EN CARTELERA: Pasante de moda y El Transportador: El Legado
PASANTE DE MODA/ THE INTERN / EL BECARIO
Siempre que veo el nombre de Nancy Meyers me acuerdo de esa lindísima película que es Alguien tiene que ceder. Para mí, su mejor película hasta la fecha.
Y es que la Meyers tiene tanto en su escritura como en su dirección cierta sensibilidad que llega, que toca.
The Intern o Pasante de Moda bebe de esa veta, aunque ahora le echa un poco más de azúcar, vainilla y crema chantilly.
Ben (Robert de Niro) es un tipo viudo, jubilado cuya rutina es muy solitaria. Las primeras secuencias están impregnadas de cierta tristeza aunque la película tenga un tono optimista.
Nuestro personaje decide que quiere sentirse útil y darle un sentido a su día a día, así que se postula a un trabajo como Interno en el que especifican que se está buscando a gente mayor.
Así llega a una tienda de ropa online dirigida por Jules (Anne Hathaway).
El cine de Meyers está siempre afincado en las relaciones y en situaciones de la vida comunes. No sucede nada extraordinario, solo se profundiza una relación en la que generalmente se descubren miedos, alegrías, tristezas, fracasos, éxitos.
Jules es trabajólica y vive pendiente de todos los detalles de su empresa, eso ha acarreado que descuide un poco su familia (o eso piensa ella) y que su esposo se convierta en ama de casa.
Y ahí esta el bueno de Ben que empieza a involucrarse en la vida personal de Jules, al mismo tiempo que se desarrolla como interno.
Quizás la visión de Meyers es demasiado amable, en un puesto de trabajo que sería la envidia de muchos de sus jóvenes compañeros, Ben es adorado y admirado por todos. Nada de cochina competencia desleal, tan usual en cualquier empresa.
Jules se muestra como una tipa autosuficiente, moderna, y pasa de ser la badass del boliche pasa a comportarse algo volátil, depender emocionalmente del interno, y a considerarlo su mejor amigo.
Al final, cuando el puchichi explota y vemos a la protagonista entrar en un bache profundo, Meyers intenta que celebremos la decisión de Jules y que nos creamos que sí, que cosas tan dañadas se recomponen.
Más floreros rotos pegados con poxilina para el mundo.
Dicho cuento de hadas es retratado con la fotografía estilosa y elegante de Stepehn Goldblatt (Closer, The Help, Julie y Julia).
Quitando el barniz rosa azucarado que Meyers intenta dejar, estamos ante una lindísima actuación de Robert de Niro, y una muy buena actuación, también, de Anne Hathaway que a sus 32 años se quejaba en una entrevista de que los buenos papeles le eran cada vez más escasos.
Pasante de moda se beneficia de estos dos grandes actores para contar una historia algo simplista. Meyers la filma muy correctamente, tan correctamente que al final, a pesar de la estafa emocional del que somos objeto, salís del cine medianamente satisfecho.
Punto para el azúcar.
Lo mejor: De Niro y Hathaway
Lo peor: demasiado amable
La escena: la de la computadora en la casa de la mamá de Jules (por absurda)
Lo más falsete: la bondad en tantos corazones empresariales
El mensaje manifiesto: hay que cumplir los sueños
El mensaje latente: Los sueños tienen su precio
El consejo: nunca es bueno involucrar a los empleados en la vida personal de uno. Diga lo que diga Nancy Meyers. Gracias.
El personaje entrañable: la hija de Jules
El personaje emputante: el marido de Jules
El agradecimiento: por Robert.
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EL TRANSPORTADOR: EL LEGADO / THE TRANSPORTER: REFUELED
Sí, todos disfrutamos El transportador del 2002, ese que nos presentó a Jason Statham (más mainstream que en Snatch) como una alternativa a héroe de acción. Jason, con su pelona, su aire sencillo, no muy fisicudo, no tan “bonito”, no tan “feo”, o sea, en un limbo de cierta corrientez que funcionaba.
Su buen vestir, sus reglas, eficiencia y su saber lidiar con situaciones difíciles, convirtieron a su personaje Frank en uno de los clásicos de acción y es en ese personaje que la franquicia descansó.
Ajá, a Frank yo le encargaría todos mis paquetes, tus paquetes y los del vecino más.
El Transportador ya tiene 3 entregas y este año se lanzaron con la cuarta.
Como no se pudo renegociar con Statham (pedía muchos quintos), prescindieron de él.
Primer error. En una franquicia de este tipo, Statham es tu mejor carta.
Tomada la decisión de sacar a Statham, los estudios contratan a Ed Skrein.
¿Quién es este caballero?
Amantes de Juego de Tronos, retrocedan y recuerden cómo el gran Khal Drogo era el recio, musculoso y masculino esposo de la Khalessi y recuerden cómo tras su partida se esperaba que la aparición de Daario Naharis haría que Drogo palidezca no solo ante la Reina de los Dragones sino ante nosotros, porque sí, supuestamente Daario y la Khalessi estaban destinados a incendiar las pantallas. Entonces, traen a Ed Skrein, cuya actuación estaba muy por debajo del nivel de la serie. Hasta el día de hoy no se sabe qué paso con el Daario Naharis de Ed Skrein, unos dicen que debido a su mala performance y a la cero química con la Khalessi lo botaron como a una chinela rota, y otros alegan que como era un personaje que iba y venía nunca se le hizo un contrato, así que cuando a Skrein le ofrecieron El Transportador: El Legado, el muchachón se cortó las mechas y dejó a los Segundos Hijos con los crespos hechos.
Da lo mismo, Juego de Tronos está mejor sin él y El Transportador, bueno…
El guión escrito por Adam Cooper (Exodus) , Bill Collage (Exodus) y el mismísimo Luc Besson (The Transporter, The Professional, Taken, The fifth Element) narra lo que sucede cuando un grupo de mafiosos se apropia de la prostitución de una concurrida zona de Mónaco. Sus prostitutas llevan un collar con un corazón negro para identificarlas, y ya se sabe que si te topás con alguna es un Corazón roto. Cuatro de estas chicas que son del Corazón Roto, deciden vengarse de sus jefes y elaboran un descabellado plan.
Así es que Anna (la líder del grupo) contacta y contrata a Frank.
Esto de la rebelión de las prostitutas pudo funcionar muy bien si le hubieran puesto un poquito más de cariño al guión y no se notara a las claras que se pasaron por donde la espalda pierde su bello nombre cualquier intento de ir más allá.
Es como si hubieran hecho una maqueta con muñequitos y se hubieran dedicado a jugar sin ningún sentido. Visten a tres de las chicas iguales y las mandan a asaltar un banco. Ese plan no funcionaba ni en Porongo, con eso digo todo.
Luego se suceden escenas vistosas, una detrás de otra, pero donde la muerte segura sería el destino racional. No importa, a nadie le importa, ni siquiera a vos.
A esas alturas reconocés que estás ahí sabiendo que vas a ver la cuarta parte de una franquicia ya agotada, y disfrutás alguno que otro momento que te puede dar una película filmada con un presupuesto de casi 22 millones de dólares y unos cuantos chispazos de Luc Besson.
Camille DelaMarre, cuya labor es más la edición pero que ha saltado a dirigir algunos proyectos, dirige una película sin sorpresas que se deja ver pero que no dejará huella de ningún tipo aparte de la rueda de un Audi impresa en el cadáver del Frank que interpretó Jason Statham.
Atropello que merece un severo castigo.
Mónica Heinrich V.
Lo mejor: dentro de todo, entretenida.
Lo peor: predecible, con escenas boludas.
La escena: la del auto y la manga del aeropuerto y la del gas y la del auto que avanza mientras Frank pelea.
Lo más falsete: todo lo del banco, todo lo del hospital, todo lo de la discoteca, todo lo del yate
El mensaje manifiesto: lo barato sale caro
El mensaje latente: hay protagonistas que son eso PROTAGONISTAS.
El consejo: no esperés mucho aunque tenga la firma de Luc Besson
El personaje entrañable: los Corazones Rotos que querían dejar de serlo
El personaje emputante: los maleantes que eran sus pimps
El agradecimiento: porque aunque estuviera Statham esto no levantaba, así que bien por Statham.