LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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CINE: Get out / Huye

Por: Mónica Heinrich V.

Es difícil desprenderse del encanto de Get Out.

Ese encantito que nace de ver a una película de terror concebida bajo los cánones más comerciales arañar o más bien dicho exprimir, cual naranja en máquina de hacer zumos, un tema tan espinudo como el racismo.

A primera vista, podemos reconocer la parodia que maneja el guion hacia la élite de blancos liberales (probables votantes de Trump) y a la asunción de status quo que hacen los personajes negros casi hasta el final. La parodia es identificable, y genera ese sentimiento acá conocido como “dar cosita” porque claro, más allá de los gags, de los giros, de la fórmula, se está hablando de algo que existe y el miedo siempre nace de lo real.

Antes de continuar, no se olviden que voy a salpicar SPOILERS, sobre aviso no hay engaño. Prosígome.

Como película de terror/suspenso funciona, y funciona muy, muy bien. La amenaza “racista” se vuelve siniestra y ya de entrada genera incomodidad: 1) Un chico negro pasea por barrio jailón, de noche, diciéndose a sí mismo que no debería estar ahí, un auto se le acerca y el chico empieza a preocuparse en serio. Todo se pone muy Trayvon Martin. 2) Chris – chico negro- que está yendo a conocer a sus suegros le pregunta a Rose- chica blanca – si ellos “saben”. O sea, si saben que el novio a ser presentado es pues “oscurito” (palabra que le escuché a un guía turístico dominicano para describir a los habitantes de Harlem y dejar bien marcada la diferencia con Central Park).

El padre (Bradley Withford) y la madre (Catherine Keener) lucen encantadores, “volvería a votar por Obama”, dice el padre como si Chris por ser negro fuera de hecho partidario de Obama, y como si el ser partidario de Obama te hiciera por extensión pro comunidad negra. También lo llena de expresiones cómplices como “my man” y durante toda la película Chris recibe comentarios de los blancos que pretenden ser “inclusivos” pero que están basados netamente en el color de su piel.

En la casa viven dos negros que trabajan como ama de llaves una y como jardinero otro, personajes extraños que están para ir sembrando la duda de que algo está mucho más mal de lo que nos imaginamos.

Existe, también, el comic relief (alivia el suspenso y la densidad de la narrativa) en la figura de Rod Williams (LilRel Howery) que es el mejor amigo de Chris y trabaja como guardia de seguridad y quien a través del teléfono esgrimirá argumentos racistas hacia los blancos.

Si se fijan, yo misma estoy hablando de negros y blancos, separándolos y designándolos por raza porque la película está anclada en una concepción binaria del mundo o de lo que quiere parodiar del mundo. ¿Es ese el objetivo de la película? ¿esa bipolarización de razas tan abismal que al hacer las reseñas acabemos separando los unos de los otros en una clara analogía de lo que se critica? ¿Los Armitage son realmente la familia liberal que queremos odiar o son una familia enferma que finge ser eso para atraer a sus víctimas? ¿Esta ausencia de grises no es, nuevamente, cavar sobre el mismo pozo del que se está tratando de salir?

Creo que con todas sus buenas intenciones y aún asumiendo que el filme solo está haciendo un comentario social y su leit motive es hacer una película de terror funcional, me deja un ruidito raro, como cuando la gente se queja del “whitewashing”, o como cuando se pide más negritud o latinidad en los Oscar, o como cuando el director, Jordan Peele, habla de que “hay voces negras que pueden contar una buena historia” y todo su discurso parte y termina desde su color de piel.

Esto me recuerda un libro que se llama Del prejuicio al racismo: Perspectivas Psicosociales, que reúne a varios autores y sus teorías sobre el racismo, los prejuicios, la competencia social, la identidad cultural y societal, la percepción social de la tortura, la influencia del proceso educativo y, en fin, una serie de elementos que son interesantes si se quiere entrar de lleno al tema y no conformarse solo con una película mainstream. (Acá el link: Libro para descargar) Del libro rescato el término racismo aversivo, un término que habla sobre la negación del racismo, es decir: sos racista pero sinceramente creés que no lo sos.

Ya echándole una mirada al guion, escrito por el mismo Peele, la primera hora de Get Out resulta interesante, rica en momentos turbios, mostrando esa nice white racist people que la película quiere desnudar ante los ojos del espectador y que es tan fácil detestar. Sin embargo, tengo problemas con la segunda parte, cuando se revela el juego de la familia y percibo que la historia termina a trompicones, faltando más coherencia.

¿Si los abuelos habitaban al jardinero y a la empleada, por qué no eran tratados como si realmente fueran parte de la familia y no como sirvientes? ¿No hubiera sido eso aún más freak: todos pasándolo chancho y los negros haciendo comentarios racistas también? La resolución de los algodones en los oídos es bastante chapucera y claro, hay cierta condescendencia con el personaje por la facilidad con la que al final termina saliendo victorioso. Eso es parte de la fórmula de este tipo de películas: salvarse de las maneras más estúpidas posibles, pero no sé, quizás por sus tempranas aspiraciones se espera algo más elaborado.

Y sí, mis pequeños seres multicolores, en esta película que toca el racismo: todos los blancos son villanos.

Actoralmente hay dos actores que merecen ser destacados: 1) Catherine Keener, que es una gran actriz y que lleva a su personificación de psiquiatra psycho a otro nivel y 2) me gustó mucho Caleb Landry Jones (Jeremy Armitage), como el volátil hermano de Rose, deseaba que haga más locuras hasta que podamos decir: «Esta mierda se va a descontrolar«.

Daniel Kaluuya (Chris) cumple, y el paso de la TV. a la pantalla gigante de Allison Williams (Rose) está más que correcto. El único que a ratos me producía disonancia (sobre todo al final) fue el guardia que cargaba en sí mismo el peso del humor más evidente de la película. Pasaba algo muy malo, y ¡zas! venía el gordito bonachón a lanzar su chiste.

Igual, Get Out con sus contradicciones y tomada solo como una descarada apuesta del género llega a sorprender y, en algún retorcido nivel, fascinar por partes iguales. La ayuda la coyuntura y eso que los Armitage dicen cínicamente: está de moda.

A principios de año George Bush criticaba el racismo generado tras el triunfo de Trump en las elecciones americanas “No me gusta el racismo, no me gustan los insultos, y no me gusta que la gente se sienta marginada. A nadie le gusta eso”, decía uno de los mayores impulsores del odio hacia lo musulmán.

En esa paradoja descansa el éxito de la película. Una buena parte del público que se asquea con Get Out se siente muy tranquilo consigo mismo pensando que no es racista, sí: «yo, nunca sería, haría o diría algo así», pero oh, sorpresa, en un mundo donde ya no se puede hablar de razas “puras”, donde no existe nadie que no esté mezclado con otra cultura, en lo profundo de cada uno de nosotros subyace algún tipo de racismo.

Eso es lo más tétrico de todo.

Lo mejor: funciona y da espacio para un montón de debate y reflexión a pesar de su cariz comercial Lo peor: su resolución, un poco torpe y que la película en sí misma es una paradoja La escena: la secuencia del primer encuentro con la familia, la corrida del jardinero en la noche El mensaje manifiesto: ahora se vive una suerte de racismo aversivo El mensaje latente: ese racismo aversivo puede que sea hasta peor porque está enmascarado El consejo: verla en el cine, con la mejor calidad posible y con idioma original subtitulado El personaje entrañable: el perro y el venado El personaje emputante: la crazy bitch de Rose El agradecimiento: porque está muy entretenida.

CURIOSIDADES

El director es hijo de una pareja interracial y él mismo está casado con una mujer caucásica.

Tuvo un presupuesto aproximado de 5.000.000 $us. y ha recaudado casi 140.000.000 $us.

Se filmó en 28 días en Alabama.

Peele se inspiró a hacer la película cuando en un stand up Eddy Murphy le dijo que tenía que ir a visitar a los padres de su novia blanca. Dos películas en las que también se inspiró fueron La noche de los muertos vivientes, y The Stepford Wives.

Allison Williams (Rose) es una de las actrices principales de la popular serie de HBO: Girls donde interpreta a Marnie.

Eddy Murphy fue elegido para protagonizar la película, pero el director lo pensó y decidió que era muy mayor para el papel.

El final original contemplaba a Chris siendo arrestado por la policía por los asesinatos de la familia Armitage. Peele creyó que su audiencia necesitaba un final feliz, dado que en el momento que escribía el guion estaban surgiendo muchos casos de abuso policial hacia la comunidada afroamericana.

Missy hipnotiza a Chris con el sonido de su cuchara batiendo su taza de té o café. El sonido es una simbología de privilegio.

Chris se salva agarrando algodón, literalmente. Otra simbología más.

El apellido Armitage es un homenaje a una historia de Lovecraft: The Dunwich Horror, relato en el que la familia Armitage era la villana.

La voz que sale en la TV y que dice constantemente «A mind is a terrible thing to waste» es la voz del director, Jordan Peele.

CINE COREANO: The Handmaiden /Agassi/ La Doncella

Por: Mónica Heinrich V.

Esta es una historia de amor, una historia de amor entre Park Chan Wook y yo.

Corría el año 2003 cuando este director coreano impactaba con su famosa OldBoy (reseñada aquí) y así, porque las cosas importantes suceden en grande, se me quedaban grabadas para siempre las notas de Farewell, My lovely, la terrible conciencia de que se puede devorar poéticamente a un pulpo vivo y la certeza que Choi Min Sik es un actorazo.

La juventud no me había preparado aún para sentimientos tan corrosivos como la venganza, y de pronto la tuve delante mío a 24 sangrientos frames por segundo. Cómo la disfruté.

Sí, Park Chan Wook, encargate de todos los que le hicieron daño a nuestro personaje principal, sí, Park Chan Wook, encargate de nuestro personaje principal también. Hacelos talco a todos. ¡A todos!

Esa cita romántica despertó una infatuación que me llevó a repasar toda su filmografía existente (el amor es un poco stalker) y a esperar toda su filmografía venidera (el amor es un poco freaky) y a aceptar hasta sus tropezones, léase Stoker (el amor perdona huevadas).

Antes de sumergirnos de lleno en la película que nos atañe, tengo que meter con calzador otro de mis clímax amorosos parkchanwooknianos: Im a Cyborg but that´s OK, que no he reseñado pero que desde la lluviosa Santa Cruz les digo: hay un tatuaje en mi corazón con forma de máscara de conejito que late y late recordándomela cada cierto tiempo. Y porque #yolo (you only live once), diría la “filosófica” juventud de hoy ajena a sentimientos tan corrosivos como la venganza, tiro esto para pescar algún lector que se anime a verla:

La bella y loca: Im a Cyborg but Thats Ok

Ahora pasemos a The Handmaiden. (para los despistados: con Spoilers)

Park Chan Wook deja a Nicole Kidman, los curas vampíricos, los hospitales psiquiátricos en pos de una historia de época.

Estamos en la década de 1930, y Corea vive bajo la ocupación de Japón. Una chica joven llamada Sook-hee es enviada como criada/empleada doméstica/handmaiden a la casa de la heredera japonesa Lady Hideko, pa más señas la Agassi. En la cabecita de ambas hay un macabro plan.

La historia está contada en tres partes. Tres partes que son necesarias para ver las cochinaditas que realmente hay detrás de cada personaje principal. Sook-hee no es solo sumisa y medio analfabeta, Hideko no es la inocente y pura heredera que será corrompida por un Conde. El Conde no es el adinerado y noble hombre que aparenta ser.

The Handmaiden es un juego de seducción y una especie de rompecabezas cuyas piezas van encajando de a poco bajo la mano siempre serena de él, de Park Chan Wook.

El coreano trabaja nuevamente con su coguionista Seo- Kyong Jeong y juntos hacen que el espectador viaje por todas las emociones y trampas que atraviesan los personajes.

Hay, también, una carga de erotismo bien resuelta, por lo que las escenas eróticas y sexuales entre Sook-hee y Hideko además de exponer desnudez son muy, muy bellas. Creo que más allá de una concepción de erotismo basada en la idea de ver chutas a dos asiáticas estrujándose, hay algo que lo sustenta a nivel emotivo como cuando Sook-Hee destruye los libros que era obligada a leer Hideko o como cuando Sook-Hee le dice a Hideko que su madre la amaba.

Fiel a su costumbre, y parte de su sexy encanto, el director no escatimó en su diseño de producción: las locaciones son excepcionales, la dirección de arte, el vestuario, la luz, todo está tan cuidado que uno solo puede imaginarse la meticulosidad con que ha trabajado, y la música, la música envuelve a la película con un halo de lirismo que la hace aún más hermosa.

No, damas y damos, yo no soy como la canción de Shakira: Bruta, ciega, sordomuda, pobre, traste, testaruda, y sí, sí puedo ver lo que se le objetaría a The Handmaiden, hay algunos aspectos de la historia que carecen de lógica o que son innecesarios o que se pueden resolver de manera más fácil (el viejo dejando a la tipa con el fulano ese rondándola, la entrada al manicomio, la narcotizada del Conde, la captura del Conde, etc..) o hay personajes que parecen estar como perros guardianes (la ama de llaves) y que luego si te he visto no me acuerdo.

Lo acepto todo y lo abrazo cual anaconda por su elevado estilismo, por su capacidad de retorcimiento, por lograr que dos horas se pasen volando con un argumento que en otras manos sería un arma suicida y por hacer que hasta el final cursi y la encubierta referencia política te valgan dos pepinos.

Mientras salen los créditos, vos estás ahí, en tu butaca o en tu cuarto, frente a tu TV., haciéndote más tatuajes, este en forma de dedal, así recordarás que Sook-hee y Hideko se liberaron porque a veces, solo a veces, se puede ser feliz o rozar lo que eso significa.

Lo mejor: la belleza Lo peor: algunos cabos sueltos La escena: la del dedal, la del títere, cuando le dice lo de la mamá El mensaje manifiesto: nada es lo que parece El mensaje latente: pocas cosas sobreviven en la mentira El consejo: verla, con la mejor calidad posible y con idioma original subtitulado El personaje entrañable: las chicas El personaje emputante: el tío perver El agradecimiento:  por Park Chan Wook.

P.D. Agradezco al lector de la página que me pasó de manera muy temprana el link para descargar la película y que tercamente no vi esperando el milagro del visionado en pantalla gigante, hasta que se hizo evidente que ese milagro, al igual que el respeto por los árboles cruceños, no llegaría.

CURIOSIDADES

The handmaiden se basa en el libro Falsa identidad (pueden descargarlo en pdf aquí : Falsa-Identidad) de la escritoria británica Sarah Waters.

La película dura 144 minutos. El corte del director dura 168 minutos.

Tuvo un presupuesto estimado en casi 9 millones de dólares y ha recabado más de 36 millones alrededor del mundo.

Fue filmada desde junio a octubre del 2015.

Los actores coreanos tuvieron que aprender japonés para las partes que eran habladas en ese idioma, Kim Min Hee (Hideko) lo aprendió tan bien que en Cannes fue aplaudida por la prensa nipona.

Tae Ri Kim (Sook Hee) era fan de Kim Min Hee (Hideko) y cuando hizo la audición no sabía que ella era la otra protagónica. Cuando Park Chan Wook le preguntó quién era su actriz favorita, ella dijo Kim Min Hee, lo que dejó encantado al director.

Tae Ri Kim fue elegida en un casting de 1500 actrices.

Antes filmar Park Chan Wook mandó el guión a Sarah Water, que dijo haberlo disfrutado pero que le parecía que la película debía presentarse más que como una adaptación como «Inspirada por».

The Handmaiden fue vendida a 116 distribuidoras antes de su estreno.

Para la escena de desnudos, todo el crew masculino tuvo que salir del set.

La escena fue coreografiada minuciosamente junto a Park Chan Wook, que hizo los ensayos previos con cámaras y las actrices vestidas. Fue filmada en las primeras semanas de rodaje para liberar del stress al equipo y a las actrices.

Se filmó con la cámara Arri Alexa Plus.

TEATRO: Pornografía (Diego Aramburo)

Por: Mauricio Moreira

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El teatro es en últimas instancias un acto de representación, un fenómeno vivo para un público vivo.

En Santa Cruz se acostumbra ver un teatro comercial, de ese que lleva una moraleja para dejar tranquila la conciencia del espectador.

Si bien desconfío del teatro que se vende como provocador, que no permite al espectador sentirse provocado sin necesidad del aviso en la nota de prensa o en el poster, la provocación, a estas alturas, es necesaria, más si tiene a bien hacerse dentro de un contexto tan pacato como el boliviano.

El director Diego Aramburo entiende el juego de la provocación. Su carrera teatral está plagada de avisos y notas de prensa que nos dicen que seremos provocados (Santa Cruz de Sade, Morales, Ukupacha, Hejarei). En algunos casos tiene éxito, y en otros  deja la sensación de estar ante el esfuerzo desmedido por ser un enfant terrible.

Pornografía es su última propuesta y en ella se vende provocación como el acto de provocar y al mismo tiempo como la ironía de provocar. Provocar con el nombre, con la nota de prensa, con algunos personajes que no son actores profesionales y con un supuesto sexo al vivo.

Como decía al principio: si el teatro es un acto de representación tanto el teatro comercial como el que se disfraza de provocación son reflejo de esas contradicciones que tenemos como sociedad.

El dramaturgo español Sergi Belbel dice “la forma ante todo” y para el filósofo alemán Theodor Adorno la experiencia estética es el contenido de la verdad, Aramburo, por su parte, se preocupa por una puesta en escena donde usa elementos al servicio de la forma: música, actores, lenguaje, recursos audiovisuales.

Detrás de esa forma, claramente contemporánea, en la que también hay herramientas que comunican al espectador que la obra en sí misma es una tomadura de pelo, lo que se dice es importante.

En una tina, una actriz con baby-doll  anuncia que ha llegado el fin. Y que antes del fin quiere coger, coger bien y mucho. Darse ese gusto previo a su desaparecer. Eso sirve de excusa para que los actores (Vivi Michelle Colombo, Winner Zeballos, Eliana Carvalho, Daniela López, Rosa Caballero, Odalis Sánchez, Beiby Vaca Parada) hablen sobre violación, silencios cómplices, doble moral, corrupción, comparsas, prostitución, medios de prensa, penes chicos, fucking príncipes gringos, padres infieles y culos grandes. La actriz en baby-doll le dirá con apremio a Winner Zeballos: Cogeme, cogeme de una vez Winner.

Una música casi eclesiástica que es tocada al vivo aclimata la escena. Como una extensión del morbo del espectador, el fotógrafo Julio González incursiona en momentos claves de la obra y toma fotografías de lo que ocurre y de las caras del público. Las fotos son proyectadas casi en tiempo real en una pared del lugar.

El coitus interruptus llega como una ironía más de esta Pornografía que no es pornográfica.

Aramburo juega con los actores de la tina y con las voces que hacen de coro fantasmal de esta triste ciudad y su imagen en la pared del fondo discute las posibilidades del nombre y de la censura de una obra llamada Pornografía. Aramburo juega, también, con esa práctica heredada por Shakespeare del teatro dentro del teatro.

Fiel a su estilo, los textos son lanzados a mucha velocidad y algunos consiguen el efecto provocador buscado y prometido: ¿Cuántos han sido violados por un familiar?, pregunta una de las voces del coro. Mi tío, mi abuelo, mi hermano, mi papá, responde el resto que acompaña.

Si entendemos el arte como una necesidad, como una interpretación de la historia, de nuestro entorno, que es más efectivo aún y de mayor relevancia que las notas periodísticas, el arte genera pues un espacio para seguir pensando.

El logro mayor de Pornografía es que salgamos pensando en ella.

Como una estética de la transgresión es donde queda algo deudora.

Deudora porque algunas participaciones del coro de la tina son flojas y poco verosímiles, revelando la provocación como una manipulación, haciendo visible un texto no sentido sino dicho para tratar de provocarnos. Este desnivel actoral se percibe más por la gran representación que hace Winner Zeballos, un actor cuyo despliegue demuestra su oficio a cabalidad.

En su forma y espacio queda constreñida y pierde a algunos espectadores que no acceden desde su posición a ver completamente los recursos que con tanto cuidado ha pensado Aramburo como un todo: Los textos proyectados del fondo se pierden para las personas sentadas en los laterales, las fotos de Gonzalez se pierden para la fila del frente que nunca las verán.

Si hablamos de transgresión hay que preguntarse contra qué se transgrede y qué se transgrede. Al tener la obra principios claros, dichos principios son inmodificables y por lo tanto podríamos decir que la obra no se transgrede a sí misma ni al teatro que viene haciendo Aramburo hace años.

Pienso en el mierdazo de Alfred Jarry que realmente cambió la escena teatral francesa y Pornografía se queda en algo tibio y no por falta de esfuerzo.

Incomodará a algunos que todavía disfrutan de la burbuja de la corrección, a unos cuantos que no captaron la ironía de su provocación les sabrá a menos de lo que es y a otros los hará salir de la sala pensando en la experiencia divertida y lúdica que deja.

Lo que vimos fue una verdad, pero al mismo tiempo una mentira.

moreiramauricio@yahoo.com

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DOCUMENTAL: Tower

Un Monstruo en La Torre
(o puede que la biología decida por uno)

Por: Marcelo Añez

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Hace unas dos semanas vi en Netflix el documental Tower, dirigido por Keith Maitland, que mediante animación revive los sucesos del primero de agosto de 1966 de la Universidad de Texas en la ciudad de Austin cuando el ex marine Charles Whitman, de 25 años, subió al observatorio de la torre del campus con un arsenal y desde ahí disparó contra quienes pasaban por abajo. Mató a 16 personas e hirió a más de 30, entre ellas a una mujer embarazada que perdió a su bebé. Previamente había matado a su madre y a su esposa.

El horror duró 96 minutos. Los mayores daños fueron causados en los primeros 20 minutos. Rápidamente aparecieron ciudadanos armados con rifles de caza y escopetas (es Texas, recuerden) que desde abajo dispararon al tirador de la torre poniéndolo bajo presión y quitándole la libertad con la que actuó al principio. En ese momento, 1966, la policía no estaba preparada para enfrentar situaciones así. No tenían el tipo de armas con el poder de fuego y el alcance apropiados. Ni chalecos, ni tácticas. La policía de entonces contaba como armamento reglamentario con un revólver calibre 38 y a veces escopetas. Se cree que este caso aceleró la creación de los equipos SWAT.

El documental está estructurado en base a la narración de los principales protagonistas sobrevivientes. Las imágenes se intercalan; archivos de noticias de la TV de entonces, entrevistas con los personajes en una actualidad más o menos reciente, y la mayor parte animación. Recurso que rejuvenece a los personajes y los lleva de vuelta al día de los sucesos.

Habla Claire, la embarazada que perdió a su pareja y a su hijo no nacido (nunca más pudo embarazarse), habla John Fox, que junto a James Love y otros dos, atravesaron el patio y rescataron a Claire, moribunda. Claire habla de Rita, una especie de ángel que en los primeros momentos cruzó el patio y se tendió junto a ella -sin estar herida- solo para acompañarla, para hablarle y evitar que perdiese el conocimiento. Habla también el policía y ex Texas Ranger Ramiro Martinez, habla el policía Houston McCoy, y el civil Allen Crum, quienes junto a otro policía llamado Jerry Day atravesaron zigzagueantes el patio, cada uno por su lado, subieron al piso 27, se encontraron, y sin muchas palabras improvisaron un plan de asalto: subieron las gradas hasta el observatorio evitando pisar muertos y heridos, se dividieron en dos equipos de dos, avanzaron en direcciones diferentes esquina por esquina hasta que se toparon con Whitman. Martinez y McCoy vaciaron sobre Whitman revolver y escopeta, respectivamente. Lo mataron. Fin de la pesadilla.

Después pasó lo que pasa siempre. Salieron a la luz teorías de todo tipo tratando de explicar el caso del Texas Tower Sniper. Que si era el resultado de la violencia en el cine y la TV, que si del acceso y facilidad con que se conseguían (y consiguen) las armas, o que si lo hecho por Whitman había sido producto de la dureza con la que había sido tratado en su infancia por su padre (cosa cierta). Y claro, que si todo lo sucedido no era más que un producto de la sociedad de su tiempo. Y así.

Charles Whitman era un gringo joven, blanco, alto, rubio y fornido. La clase de norteamericano que agradaría a Trump. Era además un tipo extremadamente inteligente, de niño sacó 138 en el test Stanford-Binet. Había sido un Eagle Scout, el más alto rango que puede obtenerse en los Boy Scouts. Ex marine, aventajado francotirador y estudiante de ingeniería y arquitectura de esa misma universidad. No era un yihadista, en 1966 eso todavía no se usaba. Entonces, ¿Por qué lo hizo? El documental no entra del todo en ese espinudo tema.
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Cuando terminé de ver el documental me quedó la sensación de que ya conocía esa historia. Que la había escuchado o leído en alguna parte. Al otro día por fin pude recordarlo. La había leído en el libro Incógnito del neurocientífico David Eagleman que aborda el caso de pasada, de manera muy resumida, pero haciendo énfasis en lo que el documental apenas roza: las motivaciones de Charles Whitman.

Resulta que Whitman dejó escrita una nota suicida escrita en tres partes, la primera:

No entiendo muy bien qué es lo que me obliga a escribir esta carta. Quizás es para dejar alguna vaga razón por las acciones que recientemente he hecho. Realmente no me entiendo estos días. Se supone que debo ser un hombre razonable e inteligente. Sin embargo, últimamente (no puedo recordar cuándo comenzó) he sido víctima de muchos pensamientos inusuales e irracionales

Después de haber matado a su madre continuó la nota:

A quien corresponda: He quitado la vida a mi madre. Me subleva el haberlo hecho. Sin embargo, siento que si hay un cielo, ella definitivamente está allí ahora… Realmente lo siento… No duden de que quería a esta mujer con todo mi corazón

Y la concluyó después de matar a su esposa:

Me imagino que parece que asesiné brutalmente a mis seres queridos. Sólo quise hacerlo rápido y bien… Si mi póliza de seguro de vida es válida, por favor que paguen mis deudas… donen el resto anónimamente a una fundación de salud mental. Quizás la investigación pueda prevenir futuras tragedias de este tipo

Cumplieron su deseo, le hicieron una autopsia y resultó que Whitman estaba en lo cierto: su cerebro albergaba un tumor del tamaño de una uva, bajo el tálamo. El pequeño tumor oprimía el hipotálamo presionando también a la amígdala cerebral que es la encargada de regular las emociones. Eso no pudo determinarse en 1966, entonces no se sabía lo que hoy se sabe acerca del funcionamiento del cerebro. La comisión Connally, creada específicamente para eso, concluyó que con el conocimiento existente en ese momento no podía probarse la influencia del tumor en el comportamiento de Whitman, pero que era probable que sí hubiese habido tal influencia.

En la actualidad, estudiosos como David Eagleman consideran probado que el tumor cerebral de origen congénito (glioblastoma, para más señas) transformó a Whitman en otra persona. Dando un sopapo a la arrogancia de creernos eso del “libre albedrío”, que somos nosotros quienes decidimos, cuando, según Eagleman, es la biología quien decide por nosotros. O dicho de otra manera, somos apenas una especie de títeres de esa misteriosa e insondable masa que llevamos en la cabeza, que depende de un complejísimo equilibrio químico que cuando, por cualquier razón, se altera, dejamos de ser nosotros para convertirnos en otras personas.

Terrorífica idea en tiempos de autoayuda.

Twitter: @Libertario43

TEATRO: Calandraca (Ditirambo)

El teatro no es literatura

Por: Toto Torres

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Foto: El Deber

La crítica

Varios literatos, incluso premios Nobel de literatura, seducidos por el arte dramático, emprendieron la tarea de escribir obras de teatro. Son literatos, que conocedores de las trampas del texto escrito, cuyas obras dramáticas (salvo contadas excepciones) tienen una característica inequívoca: ninguna de ellas funciona en la escena.

Hay muchos literatos que han fracasado al escribir obras de teatro porque no comprenden que el teatro no es literatura. Se enfrentan a la escritura dramática con la torpe ingenuidad de quien cree que por saber manejar un auto puede navegar un barco. Creo que éste es el caso de Oscar Barbery, que no logra escribir el texto de esta obra, Calandraca, con solvencia para la escena.

Si bien el texto y la obra divierten al público, después de una lectura superficial se hacen evidentes las falencias dramatúrgicas. El texto deja muchas promesas sin cumplir, por ejemplo: al final del primer cuadro se nos habla de una violación de la cual Victoria Hugo (Lorena Suiger), uno de los personajes femeninos, ha sido víctima, pero luego no se vuelve a hablar de eso.  La escena no solo plantea un conflicto muy potente que no halla resolución, sino que de alguna forma normaliza y minimiza la violación de una joven que recoge castañas, al volverlo algo anecdótico que no tiene ninguna consecuencia posterior en el universo de la obra. No es solo esta escena la que no encuentra resolución, la obra misma no supera la dimensión anecdótica.

Creo que sería muy interesante ver a ese mismo equipo de actores y actrices con un texto que demande más de ellos, que les de la opción de crear personajes complejos, ya que la mayor parte del tiempo el texto propone personajes tipos y cliché, tan es así que Honoré es casi intercambiable con Benigno. Los personajes son unidimensionales, un poco a la manera del café concert o la revista política, el alcalde kolla y avaricioso, la joven bella e ingenua, la vieja renegona.

Existe otra posible lectura de la obra, una que se diluye con la puesta actual que dirige Porfirio Azogue, pero que podría ser muy interesante. Tres viejos incapaces de defender con hechos una cultura local son devorados por angurria de un poder político y económico, poder que termina consumiendo también la esperanza de una generación joven capaz de crear algo más sólido que la anterior. ¿No ha sido esa, por muchas generaciones, una trágica realidad nacional? De momento, la obra se queda en la superficie marcada por el texto, aunque la escena tenga el potencial de hablar de algo más trascendente.

La pregunta

Antes de ir al conversatorio, me quedaba la duda de cuál era la intención del grupo Ditirambo al escoger esta obra y darle esta puesta, ya que si su objetivo era hacer una obra capaz de entretener al público local, más allá de la percepción que tenga yo del resultado artístico de la propuesta, se podría decir que sin duda la obra cumplía su objetivo.

Post-Conversatorio

Charlando con el director y con uno de los actores me enteré de ciertos detalles que me ayudaron a entender qué es lo que había pasado con la obra durante su proceso de puesta, y reconfirmar que el texto escogido presentó dificultades durante el proceso de creación.

En un principio el texto duraba casi el doble, fue decisión de puesta el cortarlo a la duración actual, casi una hora. La figura del alcalde en el texto generó la posibilidad de esta lectura un poco más política, sin embargo entró en conflicto con la mirada del escritor,  quien pensaba que el alcalde debería ser menos importante y la obra centrarse en la trascendencia de la literatura para el desarrollo de la cultura, una visión un tanto romántica o naif.  El choque de visiones generó un obra que no habla con claridad ni de la literatura, ni del conflicto entre el poder político y el desarrollo artístico.

También el final era distinto en el texto original, ya que en algún momento había la posibilidad de que los tres personajes sí habían sido capaces de producir literatura durante esos 30 años y  la obra concluía con la reivindicación de estos escritores.

Y entonces ¿por qué escoger este texto? El objetivo de Ditirambo es trabajar con dramaturgias locales, algo necesario y de gran importancia, y al haber trabajado anteriormente con Barbery optaron por volver al mismo autor.

Los conversatorios que se llevaron a acabo durante el festival, pretendían generar un espacio de diálogo que nos ayude a mejorar nuestra producción teatral, un objetivo pretencioso que espero se haya logrado en alguna medida.

El teatro es cosa viva, una obra cambia constantemente, algunas de forma drástica otras de manera sutil,  solo queda desear que La Calandraca, ese monstruo serpiente gigante al que se hace mención en la obra, termine adueñándose de la escena y que la obra logre despojarse de todo lo que le impida ahondar en ese conflicto político, si es así me interesaría ver una nueva versión de esta obra.

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OBRA

 “Calandraca”

GRUPO

 Compañía Teatral Ditirambo (Bolivia)

AUTOR

Oscar Barbery

DIRECCIÓN

Porfirio Azogue Talamás

ELENCO:

Lorena Sugier
Romy Paz
Amilkar Jaldin
Elías Serrano
Arturo Lora
Gerónimo Mamani

VESTUARIO

Martha Aldapi

UTILERÍA

Blair Jiménez

 

TEATRO: La misión (Amassunu)

La misión de la misión

Por: Toto Torres

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La misión, memoria de una revolución, es una obra tan barroca que para hacer sólo una reseña haría falta escribir varias páginas, es de tal complejidad que un análisis de la puesta demandaría un análisis de la historia de las revoluciones y del teatro.

No se ingresa al universo de Müller sin abrir una caja de Pandora, en la obra esta caja se desparrama en el lienzo de la escena, como el delicioso cuadro Bosch, pero más saturado por ser el tiempo (irónicamente) corto y el espacio breve.

Por eso, yo que no quiero perderme esa densidad de agujero negro, esquivo a la obra y me pongo a hablar hoy de lo que circunda a la presentación y que también aporta a la construcción, de forma indirecta pero concreta, del hecho teatral.

¿Quiénes asumen la misión? es una pregunta fundamental para el éxito de cualquier tipo de misión, con quiénes se cuenta realmente. En un inicio, para asumir una misión hay que entenderla, y cuando la organización del festival no se da cuenta que la obra empieza cuando el público entra a la platea y ve a una actriz que está sentada cocinando, cuando se interrumpe esta acción dramática con un largo discurso de premiación y un sorteo, es claro que la misión no se ha entendido y no puede ser asumida como propia, por eso creo que el festival no asume la misión.

Pero a su vez cuando uno pregunta en la mesa de almuerzo y salas de espera ¿qué tal la misión? y la gente conocida te responde:

– Parece que no está muy buena.

– ¿La has visto?

– No, solo la han mostrado en Santiago.

– Entonces…

– Los actores dicen que…

Ahí te das cuenta que tampoco tod@s l@s que actúan en la misión la han asumido, quizás tampoco tod@s la han entendido. ¿Cómo actúas algo en lo que no crees? ¿cómo dices un texto que no comprendes, si la obra no resuena en ti cómo resonará en el público? El elenco en pleno tampoco asume la misión y entonces ¿de quién es esta misión?

¿Qué misión tiene la misión? La obra irá de gira por dos meses a Europa, pero ¿cuántas veces se presentará en Bolivia? ¿cuántos espacios tienen las condiciones técnicas para acoger esta obra, cuántos pueden darles 2 días de montaje, quienes pueden acceder a entradas que cubran el costo de un espectáculo como este? Será que ¿La Misión de una Escuela Nacional de Teatro que funciona en uno de los barrios más pobres de Santa Cruz es una misión para europeos?

Y es que hay que pensar que una obra en tanto acontecimiento social no solo tiene que ver con lo que pasa sobre la escena.

Esta obra no tuvo un conversatorio, pero sí un desmontaje al que no pude asistir, amigas que sí asistieron al montaje comentaban que, a raíz de ciertas preguntas, era evidente esta falta de entendimiento de la propuesta escénica de parte de algunos actores.

Aún así, los pormenores de un desmontaje no justifican ante el público las falencias del espectáculo, a este no le interesa si las actuaciones no logran dar cuenta de la obra o si la puesta está descontextualizada, si la obra no le gusta se va, y hasta el ahora en todas las presentaciones de La Misión siempre hay público que abandona la sala y la obra.

Si ya viste la obra, puntúala!

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FICHA TÉCNICA

Autor Heiner Müller Dirección Matthías Langhoff Elenco permanente de la Escuela Nacional de Teatro (Amassunu) Javier Ambol, Susy Arduz, Fernando Azoge, Selma Baldiviezp Casis, Alana Delgadillo, Jessie Gutierrez, Óscar Leaño, Antonio Peredo Gonzales, Ana Marcela Merdez, Marcelo Sosa y Gabriela Tapia Escenografía Matthias Langhoff y Catherine Rankl Iluminación y sonido Caspar Langhoff Asistente de dirección Carlos Sciaccaluga Administración Mireille Brunet Productor ejecutivo Marcos Malavia (Sourous compagnie)

Coproducción Bolivia Escuela Nacional de Teatro Coproducción Francia CDN Comedie de Caen, Festival Sens Interdits, Théâtre de L’Union, Festival Next, Sourous compagnie y Théâtre de la Ville.

Matthias Langhoff nació en Suiza después de que su padre comunista fuera liberado de un campo de concentración. A los 18 años volvió a Alemania e ingresó al Berliner Ensemble. Durante 20 años se dedicó a la dirección junto a Manfred Karge, impactando al público con su brutal visión de la historia. En 1985 Langhoff se fue a Francia. Continuó con su estilo provocador y barrocas puestas en escena, especialmente adecuadas para el teatro crítico de Müller, las tragedias de Shakespeare, el antiguo teatro griego y las obras de Brecht, O’Neill y Chejov.

Amassunu –que significa “palabras del agua” en lengua originaria– es el elenco permanente de la Escuela Nacional de Teatro (ENT) de Bolivia. Fue fundada en 2013, fruto de los 10 años de funcionamiento de la ENT. Su primer montaje fue La brújula del Chaco, con actrices y actores egresados de la escuela dirigidos por Jean Paul Wenzel. La obra fue invitada a realizar una temporada en el Théâtre du Soleil de Ariane Mnouchkine en 2014, después de la cual realizaron una gira por Europa.

TEATRO: Eterna (El Altoteatro)

18118633_1290468740988610_3052527537411908364_nChipana: Pathos y gallinas

Por: Toto Torres

Breve Crítica

            Freddy Chipana, director de El Altoteatro, tiene un largo recorrido teatral, lo que permite hablar de un estilo que gradualmente se ha consolidado en su trabajo, recurrencias tanto formales como estéticas están presentes en Eterna, su última obra, y vale la pena tenerlas en cuenta.

Uno de los elementos constantes en el trabajo de Chipana es el énfasis que él pone, como autor y director, en el pathos de la obra; las obras de Chipana son siempre patéticas, entendiendo este término desde su origen como relacionado con la emoción y el sentimiento.

            En las obras de Chipana las emociones están exacerbadas, tomando a Eterna como ejemplo, las hijas sufren la tiranía de su madre, pero lo hacen con gestos grandes, movimientos histriónicos y textos que, sin ningún tipo de filtro, nos abren un camino directo a las emociones de los personajes; no hay duda ni misterio detrás de qué es lo que pasa al interior de estas mujeres.

Algunas dramaturgias trabajan a partir de dar evidencias, indicios al público para que éste construya en vivo las piezas faltantes de la obra, por el contrario acá se trabaja por medio de lo evidente, ya casi todo está construido e incluso en algunos casos claramente remarcado. La música en Eterna, por ejemplo, no permite que el público se equivoque al momento de leer la escena, marca claramente una intencionalidad dramática del director; si el público se entrega a lo que el director propone será llevado a donde él desea; y normalmente Chipana guía al público desde lo patético de la escena a lo patético de la realidad, las pautas de lectura que él marca y el desborde emocional de los personajes apuntan al desborde emocional de los espectadores, esta es una de las recurréncias que creo que marca su estilo.

            El método que tiene para llevar al público a lo patético es muy efectivo, pero creo también que es un riesgo, porque para asegurarse de que el camino está bien marcado Freddy termina subrayándolo constantemente, la música no solo ayuda y es clara, sino que se repite hasta el punto en el que pierde fuerza por evidente, porque ya la esperas y deja de aportar. Algo similar sucede con el texto, desde un principio se establece a partir de la palabra un paralelismo entre las gallinas que las hermanas despluman constantemente y ellas mismas, pero una vez que se ha establecido dicha convención no se la desarrolla, se la remarca una y otra vez, no avanza, como si hubiera el temor de que no se va a entender dicho paralelismo, como si no se confiara en la capacidad de lectura del público.

Pregunta

El FITCRUZ (Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz de la Sierra) tiene conversatorios con algunas obras que se presentan. Fui al conversatorio de Eterna con la pregunta: ¿Será Freddy consciente de estos mecanismos repetitivos o serán intuitivos en él?

Post-Conversatorio

En la charla que tuvimos, Freddy nos contó que efectivamente hay temáticas recurrentes y métodos de creación que están presentes como una constante en su trabajo, pero que recurrencias estéticas o narrativas no están incluidas voluntariamente.

Para tratar de repetirse lo menos posible, El Altoteatro (grupo de Freddy), trabaja a partir de la investigación y en muchos caso el intercambio con otros grupos, creando un lenguaje propio en torno a la técnica de la escena.

En relación a lo patético, dijo que es posible que así sea, pero que no hay la intención de llevar al público a ese lugar de pathos, ya que al ser cada persona distinta hay elementos que pueden resultarle patético a un público y no así a otro.

Ficha técnica

Obra

Eterna

Director

Freddy Chipana

Elenco

Carmen Luisa Tito
Alejandra Quiroz
Mariela Salaverry
Francisca Osella

Sonido
Ariel Baptista

Si ya viste la obra, califícala!

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CINE: Ghost in the Shell / La bella y la bestia / Patriots Day / Rápido y Furioso 8

Por: Mónica Heinrich V.

Contiene Spoilers y otros desvaríos.

GHOST IN THE SHELL / LA VIGILANTE DEL FUTURO

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Hay muchas personitas que esperaban esto con globos y serpentina y se han dado de face contra el planeta. He visto todas las fases del luto, de la pérdida, en las que destacan: ira, negación y resignación.

Gracias a Deus, pude vivenciar el despropósito sin ideas suicidas ni homicidas.

Estoy en esa fase de la existencia en la que soy feliz con las pequeñas cosas. Sí. Soy feliz solo de ver a nuestro Takeshi Kitano ahí. Con media cara paralizada, con canas, madurito, pero ahí. La presencia de Kitano le da un plus a esta desangelada versión de Ghost in the Shell.

Porque el problema de esta propuesta hollywoodense es que transcurre sin pena ni gloria, y lo único que te ata a ella son los vestigios de la trama creada por el japonés Masamune Shirow, sensei de senseis.

Jamie Moss ( Street Kings), William Wheeler (The Hoax) y Ehren Kruger (tres Transformers y dos El Aro), son la trinidad de guionistas que le quitaron a uno de los manga/anime más respetados su alma.

Basta ver el repertorio de películas que tienen entre estos tres para saber que nos van a dar cualquier huevada y todo indica que el fulano de Transformers y El Aro es el que más mano metió al sancocho.

El polémico whitewashing (término usado para quejarse sobre gente como Scarlet Johanson haciendo un papel que “por derecho” le pertenece a una asiática) me parece pura paja y racista en su percepción antiracista del mundo. Si la película es buena, no importa de qué raza sea la protagonista.

Además, los problemas de Ghost in the shell están más allá de la caucasidad de Scarlet Johanson.

Johanson interpreta a Major, una líder de un grupo de élite, Sección 9, que tiene que perseguir a los malos malosos en un mundo súper moderno y evolucionado. Major en el pasado fue humana, pero transplantaron su mente a un cyborg, lo que la convirtió en un ser «único».

La trama se agita cuando aparece Kuze (un gran Michael Pitt) que anda hackeando las mentes de todos los involucrados en el proyecto que creó a Major y tiene planes descabellados.

Igual de descabellado es que Kuze (que en el manga tiene otro nacimiento y destino) al principio se presente como el pendejito que los tiene a todos con el Yisus en la boca, y luego, de la nada, se ponga pusilánime , no pueda ni defenderse apropiadamente y Scarlett tenga que salir de sus reflexiones sobre el ser y la nada para salvarlo.

La Major, por su parte, anda conflictuada toda la película con una actitud casi hamletiana (soy o no soy), en el manga eso te lo dejaban a tu criterio, acá lo repiten hasta el hartazgo volviendo pueril un argumento que siempre tuvo un trasfondo filosófico.

Al salir del cine pensás en el mega despliegue tecnológico que se mandaron, en el súper arte que manejaron, en Michael Pitt reapareciendo después de mucho tiempo, en Japón y sus mangas, en Japón y sus animes, en Japón y sus yakitoris, en Japón y Takeshi, y, lo más importante: en los adorables beagles. Pensás en eso y te inunda la tristeza, un fracaso tan épico solo puede dar tristeza. Luego te comés un sundae de vainilla y se te pasa. La película cae en ese no menos triste cajón llamado olvido.

Ghost in the shell termina siendo una premonición: Es el fantasma de lo que esperábamos, y el alma no está, el alma se fue, cantaría el también olvidado Nek.

Lo mejor: Kitano y el Beagle (perrito bello) Lo peor: vacía y que Kitano y el beagle no salgan más La escena: ya lo saben: todas donde aparecen Kitano y el beagle, mención honrosa para la escena del primer ataque a la cena El mensaje manifiesto: en proyectos de esta envergadura habría que contratar mejores guionistas El mensaje latente: Ni con Kitano y ese hermoso beagle podés levantar una película tan mustia El consejo: No esperés revivir lo vivido a través del manga y el anime El personaje entrañable: sí, sí: KITANO Y EL BEAGLE! El personaje emputante: la doctora que hace Juliette Binoche, y el boludo que los persigue, que tan cruel es el olvido que no recuerdo cara ni actor ni nombre El agradecimiento: claro está: POR KITANO Y EL BEAGLE.

LA BELLA Y LA BESTIA/ BEAUTY AND THE BEAST

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Jung hablaba de los arquetipos como continuidades simbólicas que se mantienen invariables en el paso del tiempo. Los roles sociales de héroes, padre, madre, mujer, hombre, villanos se repiten en cuanto mito o cuento escuchamos. Lo bueno es así, lo malo es asá. Todo eso se implanta en nuestra pequeña y jodida psiquis.

Aunque el concepto tiene sus complejidades, acá estamos para hablar de cine por lo que resumiré esto en una pregunta: ¿Qué idea queda flotando como pelo en la sopa cuando terminamos de ver La Bella y la Bestia?

La respuesta generalizada que he recibido a esa inquietud existencial es: “Lo importante es lo de adentro”.

No, padawanes, maestros Jedis, y futuros guerreros rebeldes.

Lo que queda bogando es la posibilidad de que una bestia peluda que te gritonea y te zamarronea puede cambiar y convertirse en un bello príncipe o lo que es peor, que una bestia peluda que te gritonea y te zamarronea EN EL FONDO es un bello príncipe.

Parece, también, que está de moda desarrollar el Síndrome de Estocolmo (ver Passengers) como punto base de cualquier romance y que el sujeto que te DA PERMISO para ir a ver a tu señor padre en apuros se ha comportado con una altura moral digna de admirar.

Y ya, ya recibí la otra respuesta a este planteo: Estás hilando muy fino.

Quisiera estar hilando fino, pero no, es tan básico como cuando Blanca Nieves limpia y barre y cocina en la casa de los enanitos, o como cuando la Cenicienta limpia y barre y cocina en la casa de su madrastra, o como cuando Ariel, la sirenita, cambia su voz por un par de piernas para lograr que el imbécil del príncipe se enamore de ella, y así, sucesivamente, hasta el final de nuestros días.

Yéndonos al cine que se nutre de arquetipos, de remanentes arcaicos, Disney ya había llevado a la pantalla gigante su versión animada en 1991, en la que se introdujeron algunos cambios al relato original francés: Bella es hija única y no tiene dos odiosas hermanas que siempre son feas e interesadas, Bella además de linda lee, por lo que algunos vivillos piensan que es una reivindicación femenina (sí, mostrar mujeres leyendo es muy avant-garde), la chica canta a voz en cuello que quiere más que una vida provincial (parece que ser de pueblo es aburrido y la vida pueblerina es de gente vulgar y sin estudios) y todo termina con ella en un suntuoso castillo relumbrante de oro en los brazos de un apuesto príncipe (parece que ser feliz es eso, castillo relumbrante y apuesto príncipe).

Así y todo, disfruté de la versión animada de Disney. Creo que es una de las películas animadas que tiene mejor soundtrack y aunque deja como migajas de pan la idea de la bestia gritona = buen partido amoroso, fue un espectáculo vistoso y agradable.

Este año, con mucho bombo y platillo, deciden hacer casi la misma versión con las mismas canciones con actores de carne y hueso que lucen igual a la versión noventera. La pregunta lógica sería ¿Para qué? La respuesta lógica sería: Por los quintos.

El codiciado papel de Bella se lo dieron a Emma Watson, la chica Harry Potter, la que jodió tanto con sus exquisiteces para hacer La La Land que fue reemplazada por otra Emma, Emma Stone. Disney cumplió con sus exigencias, y la Watson se quedó con el papel, esta señorita no es para nada mi actriz favorita y en la película se la pasa con cara de “sí, pisé puchi de vaca pero soy cool y me aguanto”.

La historia es la ya conocida, la ya vista. Transcurre con cierto saborsillo a plástico, permítanme sacarme el kilo de bolsa negra que tengo en la boca para decir que sin dudas Luke Evans como Gastón y Josh Gad como Lefou tienen las personificaciones más logradas.

Bill Condon, que hace años fue un interesante director con Dioses y Monstruos, nos demuestra lo que la industria le hace a algunos directores interesantes: la anulación, castración, amputación de cualquier talento. A él pertenecen dos feas y despersonalizadas entregas de la saga Crepúsculo. Apaguemos todo y vayámonos a dormir.

Los guionistas tampoco han hecho grandes contribuciones, Evan Spiliotopoulos (Hércules, El Cazador y la Guerra de Invierno) y Stephen Chbosky (Rent y The Perk of Being Wallflower) se apegan al original cual garrapatas sin mayores aspiraciones.

La “sorpresa” del trabajo digitalizado conviviendo con los actores de carne y hueso no llevan a La Bella y la Bestia a más allá de un refrito innecesario para los que aún recordamos la animación.

Se disfruta por partes, sí, algunas canciones, algunas coreografías, algunos despliegues de arte o vestuario, algún algo, a estas alturas, un producto tan prefabricado requiere de un extra para que consiga convertirse en clásico.

La bella y la bestia se nutre de uno, pero solo será memorable para los seguidores de Emma Watson aka Hermione.

Llegando al final, al ver la famosa y esperada transformación de la bestia en ese actor tan chicha sin dulce que es Dan Stevens, se me salió un bochornoso: Pucha, mejor ni se convertía.

Gracias.

Lo mejor: Lindo soundtrack, lindas coreografías, lindo arte, lindo vestuario Lo peor: esa complicidad con la bestia en su peor faceta: gritón y violento La escena: cuando muestran la biblioteca Lo más falsete: Emma Watson El mensaje manifiesto: porque te quiero te aporreo El mensaje latente: ya es tiempo de ir más allá de arquetipos El consejo: quédate con la del 91 El personaje entrañable: la biblioteca El personaje emputante: Bella aka Emma Watson aka Hermione El agradecimiento: por todas las partes en las que sale la biblioteca.

DÍA DEL ATENTADO / PATRIOTS DAY

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Oh, sí. Hablando de arquetipos, en Patriot Days tenemos uno largamente extendido en la cinematografía americana: El inocente gringo receptáculo de odio y terror inexplicables.

Peter Berg, director de Hancock, The Kingdom, Battelship y la más reciente Deepwater Horizont, huye una vez más de la sutileza. Con una historia firmada por cuatro crispines y un guión basado en esa historia escrito por el mismo Berg, Matt Cook (The Duel) y Joshua Zetumer (Robocop), la reconstrucción del atentado de Boston se centra en la figura ficticia de Tommy Saunders como el policía patriota, eficiente que está en el lugar del despelote.

La acción se sitúa en el 2013 cuando en pleno emblemático maratón bostoniano, dos bombas estallaron. Las investigaciones dieron con los autores: dos jóvenes chechenos, musulmanes, hermanos, que fueron literalmente cazados por el FBI y la policía local.

Por supuesto que uno desde su tranquila butaca occidental puede ver con honda simpatía a las víctimas del atentado, eso no se discute. Berg, también, tiene entre sus manos una historia que está llena de aristas, tomando en cuenta lo inusual del comportamiento de los terroristas involucrados: acciones erráticas, literalmente “de película”, que son la parte más movida del filme y que te mantienen en vilo.

El director, por desgracia, sigue firme sobre la senda de musulmán loco y terrorista, y no tiene interés en indagar sobre nada más. Ni siquiera de darle matices a sus personajes. Están loquitos y eso es todo. Los otros son héroes y eso es todo. Quizás el momento más interesante, en esa línea, sea el interrogatorio a Katherine Russel (interpretada irónicamente por la actriz que da vida a SuperGirl), la esposa americana radicalizada al islam que hasta el día de hoy no se sabe qué papel jugó en los atentados.

Patriots Day es una más de esas películas que rescata el honor americano y la hidalguía de su pueblo de recomponerse a pesar de los “inexplicables” atentados terroristas. Seguramente, al final de sus funciones en suelo americano recabará cerrados aplausos y, claro, cumple con su labor de homenaje a Boston, a sus víctimas, y a cualquier víctima de los musulmanes loquitos.

Nada más y nada menos.

Lo mejor: está bien filmada, y cumple con su misión principal: El homenaje Lo peor: patriotera y banal La escena: cuando las bombas estallan, y toda la secuencia del asiático que huye Lo más falsete: una mirada maniqueista y poco profunda del atentado, de los seres humanos, del mundo y de la vida  El mensaje manifiesto: pueden atacar Norteamérica en cualquier momento, los gringos están indefensos y son inocentes El mensaje latente: hay que aniquilar o neutralizar al enemigo: los musulmanes El consejo: buscá información sobre el atentado, hay detalles interesantes que no están en la película El personaje entrañable: el asiático El personaje emputante: Mark Wahlberg, el personaje de Kevin Bacon, hmmmm El agradecimiento: porque el héroe, a pesar de ser un homenaje, en realidad es ficticio.

RÁPIDO Y FURIOSO 8 / THE FATE OF THE FURIOUS

furiousposter_0Pensar que Vin Diesel empezó siendo director y guionista y hasta metió uno de sus cortos al Festival de Cannes y otro en el de Sundance. Pensar.

Luego, gracias a Spielberg, saltó a ser figurita de acción con Salvando al Soldado Ryan (sí, ahí salía también) para después de otros resfalones, ser el infame Dominic Toretto en Rápido & Furioso.

Corría el año 2001 cuando salió la primera entrega y nuestro Vin tenía 34 años.

La idea de un sujeto que se pasa la vida entre los autos, haciendo carreras y literal: mostrando quién la tiene más grande, tenía sentido en esas épocas treintonas.

16 años después y con Vin a punto de cumplir 50, llega Rápido y Furioso 8. Claro que por supuesto que sí, el personaje sigue actuando como en sus tempranos treintas. La palabra «patético» resuena en mi mente.

No pude reseñar la 7, pero la disfruté, el malayo James Wan que comenzó con Saw es un director bastante versátil y efectivo, gracias a él me descubrí derramando algunas lágrimas por Paul Walker en una de las entregas mejor logradas de una saga que hace tiempito está acusando cansancio.

Esta vez, le dejaron la papa caliente a Gary Grey. Grey ha dirigido cosas bastante genéricas: The Italian Job, A Man Apart, The Negociador, Straight Outta Compton y con Rápido y Furioso 8 esta falta de personalidad, de toque mágico, también se nota.

Pedir coherencia al guión de Chris Morgan es como pedir cuchillos metálicos en un patio de comidas, conseguirlo es muy improbable.

La historia es tan estúpida que Cypher (Charlize Theron), igual que Kuze, es una villana de villanas, tiene todo un plan maléfico muy bien armado pero porque al guionista se le cantan las pelotas recluta a Toretto para hacer cosas que el pelirrojo de The Game of thrones podría hacer silbando y con los ojos cerrados.

¿Y cómo, Cypher, villana de villanas, logra reclutar al escurridizo Dom? Haciendo aparecer de la nada un hijo que Toretto tuvo mientras la Letty (Michelle Rodríguez) estaba muertita. ZzzZZzzzZZZzzz. Los instintos paternales de Dom aparecen y empieza a actuar como muñeco a control remoto, la “familia” no sabe qué carajos pasa pero AUN así no se despelucan ni se fatigan mucho con el cambión de Dom. O sea, el líder de la manada se ha vuelto contra la manada, y nadie está realmente afectado por tener al macho alfa en contra.

Es momento para que reaparezcan ex villanos de la saga, que resulta que eran buenos nomás y que pueden trabajar con la “familia” que en entregas anteriores los persiguieron y los encarcelaron. Bello, para eso uno se pasa dos horas de su vida por entrega odiando a un villano.

Ya para el final, se decantan por ir a metérsele al rancho a unos pobres rusos y matar rusos al trochis mochis. Muere, Rusia, muere.

Dom, vuelve al redil y se reintegra a la “familia” en una escena y  nadie, NADIE, muestra grandes conflictos por su ida y su venida.

Debo confesar que durante la cena en la terraza, mientras Toretto anunciaba que su vástago se llamaba Brian (en honor al personaje de Paul Walker), no pude evitar soltar la risotada.

Porque Rápido y Furioso es así, un producto cuya estructura es muy muy predecible, que combina paisajes exóticos, autos de lujo, chicas, chicos, acción al por mayor y humor chafa.

Lo interesante es que funciona. Hasta la fecha, toda función a la que he ido de esta saga está repleta, y siempre, siempre hay gente que aplaude al final. Con esto no quiero decir que si millones de vacas comen pasto es porque todos debemos comer pasto, sino que es un producto hecho bajo cierto parámetros que cumple sus objetivos.

Por mi parte aún disfruto de ver a Vin más hinchadito, con su pelona brillante, con su voz de locutor de radio, acompañado del carismático La Roca (ajá, me parece carismático y otras cosas más) y que se le sumen Jason Stathan (don Transportador), Luke Evans  que sale de su hermano y que es Gastón en La Bella y La bestia, la gran Helen Mirren, Kurt Russell, etc..

Al final del día tendremos a toda esta gente haciendo y diciendo huevadas y un montón de autos destruidos. Veremos cuándo comienzo a odiarla.

Lo mejor: tiene su encanto Lo peor: está muy muy gastada, y las estupideces son tan grandes que dan ganas de pasarle un auto por encima al guionista La escena: la secuencia de los autos que se manejan solos, sobre todo cuando caen de los edificios/ mención especial para la secuencia final de Statham con el bebé de Toretto Lo más falsete: ¿realmente Cypher necesita a Toretto? ¿REALMENTE? El mensaje manifiesto: Rápido y furioso es como la Coca Cola, tiene el mismo sabor siempre y la gente no se cansa de consumirla El mensaje latente: hay Coca Cola para rato El consejo: honestamente uno no se pierde nada en la vida si la dejás de ver, así que sentite libre de pasar de ella o esperala en DVD El personaje entrañable: el bebé de Toretto El personaje emputante: toda la «familia» yendo a matar rusos jejeje El agradecimiento: qué sé yo. Porque podemos salir y olvidarnos de ella al igual que Ghost in the shell? Bueno, eso.

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