría que haber sido», «no hay derecho, pobre hombre, era lo justo», etc.. etc.. etc., hasta se me aguaron los ojos en un momento que la emoción me embargó (emocionada la hereje). Luego ya se jue degenerando…jejeje…digo la humanización «procreadora» de Jesús…pero todo bien.
Llegamos al final y es aquí cuando quedo consternada. No porque no me haya gustado el final, al contrario, amén (qué tal) de mis creencias o la ausencia de ellas, me pareció muy muy lindo final…sino porque no entendí por qué ·$%&/()»=?· los creyentes se rajaron tanto las vestiduras si el final de La última tentación de Cristo reinvindica la versión bíblica y convence a la platea de que lo sucedido (muerte de Jesús en la cruz, resurrección y salvación de todos los borregos) TENIA que suceder así. No había manera de que sea diferente, por lo que sucede poco antes de la imagen final…era necesario, imprescindible que sea así..y además Dios es grande de verdad, misericordioso y además VIVO, según el final del filme. Hasta mi aparceiro quedó muy conforme, tanto así que exclamó «Muy bonita».
Consultado sobre por qué cree que la Iglesia la prohibe si bien examinada refuerza los valores bíblicos, dijo que quizás el gran problema era que ni siquiera la habían visto antes de prohibirla. Cosa que me pareció razonable…además es larguísima. Dura casi tres horas. Bueno, eso por una parte…O sea quedé conforme, me gu
stó, me pareció interesante y muy lindo argumento.
stó, me pareció interesante y muy lindo argumento.
Por otro lado hubo cositas de dirección que me parecieron de quinta, aunque se lo adjudicó al ochenterismo. Por ejemplo eso de los animales y fuegos parlantes, qué recurso más feo. No es por nada pero ahí Scorsese se aplazó. Los Razzie tuvieron razón con la nominación a peor actor del año a Harvey Keitel por su papel de Judas. Un papelazo que pudo hacer historia fue interpretado de manera muy poco convincente, a diferencia de Defoe (Cristo) que estuvo muy bien. Una banda sonora de lujo, preciosa y una fotografía bastante cuidada. El guión muy lindo también, unos diálogos inolvidables como la línea que dice Jesús y que es parte del título de mi opinión. Así que La última tentación de Cristo resultó ser, contrariamente a lo que puede creerse, una muy linda versión sobre el poder del papel de Jesús, su trascendencia, su angustia y bueno, lo que pudo haber sido y no fue, y lo que realmente es. Amén.
Mónica Heinrich V.
Título original: The Last Temptation of Christ
1988
Estados Unidos
DramaFilm – color – 164′ – inglés
Dirección: Martin Scorsese Guión adaptado: Paul Schrader
Basado en: Cristo de nuevo crucificado (novela), de Nikos Kazantzakis
Inspirada en: film (Rey de Reyes (EE.UU, 1963), de Nicholas Ray / El Evangelio según San Mateo (Italia, 1964), de Pier Paolo pasolini / La más grande historia jamás contada (EE.UU, 1965), de George Stevens.)
Protagonistas: William Defoe, Harvey Keitel, Bárbara Hershey