Me imagino a Pina.
Philippina.
Trato de imaginármela al nacer, en plena II Guerra Mundial (1940)
Es difícil, porque del horror solo se suele ver el horror.
Intento imaginar su crecimiento, sus añoranzas, su universo. Todo aquello que más adelante le permitiría bailar.
Bailar.
En mi mente se dibuja con tiza blanca una niña, seguramente virtuosa, seguramente sobresaliente. La imagino chiquitita, con cara de duende travieso, seguramente jugando a bailar.
Quiero imaginarla así.
“De niña yo vivía con mucho susto, un sentimiento que aún conservo y que en parte ha sido mi motor. El miedo mueve. El miedo hace crear porque tú quieres inventarte un mundo donde tus ideas y tus sueños funcionen. Digo que no sé, que aún el proceso me intimida. Todavía me asusto como la primera vez”, dice…como para ayudarme a imaginar.
Me imagino a Pina. Pero no puedo, por más que intente, imaginar lo demás. Siento que mi imaginación será mezquina, que la imaginación no puede resumir años de estudio, ejercicios, ensayos, sacrificio, dedicación, creación. No sé. Como que no alcanza. No me alcanza.
Y justo cuando llego a esa imposibilidad, cuando me golpea esa certeza, recibo de brazos abiertos a la Pina que Wim Wenders amó, admiró y que homenajea en rutilante 3D.
Ahora no solo consigo imaginar, casi casi puedo tocar. Percibo colores, texturas, sonidos, olores.
Observo a Pina detrás de una mesa siguiendo con mirada atenta a sus bailarines, a algunos esa mirada los siguió durante décadas. Escucho su voz que le dice a uno de ellos: “Tienes que seguir buscando”.
Recorro las calles de Wuppertal. Esas calles que andaron y desandaron los pies de Pina. Me subo a su tren colgante. Luciendo orejas de conejo, miro a través del vidrio de sus ventanas. Así, hipnotizada, entro a la sala de la compañía Tanztheater Wuppertal.
TanzTheatre-Danza Teatro.
Me siento detrás de una fila llena de cabezas flotantes.
Podríamos decir que la danza teatro es una unión del teatro y la danza.
(obviedad)
(simplista)
Para entender el rollito del TanzTheatre, para comprender que es más que danza, más que teatro, más que ambas-dos-juntas, empieza La consagración de la primavera.
Stravisnky estalla como una lluvia de fuegos artificiales. Stravisnky soñaba con una muchacha que bailaba hasta la muerte. Pina baila. Baila y sabe.“No es cómo se mueve el cuerpo , sino qué es lo que lo mueve”, dice su voz en mi cabeza.Sus bailarines son los que nos muestran sus movimientos, su energía, su magia. Una pulsión que nos contagia. Percibo los poros sudorosos, las manchas de tierra en la piel, en la ropa de los 13 hombres y las 13 mujeres que se convulsionan al ritmo de la música. Stravinsky quería, soñaba con que se baile hasta la muerte.
Entramos a Café Muller. Y el mundo parece una maqueta llena de recuerdos, de sillas y recuerdos. Y ahí confirmo a la niña con cara de duende, a esa que pasó su infancia visitando Café Muller.
Tristeza y Melancolía. Melancolía y Tristeza.
Bailarines que representan tres generaciones (adolescentes, mediana edad, y personas por encima de los 65 años) seducen en Kontakthof.
Pina susurra en nuestro oído: “Kontakthof es un lugar de encuentro
para buscar contactos.
Muéstrate tú mismo. Rechaza.
Con miedo. con deseos.
Decepciones. Desesperaciones.
Primeras experiencias. Primeros intentos»
Salgo por alguna ventana que no existe y me encuentro con más baile. En las esquinas de las calles, en fábricas, en casas con grandes ventanales, en cimas de montañas, en piscinas. Me siento ligera.
Después llega el agua, litros y litros de agua. Lluvia, ríos y mares se derraman en el escenario de Luna llena. Un enorme cráter es humedecido sin descanso.
Pina es una pintora, reflexiona uno de sus bailarines. En mi mente se aglutinan cuadros. Imágenes furiosas y coloridas.
Ellos, los Pinadancers nos hablan de amor, seducción, violencia, separación. Ellos, los Pinadancers recuerdan a Pina, y mientras intento imaginarla, consigo imaginarla, ellos sueñan con soñarla.
Nos acercamos al final, pero las sonrisas de los bailarines nos dicen que no es un final. Hay demasiadas sillas en el escenario, demasiada agua debajo de sus pies, demasiado aire bajo sus brazos. No puede ser un final.
“Baila por amor”, dijo una vez. Y ahí están, bailando por amor, y ahí estamos amando ese amor.
Los créditos salen y sentís que en este día gris…no estás perdido.
Lo mejor: Hermosa, abrumadora.
Lo peor: que Pina no la haya visto.
La escena: difícil elegir, hay un montón.
Lo más falsete: …
El mensaje manifiesto: Pina Vive.
El mensaje latente: Pina Vive y el 3D finalmente tiene sentido.
El consejo: Es una obligación verla, corre porque estará pocos días en cartelera.
El agradecimiento: A Londra Films por permitirnos la dicha de disfrutarla en 3D.
CURIOSIDADES
El verdadero nombre de Pina es Philippina Bausch.
Pina fumaba constantemente y le diagnosticaron un agresivo cáncer de pulmón el mismo día que murió Michael Jackson. Ella murió cinco días después del diagnóstico y dos antes de que comenzaran a filmar el documental de Wim Wenders.
Wim Wenders era amigo íntimo de la bailarina, y desde muchos años atrás querían trabajar juntos en un proyecto sobre su compañía. Con el surgimiento y auge del 3D, pensaron que era el momento ideal para hacerlo.
Con el fallecimiento de Pina, Wenders canceló el proyecto pero los bailarines convencieron al cineasta para llevar a cabo el mismo como un homenaje a la artista.
Fellini la convenció para actuar en “Y la nave va” (1983). Y también Almodóvar, muchos años después, en “Hable con ella” (2002)
Wenders se encuentra trabajando en un documental sobre arquitectura, también en 3D.
Pina estaba trabajando en un espectáculo inspirado en Chile y en Violeta Parra que se estrenó después de su muerte.
Wenders y Pina tenían una amistad de 24 años.
“Café Müller» fue la primera coreografía de Pina Bausch que vió Wenders en 1985 (en el teatro «La Fenice», de Venecia), una pieza que lo «impresionó y conmovió profundamente», según sus propias declaraciones.
Se estima un presupuesto de 3.500.000 $us. aproximados.
Ha recaudado más de 18 millones alrededor del mundo hasta finales del año pasado.