Asesino de mi felicidad
“Es demasiado tarde”
Musita una Anna Karenina rendida ante las mieles del amor y la pasión cuando su esposo le pide que corte toda relación con el conde Vronsky. La cámara sigue su cuerpo que cae hacia atrás en éxtasis, con la mirada volcada al cielo, una mirada que pide perdón por sus pecados, pero que acepta el castigo.
Es la Anna Karenina de Joe Wright, la que algunos aman y otros odian. Una Anna que no le hace justicia a la Anna de León Tolstói. Una Anna interpretada por Keira Knightley, una Anna que habla en inglés, que se ve frágil y delicada, y que durante 2 horas y 9 minutos se destruye ante nuestros ojos.
La de Tolstói es uno de los personajes más emblemáticos de la literatura rusa. Uno de los más emblemáticos de la literatura universal con relación a la doble moral hacia la mujer en la sociedad. La que posee los matices suficientes para ser espejo de una era, y tiene la habilidad de presentar, a través suyo, una terrible historia que una vez leída nunca se olvida.
La pluma del ruso relató esa terrible historia en 1040 páginas. 1040 páginas llenas de detalles, dolor y redenciones.
“Todas las familias felices se parecen entre sí; pero cada familia desgraciada es desgraciada a su manera”
Con esa frase inauguraba Tolstói su Anna Karenina de 1877, trabajo que tanto Dostoievski como Nabokov consideraron una obra de arte.
Llevar una obra de arte a la pantalla gigante nunca es tarea fácil, nunca. En el caso de la heroína rusa, Clarence Brown lo intentó en 1953 con una Greta Garbo muy Kareniana, y hasta el momento, la más fiel a la versión literaria.
Luego siguieron unas 20 versiones más de menor impacto y el 2012 Wright decidió dirigir una ambiciosa puesta que daba una revisión a la historia y de la que solo podemos decir que es la Karenina de Wright y no la de Tolstói, teniendo esa afirmación pros y contras.
Wright, de 40 años, con una niñez en la que fue objeto de burla por su sobrepeso y su dislexia, tiene una filmografía decente, en la que destacan Orgullo y Prejuicio, Hanna, The soloist y Atonement. Sus padres se dedicaban al teatro y él mismo tuvo una formación teatral desde adolescente, por eso no es de extrañar que su versión de Anna Karenina tenga como propuesta un escenario teatral móvil en el que los personajes aparecen y desaparecen.
Hermosas coreografías que erizan la piel narran la historia de Anna. En ese artificio, la protagonista es una mujer que se casó a los 18 años con un prominente político, y que tiene un hijo con él al que ama profundamente. Su vida da un vuelco cuando conoce al conde Vronsky. Anna resiste los embates del deseo, hasta que finalmente sucumbe a él.
Wright dibuja un personaje que va perdiendo la razón conforme las desgracias se acumulan y la vida “recta”, “ordenada” y “apacible” que tenía cuando era la señora de Karenin se convierte en una vida “oscura”, de “pecado”, siendo la amante despreciada de Vronsky.
Paralelamente, conocemos la historia de Levin, personaje en el que se describe las luchas sociales de la Rusia Imperial. Una Rusia con hondas diferencias entre una aristocracia frívola y ruin, y una clase obrera con otras urgencias que atender aparte de los puteríos de alcoba.
Una fotografía exquisita a cargo de Seamus McGarvey alegra el ojo y el espíritu. Todo es belleza, todo. La desgracia que se cierne sobre la heroína, la humillación de Karenin, la impotencia de Vronsky, el despertar espiritual de Levin. La belleza sacude la pantalla sin parar.
La partitura de Dario Marinelli y las adaptaciones de Tchaikovsky y su 4ta Sinfonía, acompañan una dirección de arte notable y un diseño de vestuario merecidamente ganador del Oscar.
La Anna Karenina de Wright es soberbia en su forma. Es sobrecogedora en su teatral puesta en escena, aunque para ello sacrifique a la Anna de Tolstoi.
Jude Law como el correcto, noble y engañado marido (Alexei Karenin) convence del todo y hace que la platea odie secretamente al teñido de Vronsky, y llamen “perra” (sí, vos J.C.) a Anna por las decisiones que toma. Personaje que llega a arañar el fondo de esa oscuridad en el que solo existe desprecio y culpa.
El final, donde lo bello continúa exhibiéndose impúdico por encima del contenido, deja a Anna-Keira en nuestra memoria como una digna heroína, ajena a la rusa, pero heroína al fin y al cabo.
“No puede haber paz para nosotros, sólo tristeza y la mayor felicidad”
Tolstói no estaría contento, no. Los puristas de Tolstói tampoco lo estarán. Wright presenta una bella película, pero su belleza está por encima de su referencia y termina banalizando una historia dramática sobre el adulterio, las clases sociales y el escenario político del Imperio Ruso.
Mientras Tolstói reafirmó a través de su obra el compromiso crítico con su entorno, Wright convirtió su filme en un espectáculo (hermoso, sí) algo vacío, en el que prima una Anna que para el espectador común y corriente se antojara como una esclava de sus deseos, más que como un personaje que buscó a toda costa su libertad, asfixiada por la hipocresía de la alta sociedad y necesitada de huir de los cánones de su época.
La doble moral que perdonó a Vronsky y le devolvió su status social, fue la misma que nunca aceptó a Anna de vuelta, el encuentro espiritual de Levin y Kitty es apenas boceteado, los juegos de poder políticos en los que el marido de Anna se halla inmerso y que son parte de su vergüenza, y que hace más profunda la traición de Anna ni siquiera se insinúan. Y así, sucesivamente.
La de Wright es una versión accesible, apta para todo público, a nivel de contenido, pero contrasta con una puesta que puede no serlo, y que algunos espectadores encontraran confusa.
Siendo fan del libro, y sufriendo intensamente con el personaje ruso, igual me gustó la película. La belleza es tanta que, como ya dije, me conquistó. En algunos momentos como los del baile, los campesinos trabajando, la carrera de caballos, era tan bello que no, no se puede odiar, escapar, ser indiferente a la belleza.
El final para ambas Annas, la de Tolstói y la de Wright, sigue siendo el mismo, el spoiler más grande que podamos tener de tan conocido que es. Y a pesar de su banalización, de su estilo algo kitsch, de la estridencia con que Wright impregna su propuesta, algo dentro tuyo lagrimea ante el destino de ese amor prohibido, la incapacidad de aceptar el precio del mismo y un entorno social cruel.
La imagen de Karenin en medio del campo verde, su calmada resignación, su aceptación (en contraparte) de lo que le tocó vivir, cierra una película que no es perfecta.
En un mundo que divide obras maestras de las que no lo son, la Anna de Tolstói lo es y la de Wright no. Aún así, vale la pena conocer a ambas.
«Y la vela a cuya luz había leído ese libro lleno de angustias, decepciones, dolores y desdichas, resplandeció con más fuerza que nunca, iluminó lo que antes había estado sumido en tinieblas, chisporroteó, empezó a parpadear y se extinguió para siempre.»
Lo mejor: una hermosa puesta en escena
Lo peor: el artificio se olvida del contenido y banaliza la obra de Tolstoi
La escena: la del baile, la de la carrera de caballos, la del campo
Lo más falsete: la falta de matices de Anna
El mensaje manifiesto: el pecado tiene un precio
El mensaje latente: no todos pueden pagar ese precio
El consejo: Vela, es hermosa visualmente
El personaje entrañable: Alexei Karenin (siempre)
El personaje emputante: Lidia (en el libro es mucho más metiche e intrigante)
El agradecimiento: por tanta belleza
CURIOSIDADES
– El guión pertenece a Tom Stoppard que escribió películas como Shakespeare in Love, El imperio del Sol, Brazil y otras, además de una vasta trayectoria escribiendo obras teatrales.
– El personaje de Levin era una versión autobiográfica de Tolstoi
– El 90 por ciento de la película fue filmada en los Shepperton Studios, en las afueras de Londres, y el 10 por ciento restante en las calles de San Petersburgo y de Moscú, en Rusia.
– James McAvoy, Saoirse Ronan (Kitty), Cate Blanchett, Benedict Cumberbatch, y Andrea Riseborough rechazaron los papeles que se les había ofrecido para esta película.
– La cinta es la tercera colaboración entre el director Joe Wright y la actriz Keira Knightley.
– La película ganó el Oscar por Mejor Diseño de Vestuario en la pasada entrega.
– Cuenta con las actuaciones de Kinghtley, Jude Law, Aaron Taylor-Johnson, Alicia Vikander, Emily Watson y Kelly Macdonald.
– Se filmó durante 12 semanas, en 100 escenarios diferentes, en 240 escenas y 83 diálogos.
– Los actores también trabajaron con la profesora de dialecto Jill McCullough; además, algunos tuvieron que aprender a montar a caballo y a manejar armas. Casi todos ensayaron muchísimas horas con el coreógrafo hasta aprender a controlar las secuencias de baile en su conjunto y los movimientos de cada uno. La danza es un elemento primordial en ANNA KARENINA, unos 25 bailarines profesionales aparecen en diferentes momentos como aristócratas en un baile o en una velada, como criados, como bailarines exóticos en una decadente «boîte» francesa e incluso como funcionarios.
– Con el fin de incrementar la sensación «rusa» del rodaje, cientos de extras rusos afincados en el Reino Unido se unieron al reparto.
– «Rodamos con objetivos anamórficos que requieren algo más de luz, pero nos inclinamos por una iluminación un poco anticuada, e incluso usamos focos de tungsteno», sigue diciendo. La iluminación es como la de un teatro, para lo que fue necesario un especialista que controlara las luces según las indicaciones de Joe Wright y Seamus McGarvey, con cambios sutiles de una escena a otra para realzar los momentos dramáticos.
– Dario Marianelli compuso valses y mazurcas mucho antes de que se filmaran las secuencias para que Sidi Larbi Cherkaoui pudiera planificar la coreografía correspondiente.
– Los exteriores de la casa de verano que alquila Karenin se rodaron en el impresionante parque de Hatfield House, en Hertfordshire, que data de la época jacobea y al que pertenece el laberinto donde juegan Anna y su hijo.
– Los actores y el equipo volaron hasta San Petersburgo, donde tomaron un tren nocturno antes de un recorrido final de seis horas en coche para llegar al lago Onega. Allí hicieron frente a temperaturas sumamente bajas que les obligaron a rodar muy poco tiempo seguido para no dañar el equipo. Pasaron la noche en la isla y ninguno se atrevió a dar un paseo nocturno al enterarse de que había lobos hambrientos…
Voy a verla……a mi mujer le gusta, no se si leyo el libro o q…..
Contanos qué te parece! hay gente que la detestó, pero es tan bonita visualmente, que no sé…suerte y que la disfrutes!
la diferencia entre leer una obra y ver la puesta en escena de esa obra es abismal,… una ves mas me quedo con el libro y con mi vision intacta de ella 🙂
Ruth, pues sí, es abismal. Pero hay algunas que zafan…en el caso de Anna Karenina no le llega ni a los talones a la obra literaria…viéndola como una película no basada en Tolstói se la puede perdonar jejeje. Saludos!
Puej no conozco el libro, y como dice al principio, para algunos puede ser confusa,….me toco esa parte; sobre todo al principio de la pelicula, pero la verdad que del libro al cine, hay mucho trecho.
De todas formas me gusto el modo en que fue hecha, puede ser hasta emputante para algunos, realmente queres matar a Anna, sobre todo dejando por la libertad que escoje el amor de sus hijos….obviamente la realidad a veces es mas dura….concuerdo que tiene varias escenas muy buenas y otras que con un poco mas de detalle te hubieran hecho vomitar….para los blandingos…..de todas formas para ver una forma de hacer cine diferente es totalmente recomendada, sobre todo para los que no leimos el libro…..o como que no nos da, pero nos quedamos con las ganas…..ya les aviso si soy tan valiente como para comprar y leerlo….saludos.
qué bueno que la vistes. Y sí, puede ser confusa, dentro de todo parece que te gustó y siempre es bueno ir al cine y no salir cabreado jejeje. El libro es muy hermoso, pero es denso, Tolstói escribía súper detalladamente, así que puede que se antoje pesado, pero vale la pena totalmente. Besos
Me olvide de la historia paralela…..para los que gustan de las historias de amor con final feliz…..les va a encantar…..
Nunca he sido fan de la Karenina, ni la de Tolstoi y de ningún otro, siempre he odiado esos personajes femeninos que son incompletos sino tienen al hombre que les completa, odio la construcción, tan típicamente machista, de una mujer que es fuerte si tiene a su hombre y si le falta se derrumba… pocas mujeres en el cine y la literatura son completas por si mismas… eso me jode.
Respecto a la película lo único que disfrute fue la presencia de Alicia Vikander (la de Un romance real), una de las mujeres más bellas de la ctualidad.
José, pienso igual, pero en el caso específico de Karenina la cosa creo que no va por ahí. Además estamos hablando de un contexto histórico diferente. Yo también disfruté la presencia de Alicia Vikander, me parece una actriz muy talentosa y de la que escucharemos hablar más seguido. Saludos!
Nuevas sugerencias para la critica: K11 con Kate del Castillo, El fraude con Richard Gere, Llamada de emergencia con Halle Berry….., me gustaron las 3, Saludos
He visto las tres!! ya las comentaré. Besos!