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CINE: Ángel para un final

Por: Mónica Heinrich V.

Tengo noticias queridos lectores: a veces la pareja apesta. Ajá. La sociedad hecha y construida para dos, el “en las buenas y en las malas”, el mito de la media naranja, la pusilánime idea del “complemento”, y etcéteras convierten a alguna gente en seres muy desgraciados.

El cine ha jugado su papel en esto de ser crédulos y entregados a los brazos escuálidos del amor. ¿Quién no quedó con ideas “raras”, cuando Vivian (Julia Roberts) finalmente conquistaba a Edward (Richard Gere) en Pretty Woman? Quién no se “replanteó” muchas cosas cuando Rose (Kate Winslet) agarraba la manito de un casi congelado Jack  (Leonardo Dicaprio) y todos sabíamos que se iría hasta el fondo…pero que mejor amar una vez, que nunca haber amado.

(suspiro y en mi cabeza canta Celine Dion)

El otro día vino la cereza de la torta. Fue un momento mágico, donde todo adquirió sentido, todo encajó, todo.

Lugar: Cine Palace. Película: Votos de amor. Protagonistas: Rachel McAdams y Chaning Tatum.  Escena: Ambos paseando en auto con el viento golpeándoles las cara por las ventanillas. En una de esas Rachel pregunta: “Te lanzaste un pedo?” Chaning Tatum muerto de vergüenza asiente y dice: “Lo siento”. Rachel, lo mira rebosante de amor, sonríe…y cierra su ventana para oler el gas de su amado en una prueba del profundo sentimiento que inunda su alma.

No hay mucho que decir. El amor que pueda sentir por compañero de butaca acaba de quedar chiquito ante ese desprendimiento, ese saber querer.

Sobrevive el consuelo de esas otras películas que te hacen sentir bien, normal, cuerdo, con estabilidad emocional, y como si efectivamente nuestras “vidas amorosas” fueran como una película hollywoodense. Esas otras películas que nos dicen que el amor puede ser cruel, despiadado, salvaje y sanguinario.  Esas otras películas que hablan del vacío, de cuando termina, de cuando no existe, de cuando se finge, esas que pueden usar de banda sonora el tema de Silvio en el que cantaba:

Dicen que cuando un silencio…aparecía entre dos…era que pasaba un ángel que les robaba la voz…

Esas.

Y una de esas es Like Crazy. Película muy pendeja que fue filmada íntegramente con la Canon D7 y que ganó el Gran Premio del Jurado en Sundance el año pasado.  Like Crazy nos habla sobre el inicio de un amor en su forma más pura, inocente e intensa. En la época que los protagonistas son estudiantes universitarios.

Felicity Jones (tómenla en cuenta, dará que hablar) interpreta a Anna, una chica inglesa que se encuentra estudiando en Los Ángeles. Ahí a conoce a Jacob (Anton Yelchin) y después de unas cuantas idas y venidas, empiezan una relación.

En la pantalla solo ves la parejita más típica, común y poco interesante del mundo. La historia parece de una simpleza insultante. Vemos a ambos desarrollar su relación, profundizarla y ser todo eso que una pareja debe ser. Amén de la felicidad, Anna debe regresar a Inglaterra ya que su visa de estudiante está por expirar. En un acto irresponsable se queda en suelo americano para pasar más días con Jacob, luego (piensa) se encargarán de arreglar el “asuntito” de la VISA.

Pues resulta que no. Que allá los gringos son jodidos, que si la cagás con la VISA no te perdonan, que no entienden razones. Así que Anna no podrá regresar a USA.

Like Crazy pasa de la simpleza a la complicación, y los protagonistas  nos narran en periodos de tiempo bastante largos, lo que sucede: Los intentos de seguir adelante (visitas de Jacob a Inglaterra), las soluciones alternativas. Vemos cómo intentan mantener esa conexión que los unió al principio.  En medio de ese vaivén, están los sentimientos…lo mucho que se amaron, lo mucho que se aman, lo que piensan que es o debe ser un “para siempre”.

Sí. Hay, hubo y habrá amor, pero en ese trabajo que significa mantener una relación con otro ser humano, en esa paciencia agotadora que se tiene que usar para no perder esa conexión, la pareja es una unión de dos personas. Dos soledades que intentan desesperadamente acompañarse.

Conversando con un par de amigos a los que se la recomendé, comentaban que el gran gran mérito de esta peli es que es la historia de mucha gente. Que es fácil sentirse reflejado en esa lucha por alcanzar la quimera del “y vivieron felices”…

El joven director Drake Doramus (29 años) dirige y escribe el guión de esta historia sin irse por la pretensión exasperante, ni cayendo en los clichés hollywoodenses. Narra de forma modesta, sencilla, una historia de amor. Su nacimiento, sus problemas, y su futuro.

Aparece también esa gran actriz que es Jennifer Lawrence en un papel secundario pero que tiene mucho peso. Que significa y dice bastante.

90 minutos bastan para que Like Crazy haga lo suyo y te estruje verdades en la cara. Porque ya lo dije es de ESAS películas. Donde salen los créditos y sentís frío. Donde sentís frío y sin querer te dan ganas de llorar.

Otra de ESAS es Entre Nosotros,película alemana ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín del 2009.

Si en Like Crazy veíamos el nacimiento de un amor puro y juvenil. En este filme somos testigos de una relación un poco más adulta, pero que aún está tanteando el camino para descubrir hacia dónde va.

Chris y Gitty están juntos. Ambos tontean, cogen, y la pasan bien el uno con el otro. No es nada especial. Ni siquiera podría decirse que son “tiernos”. Cero. A ratos pensás: “¿qué le ve Gitty a ese hijo de pooh?” y a ratos pensás: “Gitty es  medio pelotuda”.

Mientras que Chris es un tipo conservador, un poco cuadrado, que añora un éxito que su mediocre talento como arquitecto no le puede dar, Gitty es un espíritu más libre. Si tiene gana de botarse al mar, gritando y llorando al mismo tiempo, lo hace. Es más expresiva en el amor que siente por Chris, mientras que en Chris se sospecha un cierto desprecio hacia ella. Como que en el fondo, no la encuentra suficiente para él.

Cuando el filme arranca, ambos se encuentra vacacionando en Cerdeña/Italia. Las vacaciones siempre son sinónimo de pasarla bien, de divertirse, pero lo que nos presenta Maren Ade, la directora y escritora de Entre Nosotros, es lo opuesto.

Esto tiene que ver con la aparición de un gran amigo (rival) de toda la vida de Chris, y su pareja, con la que conforma un reflejo de todo aquello que Chris querría para sí mismo.

Ahí comienzan los problemas. Nacen de una comparación, de una aspiración, de una frustración.  Ver a  Chris y Gitty, personajes que muy bien podrían ser tus amigos, familiares, vecinos, pelearse por todo y por nada, reconciliarse de la manera más estúpida, decirse las cosas más hirientes, para que después de herirse se miren fingiendo exactamente el mismo amor que antes, verlos es incómodo.

Como incómodo es descubrir que hay situaciones que pueden exponerte con todas tus mezquindades y miserias. Gitty se shockea literalmente al ver a ese otro Chris que no conoce. Chris también conoce  a otra Gitty.

La trama puede no ser tan intrincada, pero el conflicto es mucho más profundo de lo que parece, y está narrado por Made con un muy buen manejo de climas, donde la catástrofe se palpa en el aire.

A pesar de que adolece de una duración excesiva y de uno que otro momento gratuito, Alle Anderen, cuya traducción fiel sería Todos los demás, es un honesto trabajo que echa una desgarrada mirada a ese pequeño mundo privado que supone una relación de pareja.  Donde lo dicho, se intenta ser uno, pero son dos y punto.

El final que a muchos hace ruido, me parece lo suficientemente ambiguo como para que resulte reflexivo y como para que algunas preguntas (incómodas, también) se alcen maquiavélicamente sin poder evitarlo.

Pero si este retrato del  amor adulto, inseguro y poco maduro no es suficiente como pastilla de realidad, siempre quedan otras opciones. Revolutionary Road es de las más extremas.

Confieso que tengo este filme desde que se estrenó (2008) y por algún motivo hasta este año (2012) lo evadí eficazmente. La culpa la tiene Titanic y Celine Dion, que canta en mi cabeza cada vez que veo a Kate Winslet y a Leo DiCaprio juntos (la mano, el frío, el océano, la muerte…)

Una de esas tantas noches en que recurrí al hábito compulsivo de poner dvds en mi reproductor, finalmente la vi.

Ahora que quiero empezar a describirla, repentinamente me estanco y no puedo, porque es muy dura y lo duro siempre duele, y el dolor no se puede describir muy bien, pero ahí está.

La historia está basada en un libro homónimo de Richard Yates, el cual no leeré nunca.  Porque no. Una parte de mí se perdió irremediablemente con el final de esta película, así que mejor no.

Yates viene de un hogar roto, sus padres se divorciaron cuando él tenía 3 años. Ya en adulto se casó dos veces y se divorció ambas. Revolutionary Road fue su primer novela y es de suponer que lo narrado en sus páginas no será un cuento de hadas.

Sam Mendes, a quien conocemos por dirigir películas como American Beauty, o la algo insípida Away We Go, tomó el reto de adaptar el relato a la pantalla gigante. Lo hace en el único tono que se puede hacer: frío, sin concesiones, y una crudeza que conmociona.

Frank (Leonardo DIcaprio) y April (Kate Winslet) son una pareja de treinteañeros. Cuando se conocen ella sueña con ser actriz, él quiere hacer cosas divertidas, aventurarse. Son jóvenes, tienen la vida por delante.

Los años pasan, se casan, tienen hijos. Son una familia.

La rutina que esto conlleva, los sueños postergados, la juventud perdida, las responsabilidades, hacen que el portarretrato familiar se convierta en un vacío en el que los protagonistas se ahogan.

April no es feliz. Frank no es feliz. Tienen estabilidad, y todo es en apariencia perfecto. Han cumplido los ciclos vitales. Las cosas están en el lugar que deben estar. Para la sociedad llevan una vida ejemplar. Pero NO son felices. La idílica y metafórica calle Revolución en la que viven, no es suficiente.

Y esa infelicidad trae decisiones drásticas, esperanzas desesperadas. April propone que se vayan a vivir a París. Allá, ella será la que trabaje, Frank buscará una vocación, y no se resignarán a ser lo que los demás esperan que sean, sino que tratarán de ser lo que ellos desean ser. Una revolución.

El plan no suena mal. Eso pensaba: Váyanse a Paris, dedíquense a la horticultura, a criar chanchos, o lo que sea, pero por misericordia, dejen de ser tan infelices.

Quizás el único pero que le pongo al filme sería el personaje de Michael Shannon como el loquito que dice verdades que nadie se atreve. El actor logra una buena interpretación pero el uso de esta muletilla explicativa y metafórica me emputaba a ratos.

Una serie de acontecimientos nos llevan tortuosamente al final. Uno de esos finales que se desean olvidar. Resetear en la memoria.

Es difícil asistir a la autopsia de una relación, al olor fétido que emana, a la putrefacción. Porque hay cosas que podés congelar o formolizar y deja de oler, pero cuando se alcanza un grado tan grande de descomposición, no queda nada más que taparte la nariz, mirar pa otro lado y aguantar las ganas de vomitar.

Pero ¿cómo se pueden aguantar las ganas de vomitar cuando se filman películas como Lunas de Hiel del gran Roman Polanski? Filmada en 1992, solo se puede vivir como una admonición.

Este, quizás, sea uno de los trabajos más infravalorados de Polanski. Asumo que el problema es que casi al final se torna algo irregular, aunque eso no le quite una primera parte tan asqueante como hipnótica.

Nigel (Hugh Grant) y Fiona (Kristin Scott-Thomas) están celebrando su aniversario y para ello toman un crucero. Son un matrimonio estable, tranquilo, normal. En el barco se topan con una extraña pareja conformada por la sexy y enigmática Mimi (Emanuelle Seigner) y Oscar (Peter Coyote).

Oscar conoció a Mimi en un restaurant, ella era mesera. A pesar de la enorme diferencia de edad, condición social, cultural, etc…iniciaron un apasionado y tórrido romance.

Al principio se encuentran en esa fase en la que si tu pareja se rasca la nariz lo encontrás lo más erótico del mundo. Ambos son perfectos, hermosos y superinteligentes ante los ojos del otro.

Pero eso no puede durar para siempre. Las cosas suceden muy rápido. Se mudan a vivir juntos, la rutina y el estar pegados todo el día hacen lo suyo. Sin darse cuenta, se establece una relación de codependencia poco saludable.

De pronto, ese incendio que antes los consumía comienza a apagarse. El deseo se desvanece, las ganas locas de estar uno con el otro menguan. Las señales de que la relación es inviable, de que se trata de la crónica de un fracaso anunciado son demasiado visibles.

Como el ser humano es muy pelotudo y terco, ambos intentan frenar el curso irreductible de los acontecimientos y tratan de reavivar la pasión con cuanto juego sexual se les pase por la mente.

Escenas grandiosas donde Polanski da rienda suelta a todos sus fetiches se suceden en pantalla. Ni siquiera el hecho de que la actriz protagónica sea su esposa en la vida real, hizo que Polanski pusiera reparos en toda la carga sexual del filme.

Oscar y Mimí que antes cogían para enaltecer su amor y dejar constancia de él, ahora usan el sexo como balsa ante un naufragio. Cogen por compromiso y degradan el acto íntimo hasta límites inauditos.

Cuando pensás que la situación ya es insostenible, nos adentramos más en esa letrina hedionda que significa una relación fallida. Aquí están todos muertos, no hay ningún herido.  Y cómo apesta.

Te tapás la nariz, mirás pa otro lago e intentás aguantar las ganas de vomitar. Pero no se puede. Polanski te escupe, te pisa y te estruja con este relato autodestructivo y amargo.

Una vocecita interior, muy ñoña, te dice que “yo nunca llegaría a eso”, pero sabés que hay quenes llegan a eso y más.

Vangelis es el encargado de matizar los ambientes. Los sórdidos y terribles ambientes.  Oscar, le narra a Nigel su historia, la historia de un amor trágico, de una relación enfermiza que no se pudo encausar.  Nigel que parece tan correcto, se deja envolver morbosamente por el relato.

El final moralizante y algo flojo, es esperado desde la mitad. No se puede hablar del amor como Polanski lo hace, sin llegar a ESE final.

Porque Lunas de Hiel es como ESAS películas que ya mencionamos, esas que hacen ver a Silvio como un pussy, esas que joden, sacuden, y no hablan de pedos olidos en nombre del amor.Esas que simplemente hablan de lo terrible que es el amor, y de lo más terrible aún que es el vacío que deja a su paso.

Las loki aventuras

Pudo ser peor. A Joss Whedon algunos no lo conocían ni en pelea de perros. De hecho, lo más llamativo de su currículum es que como  fan de X-Men se moría por participar en la primera entrega e ilusionado escribió un guión completito, del cual solo extrajeron dos líneas. Patada en el ego.
Aparte de ese poco halagador pasado, el tipo había dirigido series de TV, y ni siquiera “grandes” series, sino esas mamertadas como Buffy, la cazavampiros y Angel.
Si me preguntan, Crepúsculo parecía el siguiente paso lógico.
Escarbando más, entre sus créditos también figura como creador y guionista de la serie Firefly, que nunca he tenido la oportunidad de ver pero que en The Big Bang Theory nombran como uno de los pocos motivos por los que Sheldon Cooper suplicó algo: que no la cancelen. Hmmmm…si Sheldon lo dice.
Y bueno, en la práctica Whedon escribe comics, es fan de los comics, y seguramente ha esperado años para esta gran oportunidad.
En mi caso, después de los tremendos chascos suscitados con Linterna Verde, El Avispón Verde, todas las Spider Man, y la herida imborrable que significa el retorno de Superman, pues ni muchas esperanzas, ni grandes expectativas.
La desagradable perspectiva de ver OTRA VEZ a Capitán América y al oxigenado Thor, eran elementos muy matapasiones.
Pero ahí estábamos ante uno de los filmes más esperados de los últimos años. Y para no desentonar con la maquinaria hollywoodense, el argumento no puede ser más estúpido.

Durante todos los filmes que nos anticipan lo “espectacular” que será Avengers, veíamos a Samuel Lee Jackson reclutando a héroes para una misión especial.

La película empieza justo cuando lo especial llega y los Avengers son requeridos, porque sí…hay que salvar el mundo, y mostrar algo de heroísmo al final del día.
En esa cosa insufrible llamada Capitán América, Nick Fury (Samuel Lee) y sus pupilos encontraron una fuente de energía con un potencial desconocido. Guardaron el aparatito, y se dedicaron a examinarlo esperando usarlo para fines propios. Good Morning ,Vietnam.
Ahora resulta que mientras ellos jugaban al científico comprometido, Loki tenía otros planes. Se acuerdan de Loki, el hermanastro envidioso de Thor? Pues Loki se nos loqueó del todo, y se alió con un ser (¿?) de otro planeta.
Pequeña pausa para que se digiera esa información.
Señores, Loki ya demostró con creces que es un resentido tratando de probar que no es el crispín que en realidad es (en su versión fílmica, en los cómics es n veces más interesante). Entonces, escapa a mi entendimiento cómo Loki que no tiene un ápice de criterio para nada en la vida, y ya fue derrotado miserablemente por Thor en la otra película, regresa tan campante como si fuera el propio, el más más.
Porque Loki, ahí donde lo ven, quiere hacernos talco.
Seh. Como no puede ser de otra manera, eso solo es detenido/afrontado/ por: Iron Man, La Viuda Negra, Hulk, HawkEye, Capitán América, Thor…
De más está hablar de las connotaciones mitológicas, de las fidelidades comiqueras, místicas, y what ever del asunto. No importa un carajo. Tampoco importa un carajo los accidentados o tontísimos giros del argumento. Menos que todo ese despelote ocurra, insisto, gracias a Loki.
Lo único que importa es que ese sancocho de héroes, bichos, traiciones, explosiones, y caos es batido con mano firme, buen ritmo y logrando el punto caramelo para que al salir del cine tu corazón esté limpio y sin rencores.
Nuestro Sherlock…digo Iron Man (Robert Downey Jr.), está con la dosis correcta de humorsito negro, odioso, e hincha pelotas que ya le hemos visto en su propia saga. La viuda negra (Scarlett Johanson) que funge como ornamento sensual, cumple sin tropiezos. Hulk (Mark Ruffalo) le pone el tono sobrio a su papel. Loki, amen de su estúpido personaje, es excelentemente interpretado por Tom Hiddleston, quien rescata del absurdo a su villano. Hasta Thor que lucía bastante pelotudo en su filme personal, se reivindica entre tanto tole tole.
Puntos flojos: el ñoñazo, bruto con b gótica del Capitán América. En su película fue casi doloroso verlo. Su traje, su personalidad, todo en él conspira `para que deseés que muera sin piedad.
Además del sinsentido imperante en el argumento que se perdona porque es un comic, es ciencia ficción, no es Shakespeare, y todas las cosas que se dicen para justificar la estupidez, podemos apuntar como otra de sus falencias a que, lo siento, debo decirlo: NO ES LO ESPECTACULAR QUE SE PROMETIO.
Sí, cumple como entretenimiento al pedo, sin complejos, sin culpas, más o menos como cuando te atragantás con una hamburguesa, un milshake, papas fritas, aros de cebolla, un hershey pie, una coca cola gigante, y después llegás a tu casa a raspar las ollas. Claro, pero aparte del atracón, no es algo especial, ni remotamente memorable.
No tiene una sola escena que me haga pensar WOW. Todo ya está muy visto, más manoseado que tanga de stripper.
Aún así, se disfruta. El tiempo pasa, gastás un par de horas donde podés sumergirte en esa catarsis muy americana, donde solo ves las lucecitas de colores, sin pensar mucho, sin pedirle nada a la vida. Simplemente dejándote llevar.
Los créditos salen, ves el nombre de Joss Whedon, pensás que el cojudo no lo hizo tan mal. Te quedás, pocos se quedan. Recordás que hay dos escenas de yapita, una que anuncia la secuela y otra al final de toda la chorizada de créditos, donde el chistesito “gourmet” que se escucha durante el filme cobra sentido.
Y listo.
Con eso termina una apertura de cuatro franquicias (Iron Man, Capitán América, Hulk, Thor)  y un montón de plata en trailers de expectativa.
No sé, pero me sentí un poco triste.
Lo mejor: Divertida, para pasar el rato.
Lo peor: la ñoñez de Phil.
La escena: Dos: Thor y Hulk; Loki y Hulk.
Lo más falsete: Loki como némesis
El mensaje manifiesto: Los héroes salvarán al mundo
El mensaje latente: Los héroes son pelotudos
El consejo: Vela en versión original subtitulada, incluso si tenés que sacrificar el pinche 3D.
El personaje entrañable: Hulk, seguido muy de cerca por Iron Man.
El personaje emputante: Capitán América. ZZzzzzZZZZZzzzzz

El agradecimiento: Que no sea tan chota

CURIOSIDADES
       Se negoció con Edward Northon para que encarne a Hulk, sin llegar a un acuerdo por lo que finalmente el papel recayó en Mark Ruffalo.
       Es el primer filme Marvel distribuido por Disney.
       Lou Ferrigno el Hulk original de la serie de los 80s, hace la voz de Hulk en esta película.
       Tony Stark viste una camiseta de Black Sabbath durante el filme, es un guiño al conocido tema de Black Sabbath “Iron Man”.
       Para lograr credibilidad como HawkEye, el actor Jeremy Renner fue entrenado por arqueros olímpicos.
       Stan Lee, el famoso autor de comic, tiene un cameo en el filme. El hombre mayor que es entrevistado luego de la batalla en Nueva York.
       Presupuesto 220 millones. Lleva recaudado más de 1 billón.
       En Avengers además de las cámaras Arriflex y Arri Alexa, se usaron 5 Canon D5 y 2 Canon D7.
       La secuela será precedida por Iron Man 4.

La mosca

 Un momento basta para cambiar la existencia. Un instante. En cuestión de parpadeos podés cagarla pateando penales como Messi, Ronaldo, Ramos y Kaká. En otros, llegás a la gloria.
 
En el lugar equivocado a la hora equivocada pasan cosas malas, en el lugar correcto a la hora correcta pasan cosas buenas.
 
Segundos decisivos.
 
Una mosca percibe el movimiento humano en slow motion, y su visión de 360 grados hace que le sea posible anticipar el peligro y darse el lujo de terminar su comida antes de escapar.
 
Sehhhh…somos como esa canción chota onda poesía que se escuchaba por las madrugadas en una FM de Santa Cruz de la Sierra: Tú eres parte del universo, tienes derecho a existir…y bla bla bla bla…
 
Eran las 9 de la noche en suelo porteño y ese era el mensaje, el concepto en el que descansaba el más reciente show de Mayumaná. Lo de la viveza o virtud de la mosca aparecía en una pantalla únicamente para mostrarnos que la tecnología es parte inherente de nuestra vida diaria.
 
Mientras, un integrante del famoso grupo israelí calentaba al público y yo, por primera vez, me encontraba sentada en el Gran Rex de Buenos Aires. 
 
En mi mente se agolpaban pensamientos: Frío. Bjork perdida. Spot. Thai Food. ¿Nos cobraron el programa? Tigo funciona. Confessions. Ley del Menor. Joaquín Cortés petacudo. Bob Dylan WTF. Mosca pendeja.
 
Nunca había pensado en la mosca con admiración. A excepción quizás de las negras/genocidas imágenes que Mafalda puso en mi mente cuando mataba moscas con el veneno en spray y que hizo que consecuentemente dejara de matar moscas.
 
Ahora resulta que la mosca es interesante, y que encima su cerebro tiene un movimiento neuronal similar al de una computadora.
 
Fascinante, diría Sheldon Cooper.
Pero aquí el tema no es la mosca perse, sino lo que Mayumaná intentaba decir a través de ese tierna introducción.
 
Alguien dirá, con justa razón, “Esperá,  ¿qué mierda es Mayumaná?” Pues desde hace años uno de mis anhelos era ver a este grupo de baile. Porque ver bailar siempre es lindo, y porque ver bailar muy bien es mágico.
 
Creados en Israel en 1997, se trata de un elenco formado por jóvenes bailarines de varios países.
Mayumaná viene de la palabra hebrea Mayumanut’, מיומנות , ‘, que significa habilidad, destreza. Y eso es lo que ofrece: el baile contemporáneo converge con la percusión, el teatro, humor, la tecnología y las coreografías donde además de instrumentos habituales se sirven de elementos urbanos para crear sonidos y danza (escobas, turriles, cajas, etc…)
Un espectáculo así solo puede ser un éxito y actualmente hay tres shows de Mayumaná que se presentan simultáneamente en algún lugar del mundo.
A mí me tocó ver Momentum 2.0. y de esa manera quemé una quimera más de esas que atesorás, y que luego vas destruyendo como “pompas de jabón”…
Digamos que si ya viste shows como los del Circo del Sol o los Blue Man Group, ver a Mayumaná te sabe como a una cuarto de libra con queso comprada en la McDonald.
Ajá, ya me puse cojuda con mi incendiada quimera. Y fue un bonito show, no digo que no…pero a diferencia de los otros mencionados, Momentum 2.0. tiene el concepto pegado con moco, como para decirnos que todo ese despliegue de baile, y despelote tiene un sentido, y encima es un sentido que apela hacia la usada idea de: VIVIR EL MOMENTO…
Un bailarín interactúa con el público y la página de Facebook oficial del grupo. Los presentes empiezan a enviar mensajes en tiempo real que son vistos y contestados en la pantalla gigante que tiene el escenario. Relojes, y frases célebres alusivas al tiempo se intercalan con los números.
En una de sus rutinas más logradas, los bailarines muestran cómo el corazón de cada uno late con ritmos diferentes: Batucada, beatboxing, danza clásica, baile contemporáneo, ilustran estas diferencias.
Algunas rutinas apuestan por un montaje audiovisual que se combina con la presencia del artista en vivo. Una de las bailarinas aparece en escena tocando una guitarra de palo. Cuando abandona el escenario su imagen con idéntico vestuario y actitud continúa tocando la guitarra en la pantalla, la misma chica regresa con otro instrumento o con una coreografía que luego es incorporada a la guitarra. Y así sucesivamente en un increscendo.
La idea base no es mala. Su mayor problema es que de los 10 bailarines que habían en escena, dos eran realmente sobresalientes y el resto eran bailarines estándar, incluso había uno que estaba fuera de forma, y para ver bailarines fuera de forma mejor me quedo en mi casa.
Otro detalle, si vendés un show donde la precisión es tu marca, espero ver a todos los crispines moviendo el brazo a la misma altura al mismo tiempo, porque uno que se salga de tiempo jode la cuestión y la mística.
Más. No sé quién se copió de quién, o si es algo de “moda” ajuera, pero muchos de los elementos argumentales de Momentum 2.0. eran idénticos a los usados por The Blue Man Group. A saber: incursionar con las cámaras entre el público y hacerlo participar. Crear una situación en que alguien del elenco corteje a una dama del público. Llevar a dicha dama al escenario, filmar todo y al final hacer un collage de imágenes de lo filmado.
La diferencia está en que los azules alienígenas de The Blue Man Group desde el concepto de ellos mismos como sorprendidos seres ante un mundo moderno incomprensible, hasta su show en el que todo está hilado y justificado, resultan más honestos.
Mayumaná, sin embargo, tiene cosas a destacar: una interacción con el público muy conseguida desde el inicio, un par de rutinas en las que el virtuosismo de los bailarines mencionados brilló como un faro en la oscuridad, y una sensación “feel good” generalizada al caer el telón.
¿Basta? No. Para lo esperado esa fría noche de abril, “feel good” es solo eso.
Un día después, Farruquito, el príncipe del flamenco, en el mismo lugar, a la misma hora, dejaría su impronta convirtiendo ese “feel good” en la magia esperada.
 
Esa magia que agita los corazones y nubla la mente, días, meses, años después de  vivida. 

A lonely star

Parecía que no, parecía. Pero gracias a la diligencia y empeño de Londra Films, finalmente El Artista puede disfrutarse en el país como se debe: en pantalla gigante.

Debo reconocer que ya estaba un poco podrida de los homenajes, bastante podrida. Eso no impidió que mi corazón cinéfilo se agitara como mariposa dentro de un vaso chato ante la perspectiva de ver una película en blanco y negro, muda, protagonizada por franceses que simulaban ser actores gringos y hasta con un perro que hacía ver a Lassie como un pobre cojudo.

La felicidad, diría Palito Ortega.

Todo comienza en 1927 con George Valentin (Jean Dujardin), a quien el filme nos presenta en la cresta de la ola. Él es el Brad Pitt de esa época, el que le baja los calzones a las chichis (groupies) con solo mirarlas. Una mezcla de Clark Gable, Rodolfo Valentino, Douglas Fairbanks, y otritos.

George está casado y es la estrella del momento.

The Artist arranca en la premier de A russian affair, su último trabajo. Ahí, entre te doy besito, me das un autógrafo, te agarro una nalga, te robo una pestaña, me mirás y el alboroto usual con que algunos se relacionan con las “celebridades”, aparece la vivaracha Peppy Miller (Berenice Bejo).

Peppy Miller es fansita deValentin (se pone un poco stalker después) y además es la típica que quiere ser actriz rica y famosa. Si Peppy Miller viviera en estas épocas, sería como esos participantes de American Idol que audicionan una y otra vez, una y otra vez.

Ambos personajes se conocen, escenas vienen y van, para de repente decirnos que ZAS! a esta gente la golpea el cine sonoro. O mejor dicho, a George Valentin, símbolo omnipresente del artista caído en desgracia, el cine sonoro le pasa por encima como un tsunami.

El conflicto es bastante prosaico: actor en decadencia ante el nuevo formato y su incapacidad de adaptación. Lo nuevo vs lo viejo. El mundo sigue su curso sin vos, cambia, o sea SE MUEVE, porque sí…porque no sos imprescindible, porque después de vos vienen más y mejores y porque lo viejo fenece, se hace pasado y puede (PUEDE) que renazca en homenajes…seh.

Argumentos similares hemos visto ene veces, y encima mucho mejor llevados.

Me vienen a la cabeza la magnífica A Star is born, Cantando bajo la lluvia, y sobre todo Sunset Boulevard dirigida por Billy Wilder, y a quien Hazanavicius le dedicó su Oscar. Las tres son ya parte del cine sonoro, y en el caso de Sunset Boulevard la trama es oscura como agua de pozo.

Ahora que lo pienso, esas historias de “antes” fueron muy pendejas en cuanto a contenido y hacen que The Artist que pretende homenajear a grandes filmesmudos que al final son sonoros, nos parezca un poco (solo un poco) convencional.

Sí, Hazanivicius toma elementos conocidos y básicos de las silent movies, pero se agarra de lo más light, de lo más liviano. Es como cuando vas a una ciudad que no conocés y te dan el City Tours. Conocés lo turístico, lo que todo turista debería conocer, pero para conocer realmente esa ciudad tendrías que ir a otros sitios y ver otra gente.

Si la comparamos con películas mudas de Murnau, Ozu, Harold Lloyd, Griffith, Keaton, Chaplin, o con sonorasdel mismísimo Billy Wilder, etc…The Artist sale muy mal parada.

O eso pensé yo que justo me acababa de despachar dos hermosos filmes días antes: My Best Girl con la señorita Mary Pickford, encantadora película muda de 1927 y también Paper Moon, que no pertenece a la era muda, pero que trataba de recrear la Gran Depresión con una propuesta diferente.

En ambas quedé fascinada por todo, en la primera por su frescura, su ingenuidad, su gracia, que en el contexto en que fue filmada justificaba cada una de sus escenas; en la segunda porque en su homenaje, el director se la jugó. Para su época no fue solo el retrato de la Gran Depresión, sino que el tipo aportó lo suyo en cuanto a su visión de ese periodo y a nivel de argumento, estilo de planos y montaje.

Por eso The Artist me suena a película que vende más de lo que en realidad tiene, sin que eso impida que ME COMPRE y que tal como sucede con Hugo, Medianoche en París o hasta Los Descendientes, aceptés que no es perfecta y llegués a disfrutarla a pesar de todo.

Si nos dejamos seducir por sus momentos mágicos, encontramos que The Artist está bien filmada, con unos actores principales que derrochan carisma yun perro que te hace pensar que todos los perros van al cielo (sí, sí van)

Era lógico y evidente que este filme arrasaría con los Oscar, de hecho en las charlas antes de la premiación decía que se lo iban a dar todo por ser un homenaje no solo al cine mudo sino a la industria hollywoodense a pleno. Y es bonito premiar lo que nos dice que somos bonitos.

Además del homenaje, tributo, pequeña copia, lo que sea, The artist transita por momentos emotivos.

Triste cuando nuestro George Valentin, el otrora papichulo camina como un “don nadie” por las calles mientras al fondo se lee una marquesina que reza “Lonely star” (estrella solitaria).

Triste cuando los años pasan y ya no solo es una estrella solitaria, sino una estrella apagada. Una clara analogía a todas esas rutilantes estrellas que luego de la fama y el éxito sufrieron el más desgraciado final, final como el de la ya mencionadísima Mary Pickfford, quien murió aislada, con problemas mentales y contadas visitas de amigos. O la olvidada Pola Negri, diva del cine mudo, que con la llegada del cine sonoro se hizo evidente su fuerte acento polaco y su incapacidad para hablar bien inglés, por lo que su carrera se extinguió.

Hazanivicius logra capturar esa sensación. Esa nostalgia. Muy a pesar de los escasos recursos del filme.

Para quienes conocen la filmografía del francés, se nos antoja a un parisino que llega a Nueva York y se pone la camisela I love NY, mientras mira arrobado los rascacielos.

Hazanavicius es conocido por una trilogía (homenaje, parodia, tributo, lo que sea) sobre las películas de James Bond. En ella(s), Dujardin repite en el protagónico con idéntico registro que en The Artist y también aparece Berenice Bejo, esposa del director.

Si en dicha trilogía la pareja funciona con creces, en la película que los ha lanzado a la fama Dujardin hace querible a un George Valentin que en otros pies pudo resultar no solo antipático sino detestable. La argentina Bejo, por su parte, hace que Peppy Miller sea encantadora. La sweetheart por antonomasia.

Quizás el mayor acierto del director francés fue un casting perfecto, en el que incluiremos una aparición de Malcom McDowell, recordado Alex en La Naranja Mecánica (escena en que Peppy va al primer casting y hay un tipo leyendo el periódico) ; John Goodman, que no estaba muerto andaba de parranda; James Cromwell y Uggie, el perro que hace que algunas partes pesadas sean menos pesadas.

El final, que como dije, bebe de las silent movies más elementales, consigue llegar al punto exacto en el que podés perdonarle a The Artist no pasar de un borroso bosquejo.

La experiencia se agradece. Comparada con lo “de antes” queda deslucida, pero puesta a la altura del cine actual donde tenemos cositas como Transformers 2 y Furia de Titanes 2 y Dumb and Dumber 2, solo puede ser una brisa de aire puro.

Aire puro, fresco y necesario.

LO MEJOR: tiene sus momentos

LO PEOR: es bonita y nada más

LO MAS FALSETE: y bue…la historia de “amor”

LA ESCENA: cuando Peppy juega con el saco de George, el duelo de baile, y el baile final.

EL MENSAJE MANIFIESTO: qué bueno era el cine de antes

EL MENSAJE LATENTE: qué cine de mierda se hace ahora

EL CONSEJO: Vela, la experiencia lo vale.

LA PREGUNTA: ¿cesarán los homenajes?

CURIOSIDADES

Hazanavicius quería que se llamara George y Peppy, el estudio definió que fuera The Artist.

La casa de Peppy en el film, fue en realidad la casa de Mary Pickfford, la primera sweetheart americana. La cama donde despierta George Valentin luego de las quemaduras, es también la verdadera cama de Mary Pickfford.

Cuando George Valentin mira una película suya, está viendo la gran película La marca del zorro, protagonizada por Douglas Fairbanks y que fue intervenida en los close up para poner la cara de Valentin.

En el filme se usa un tema musical extraído de Vértigo, película de Alfred Hitchcock. La viuda del compositor confirmó que no se pidieron las licencias o permisos del caso, pero que ella después de ver The Artist sabía que su marido hubiera aprobado el uso del tema.

Dujardin y Bejo ensayaron el baile del final durante cinco meses.

Se filmó en 35 días.

Se filmó a colores y luego se pasó a blanco y negro.

Dujardin es el primer actor francés en recibir el Oscar a Mejor Actor.

La dirección de arte y el diseño de producción se inspiraron en filmes de Murnau.

La escena del desayuno es un homenaje a una escena del Ciudadano Kane.Presupuesto de 15 millones de dólares.

Los hijos bastardos de la bruja de Blair

La vida es así. A alguien se le ocurre poner una venta de anticuchos en su cuadra y después tiene a tres crispines vendiendo anticucho por la misma zona. 

 

En 1999, El proyecto de la bruja de Blair se convirtió en la influencia a beber si querías hacer una película cámara en mano que transmita la sensación de “realidad”: Un falso documental. 

 

Mockumentary le dicen los gringos, o también found footage  y nuestros asustados amigos de Blair no fueron los primeros: Woody Allen, Peter Jackson y otritos ya transitaron por esos inciertos caminos, aunque ninguno alcanzó la notoriedad que se cocinó en Blair.

 

Recuerdo que cuando la vi quedé fascinada con los profusos “Oh, my god”, así como los mocos de los protagonistas y todo aquello que nos indicaba que estaban cagados de miedo en pleno monte. La pasé teta.

Tengo el libro (reliquia) y seguí la campaña viral. The Blair Witch Project me pareció lo más inteligente que había hecho gente sin talento en mucho tiempo. 

 

De los involucrados, como ya se preveía, poco o nada se sabe ahora. Los directores siguieron haciendo huevadas relacionadas al género del “terror”, pero sin el factor sorpresa que los acompañó en su debut. La actriz protagónica se cansó de vagar por Hollywood esperando que sus 15 minutos de fama se alarguen. Ahora se dedica al cultivo de marihuana y esito sería. 

 

Señores, las cosas siguen su curso natural.

 

Desde entonces, los hijos bastardos de la bruja de Blair desfilan sin pudor. Así vimos Paranormal Activity, una de las peores del mundo mundial. Cloverfield, REC, Quarantine, Borat, Bruno, y una larga lista  de títulos son parte de esta lluvia de iluminados proyectos en los que se decide «sorprendernos» con esas falsas verdades.

 

El 2012, en solo tres meses ya me he visto 4 películas (MUERAN MALDITOS, MUERAN), y cada vez que me daba cuenta que estaba ante una historia contada como mockumentary quería botarme por las escaleras del cine y estrellarme contra la pantalla gigante. 

 

Los Desacados podrían cantar Paren de venir, pero mientras sigan apareciendo habrá que compartir con ustedes esa penosa experiencia. Aquí van las reseñas por orden de desgracia:

 

GRAVE ENCOUNTERS o cómo hacer que los fantasmas sean poco interesantes

Unos tipejos apodados The Vicius Brothers escriben y dirigen esta horrible (fue horrible) película acerca de un equipo de filmación que hace programas sobre presencias paranormales en locaciones específicas. 

 

El grupete se mete a un psiquiátrico abandonado, en el que supuestamente suceden “cosas raras”. Las cosas raras son 95 minutos de tu vida perdidos irremediablemente, sustos tópicos y elementales, y un argumento estúpido que te hace sentir estúpido. 

 

En esta bosta se gastaron medio millón de dólares que insisten en ponerlo como “bajo presupuesto”. 

 

Bajo mi asqueada mirada, esa cantidad de plata comparada con los resultados obtenidos solo puede parecer la inversión más cara de la historia. 

La culpa la tiene el Festival de Tribeca, que además de darle reseñas favorables hizo posible su distribución. 

 

Cuando supe el detalle, fue el único momento de mi existencia en que me permití odiar un poquito al gran Robert De Niro (uno de los fundadores del Tribeca Film Festival).

 

Con tantas películas para ver, con tantas películas que hacen cola o que son rechazadas en el Cine Center para ser exhibidas, justo nos llega Grave Encounters…

 

Fue una noche deprimente.

 

THE DEVIL INSIDE o cómo hacer que el diablo luzca pelotudo

En esta película de William Brent Well, no solo nos emputa ver OTRO mockumentary, sino que encima nos lo encajan con OTRA historia sobre exorcismo. Típica disyuntiva creo/no creo. Dios viendo algún partido de Barcelona mientras el diablo hace desmanes por el mundo. 

 

Según el póster “es la película que el Vaticano no quiere que veas” y debo decir que es la primera vez que el Vaticano  y esta servidora están de acuerdo. 

 

Una tipa cuya madre cometió un triple homicidio durante un exorcismo, viaja años después a Italia para reencontrarse con ella. 

 

María Rossi (la madre) está recluida en un hospital psiquiátrico que pertenece al Vaticano. La hija está acompañada de un camarógrafo que grabará todo lo que suceda para crear un documental sobre la truculenta historia.

 

Desde el inicio deseás que el diablo se aparezca y barra con todos. Ese es tu espiritual deseo. La película es larga, aburrida, mal filmada, llena de los clichés del género, emputante, y con un final que algunos críticos piensan que es el peor de todos los tiempos. 

Aquí parto lanza a favor de The Devil Inside. Aunque es malísima, creo que no puede usurparle el lugar a otras producciones que llevan lo malo hacia un talento nato, hacia arte puro.

 

También llega una reflexión sobre el mercado local o nuestro amoroso público cruceño. The devil inside, así mala como es, lleva ya varias semanas en cartelera, eso indica que la gente sigue yendo a verla. Es como la cagada de Adam Sandler Jack y Jill que sigue en cartelera después de más de un mes de su estreno.

 

Esa pastilla roja matrixiana nos dice que la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer. 

 

CHRONICLE o cómo hacer  que los superhéroes sean villanos

 

Si ya en los casos mencionados, el elegir el mockumentary como estilo nos parecía rebuscado y una excusa para tapar falencias de bajo presupuesto y justificar look de película chota, en Chronicle es donde deseás más profundamente que no se hayan decantado por ello.

 

La historia con la que Josh Trank debuta tanto en guión como en dirección, no está tan mal como las anteriores: Tres adolescentes adquieren superpoderes luego de estar en contacto con un objeto desconocido. Estos poderes se vuelven más fuertes cada día y los chicos deciden crear reglas para no hacer mal uso de ellos. 

 

El argumento de cómo uno de los chicos, cuya madre padece de cáncer y cuyo padre es un abusivo alcohólico, empieza a corromperse es muy atractivo. Como atractiva es la forma que el director usa para contarla. No lo de las pinches cámaras, sino los climas que crea para mostrarnos esa caída en desgracia y la impotencia de los otros dos personajes.

Filmada con la cámara ALEXA, aunque se simula que las imágenes corresponden a la Canon Xl1 y a la Canon Vixia HF, Chronicle es la crónica de un descenso a los infiernos. No está mal, de verdad que no. El problema es que hacerlo al estilo mockumentary más que ayudar, perjudica. Pudo muy bien filmarse sin eso, y la historia quedaría más intimista y jodida. 

 

Aún así, con sus baches y su despatarre final, este hijo bastardo de la bruja de Blair resulta por lo menos digerible y tiene un je ne sais qua que la hace interesante.

 

Josh Trank a sus 27, es el director más joven de la historia del cine en tener una película como número uno en la taquilla. Le sigue Spielberg quien a los 28 encubró a Jaws,  y  James Cameron que a los 31 lanzó su Terminator. 

 

Si esto sirve de barómetro de algo, podemos inferir que a Trank le esperan cosas gigantes. Mientras tanto, ya se prepara la secuela de Chronicle (esperemos que sin la camarita) que no ha confirmado la presencia de Trank en los créditos, puede ser que esto se deba a que Hollywood ya le echó el ojo y le están ofreciendo de todo. 

 

Suerte para Trank y más suerte para una secuela que no debería ver la luz del proyector.

 

PROJECT X o cómo hacer que un loser sea más loser

Esta película es estúpida, te hace sentir estúpido, pero la pasás estúpidamente bien. En el caso de Project X, todo el despelote, caos y demencia que sucede en pantalla queda más que justificado haciéndolo mockumentary. 

 

De todas las que vi este año, es la única en que digo, sí…bueno, sólo pudo ser filmada así.

 

Tres amigos considerados unos nadies en la escuela, deciden celebrar el cumpleaños de uno de ellos por todo lo alto. La idea es hacer la fiesta que sea la madre de todas las fiestas. Una fiesta que marque un antes y un después en sus vidas sociales y que los convierta en leyenda.

 

Lo que comienza como una jugarreta termina en un desastre de proporciones épicas que a la luz de la adultez y la madurez que sólo la edad puede brindar te hace exclamar: No se puede ser tan pelotudo! pero que seguramente a los chicos menores de 20 o aquellos adultos cuyo desarrollo cognitivo quedó disminuido en algún festejo carnavalero, les va a parecer lo máximo. 

 

El mensaje final es más o menos que tenés que actuar como un tipo acomplejado, lameculo de tus pares, sexista y sin absultamente nada de personalidad, para triunfar socialmente. No importa el costo real, sino la fama pasajera. Hermoso.

 

Obviamente que esta jodita ya se les antojó a algunas criaturitas del señor y las réplicas de la película han comenzado a aparecer desde que se estrenó. La última ocurrió la semana pasada en una fiesta en Seattle donde un adolescente murió baleado cuando el descontrol fue el descontrol y no solo la joda pintoresca que Project X promueve.

 

Más allá de los cuestionamientos (in) morales que se pueden hacer del film, es imposible no partirse de risa con algunas escenas como las del gnomo y el dedo, el perro saltando en slow motion, los desnutridos y freaks guardias de seguridad, y muchas más. 

 

Nina Nourizadeh fue el elegido para dirigirla. Este es un filme de estudio, sacado de una lluvia de ideas, cuyo objetivo era lograr lo que se logró. A Nourizadeh le ofrecieron la dirección porque tiene en su currículum spots de ADIDAS con temática fiestera que gustó entre los productores. 

 

Se filmó en 25 noches con un presupuesto estimado de 12 millones de dólares. Por lo menos no es tan chota como las dos primeras y es imposible aburrirse.

 

Así termina el hall de la infamia. Ojo, no es que esté en contra del mockumentary o el found footage, de hecho si el filme está bien logrado con esa onda, todo bien, lo de menos es la forma.  Pero el 90% de las veces el recurso cansa y aburre. 

 

Habrá quien me diga: DEJA DE VERLAS. Pues no, siempre trataré de ver todas las películas que se me crucen por delante, sean buenas o malas, aburridas o entretenidas, porque nunca se sabe cuándo te podés sorprender. 

 

Es la magia del cine.

Después del Napalm

Tres estaciones, es la primera película filmada en Vietnam con capitales americanos después de la guerra. Su director Tony Bui, un debutante que pasó casi la mayor parte de su vida viviendo en USA (desde los 2 años) y nos entrega este film intimista en el que intenta plasmar su mirada como mestizo, como un hombre que pertenece a dos mundos y casualmente ambos mundos son histórica/culturalmente antagónicos.
 
La empecé a ver muy entusiasmada, porque estaba laureada por el Festival de Sundance de 1999 y también tenía una que otra mención en el de Berlín…entonces me dije: «Ajá, veré algo de altura, de nivel», y era verdad, estaba ante un filme muy muy hermoso visualmente. El único problema es que mientras avanzaba, me aletargaba y empezaba a desvariar imaginando cómo escribirían los vietnamitas, si esas canciones las vendían en un soundtrack, qué tan difícil sería cultivar loto en mi jardín y hace cuánto no veo un episodio del pájaro loco.
 
Dura casi dos horas plagadas de silencios y de una bellísima (mucho) fotografía. Lisa Rinzler que ha trabajado en Pollock, Love Liza y otros filmes de bajo presupuesto, es quien pone su firma a las imágenes que se convierten casi en protagonista.

 
Tres estaciones se refiere a las historias paralelas que se dan en torno a un hombre adulto, una campesina y un niño.
 
El hombre adulto es Hai, un ciclotaxista que en sus correríos se enamora de una prostituta de lujo, que a su vez lo único que anhela es engancharse a un gringo para salir de su miseria.
 
La campesina es Kien An, se dedica a la recolección de la flor de loto, y trabaja para un viejo poeta a quien la lepra le ha consumido las manos y está acabando con su rostro (lo que hace que no salga nunca de su casa).
 
El niño, es un vendedor de chicles, cigarrillos, encendedores, etc., a quien le roban su caja en la que vende la mercancía. Fanático del pájaro loco, le dicen Woody porque lleva una raída y patética remera con el dibujo del pajarraco en cuestión.
 
Además está el personaje interpretado por Harvey Kietel (quien también produce la peli) un tipo que tuvo su affaire con una vietnamita cuando era soldado y que dejó su semilla en Vietnam, por lo que ahora quiere recuperar a la hija que nunca vio.
 
Todas estas historias se entrecuzan, pero OJO, no es el entrecuce que se suele dar donde las historias se cruzan porque la una afectará a la otra, acá son cosas mínimas, que si le compran una cosa al niño, que si el ciclotaxista tiene de pasajero a alguno, que si a la vendedora de loto le compran una flor…cosas de esas…

Tres estaciones, entonces, ahonda en una crítica, que pretende ser severa pero que resulta ingenua, ante la realidad vietnamita después del conflicto bélico con los gringos. Se hace alusión a la invasión de la cultura occidental mostrando panorámicas de un mural de Coca cola, o las pelis de western, o que la vendedora de loto no puede vender sus flores debido a que las flores de plastico conquistan su mercado, la afluencia de turistas, incluso hay una alusión a Apocalipsis Now. La idea es que el choque entre el Vietnam tradicional, el de antes y la globalización, han puesto a sus habitantes ante la disyuntiva de luchar por mantener sus valores milenarios o dejarse seducir por todas las vacías vanaglorias del mundo moderno.
 
Posee un guión muy bonito, matizado con algo de poesía y mucha melancolía por la cultura vietanamita, tanto por lo que fue como por lo que es. Se nota también la incertidumbre y la preocupación por la pobreza que azota al país, así como la necesidad de esperanza…en ese sentido creo que a pesar de las carencias que como planteo de historia pueda tener…es pura y hermosa.
 
Como dije la fotografía es bellísima y vale por sí sola su visionado, y la banda sonora ayuda mucho también. Supuestamente actúan grandes celebridades del cine vietnamita, aunque a mí en algunos casos no me dejaron muy satisfecha.
 
La dirección de Tony Bui es buena para ser una ópera prima, aunque insisto en que le faltó un planteo de la historia donde exista más ritmo y se tome en cuenta que el espectador es un ser pensante, sensible a los brazos de Morfeo.
 
Tres estaciones, con esa pausa que puede irritar a algunos, rescata al Vietnam de antes y comprende al Vietnam de ahora. A pesar de su optimismo o de su lirismo que apunta a la esperanza, hay algo profundamente triste en esta película. Es más, veo las fotos y me sigo sintiendo triste.
 
Después del Napalm, nunca fueron los mismos.
 
CURIOSIDADES
– Está dirigida por Tony Bui, quien salió del país cuando tenía 2 daños, cuando volvió a Vietnam como adulto quedó tan impresionado que decidió hacer una película.
– Después de esta película no volvió a dirigir, fue debut y despedida.
– Dirigió Tres estaciones cuando contaba con 26 años.

La canción de Marcy

¿Se acuerdan de la serie Full House? Esa en la que salía John Stamos y las gemelas Olsen interpretaban a Michelle Tanner. ¿Se acuerdan? Pues las gemelas Olsen tienen una hermana menor, la que antes de esta película era designada como «la hermanita de las gemelas Olsen» y la que después de esta película es reconocida como Elizabeth Olsen.
Martha Marcy May Marlene supone el debut de un veinteañero Sean Durkin, quien en el pasado hizo dos cortos y ahora se lanza a las grandes ligas con un filme pequeño, cuidado y muy interesante.
Martha (Elizabeth Olsen) es una adolescente que no encaja en su familia rota (padres muertos, hermana en universidad, rebotando entre familiares para que la acojan) Se intuye que a merced de esta sensación de desarraigo, empieza a buscar su lugar en el mundo.
Como el mundo no es un lugar muy adecuado para buscarte solo, la chica cae en medio de una secta.
Cuando digo secta ya todos comprenderán la envergadura del tema. Martha aterriza en una alejada comuna rural habitada por unos cuantos hombres y unas cuantas mujeres. Al principio absolutamente inocente, feliz de encontrar un lugar tan bonito con gente tan buena.
El discurso manejado por el grupo va desde elevar tu experiencia de vida hasta convertirte en maestro-líder purificándote a través de actos que son todo lo contrario a la pureza.
Al no tener nada y al ser recibida en un concepto «familiar», Martha se siente reconfortada.
Los vacíos de la existencia se llenan siempre con ilusiones, pero esas ilusiones al ser sólo ilusiones, tarde o temprano lastiman.
Martha comienza el filme escapando, huyendo, presa del terror después de estar dos años viviendo bajo ciertas reglas y haciendo cosas que la «familia» le dice que están bien, pero que ella sabe que están mal.
Marcy May es el nombre que le da Patrick (gran John Hawkes), el jefe de la familia, para anularla como Martha. Ese bautizo tiene como única finalidad vulnerar su ya frágil personalidad y marcarla como algo perteneciente a ellos. Como Marcy May se verá expuesta a duras experiencias. Como Marcy May terminará buscando refugio en casa de su hermana Lucy, tratando de volver a ser Martha.
Marlene es el nombre que adopta cuando alguien de afuera llama por teléfono, Marlene es como el símbolo de ser parte absoluta de ese oscuro sistema, de tener el alma corrupta y de ser una de ellos.
Narrada de manera muy poética y sobria, Martha Marcy May Marlene intercala el pasado y el presente en elipsis temporales muy bien conseguidas.
Vemos a Martha en el presente, y es a través de la Martha dañada, jodida, y rota que conocemos a Marcy May y a Marlene. Los flashback nos muestran lo que nuestro morbo imagina o aguardar ver. ¿Qué pasa en la secta?¿Cómo vivía?¿Qué cosas hizo o la obligaron a hacer?
A ratos me imaginaba a la familia de Charles Manson, y pensaba que el director se pondría más cojudo mientras el filme avanzara, pero Durkin la tiene clara.
Al escribir él mismo su guión, decide no irse por lo exagerado ni lo evidente, sino por lo ambiguo, por la insinuación, por la provocación. Sí vemos cosas jodidas, pero no están subrayadas, lo más perturbador se encuentra en la Martha de hoy, en ese abismo en el que se encuentra hundida.
El daño ya está hecho y parece irreparable.
La perfecta vida de Lucy y su esposo, es otro lugar donde ella no encaja, Martha Marcy May Marlene no tiene dónde ir.
Hay mucha gente que objeta el final. Sí te deja con la sensación de «Y?», pero esa ambiguedad también funciona y acompaña al tenor del filme. Creo, por ahí, que la historia se desinfla en su última media hora, puede ser, eso no quita que esta ópera prima tenga momentos intensos, bellos y muy bien filmados.
Elizabeth Olsen está sencillamente genial. Graduada en Arte y Teatro en Nueva York, seguro dará sorpresas como actriz. Además de hermosa, es talentosa y este año podremos verla en Luces Rojas de Rodrigo Cortés, entre otras.
A ella la acompaña un elenco muy bien pensado que refleja en gran medida ese perverso mundo. Un perverso mundo que a simple vista puede lucir limpio y puro.
Martha Marcy May Marlene, es un filme para tener en cuenta. En ella su protagonista se resquebraja ante nuestros ojos. Busca su origen, pero la persigue un pasado que poco a poco hace un presente imposible.

LO MEJOR: bien filmada, y un gran debut

LO PEOR: a ratos se desinfla y el final puede ser decepcionante

LO MAS FALSETE: …

LA ESCENA: cuando Lucy y su marido están en la cama y Martha aparece; cuando finalmente Martha se quiebra luego de la sospecha hacia el chico del bar.

EL MENSAJE MANIFIESTO: buscar a veces es perder

EL MENSAJE LATENTE: sentirte solo en el mundo es jodido

EL CONSEJO: vela, vale la pena

LA PREGUNTA: ¿cuántas personas estarán viviendo como Martha Marcy May Marlene?

CURIOSIDADES
– Se filmó en 20 días
– Elizabeth Olsen audicionó dos veces para el papel, y comenzó a filmar dos semanas después de ser aceptada.
– Los nombres de Marcy y de Marlene son parte de dos canciones de Jackson Frank. Incluso durante el filme Patrick (John Hawkes) interpreta Marcy´s Song, que pertenece a Frank.
– El guión fue escrito desde el 2007.
– El director afirma sentir influencia por La semilla del diablo de Polanski.
– El proyecto fue desarrollado en el Laboratorio de Guionistas y Directores de Sundance en 2010
– Ganó premios en Sundance y en Cannes.

We are the world (Parte 7)

1) EL AMOR (Samuel Aranda, 2011)
33 años pasó Ali Abdullah Saleh a la cabeza de Yemen. 33 años. Era, junto a Gadafi, el político cuya gobierno fue más largo por esos trechos. Las revueltas populares y una incipiente guerra civil producto de su tentativa a quedarse en el poder hicieron que el susodicho salga tostando del país y tenga que renunciar. En ese momento pidió disculpas por cualquier deficiencia que su regimen pudo tener en tanto tiempo. Era el 27 de febrero del 2012.
Esta foto fue tomada por el español Samuel Aranda, durante los desmanes que se sucedieron el año pasado en Saná. Se trata de una madre que acuna a su hijo. El 15 de octubre grupos tribales se manifestaron contra Ali Abdullah Saleh, hubo enfrentamientos y disparos, en medio del caos los heridos se refugiaron en una mezquita que convirtieron en improvisado hospital. Hasta allí llegó la mujer de la foto a buscar a su hijo, y una vez lo encontró herido de bala, lo sostuvo entre sus brazos.
 
2) LA MASACRE (Ivo Saglietti, 2011)
En julio de 1995 ocurrió uno de los hechos más sangrientos de la Europa moderna, unas 8000 personas fueron asesinadas durante la guerra de Bosnia. Este asesinato se llevó a cabo por unidades del Ejército de la República Serpska y por un grupo paramilitar serbio conocido como Los escorpiones.
La masacre ocurrió en una zona considerada segura por la ONU, murieron hombres, mujeres y niños.
15 años después, Ivo Saglietti toma esta fotografía.
Familiares lloran en el cementerio del centro memorial de Potocari. Recuerdan el doloroso pasado, un pasado en el que aún no se pueden cerrar heridas.
Los muertos fueron tantos que la identificación de los restos todavía sigue vigente.
El fotógrafo aclaró que su intención no es denunciar, sino remover conciencias sobre un mundo lleno de víctimas, víctimas de la violencia, del poder, de la intolerancia.
 
 
3) HACINAMIENTO (Andrew Biraj, 2011)
Un tren atestado de gente llega a la estación de Dhaka, Bangladesh, donde otros pasajeros esperan para subir. Es la víspera a las fiestas del sacrificio (Eid al Adha). Millones de habitantes usan los medios transporte en una ciudad que tiene actualmente más de 13 de millones de personas.
 
 
4) PRISIONEROS (Fernando Moleres, 2011)
Hace mucho leí que en Inglaterra se estaban planteando la necesidad de poner escaleras eléctricas en las cárceles, esto para facilitarle la vida a los reos que son mayores y para quienes las escaleras comunes son un suplicio. Así piensan los ingleses, en otros lugares no sólo no se piensa en escaleras eléctricas sino que las cárceles están lejos de ser un elemento o vehículo de punición que luego reintegre socialmente al preso.
En Sierra Leona, por ejemplo, el fotógrafo Fernando Moreles narró su experiencia en fotografías. Allá hay cárceles como la de Pademba Road, atestadas de jóvenes en muchos casos menores de edad que pueden pasarse años presos sin condena esperando su juicio.
Sierra Leona es uno de los lugares más pobres del mundo, donde habitan los pobres entre los pobres y cuya esperanza de vida es apenas entre 45 a 48 años.
Y es paradójico que de un lugar tan pobre con presos tan desgraciados se extraigan diamantes, caros y luminosos diamantes. Los diamantes de sangre que son vendidos fuera del país y que no contribuyen a paliar la pobreza.

 
5) LA MUSICA (Andrew McConnell)
Y para cerrar de manera optimista, esta foto me sacudió el corazón. Se trata de Josephine Nsimba, una mujer de 37 años que vive en Kinshasha, Congo. Josephine es parte de la Orquesta Filarmónica Kimbanguiste, la única Filarmónica de Africa Central. En el día vende huevos, por la noche ensaya.
La foto es hermosa, por un lado Josephine con su chelo y su partitura, practica feliz y por otro vemos la pobreza, la suciedad, el caos de su entorno.

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