LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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aullidosdelacalle - page 51

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Vivo en medio de los muertos

¿Quién no se ha levantado un día y se ha sentido absolutamente emputado de sólo ver el yogurt en la mesa del desayuno?

¿Quién no ha visto “crecer” a amigos a su lado, y ahora los observa y no reconoce a los niños que fueron?

¿Quién en su adolescencia no soñó con hacer “grandes cosas” y acabó cumpliendo un horario de oficina, sumido entre grises paredes?

¿Quién no desafió al sistema y ahora le besa el culo a gente que detesta, y cumple con normas sociales que antes aborrecía?

El Inadaptado refleja eso y más. Este filme noruego me llegó de manera casi providencial.Lo había pescado en Cinemax el año pasado, pero tras ver una sola escena me di cuenta que se trataba de una gran película y no estaba dispuesta a echarla a perder viéndola por partes.

Finalmente el sábado pude verla completa, y quedé encantada. Una fábula urbana que retrata con corrosivo humor una sociedad que ha cambiado lo afectivo por lo material, y cuyo concepto de la felicidad se traduce en una vida rutinaria, cómoda, sin sobresaltos, sin dolor, pero sin grandes alegrías tampoco.

Andreas es un tipo cualquiera que llega a una ciudad cualquiera de una manera cualquiera.En medio del desierto está la pequeña estación donde un viejo cuelga en ese mismo instante un letrero que dice: “Bienvenido”. A lo lejos llega el bus que trae a Andreas como único pasajero aparte del conductor.Andreas será el Inadaptado.

Ni bien Andreas baja del autobús, el viejo procede a descolgar con igual rapidez el letrero de “Bienvenido”, lo saluda y lo traslada a una moderna ciudad. Andreas es contador, lo reciben sin grandes ceremonias, le dan una oficina, un trabajo relativamente fácil y técnicamente todo marcha sobre ruedas. Al tiempo se integra a sus colegas,se involucra con una mujer bonita, inteligente, y la vida sigue su curso.

Pero algo no anda bien. Es raro. No hay niños por las calles. Las parejas se besan con los ojos abiertos. No existen muestras de euforia o de excesivo dolor. Las personas se mueven sin emociones, ajenas a cualquier sensación afectiva.

El tenor de la película se resume en una escena en que Andreas va a una discoteca y descubre consternado que después de tomar muchos tragos, el alcohol no le hace efecto. Va al baño y otro hombre le dice detrás de una puerta, desde el inodoro…”Nada tiene sabor. Solía gustarme el chocolate caliente, y ahora no siento el sabor. Nada tiene sabor a nada. Y se supone que el chocolate caliente es rico. Oscuro y sabroso. Sólo imagine el olor. No es sólo el chocolate caliente. Es un ejemplo. No es rico. Y es lo mismo con todo. Chocolate caliente, mujeres hamburguesas. Nada tiene sabor”.

Andreas va descubriendo poco a poco que esta nueva ciudad le va chupando la sensibilidad. Está todo “bien”, es todo “normal”, pero EL no es feliz. No se adapta a esas frías situaciones, no consigue conectarse con sus “amigos” a los que sólo les interesa comprar objetos, empieza a mirar extrañado a la mujer con la que convive, a la que sólo le interesa redecorar la casa , indiferente a sus emociones, a lo que Andreas siente o quiere de la vida.

Andreas está desconectado de todos y de todo. Y esa desconexión es plasmada en la película de manera simbólica en increíbles situaciones, que nacen de la nada y cuando menos uno lo espera. Los demás ven a este obtuso reaccionario como a un ser marginal, para ellos es un idiota, o en todo caso un peligro hacia el buen ambiente que han cosechado ¿No les parece sencillamente fascinante?

Yo observaba embobada la pantalla, no podía creer que una película de esta naturaleza haya pasado casi inadvertida en muchos lados. Una obrita de arte con la que no es difícil, para nada, identificarse…salvando las distancias.

Lo que hace Jens Liens (el director) es tejer una historia donde con maestría ataca todos los tumores de las sociedades modernas, el consumismo como búsqueda de satisfacción, el guardar las formas como elemento necesario para formar parte de un grupo de amigos, el fingir dicha en una relación de pareja en la que uno no se siente ni lleno, ni conforme…el postergar o relegar partes de tu personalidad, para tratar de encajar en lo que LOS DEMAS consideran como “felicidad” y lo más tétrico: las absurdas relaciones que uno a veces alimenta como parte de ese gran “todo” al que supuestamente hay que pertenecer, pero que ni teniendo la más encantadora sonrisa de empleado de McDonald, realmente se pertenece.

Mientras la película transcurre uno siente muchas cosas, se replantea otras (quién lo diría) y consigue despertar al freak que se ha dormido a pierna suelta en tu interior, al rebelde que colgó la bandera de paz o de “arriba las armas”, al idealista que se transformó en cínico, al romántico que se conformó con un haz de luz pudiendo buscar el sol…y al aventurero que odia llegar a su empresa transnacional todas las mañanas.

Andreas, el Inadaptado cuarentón, no se resigna a esa vida fría, gris, sin sabor…Andreas, el Inadaptado, tratará de “sentir” por todos los medios, perseguirá las emociones, la adrenalina…buscará una salida.

Narrada de forma algo pausada para algunos amantes de la acción hollywoodense, el ritmo de El Inadaptado condice con esa monotonía que aflige al personaje principal. Un ambiente opresivo, roto con delicadeza por estrafalarias situaciones.

Actuada de una manera perfecta por su elenco, donde destaca Trond Fausa Aurvaag (Andreas), este filme noruego puede llegar a enamorar a más de uno. Es dueño de una exquisita y elegante fotografía donde se nota un trabajo de arte importante. Cuenta también con una muy linda banda sonora donde incluso se pueden escuchar (sorpresa, sorpresa) temas de Los Panchos…totalmente en español! No han leído mal, temas de los panchos ambientando una película noruega.

El guión es sencillamente una joyita. Enriquecido sobremanera por una dirección de un tipo dotado detrás de la cámara. Un director que con la imagen justa en el momento justo, consigue transmitir la profundidad y el ingenio de una historia de estas características.

Por demás es recalcar lo original y creativo del argumento.

El inadaptado atrapa, seduce y claro, lo dicho…cuestiona. Lo hace en forma de risas, tristeza, miedo, y cualquier otra agridulce emoción que pueda despertar el retrato del hombre moderno.

Lo mejor: Una experiencia atípica, muy bien contada.

Lo peor: algunos dicen que el ritmo y el final abierto, pero a mí me gustó.

La escena:
cuando cavan el túnel y consigue meter la mano por el huequito que los traspasará al otro lado. También la escena del baño.

Lo más falsete: Nada…

El mensaje manifiesto:
El mundo se está enfriando

El mensaje latente:
No te dejés enfriar

El consejo:
Mirala, no te vas a arrepentir

La pregunta:
¿Por dónde escapo de este mundo de mierda?

About Payne

Me encanta Alexander Payne. Me gusta desde su película Citizen Ruth, donde una yonqui y perfecta Laura Dern quería abortar. Sí. Nada como el humor negro para alegrar la vida.

También me gustó en Election, donde Reese Witherspoon interpretaba a la odiosa Tracy Flick. ¿Se acuerdan? Daban ganas de pasarle una motosierra muta por encima.

No podemos olvidar a About Schmidt, en esa gigante escena de un Jack Nicholson que habla sobre lo emputante que es levantarse todos los fucking días de su vida y ver la misma cara (su esposa).

Ya más recientemente, Payne se consagró ante mis ojitos con Sideways, la película en la que salía Paul Giamatti de perdedor fanático del vino y la película por la que me obsesioné con el Pinot.

Payne. Payne. Payne.

Por eso es que si escuchamos el nombre de Alexander Payne, intuiremos que el cojudo hará una película con una ácida crítica hacia el tema de turno (sociedad, matrimonio, exitismo, etc.) y que nos regalará un gran guión.

Eso es lo que esperamos. Eso es lo que queremos. Eso es lo que nos ha prometido a lo larga de su breve carrera.

Y entonces se le ocurre contratar a George Clooney (actor que ocupa el puesto número 2 de actores a detestar sin motivo aparente) y hace Los descendientes.

Los descendientes nos habla sobre Matt King (Clooney) y su vida en Hawai.

Ni bien empezado el filme una voz en off (Matt) nos dice que existe otro lado de Hawai, el que no es turístico, el que no es paradisiaco, el que no es bonito y claro, que los hawainos también sufren. PARE DE SUFRIR!

Pudo hacerlo sin la voz en off como cuando David Lynch nos muestra en Blue Velvet un acercamiento progresivo hacia la vida de un elegante, tranquilo y publicitario suburbio americano y toda la mierda que se esconde debajo de esa idílica postal se va descubriendo conforme va avanzando la historia. Pudo, pero Payne elige decirlo palabra por palabra.

Elizabeth King (esposa de Matt), sufre un accidente y queda en estado vegetativo. Es ahí cuando lo terrible o las duras verdades del existir aparecen para poner a prueba a todos los hawaianos que viven y que también sufren en la no tan perfecta Hawai.

Un ni tan oscuro/ni tan perturbador secreto es revelado por lo que Matt tiene que exhibir en pantalla esa batalla de emociones que sólo disparadores de stress y angustia (inminente muerte de su esposa/sucio secreto/hijas que quedan a su cuidado/decisiones cruciales) pueden provocar. Seh. Por eso le querían dar el Oscar a George Clooney.

Pues NO! Un poco de seriedad…si se lo daban hubiera sido como cuando le dieron el Oscar a Julia Roberts por Erin Brokovich. Ya está, lo dije.

El guión es bonito, pero bonito a secas. Payne deja botado como una chancleta maloliente lo que nos dio en sus trabajos anteriores (el retorcido e hiriente humor negro), y salva a todos sus personajes de la inmolación moral.

Ajá, en Hawai también se sufre, pero la gente tarde o temprano acaba siendo buena, pura, y se comporta a la altura de las circunstancias. Ajá, la vida continua y todos somos lo suficientemente maduros para que eso suceda.

Los descendientes también habla de los descendientes, de esas familias enormes, con cargas del pasado que se transmiten de hijos a hijos, de esas historias que afectan presentes y futuros. Matt es la cabeza de una icónica familia hawaiana, Matt tiene en sus manos el futuro de lo que legaron los que ya se fueron y lo que definirá como descendientes a ellos, los que quedan. Este conflicto seduce más que el otro, el del sucio secreto. Pero Payne se inclina por el colorido absurdo que le brinda el segundo.

Aún así, Los Descendientes es una película que supera al promedio y que entrega una historia humana, simpática, sobre las relaciones de pareja, sobre la vida misma (insertar mi imagen en una ventana mirando hacia el infinito).

Actuada decentemente por el casi siempre simplón George Clooney, por Shailene Woodley como la rebelde Alexandra y por Amara Miller como Scottie, Los descendientes maneja un ritmo pausado como el oleaje del mar.

El griego Phedon Papamichael, que también trabajó con Payne en Sideways, e hizo cosas como Ides for March (Secretos de Estado) y Walk the line entre otras, es el encargado de la fotografía.

Siendo las locaciones en Hawai, el compromiso es alto y nuestro ateniense amigo cumple.

Alexander Payne, Nat Faxon (debutante) y Jim Rash (debutante) ganaron el Oscar a Mejor Guión Adaptado. No sé. Tendría que leer la novela para saber qué tan buena es, y qué tan bien adaptaron ese libro a la pantalla. Además, todavía me falta ver El Topo para decidirme, pero no sé. Las dudas sacuden como un terremoto mi escéptico corazón.

Lo que sí puedo decir, es que ya llegando al final de Los Descendientes sentía que no terminaba nunca. Los últimos quince o 20 minutos aparecían escenas que bien podrían ser cierres…una y otra vez, una y otra vez. Y nada. Ya cuando el mensajito a la conciencia llega y todo acaba, me dejó una sensación como de “al fin la acabaste”.

Payne hace una película “bonita”, pero sin esa acidez corrosiva que le hemos visto en anteriores trabajos. Sí hay escenas o personajes que nos remiten a las glorias pasadas, pero es como cuando recordás que eras joven y hermoso, porque ya no sos joven y hermoso.

Me gustó y no me gustó, y es difícil explicarlo.

Quizás se resuma en que Los descendientes trata una temática muy jodida y lo hace de una manera amable que adopta la pose de no serlo.

LO MEJOR: está bien.

LO PEOR: no termina de cuajar, y el cierre se alarga demasiado

LO MAS FALSETE: el personaje del chico, amigo de la hija. Parecía arrancado de un sitcom con la única finalidad de ponerle el supuesto humor.

LA ESCENA: hacen que verla valga la pena DOS: la de la piscina *muy bonita, y la de la puerta entreabierta cuando el viejo se despide de su hija.

EL MENSAJE MANIFIESTO: en hawai sufren, sip.

EL MENSAJE LATENTE: todo sufrimiento construye

EL CONSEJO: vela sin esperar el peliculón

LA PREGUNTA: ¿de cuándo acá esa amabilidad de Payne?

CURIOSIDADES

Presupuesto de 20.000.000

George Clooney quiso el papel de Jack en Sideways y fue rechazado por Payne. (gracias, muchas gracias)

En la novela hay una escena en que se describe a Scooter vistiendo una camiseta con las palabras: “Mrs. Clooney”

Kaui Hart Hemmings, autora de la novela, aparece en la película como la asistente de Brian, Noe.

Aussebium

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En la otra esquina, de lo que puede ser, pero no es…está Perfidia.

El tercer largometraje de Rodrigo Bellot era esperadísimo desde aquellas declaraciones suyas a El Deber, cuando dijo “no es una película de masas, es más bien para un público intelectual; es por eso que apostaré a distribuir esta película de manera diferente. Traeré un proyector digital desde EEUU y organizaremos un evento para su exhibición, en el que únicamente 2 mil personas puedan ver la cinta. Quiero devolverle al arte del cine la importancia que se merece, por eso el estreno será todo un acontecimiento, pues el público tendrá que asistir con traje de gala a la presentación”.

No supe si hizo la presentación o no, si cobró los 20 $us. que se planeaba cobrar, o si la gente se vistió como muñequito de torta, sólo supe de un evento pequeño creo que en el Simón Patiño donde se podía asistir con invitación.

Igual, da lo mismo cómo piensa promocionar o no su película, da lo mismo cuánto pretenda cobrar de entrada, o si él realmente cree que sólo la «intelectualidad» boliviana la entenderá y/o valorará, da lo mismo. Cada director de cine puede tener las pajas mentales que quiera sobre su obra, por algo es SU obra.

Y de la misma manera, el público puede opinar como receptáculo de dicha obra. Así que después de dos años de su estreno oficial, PERFIDIA fue presentada a público abierto en Santa Cruz.

Dicho acontecimiento se llevó a cabo en la Casa de la Cultura, a sala llena, gracias al FENAVID, festival que sin duda se ha convertido en EL festival audiovisual del país. Y meses después, ahora se presenta en las salas del Cine Center y en los MegaCenter de Cochabamba y La Paz.

Weno, cuando yo la vi, Perfidia fue exhibida como parte de las actividades especiales del FENAVID, y Bellot estuvo presentándola. La sala estaba a reventar. A mi derecha, un señor mayor que reemplazaba a compañero de butaca me preguntó: «Muestra el mundo gay, no?», sonreí encogiéndome de hombros, sin saber a ciencia cierta la veracidad de la suposición. Luces OFF.

Los grises, nevados y solitarios paisajes de Ithaca nos dan la bienvenida, mientras la voz de Andrés Barba entona una linda versión del conocido tema musical Perfidia…

Hasta ahí la película parecía derramar intimismo, y mi mente asentía aprobando el trayecto por las calles frías, en las que la soledad era LA soledad.

Vemos al personaje de Gonzalo Valenzuela, a quien algo le pasa, algo le sucede. El tono del filme nos indica que existe despecho, decepción, abandono, traición…hmmm…perfidia pues. Seh, todo promete.

Valenzuela anota una dirección, se va a un hotel, y luego vivimos escenas de la vida cotidiana, donde el espectador simplemente contempla…acompañado de planos prolijos, bonitos, cuidados.

Poco diálogo, no es cierto eso de que el único diálogo sucede al final, hay poquísimo diálogo pero ahí está. Tampoco es cierto que es una sola locación, hay varias más, sólo que la acción principal sucede en una locación.

La película avanzaba, aunque no lo parezca. La contemplación comienza a perder su efecto de bella nostalgia y se transforma en estridencia. A esas alturas, otro señor a mi izquierda decía muy fuerte: «Pesadita, no?». Reí (reímos), empática.

El público empezó a salirse. Como a la media hora, 21 personas se salieron de la sala al mismo tiempo.

Eso no es referencia de nada, lo único que quedaba claro era que la «advertencia» de que NO era un filme de características masivas, era cierto.

Los prometedores minutos iniciales se iban desinflando, la música comentaba el drama que vive el personaje, lo subrayaba con marcador fosforescente, y Valenzuela se la pasaba casi todo el filme semi «chuto», en calzoncillos, para más señas: AUSSIEBUM, marca que no conocía, pero que luego de estar casi una hora y media viendo sus diseños, ahora (macabramente) forma parte de mi inconsciente.

La película se desarrolla, y conforme se acerca el final, ya tenés conclusiones intensas. Perfidia es una película efectivamente «pesadita», dirigida a un público muy específico, con aires de cine experimental contemplativo, que está bien filmada.

Eso no hay cómo negarlo. Y a Bellot, lo que es de Bellot. Técnicamente no hay nada que objetar.

Otra cosa a destacar es la actuación de Valenzuela, que le pone dignidad a ese, por ratos, cansador paseo de la cámara sobre su cuerpo y los Aussebium, claro.

 

La búsqueda de presentar algo diferente podría ser parte de lo positivo, no sé donde terminan las vísceras y comienza la impostura, pero definitivamente estamos ante un producto que propone. Lo triste es que de los trabajos bolivianos decentones a nivel técnico vistos este año, esa sería la palmadita en la espalda: la propuesta.

Según el mismo Bellot, escribió este guión después de ver En la cama, del chileno Matías Bize, que también protagoniza Valenzuela. Sin embargo, En la cama, tenía cierto…hmmm…llamémosle factor, que la hacía interesante y simpática, mucho más redonda en su contenido. Digamos que En la cama, tenía su brújula bien definida sobre hacia dónde iba y qué quería como filme. Perfidia, en cambio, no termina de asentarse por ningún lado y mientras más dilata su metraje, yo como espectadora me desconectaba más.

El guión, por otro lado, crea un argumento que llega a rozar lo infantil, y la resolución es torpe y carente de emoción.

Estamos ante un conflicto que anuncia desde el principio que acabará en tragedia, encima es alargado y condimentado al final con una escena ñoña, tipo telenovela, que pretende explicar al que se lo perdió o al que no captó, la esencia de la trama.

Intelectuales del mundo, uníos.

Esto último se supone que es lo «fuerte» de la propuesta, lo «emotivo, perturbador» o lo que sea que le llamen algunos. En esto es en lo que se intenta camuflar lo vacuo. Y eso es lo que yo no podía creer. Hubo un momento que hasta dije: «Nooooooooo», mientras intentaba imaginar cómo se llegó a ese final. Es el momento en que te golpea la certeza que estás ante una película, en líneas generales, fallida.

Entonces, tenemos un filme bien actuado por Valenzuela (los secundarios están de pena), bien filmado, pero cuyo guión no consigue sostenerse y no parece pasar del experimento novel.

No obstante, he sabido de compatriotas que la encontraron fabulosa, espectacular, con incontables lecturas psico-sociales, valiente, arriesgada, irreverente y otros floridos adjetivos… sus buenos motivos tendrán. Cada película es un mundo, cada espectador es un mundo.

Por mi parte, nada…ni irreverencia, ni valentía, ni fuerte, por ahí no la entendí (insertar guiñito) o es que el mundo real depara tanta brutalidad, que ese cheesecake me supo algo rancio.

LO MEJOR: valenzuela en los famosos aussiebums

LO PEOR: redundante y el final es tan cursi como telenovela de thalía

LO MAS FALSETE: el final

LA ESCENA: la de Luis Miguel

EL MENSAJE MANIFIESTO: no siempre menos es más

EL MENSAJE LATENTE: el cine nacional necesita desesperadamente una revolución

EL CONSEJO: Vela, por ahí sos parte del TEAM «hermosa, profunda, irreverente»

LA PREGUNTA: ¿dónde estás gran película boliviana?

Pureza

¿Qué es un monstruo? ¿Cómo nacen los monstruos?

En un pequeño pueblo alemán, empiezan a suceder hechos extraños. Extraños y perversos. Un médico sufre un accidente provocado por las argucias de un anónimo personaje, un niño es secuestrado y salvajemente flagelado por desconocidos, una familia sobrevive al luto y al incesto, Personas desaparecen, animales son torturados, y todo eso sucede en los albores de la primera Guerra Mundial.

Los niños protagonistas son los niños del futuro nazi. Aquellos que crecerán y vivirán para ser testigos o cómplices del holocausto.

Esa es la teoría, la versión, la mirada que Haneke echa sobre ese oscuro periodo de la historia.

El cineasta no le hace ascos a nada, y se sumerge hasta el fondo en ese pantano.Así que Michael Haneke es un tipo con huevos. No un huevón, sino un tipo con los huevos bien puestos.

Desde El séptimo continente, su película debut, nos mostraba que lo suyo no era dorarle la píldora al sistema, ni contar historias de maripositas preñadas o jugar a una irreverencia que sólo fuera pose.

Lo de Haneke va más allá, quizás por su formación en filosofía y en psicología, quizás simplemente porque tiene el talento innato para revelar en su obra lo peor del ser humano.

En el universo Haneke, el negro y el blanco conviven en dramática armonía. La violencia y la maldad pueden ser reflejadas sin aspavientos, con un increscendo que hace la trama más jodida, más pendeja.

Haneke es uno de mis directores favoritos de cine. La primera película suya que vi fue Funny Games (versión alemana), cuando tenía 19 años. El descubrimiento de su cine me llevó a buscar con esmero su filmografía, así pude ver TODO, la ya mencionada obra debut, pasando por la extrañísima Video de Benny, la puesta en pantalla gigante de La Pianista (escabroso libro de Jelinek), El tiempo de lobos, su incursión americana con un remake de Funny Games y claro, La Cinta Blanca.

La Cinta Blanca compitió con la francesa El Profeta y con la argentina El secreto de sus ojos por los Oscar 2010, en ese momento me pareció increíble que un filme como el de Campanella haya recibido el premio y no La Cinta Blanca, que puede no ser del todo accesible, pero en líneas generales a nivel de fotografía, de música, de montaje, de actuaciones, de guión, le daba diez mil vueltas a la propuesta argentina. Pero bueno, si los Oscar le dieron la estatuilla a Julia Roberts por Erin Brokovich, en lugar de dárselo a Ellen Burstyn por Requiem por un sueño, la verdad que mucho no se puede esperar.

La cinta blanca es un filme tan enigmático como perturbador. Haneke tiene la madurez, el espíritu y repito, el talento, para darse el lujo de hacer un filme largo (dos horas y algo), en blanco y negro, con pausada fotografía, escuetas explicaciones de lo que vemos, y volarte la cabeza.

Haneke construye como un maestro artesano un guión perfecto. En su aparentemente ambiguo relato de los extraños sucesos, damos un vistazo a los cimientos de una sociedad severamente reprimida y dogmática. Una sociedad donde rige la hipocresia y el culto a las apariencias, entendiéndose por apariencias a un modelo de “conducta social” que contrasta enormemente con los castigos, reprimendas y humillaciones en las que se sustenta.

A Haneke se le criticó que su vision es demasiado desoladora, que no hace concesiones y que todos los personajes son corruptos. También se le criticó su mensaje sobre la estricta educación católica en la que descansa la crianza de la europa contemporánea. Se le criticó que es lenta y por ratos “aburrida”. Se dijo que usó su película para pintar al pueblo alemán de una manera poco favorecedora.

Críticas siempre habrán muchas, desde mi punto de vista el filme tiene el tono desolador que requiere, y los personajes son bastante realistas. Además, están interpretados por grandiosos, espectaculares actores. Y esa es una marca Haneke, jamás he visto películas suyas que estén mal actuadas. Es un tipo que se preocupa sobremanera por la dirección de actores. En este caso, tenemos a Sussanne Lothar, Ulrich Tukur, Burgart Klaussner, y otros, que ya hasta habían trabajado con él antes.

No existe violencia explícita, si te la toparas haciendo zapping un segundo… hasta podría confundirse con una de esas películas en blanco y negro de la época dorada de Hollywood, pero luego, la composición de la imagen, y todo aquello que queda suspendido en el aire, te golpean como una ráfaga de gas y eso es lo que perturba y shockea.

No es Funny Games, ni La Pianista, pero salís del cine profundamente jodido. Como si hubieras ido a un entierro o asistido a una autopsia en la morgue.

Me atrevería a decir que este filme se sitúa entre lo mejor que he visto en los ultimos años. Una película envolvente, que nos recuerda a la mano de los grandes maestros del cine, potente y singular obra que llega a las pantallas gigantes de Bolivia, gracias a Londra Films.

La cinta blanca habla de la pureza, así como la escena en que un grupo de niños son castigados y sus padres les amarran una cinta blanca en el brazo para recordarles que tienen que ser puros de corazón y portarse bien.

Ajá, pureza, pero es una ironía, porque la pureza a veces no existe, por muchas cintas blancas que se usen.

Entonces, la Cinta Blanca es sólo el símbolo de una pureza perdida.

Lo mejor: Fascinante e hipnótica

Lo peor: puede ser densa para algunos

La escena: cuando el doctor humilla a la niñera, lo del pájaro, el final…


Lo más falsete: …


El mensaje manifiesto: Toda sociedad engendra sus propios males


El mensaje latente: El mal es fruto del mal


El consejo: Vela en cine!!!!

El agradecimiento: la posibilidad de verla en pantalla gigante

La pregunta: ¿El ser humano es malo por naturaleza y la sociedad lo corrompe o viceversa?

CURIOSIDADES

– Haneke planeaba filmar La Cinta Blanca como una miniserie para TV dividida en tres partes.
– Se filmó a colores, y en post producción se pasó a blanco y negro.
– Más de 7000 niños hicieron casting en un periodo de 6 meses…
– Aunque el pueblo es ficticio muchos de los incidentes en el filme fueron tomados de la vida real sobre incidentes sucedidos en Alemania y Austria entre los años 20s y 40s.

La mujer que canta

Incendies compitió el año pasado por el Oscar a Mejor Película Extranjera. La Academia, como siempre, eligió algo menos “incómodo” y más políticamente correcto: la danesa Heaven (Por un mundo mejor) .

Ojo, a mí me gustó Heaven. La vi en el cine Palace. Era la primera película que veía ahí desde que lo abrieron de nuevo, así que estaba más emocionada que perro con dos colas.

Recuerdo que se me escapó alguna lágrima ante la obra de Susanne Bier. Recuerdo, también, que le dije a compañero de butaca: “Bier es de las que hace cosas bonitas y suaves”. Recuerdo que igual, a pesar de lo bonito y lo suave, fue jodido.Porque la vida es jodida. Porque la gente muere, mata y se mata.

Y un año después, aquí estamos.

Ya no en el cine Palace, porque en ningún cine de este maldito pueblo exhibirán Incendies. Sino en mi habitación, usando una Imac como DVD/TV, en una curiosa y perturbadora prueba de que la manzanita sirve para todo.

Le di play con el mouse y ni bien comenzó supe a ciencia cierta que estaba ante una buena película. Y fue raro, raro porque la canción en inglés me emputó, y pensé “no debió poner esa canción”, y raro porque aunque la canción en inglés me emputó y pensé que no debió ponerla, me enganché a la historia. O, mejor dicho, la historia me enganchó…me agarró las tripas y no las soltó.

En USA, una mujer muere. Una mujer deja un testamento. Una mujer tiene dos hijos que reciben ese testamento. En ese testamento, la mujer pide a sus dos hijos que encuentren a su padre (de ellos) y a su hermano (de ellos). Los hijos (de ella) se miran estupefactos: para ellos papá murió tiempo atrás y hermano nunca tuvieron.

Esa mujer no tendrá lápida, ni descansará en paz hasta que ambos (padre supuestamente muerto, hijo supuestamente inexistente) sean encontrados y reciban una carta cada uno. Además, sólo con ese deseo cumplido, los hijos recibirán, a su vez, otra carta.

Entonces, los hijos (hombre/mujer/gemelos/hermanos) tienen que desentrañar ese misterio, y la mujer muerta, la del testamento, la de las cartas, tendrá que encontrar paz en su tumba. Así tiene que ser.

El director canadiense Denis Villeneuve fragmenta Incendies en lugares y personajes para que conozcamos la desgarradora historia de la mujer, de los hijos, del padre supuestamente muerto, del hijo supuestamente inexistente, de las cartas, de aquello que se incendió y se perdió entre la violencia de la guerra.

Alternando tiempos y momentos históricos, esta película “política pero apolítica” tiene una atmósfera dura y seca. Así llegaremos tarde o temprano a la mujer que canta. Esa mujer que presa en una cárcel del medio oriente, cantará cada vez que sus verdugos la torturen o escuche las torturas a las que son sometidas sus compañeras de encierro.

El guión escrito por el mismo director golpea anímicamente en varios momentos. Se abstiene de situar la búsqueda y el encuentro en algún lugar específico para no echar culpas. O quizás, porque las culpas en esos trechos no se pueden repartir equitativamente.

En una escena se hablará del hilo de odio y terror que no se rompe y que pasa de generación en generación. Como intentando explicar el porqué las cosas que pasan, pasan. Por qué los personajes que el filme evoca existen, y por qué la vida puede ser tan dura.

Villeneuve se pasa en el giro final. Yo lo intuí a medio camino, pero me dije: “No, es demasiado”, porque sí, porque es demasiado, porque uno se imagina que esas cosas no ocurren y que si ocurren mejor no usarlas en una película para justificar una historia.

Incendies, se pasa o, tal vez, se queda corta. No sé. Lo que sé es que cuando la ves, pensás en la películay en el talón con los tres puntitos y en el talón de los tres puntitos que fue niño y que mata niños. O por lo menos yo pensé. Y sigo pensando. Porque lo dije: la vida es jodida. La gente muere, mata y se mata.

En Incendies nos muestran cómo una mujer que canta deja de cantar. El silencio es atronador.

LO MEJOR: Bien filmada, toca.

LO PEOR: algunos excesos, la musiquita en inglés, las cartas finales

LO MAS FALSETE: lo “armado” de algunas escenas

LA ESCENA: la del bus, la de los niños

EL MENSAJE MANIFIESTO: el odio se pasa de generación en generación

EL MENSAJE LATENTE: el odio, todo lo destruye

EL CONSEJO: vela

LA PREGUNTA: ¿hay reconstrucción posible?

CURIOSIDADES
Se filmó en Canadá y Jordania
Está hablada en francés, árabe e inglés
La canción en inglés de la que hablo es You and whose Army, de Radiohead.
Está basada en una prestigiosa obra teatral del mismo nombre escrita por Wajdi Mouawad

Niaux

Parece que se pusieron de acuerdo para rendir homenajes al cine. Lo hizo Spielberg, lo hizo Hazanavicius y también Scorsese. De la flojera de Spielberg opino en la reseña que sigue. De Hazanavicius opinaré más adelante y de Scorsese sólo puedo decir que volví a dibujar corazones con M & M.

“Es una película hermosa” dije, cuando recién iban 5 minutos de proyección de HUGO. Era imposible decir lo contrario. La fotografía exquisita, una bella música y esa cosita mágica indefinible que traspasaba la pantalla, lo confirmaba.

En las salas de cine, la primera elección que tenemos que hacer es si verla subtitulada o en español con 3D. Señores, seriamente, elijan TODA LA VIDA subtitulada. HUGO está hecha para disfrutar un gran 3D (tiene travellings que lo valen y el perfeccionismo de Scorsese), pero prefiero no sacrificar la verosimilitud que sólo se puede obtener de la versión original subtitulada. La otra opción sería verla dos veces, una con 3D y otra con subtítulos.

Hechas esas recomendaciones, les diré que Hugo comienza con Hugo.

Un pequeño niño interpretado por Asa Butterfield pierde a su padre en un incendio. Al quedar huérfano, su borracho tío lo toma bajo su cuidado. De esta manera llega a la estación de trenes, donde el tío trabaja dándole cuerda a los relojes del lugar.

Lo único que le quedó a Hugo de su padre (interpretado por Jude Law) es un curioso objeto. Como es un niño, y los niños siempre piensan cosas más interesantes que los adultos, él creerá que tal objeto contiene la clave para recibir un mensaje de su difunto progenitor.

SPOILER Parece que Stephen Daldry y Scorsese se espiaron mutuamente, porque el planteo y la resolución de dicho mensaje paternal, también se encuentra en Tan Fuerte y Tan Cerca FIN DEL SPOILER

Por otra parte, en la misma estación de trenes trabaja el señor Georges Méliès, interpretado por el siempre solvente Ben Kingsley. Georges o Papa Georges, como lo llama la amiga de Hugo, es dueño de una juguetería y por esos azares de la vida, su camino se cruzará con el del pequeño Hugo.

La obra de Scorsese rescata del olvido a un gran maestro como Georges Méliès.

Denominado el “mago del cine”, este muchachón fue un vanguardista, un apasionado, un artista y al venir del mundo de la magia (era ilusionista) fue el primero en experimentar e intentar usar sus trucos para crear efectos especiales.

Mientras los Lumiére presentaban paisajes y escenas más bien documentales, Méliès innovó en la continuidad narrativa dirigiendo ficciones que contaran historias más allá de la simple contemplación.

Todo eso, que tiene una base real, se presenta ante nosotros con un hermoso envoltorio. Personajes como el policía minusválido que interpreta Sacha Baron Cohen, la vendedora de flores, la doña del perro, el gran Christopher Lee como librero, las escenas bellísimas de los filmes rescatados, en fin…Scorsese dirige con mimo y amor hasta el último detalle (vean las curiosidades, por favor)

John Logan guionista de Gladiator, Rango, El aviador, El último Samurai se encargó de adaptar para la pantalla gigante el librode Brian Selznick, La Invención de Hugo Cabret, que salió a la luz el año 2007.

Quizás la mayor falencia que le veo a Hugo es el guión. No es que sea malo, es un guión correcto al que le sobran algunos instantes o situaciones que si no se tratara de un filme que tiene tan grandiosos elementos, me haría putear de lo lindo.

Soy conciente de que la historia por almibararse y forzar el homenaje a veces flaquea, soy conciente. Soy conciente, también, que estamos ante un filme absolutamente atípico a lo que solemos ver de Scorsese. Atípico en la forma, atípico en el contenido, pero muy típico en la manera preciosista de llevar dicho relato a la pantalla gigante.

Tanto HUGO, como El Artista, como la estupidez de War Horse, cojean de la misma pierna. Y es que en su afán de homenajear al cine (a su estilo), los argumentos se llevaron la peor parte. Los tres directores se fueron por la forma, perdiendo el contenido.

En algunos casos con más o menos suerte. En el caso de Hugo, esta falencia se nota, pero no incomoda, por lo menos a esta espectadora. Seguramente, al finalizar el filme, puede asaltarnos el pensamiento de que esta historia SIN Hugo y sólo con Georges Méliès, funcionaría genial. PUEDE SER, no digo que no. Nunca lo sabremos, porque lo que tenemos es a Hugo Cabret contándonos cómo se cruza con Georges Méliès, .

Robert Richardson, habitué de Oliver Stone (Natural Born Killer, Nacido el 4 de Julio, JFK, y otras), también de Tarantino (Kill Bill 1 y 2, Malditos Bastardos) y del mismo Scorsese (Shine a Light, Aviador, Shutter Island, Casino) es quien pone la firma para la espectacular fotografía. Para mí, sin lugar a dudas, el Oscar a Mejor Fotografíasi no se lo lleva Lubezki, debe ser para este tipo.

Las actuaciones son como el guión lo requiere. Sorprende Sacha Baron Cohen (Borat, Bruno) a quien finalmente vemos en un papel en el que no sale de bellaco. El niño, Hugo (Asa Butterfield), es carismático y dulce, y cumple su rol de elemento disparador del entuerto. El resto de los personajes conforman un casting muy bien elegido.

Y así, tal cual está, con sus redundancias que alargan la trama, con su sabor artificial a película hollywoodense navideña que cuesta millones de dólares, HUGO es hermosa, innegable e incuestionablemente hermosa. Es honesta en su amor por el cine, en el tributo, que es palpable.

Los detalles, la atmósfera, la música, el vestuario, hacen que le perdone todo…todo lo que no me gustó.

Sí, Hugo no es perfecta, pero los momentos que alcanza de grandiosidad (que los tiene) son puros e inolvidables. Suficiente para verla y dejarse empapar de la magia que desprende descubrir el trabajo de Méliès y verlo a través de los ojos de un devoto Scorsese.

LO MEJOR: Alcanza visos mágicos

LO PEOR: algunas redundancias y problemas de guión

LO MAS FALSETE: la historia de Hugo

LA ESCENA: todas las que se refieren al trabajo de Méliès

EL MENSAJE MANIFIESTO: la magia es posible

EL MENSAJE LATENTE: qué mágico es el pasado…

EL CONSEJO: SUBTITULOS, SUBTITULOOOOOS

LA PREGUNTA: ¿qué Oscar se llevará a casa?

El presupuesto fue 170 millones de dólares

Asa Butterfield es conocido por ser el protagonista de El niño del pijama a rayas.

Chloe Moretz, la niña, fue la protagonista de la versión americana de Let me in (la peli de vampiros sueca), también ha participado en Kick Ass, 500 days of Summer y otras.

Scorsese APARECE EN LA PELICULA. Es el fotógrafo que toma la foto de Méliès cuando construyen su estudio.Se escucha su voz diciendo: “Good, thats good. Yes”

Es el primer film de Scorsese en 12 años que no protagoniza Leonardo DiCaprio.

Hugo fue filmada en Londres y en Paris.

Después de verla, James Cameron le dijo a Scorsese que era una obra maestra y que era el mejor uso del 3D que había visto hasta el momento, incluyendo sus películas. Si lo dice el director de Avatar…

El autómata se inspiró en el fabricado por el relojero suizo Henri Maillardet, que fue visto por Selznick en el Instituto Franklin de Philadelphia,así como el Jaquet-Droz automata, «el escritor»

Emil Lager, Ben Addis, y Robert Gill realizan diversos cameos representando a Django Reinhardt, guitarrista padre del gypsy jazz, Salvador Dalí, pintor español, y James Joyce, el escritor irlandés, respectivamente. Todos los nombres de estos personajes aparecen al finalizar los créditos del reparto de la película.

En 1928 Leon Druhot descubrió, casualmente, a George Méliès vendiendo juguetes y caramelos en un puesto callejero de la Gare Montparnasse. Luego fue recuperado y homenajeado por la sociedad francesa, siendo reconocido su aporte al mundo del cine.

Se murió mi amigo Bronco…

Esta es una historia sobre un caballo y…la relación preocupanteXXX con su dueño.

Habrá quien vea la película con ojos bienintencionados, quien crea que un chico en edad de tener las hormonas alborotadas como un bolillo de bingo puede vivir obsesionado sólo por su caballo.

Habrá quien sienta que es normal que ese mismo chico que va a la I Guerra Mundial, al calor del fragor de la batalla no mirará con nostalgia la foto de sus padres, ni pensará sumido en la nostalgia en su hogar allá por las campiñas inglesas o tendrá sueños húmedos con la hija del carnicero, no, él mirará los dibujos hechos a mano de…adivinen…sí…su caballo.

Puedo empatizar en algún nivel con el argumento. Tengo tres perros, (momento freak) que gozan denombres/apodos/ropa/peluquero/veterinario/cumples/juguetes/rutinas, los ADORO, mi vida no sería lo mismo sin ellos y eso hace que quiera abrazar a cualquier perro que se me cruce en el camino.

Pero no sé, como que War Horse llega a un nivel de desquicie más profundo, como que cruza la delgada línea roja que me separa de las pastillas antipsicóticas y las terapias grupales.

Para ser más claros: la trama del último filme de Steven Spielberg es vecina directa de la historia verídica de la tipa que pagó 50.000 $us. para clonar a su perro.

Ajá.

No es mi intención romper el encanto (sí, sí es), pero creo que War Horse es la prueba fehaciente de dos cosas:

Estamos ante el peor trabajo de Spierbelg desde Indiana Jones y la escena estúpida de la heladera. Y por ahí es peor que esa, porque War Horse se toma en serio.

El lobby reina en Hollywood, nominar esta bosta a tantos premios sólo es síntoma de que la mano que mece la cuna por esos trechos es parte del brazo de…adivinen…Spielberg.

En la Inglaterra de 1914, nace Joey (pobre, Joey) Escena 1. Spielberg en su casa piensa cómo hacer para que entendamos que se trata de un caballo con garra y personalidad desde que es parido. Escena 2 Spielberg filma a Joey en la apertura que ustedes verán. Escena 3 Ahí es cuando muchos usamos el WIFI del celular para averiguar cuánto durará y descubrimos aterrados que serán más de dos horas y media!!

El caballo crece, revoltoso, brioso y pendejo. En una subasta pública es comprado por Narracott, un granjero que piensa que el equino es especial (como todo ser viviente que se cruzará con él) y, contrario a sus necesidades económicas, lo compra.

Al llegar a su casa, su hijo Albert queda prendado de Joey (insertar música de Benny G)

Albert es interpretado por el barbieoso actor (parece un muñeco del mundo Barbie) Jeremy Irvin, que en la película se la pasa con actitud positiva, estridentemente emocionado por todo evento que sucede, además de ”in loooove” con el caballo.

Una gran actriz como Emily Watson es desperdiciada como la esposa del tal Narracott, y claro…los problemas llegan. La guerra llega. La guerra al estilo Disney.

Entiendo que Spielberg rinde un evidente homenaje a las grandes epopeyas del cine clásico onda Lo que el viento se llevó. De hecho, hay un par de escenas que son casi calcos descarados de la mítica película protagonizada por Clark Gable y Vivian Leight.

¿El problema? Está desangelada, desproporcionadamente cursi y con un guión que sólo puedo calificar de horrible. La tan cacareada fotografía de Janusz Kaminski no es ni tan espectacular, ni tan inolvidable como quieren hacernos creer. Hugo y El Árbol de la vida se la revuelcan en fotografía.

Son casi tres horas que se pasan lentísimas, deseando que el Barbie Boy muera al pisar una mina, o que se le explote una granada de mano para que agonice desfigurado durante media hora ante nuestros ojos mientras los bichos le carcomen las heridas. Muere, Albie, muere!!!

Los guionistas Lee Hall y Richard Curtis tienen en su pasado cosas como Billy Elliot y Cuatro Bodas y un funeral, lo que me pone a dudar si la culpa es realmente del guión o es Steven “dulce de leche” Spielberg el que hace que la historia se sienta tan “RARA” y a cada momento le susurrés malévolamente a tu compañero de butaca: “¿Y si mejor Albie se muere?.

Reconoceré que hay momentos que sí están bien construidos y donde podemos decir: “AHHHH, este es nuestro Stevie (tal cual) el de La Lista de Schindler, el de Salvando al soldado Ryan”, pero son momentos…como cuando te quedaste despierto toda la noche y ves que amanece, o cuando pisaste puchi de vaca durante el día y recién te das cuenta al llegar a tu casa. Algo así.

La película está musicalizada grandilocuentemente a la vieja usanza. Sí, seguimos con el homenaje. John Williams, que ha trabajado con Spielberg montón de veces, y cuyo currículum es tan kilométrico como su edad, compone una banda sonora cuyo objetivo es subrayar el meloserío. Más azúcar para el mundo.

En el apartado actoral, el francés Niels Arestrup que interpreta al abuelo de la chica enferma (la que parece arrancada de un musical de Broadway),es el único personaje digno aparte del caballo. Es como un lunar, como un pequeño espacio puro y blanco en una pared llena de dibujos infantiles, huevos estrellados y chocolate derretido.

Hay dos momentos específicos en los que le perdí el respeto a Steven. SPOILER (El que no la haya visto, salte a la siguiente parte) 1) Cuando cosito queda cegatón y empieza a hacer el pinche sonido. Por qué no te moriste Albie, POR QUE???! y 2) la charla ridícula entre el alemán y el inglés cuando el caballo está herido. Sí. O SEA! Nunca la guerra se vio tan humillada. Entiendo el “mensajito antibelicista”, pero…todo tiene su límite…FIN DEL SPOILER.

Quizás mi cinismo hizo que corrieran negros, turbios y apestosos pensamientos acerca de Joey y Albie, quizás. Quizás, yéndonos a una mirada diáfana, complaciente, AMABLE, podríamos decir que War Horse es bonita, humana, y dulce. Quizás.

Pero la certeza es que desde esta esquina, desde este humilde hogar en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, War Horse sólo me huele a azúcar quemada.

Una lástima por Joey (aka Bronco), que si esta película merece un Oscar se lo debería llevar él.

LO MEJOR: Tiene uno que otro momento

LO PEOR: no apta para diabéticos

LO MAS FALSETE: el encendido amor de Albie, los años que pasan, y la escena del reencuentro.

LA ESCENA: estuvieron muy bien: la del molino, la del ataque a caballo al campamento y la del gas.

EL MENSAJE MANIFIESTO: Si es el amor de tu vida, volverá (muajajaja)

EL MENSAJE LATENTE: es triste cuando la nostalgia no innova

EL CONSEJO: no hay consejo posible. Estás por tu cuenta.

LA PREGUNTA: ¿Recuperaremos algún día a Steven?

CURIOSIDADES

14 caballos hicieron de Joey en la película

Finder, el caballo principal, también apareció en Seabiscuit

El escritor del libro en que se basa la peli, Morpurgo, hace un cameo en la escena inicial del filme.

Nicoletta

El otro día empezaba a leer Jardines de Kensington, de Rodrigo Fresán y me encontré con una frase que me hizo sonreír con nostalgia: página 2: Cita de J.M. Barrie, autor de Peter Pan: Lo mejor de todo es ser niño. Lo segundo mejor de todo es escribir sobre ser niño.

Lo dice Barrie que murió cuando ya no era niño, a los 77 años. Lo sabía Peter Llewelyn, quien fue una vez niño e inspiró a Barrie para crear Peter Pan. Llewelyn que cuando ya no fue niño se arrojó a las vías del tren a los 63 años.
Peter Pan creció y se suicidó.
Y en un mundo donde todos crecemos tarde o temprano, nos quedan las ilustraciones…
Por eso me gustan…Huelen a infancia.
Ese olor dulce y fresco que también tienen todos los bebés del mundo.

Nicoletta Ceccoli vive en San Marino, un lugar que no tiene más de 30.000 habitantes. Desde ahí, supongo, no debe ser tan difícil seguir siendo niño.

Su técnica parte del dibujo a mano, luego lo scanea, lo combina con fotos y lo retoca en Photoshop. Lo que tenemos son imágenes nostálgicas suspendidas entre el sueño y la pesadilla. Frágiles y, sobre todo, infantiles.
Nicoletta ha ganado varios premios internacionales por su trabajo.

Hace tiempito que le sigo los pasos. Me quedo mirando sus peces globo, sus muñecas rotas, sus chanchitos mascota, sus muchachas mitad algo/mitad persona, e irremediablemente pienso en mi infancia.
Y citando a Jardines de Kensington por última vez, mi infancia:…»empieza con un niño que nunca fue adulto y termina con un adulto que nunca fue niño»
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