Cosas raras han sucedido este año. Una de las más raras es mi reconciliación en slow motion con Ben Affleck. Ben Affleck a quien veía como uno de los actores más insípidos y emputantes de Hollywood, Ben Affleck a quien le encontraba menos sex appeal que a una ardilla estreñida, Ben Affleck que encabezaba mi Top 5 de actores odiados sin motivo aparente, sip. Ese mismito Ben Affleck ahora es acariciado con aprobadores y arrobados ojos.
(Insertar Sex Bomb de Tom Jones)
Ocurrió algo similar con Colin Farrel después de ver la fantástica In Brugges, y en este caso, el artífice del milagro se llama ARGO, reciente filme dirigido y protagonizado por Ben, MI Ben.
Y es que Argo tiene todas las papeletas para llamar la atención. De hecho, cuando vi el tráiler me dije que cosito tenía que ser muy hijo de Pooh para cagarla: Ese tráiler solo era un prefacio lleno de esperanza.
Basada en hechos reales, Argo cuenta lo sucedido entre 1979 y 1980, cuando se vivió la revolución iraní. Se trató de un proceso muy jodido que desembocó en el derrocamiento del líder Reza Pahlevi. Este tipito fue un dictador en toda ley, vivió fastuosamente, ejerciendo un control cruel y abusivo mientras su pueblo moría de hambre. La gente se cansó, y un buen día el don tuvo que salir tostando de ahí.
Estando en el poder fue apoyado y socapado por los gringos, que lo pusieron casi a dedo como “sha” o emperador de Irán, buscando conquistar el bien que siempre les quita el sueño: petróleo. Pahlevi fue un servil “amigo” del Tío Sam y permitió el saqueo de su país a manos de las grandes transnacionales americanas. Al estar depuesto y perseguido, va y se refugia en USA causando ira en su gente que, obviamente, deseaba, necesitaba, ejercer justicia. Y con justicia me refiero a un juicio protocolar y la respectiva ejecución.
Para qué nos vamos a mentir: Los iraníes tenían razón en estar cabreados, como muchas naciones hoy tienen razón en estar cabreadas. Convengamos que la política exterior americana no es precisamente digna de admirarse. Entonces tenemos a un dictador depuesto alojado en USA y tenemos a un pueblo que airadamente quiere que se “lo devuelvan”.
Estados Unidos no puede devolver al crispín por un principio básico de: entre bueyes no hay cornadas. A los demás parias similares a Pahlevi tiene que llegarles el mensaje fuerte y claro de que no importa las fechorías que hagás ni lo mal que te portés con tu gente, si sos funcional a los intereses americanos, cuando las papas quemen ellos harán lo posible por ayudarte, siempre y cuando el olor a quemado no llegue a casa (saludos a Saddam, Gadafi y Mubarak)
Los iraníes que habían sufrido uno de los peores regímenes de su historia, no se anduvieron con vueltas y atacaron la embajada americana en Teherán, tomando como rehenes a 90 gringuitos.
Una compañera de butaca alegaba que debieron matar uno por uno a todos los crispines de manera salvaje, sanguinaria, vengando las afrentas del pasado y no negociar, porque estaba claro que el gobierno americano no iba a ceder ante la exigencia de liberar a los rehenes a cambio de que le devuelven a su dictador para un juicio justo.
Sí. MATENLOS! Hmmmm no. Creo que no. Voy a ser ñoña y decir que: violencia engendra violencia y en estos temas no queda otra que negociar.
Mientras se instala la toma de la embajada, 6 americanos consiguen escapar y buscar refugio en embajadas amigas. Aquí hay dos caminos: uno el que sigue la historia real y otro el que sigue la historia narrada por Ben Affleck. Vos tenés que descubrir qué sucede viendo la película.
Todo esto por sí solo YA ES interesantísimo, y se pone MAS interesante cuando la CIA decide “extraer” a los seis refugiados antes que los iraníes se den cuenta y se arme el despelote. Con “extraer” me refiero a que tendrán que sacarlos clandestinamente de Irán en el momento más álgido para que cualquier gringo se atreva a salir a la calle. MATENLOS! Hmmmm…seh, algo así.
Y lo que la CIA, en conjunto con el gobierno canadiense, hace…es “de película”. El protagonista de la historia es Tony Méndez (Ben Affleck), agente de la CIA que es el encargado de la “extracción”. No quiero contar cómo lo hace para no privarlos de la emoción, tienen mi palabra que es absolutamente genial.
La subtrama creada para darle “humanidad” a Méndez como figura paterna y ex pareja en conflicto, es el punto flojo del filme, lo acepto. También sucede que el haberse decantado por convertir en héroe al agente de la CIA y minimizar el aporte real que tuvo Canadá o la ayuda prestada, a su vez, por Inglaterra y Nueva Zelanda, a pesar de las buenas intenciones, termina por repetir el típico mensaje de “los americanos son los héroes, los tipazos, los propios”. Con tanta película chota cacofónica que tiene ese desenlace, hubiera deseado algo más acorde a la dignidad del resto del largometraje.
La falla, empero, es fácilmente excusable bajo la premisa que la película aclara al principio: “Basada en hechos reales” y en la que se escuda nuestro buen director. Porque sí se han tomado licencias a la hora de trasladar esa historia a la pantalla gigante, sí se han creado situaciones inexistentes, personajes imaginarios, sí, y en conjunto todo el equipaje “extra” de la trama funciona. Pero explíquenle eso a los canadienses que en el estreno del filme dentro del Festival de Cine de Toronto, criticaron tanto este punto que lograron que se cambie el texto que aparece al final, resaltando el aporte de Canadá.
Aún con esas fallas que no son fallas, sino licencias creativas, mi hoy amado Ben Affleck cuenta ARGO con acierto e inteligencia, creando tensión desde el minuto cero hasta el final. Narrando una historia dramática con unos giros de inesperado humor que no socavan para nada la cuota de verdad que la cinta transmite.
Para ello se vale de un casting perfecto, perfecto. En el que destacan Bryan Cranston como el jefecito burócrata de Tony, el gran John Goodman como John Chambres: artista/maquillista ganador del Oscar que ayudó en la operación, Alan Arkin como el personaje ficticio Lester Siegel, excéntrico productor de cine ganador de Cannes que se sube al barco y claro, los 6 actores que interpretan a los personajes necesitados de rescate.
Con este engranaje colabora un guión notable de Chris Terrio, quien es casi un novato en Hollywood y que después de esto seguramente recibirá grandes propuestas. Un guión que mezcla drama, suspenso, acción, humor negro e historia. Un combazo.
La fotografía de Rodrigo Prieto, mexicano con el que cualquiera de nosotros suspiraría por tenerlo en un crew de filmación (el talento es SEXY), demuestra que es uno de los mejores directores de fotografía latinos del momento. Muy buena foto, acorde con el tono del filme, cómplice con los climas creados.
Ben incluye al compositor francés Alexander Desplat para encargarse de la banda sonora de ARGO, y si tomamos en cuenta que este señor le ha puesto la música a El curioso caso de Benjamin Button, El discurso del rey, a El árbol de la vida, a Moonrise Kingdom, pues no hay mayores palabras al respecto. Un genio.
Con un equipo como este y el resultado obtenido, solo se puede recomendar a uno de los mejores estrenos de este 2012. No es una película de autor propiamente dicha, no es ese cine clásico político de antes, es una cinta entretenida apta para las grandes masas, y sobre todo una buena película.
Argo nos demuestra que Affleck es mejor director que actor, podemos tener reservas sobre sus mustias interpretaciones pero su labor como director va in crescendo y es inobjetable.
Lo mejor: Muy bien narrada.
Lo peor: que termina regalándose en un mensaje pro-heroísmo americano, escenita de bandera americana ondeando a sus espaldas cuando va a visitar a su mujer GUACALA.
La escena: La del aeropuerto (las preguntas)
Lo más falsete: la persecución al avión y todo lo que ello conlleva
El mensaje manifiesto: In god we trust
El mensaje latente: Por muy oprimido y pobre que sea el pueblo, un día se levanta con los huevos/ovarios reventados.
El consejo: VELA! Está buena
El personaje entrañable: Lester y Chambres.
El personaje emputante: Al principio, el emputante que todo lo veía de manera negativa y que secretamente uno deseaba que muera primero.
El agradecimiento: a Ben, que sale de mi Top 5 de actores odiados, dejando un hueco vacío para Daniel Craig.
CURIOSIDADES
Se filmó con la ARRI ALEXA PLUS y la ARRI LT
Es la tercera película que dirige Ben Affleck: la primera es Adiós pequeña, adiós y la segunda es Ciudad de ladrones, ambas dignamente dirigidas.
Presupuesto de 44.500.000 $us., lleva recaudado más de 60 millones de dólares.
Se filmó en California, Virginia, Washington y Estambul. Affleck quiso rodar en Teherán pero fue persuadido de no hacerlo, le dijeron que ir a Irán actualmente es más peligroso que en la época que el filme relata. Además, le advirtieron que su visita sería usada políticamente desde todos los flancos.
George Clooney es uno de los productores y estuvo muy involucrado en el rodaje.
CURIOSIDADES CON SPOILERS
En la vida real las embajadas de Nueva Zelanda e Inglaterra colaboraron con los que consiguieron huir de la embajada americana, pero la situación se hizo tan tensa y peligrosa, que se vio necesario el trasladar a esa gente con los canadienses.
Tony Méndez en la vida real no actuó solo, fue acompañado por otro agente.
El periodo de tiempo antes que tomen el avión no fue de un par de días, pasaron semanas preparándose.
La persecución y los momentos de tensión que se vivieron en el aeropuerto son ficción. El mismo Tony Méndez comentó que en los controles para abordar el vuelo, a los iraníes no podía importarles menos la revisión de los pasajeros.
Buen film. B. Affleck cada día lo hace mejor tras la cámara. Una excelente publicación. Me he instalado en el apartamento 85. Un placer y estáis invitados a daros una vuelta por mi morada. Saludos cordiales
Entretenida, con ritmo, a la vieja usanza, también previsible y superficial, 'Argo' sin embargo es una prueba más del talento narrativo de Affleck. Un buen rato de cine, que es mucho, pero tampoco nada más. Saludos!!!!
ni más ni menos, de lo mejorcito del año en términos comerciales. Saludos!