CINE: Get out / Huye
Por: Mónica Heinrich V.
Es difícil desprenderse del encanto de Get Out.
Ese encantito que nace de ver a una película de terror concebida bajo los cánones más comerciales arañar o más bien dicho exprimir, cual naranja en máquina de hacer zumos, un tema tan espinudo como el racismo.
A primera vista, podemos reconocer la parodia que maneja el guion hacia la élite de blancos liberales (probables votantes de Trump) y a la asunción de status quo que hacen los personajes negros casi hasta el final. La parodia es identificable, y genera ese sentimiento acá conocido como “dar cosita” porque claro, más allá de los gags, de los giros, de la fórmula, se está hablando de algo que existe y el miedo siempre nace de lo real.
Antes de continuar, no se olviden que voy a salpicar SPOILERS, sobre aviso no hay engaño. Prosígome.
Como película de terror/suspenso funciona, y funciona muy, muy bien. La amenaza “racista” se vuelve siniestra y ya de entrada genera incomodidad: 1) Un chico negro pasea por barrio jailón, de noche, diciéndose a sí mismo que no debería estar ahí, un auto se le acerca y el chico empieza a preocuparse en serio. Todo se pone muy Trayvon Martin. 2) Chris – chico negro- que está yendo a conocer a sus suegros le pregunta a Rose- chica blanca – si ellos “saben”. O sea, si saben que el novio a ser presentado es pues “oscurito” (palabra que le escuché a un guía turístico dominicano para describir a los habitantes de Harlem y dejar bien marcada la diferencia con Central Park).
El padre (Bradley Withford) y la madre (Catherine Keener) lucen encantadores, “volvería a votar por Obama”, dice el padre como si Chris por ser negro fuera de hecho partidario de Obama, y como si el ser partidario de Obama te hiciera por extensión pro comunidad negra. También lo llena de expresiones cómplices como “my man” y durante toda la película Chris recibe comentarios de los blancos que pretenden ser “inclusivos” pero que están basados netamente en el color de su piel.
En la casa viven dos negros que trabajan como ama de llaves una y como jardinero otro, personajes extraños que están para ir sembrando la duda de que algo está mucho más mal de lo que nos imaginamos.
Existe, también, el comic relief (alivia el suspenso y la densidad de la narrativa) en la figura de Rod Williams (LilRel Howery) que es el mejor amigo de Chris y trabaja como guardia de seguridad y quien a través del teléfono esgrimirá argumentos racistas hacia los blancos.
Si se fijan, yo misma estoy hablando de negros y blancos, separándolos y designándolos por raza porque la película está anclada en una concepción binaria del mundo o de lo que quiere parodiar del mundo. ¿Es ese el objetivo de la película? ¿esa bipolarización de razas tan abismal que al hacer las reseñas acabemos separando los unos de los otros en una clara analogía de lo que se critica? ¿Los Armitage son realmente la familia liberal que queremos odiar o son una familia enferma que finge ser eso para atraer a sus víctimas? ¿Esta ausencia de grises no es, nuevamente, cavar sobre el mismo pozo del que se está tratando de salir?
Creo que con todas sus buenas intenciones y aún asumiendo que el filme solo está haciendo un comentario social y su leit motive es hacer una película de terror funcional, me deja un ruidito raro, como cuando la gente se queja del “whitewashing”, o como cuando se pide más negritud o latinidad en los Oscar, o como cuando el director, Jordan Peele, habla de que “hay voces negras que pueden contar una buena historia” y todo su discurso parte y termina desde su color de piel.
Esto me recuerda un libro que se llama Del prejuicio al racismo: Perspectivas Psicosociales, que reúne a varios autores y sus teorías sobre el racismo, los prejuicios, la competencia social, la identidad cultural y societal, la percepción social de la tortura, la influencia del proceso educativo y, en fin, una serie de elementos que son interesantes si se quiere entrar de lleno al tema y no conformarse solo con una película mainstream. (Acá el link: Libro para descargar) Del libro rescato el término racismo aversivo, un término que habla sobre la negación del racismo, es decir: sos racista pero sinceramente creés que no lo sos.
Ya echándole una mirada al guion, escrito por el mismo Peele, la primera hora de Get Out resulta interesante, rica en momentos turbios, mostrando esa nice white racist people que la película quiere desnudar ante los ojos del espectador y que es tan fácil detestar. Sin embargo, tengo problemas con la segunda parte, cuando se revela el juego de la familia y percibo que la historia termina a trompicones, faltando más coherencia.
¿Si los abuelos habitaban al jardinero y a la empleada, por qué no eran tratados como si realmente fueran parte de la familia y no como sirvientes? ¿No hubiera sido eso aún más freak: todos pasándolo chancho y los negros haciendo comentarios racistas también? La resolución de los algodones en los oídos es bastante chapucera y claro, hay cierta condescendencia con el personaje por la facilidad con la que al final termina saliendo victorioso. Eso es parte de la fórmula de este tipo de películas: salvarse de las maneras más estúpidas posibles, pero no sé, quizás por sus tempranas aspiraciones se espera algo más elaborado.
Y sí, mis pequeños seres multicolores, en esta película que toca el racismo: todos los blancos son villanos.
Actoralmente hay dos actores que merecen ser destacados: 1) Catherine Keener, que es una gran actriz y que lleva a su personificación de psiquiatra psycho a otro nivel y 2) me gustó mucho Caleb Landry Jones (Jeremy Armitage), como el volátil hermano de Rose, deseaba que haga más locuras hasta que podamos decir: «Esta mierda se va a descontrolar«.
Daniel Kaluuya (Chris) cumple, y el paso de la TV. a la pantalla gigante de Allison Williams (Rose) está más que correcto. El único que a ratos me producía disonancia (sobre todo al final) fue el guardia que cargaba en sí mismo el peso del humor más evidente de la película. Pasaba algo muy malo, y ¡zas! venía el gordito bonachón a lanzar su chiste.
Igual, Get Out con sus contradicciones y tomada solo como una descarada apuesta del género llega a sorprender y, en algún retorcido nivel, fascinar por partes iguales. La ayuda la coyuntura y eso que los Armitage dicen cínicamente: está de moda.
A principios de año George Bush criticaba el racismo generado tras el triunfo de Trump en las elecciones americanas “No me gusta el racismo, no me gustan los insultos, y no me gusta que la gente se sienta marginada. A nadie le gusta eso”, decía uno de los mayores impulsores del odio hacia lo musulmán.
En esa paradoja descansa el éxito de la película. Una buena parte del público que se asquea con Get Out se siente muy tranquilo consigo mismo pensando que no es racista, sí: «yo, nunca sería, haría o diría algo así», pero oh, sorpresa, en un mundo donde ya no se puede hablar de razas “puras”, donde no existe nadie que no esté mezclado con otra cultura, en lo profundo de cada uno de nosotros subyace algún tipo de racismo.
Eso es lo más tétrico de todo.
Lo mejor: funciona y da espacio para un montón de debate y reflexión a pesar de su cariz comercial Lo peor: su resolución, un poco torpe y que la película en sí misma es una paradoja La escena: la secuencia del primer encuentro con la familia, la corrida del jardinero en la noche El mensaje manifiesto: ahora se vive una suerte de racismo aversivo El mensaje latente: ese racismo aversivo puede que sea hasta peor porque está enmascarado El consejo: verla en el cine, con la mejor calidad posible y con idioma original subtitulado El personaje entrañable: el perro y el venado El personaje emputante: la crazy bitch de Rose El agradecimiento: porque está muy entretenida.
CURIOSIDADES
El director es hijo de una pareja interracial y él mismo está casado con una mujer caucásica.
Tuvo un presupuesto aproximado de 5.000.000 $us. y ha recaudado casi 140.000.000 $us.
Se filmó en 28 días en Alabama.
Peele se inspiró a hacer la película cuando en un stand up Eddy Murphy le dijo que tenía que ir a visitar a los padres de su novia blanca. Dos películas en las que también se inspiró fueron La noche de los muertos vivientes, y The Stepford Wives.
Allison Williams (Rose) es una de las actrices principales de la popular serie de HBO: Girls donde interpreta a Marnie.
Eddy Murphy fue elegido para protagonizar la película, pero el director lo pensó y decidió que era muy mayor para el papel.
El final original contemplaba a Chris siendo arrestado por la policía por los asesinatos de la familia Armitage. Peele creyó que su audiencia necesitaba un final feliz, dado que en el momento que escribía el guion estaban surgiendo muchos casos de abuso policial hacia la comunidada afroamericana.
Missy hipnotiza a Chris con el sonido de su cuchara batiendo su taza de té o café. El sonido es una simbología de privilegio.
Chris se salva agarrando algodón, literalmente. Otra simbología más.
El apellido Armitage es un homenaje a una historia de Lovecraft: The Dunwich Horror, relato en el que la familia Armitage era la villana.
La voz que sale en la TV y que dice constantemente «A mind is a terrible thing to waste» es la voz del director, Jordan Peele.