Por: Mónica Heinrich V.
Todos nos hemos preguntado alguna vez ¿Cómo carajos pasó eso?
Guerras civiles, guerras internacionales, los nazis, las Torres Gemelas, Osama Bin Laden, Siria, Trump, un solitario gringo en el piso 32 de un hotel de Las Vegas acribillando gente, el desfalco del Banco Unión, hay muchos, muchos momentos que requieren una explicación.
La escritora canadiense Margaret Atwood nació en 1939 y creció sabiendo lo que era una guerra, lo que significaba perder el orden de lo establecido. En los 80s vivía en Berlín Occidental rodeada del famoso Muro. Desde ese entorno es que escribió El cuento de la criada (The Handmaid´s tales), alternando apuntes a mano y tecleos en una vieja máquina de escribir alemana.
La novela se publicó en 1985 y el 2016 se convirtió en serie televisiva. La versión literaria es considerada un clásico y la versión de la caja boba ha ganado numerosos premios incluidos 7 Emmys.
No es para menos, el mundo creado por Atwood es atrapante. En su tétrica novela narra la desaparición de la democracia americana y la implantación de una dictadura teocrática. Esta dictadura teocrática surge, en teoría, como respuesta a una infertilidad masiva. La falta de hijos hace que un grupo tome el poder y reparta a las hembras fértiles entre familias pudientes para que tengan descendientes asegurados. Estas mujeres son las llamadas criadas y como tales su única función es la reproducción.
Para maquillar las violaciones sistemáticas a las que las criadas son sometidas, las familias que las acogen llevan a cabo un ritual Biblia en mano, porque en esta vida todo se puede justificar si tenés un libro sagrado en la mano. El abuso se disfraza de bien común y designio divino. A las mujeres, además, no se les permite leer, maquillarse, o llevar cualquier tipo de existencia realmente productiva (no he dicho reproductiva). Porque sí, la sociedad está muy jerarquizada y la mujer se encuentra en la base de la pirámide. ¿Deja vu?
Cuando en la serie el personaje principal se pregunta ¿cómo carajos pasó eso? nos cuenta el proceso lento que aclimató a la sociedad y la volvió totalitaria. Parece difícil, pero no lo es. Se empiezan a restringir derechos, se niegan pequeñas cosas, y así de a poco se controla a las personas para que normalicen una vida que antes no tenían. O sea, la gente se ahuevona.
En la novela, el nombre de la protagonista nunca se sabe a ciencia cierta, solo la conocemos por su nombre de criada Defred (Offred en inglés) una composición que viene del término posesivo “de” y el nombre del hombre de la casa: Fred. O sea, la mujer llamada Defred pertenece a Fred.
En la serie sabemos que Defred se llama June desde el episodio uno.
Esto ya te dice algo importante, el libro es una obra de arte y la serie es un producto comercial y como tal tiene que ajustarse a ciertos paradigmas.
Una de las más grandes discusiones que la producción de la serie tuvo con Atwood (que funge como consultora) fue la incorporación de personajes afromaericanos a la trama. En el capítulo 14 de la novela se explica que los afroamericanos han sido separados de la comunidad blanca y viven bajo otras normas en una suerte de apartheid, tal como una sociedad puritana lo requiere. Atwood defendió hasta donde pudo esa idea, sin embargo en un medio donde actualmente se exige la cuota de “diversidad”, para los productores era impensable y peligroso no poner personajes negros en la serie.
Al final, ganó la corrección política televisiva y se incorporaron personajes afromaericanos en papeles claves de la trama.
La novela es más sutil y de mayor densidad en cuanto a argumento. Tiene alrededor de 324 páginas dependiendo de la edición y se compone de 46 capítulos. La serie se vuelve muy discursiva en tan solo 10 episodios.
Lo mejor de El Cuento de la Criada versión televisiva está en sus episodios iniciales donde conocés Gilead, te emputás con los pendejos violadores, con la sociedad que permitió que eso suceda y con la situación de todas las tipas, las que son las esposas y las que son las criadas. Ya cuando llegás a la mitad del recorrido los paradigmas del producto comercial empiezan a jalar más que cualquier aspiración literaria y la serie se pone cacofónica.
Si bien estamos ante una hermosa puesta en escena, quizás una de las series más hermosas del año a nivel visual, ese constante remarcado termina cansando y haciendo que añoremos la sutileza de Atwood a la hora de describir Gilead.
Eso no significa que no nos llevemos algunas sorpresas. Una de ellas es la presencia de Alexis Bledel, más conocida como Rory Gilmore y a quien se la subestimaba como la chica nerd de Stars Hollow. Yo empecé a ver la serie por curiosidad sobre Alexis, siempre me pareció una actriz muy más o menos pero con este papel demuestra que los años Roryrianos sirvieron para algo. Alexis ganó un inesperado Emmy con su representación de la atormentada Ofglen.
Otra sorpresa es la gran Madeline Brewer y su Janine, el personaje con el que quizás se empatiza más por su fragilidad e indefensión. Y, de hecho, mi personaje favorito. Ella me mantuvo viendo hasta el final, porque Defred ya me tenía un poco harta. Te queremos Janine.
Jospeh Fiennes como el autoritario Fred e Yvonne Strahovisky como la desquiciada Serena Joy, conforman un casting de lujo. A ellos se suma Elisabeth Moss, actriz ya conocida por ser la Peggy Olson de Mad men, y que muy al estilo de series como Grey´s Anatomy nos relata en voz en off todo lo que le sucede a Defred.
El cuento de la criada es una fotografía del horror, de cómo el ser humano puede mutar en una bestia y bajo esa óptica es un relato atractivo. Nada como afianzar tu creencia anti Rousseau sobre la naturaleza humana.
Ideológicamente habría que repasar la obra de Atwood para champarse en la piscina de si su trabajo es feminista o no. La escritora tiene una abierta ruptura con el movimiento y en el mismo libro deja claro que el personaje principal es contrario al feminismo siendo rechazado por su madre por haberse casado con un hombre. También, y siguiendo el hilo de la historia, es un hombre el que define el destino final de Offred.
Gente de la producción de la serie se ha distanciado del mote feminista, asegurando que están contando la historia de una mujer, y que no son derechos de la mujer sino derechos humanos lo que defienden.
Lo cierto es que su versión papel traerá un rato de buena literatura, de un elegante relato y de la precisión quirúrgica de un buen narrador. Atwood este año estuvo nominada al Premio Nobel y es ya ganadora del Man Booker Prize en el 2000, entre muchos reconocimientos.
En el caso de la serie, su paleta de colores grises y rojizos, su diseño de luces, el arte, el vestuario, el ya mencionado casting, hacen que valga la pena verla a pesar de sus evidentes falencias narrativas y de que conforme avanza pierde en intensidad y gana en efectismo.
El libro y la primera temporada de El Cuento de la criada terminan exactamente igual. Le tocará a la serie mantenerse con una segunda temporada que bajo el asesoramiento de Atwood puede tener un repunte o correr la suerte de series como Juego de Tronos que al no tener su par literario navegan sin rumbo.
Lo mejor: Visualmente hermosa, con un arte, vestuario y una corrección de color espectacular Lo peor: se cae mientras más avanza, se pone cursi y facilona La escena: todas las de Janine Lo más falsete: como presentan el tema de Nick, el manejo del relato paralelo sobre el marido, que la reconozcan a la tipa en la cocina El mensaje manifiesto: la sociedad se ahuevona y la pisan como un tractor El mensaje latente: solo sucede lo que uno permite que suceda El consejo: para verla y debatirla El personaje entrañable: Janine El personaje emputante: Defred, el Comandante, Serena,la vieja «ama» de Janine El agradecimiento: por una experiencia visual intensa.
Acá el libro digital en Word de la novela:Atwood-Margaret-El-Cuento-de-La-Criada
CURIOSIDADES
Los trajes rojos son un guiño a María Magdalena y los azules a la virgen María.
A excepción del episodio 4 y 5, todos los episodios han sido dirigidos por mujeres.
En febrero de este año un grupo de mujeres en Texas protestaron vestidas como las criadas de la novela ante la inminente aprobación de una ley que permite a los doctores mentir a las mujeres embarazadas si detectan anomalías en el feto y creen que saber esa información las podría llevar a abortar.
La escritora canadiense Margaret Atwood aparece brevemente en el Episodio 1. Atwood interpreta a una las las tías: nada más y nada menos que quien abofetea a Offred.
El libro está ambientado en Cambridge, Massachusetts, sin embargo, por asuntos de presupuesto, la serie se grabó en Cambridge, Ontario, en la natal Canadá de la autora del libro.
La adaptación corre a cargo de Bruce Miller (Los 100, Alphas, Los 4400) y de Ilene Chaiken (The L Word, Empire) que teniendo a la propia Atwood de consultora han conseguido reordenar las tres líneas temporales de la novela: el presente de Offred en su nueva casa, la captura de Offred y su llegada al centro donde la internan para educarla como criada y su vida en el pasado; así como la importancia de los diferentes personajes.
En la novela Serena y el Comandante son personas de la tercera edad.
Yay!,había escuchado sobre esta serie,pero no sabía que también se basaba en un libro,debe de haber un sinfín de buenas historias que contar en el mundo literario!
Muchas gracias por la reseña,me leeré el libro y luego veré la serie!
Para que luego tengamos un amplio discurso sobre la serie😜
Saludos y un abrazo enorme guapa!
José! pues sí! hay otra serie de la que escribí pero que todavía no subo que también es basada en un libro. Vela y nos contás, visualmente está hermosa aunque hay que darle su tiempo para engancharse…recomiendo más el libro. Besos!
Gracias por el review Mónica! La estoy viendo y justo leo esto. El libro lo tengo pendiente. Alguien en el NY times escribió un artículo acerca de Handmaid tale en tiempos de Trump. En enero/ febrero este año. Lo leíste?
Oh y de Juego de Tronos escribí un review! De su caída estrepitosa desde las temporada 5-6 hasta ahora. Claro es más polarizante que la política.
Carlota, sí lo leí! es el de Emily Nussman? o algo así? no quiero googlear jejeje me parece una aproximación válida aunque algo exagerada, igual disfruté de la lectura del artículo. Aishhh sobre Juego de Tronos, ha pasado tanta agua debajo del puente estoy queriendo escribir desde la boda roja y nada che. Y ahora que andamos como andamos me da más paja…jejeje…pero a ver, capaz que hago un repaso cuando regrese…Ya me contarás qué te pareció la serie, el libro es mucho mejor! Beso