LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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DOCUMENTAL: Finders Keepers

Por: Mónica Heinrich V.

Esta es la historia de dos hombres y un pie.

El 2004 John Wood sufrió un accidente de avioneta en el cual además de perder a su padre, perdió su pie izquierdo.

Por algún motivo, y a pesar de que al padre no se le ofreció ningún tipo de velatorio y solo se lo cremó, John quiso conservar su pie.

En realidad, lo que tenía en mente era quedarse con los huesos pero un malentendido dio paso a que el pie sea embalsamado o momificado.

Los problemas de Wood iban más allá de su amputación, el hombre era drogadicto y alcohólico. Cuando tuvo dificultades económicas y no pudo pagar más su casa, metió todas sus pertenencias a un depósito que luego entró en subasta pública.

Lo que nadie se imaginaba era que Wood había dejado su pie dentro de una parrilla y dicha parrilla fue comprada (cerrada) en la subasta por Shannon Whisnant.

Shannon encontró el pie, llamó al 911, la policía se lo dio a la funeraria local. Cuando (tras una investigación) se descubrió que era de John y hubo revuelo mediático, Shannon quiso recuperar lo que según él le pertenecía. No olviden que ganó la parrilla en una subasta, tenía el recibo y según las cláusulas de ese tipo de compra las ventas incluyen el contenido de los artículos.

Esto parece un disparate pero ocurrió de verdad, tanto Wood como Whisnant disputaban la custodia del pie amputado. El primero porque era SU pie y el segundo porque quería sacarle rédito y exponerlo a cambio de unos dólares.

Finder Keepers es un alocado documental sobre una alocada situación. Codirigido por Bryan Carberry (debutante) y Clay Tweel (Make Believe, Print the legend), te hace ver a estos dos excéntricos personajes como seres humanos.

En una era donde reina el reality, parte del hype de la anécdota consistió en hacer lo que hemos visto hacer en algunos medios locales con personajes excéntricos: darles sus 15 minutos de fama mientras existe una burla solapada o una especie de bullyng que convierten a los invitados en caricaturas.

Ajá. Los medios no se ríen con vos sino de vos. El documental, en cambio, nos muestra el lado humano de lo freak. Por un lado Shannon un americano marginal cuyo padre lo maltrató tanto de niño que solo sueña con ser famoso, y por otro John, que tuvo privilegios y que no los supo aprovechar.

Al principio uno ve el documental riéndose un poco de la situación y pensando: «qué cojuda que es la gente», porque sí, la gente a veces es muy cojuda, pero los realizadores tuvieron el cuidado de no convertirlo en circo, aunque tenga nariz de payaso y zapatos gigantes.

Hay muchas reflexiones en la historia de vida de estos dos personajes. Las expectativas de las personas, lo que significa la atención (cualquiera que sea esta), los sueños, la fama, la adicción a los reflectores, el juego mediático, los espectadores que disfrutan cuando los leones entran a la arena y el despiadado olvido.

Aunque parezca cómico también es un documental sobre la tragedia. Dos personajes unidos por un pie y salpicando a sus dos familias con las decisiones que se toman alrededor de la custodia del mismo.

Disfruté Finders Keepers, lo único que me saturó un poco fue su excesivo énfasis en las secuencias finales. No necesitás que los personajes te digan qué aprendieron o qué no del asuntito del pie. Está a la vista.

De todas formas es un trabajo que vale la pena ver por su delicadeza y complejidad. Maneja de tal manera lo freak y el absurdo que deja cierta tristeza en el corazón.

Lo mejor: conmovedora y es más que la historia de un pie mutilado Lo peor: descubrir que el pobre Shannon murió el año pasado a los 42 años de un infarto sin alcanzar la fama que tanto añoraba La escena: Una de las últimas de Shannon donde sentado en su sofá en la semioscuridad dice que lo único que lo hará feliz es ser famoso, otra donde Shannon se da cuenta que lo tienen de payaso en un reality y claro: el juicio Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: hay que dejar ir El mensaje latente: los medios no ríen con vos se ríen de vos El consejo: para mirarlo en Netflix, vale la pena El personaje entrañable: creo que todos El personaje emputante: los padres que marcan a sus hijos negativamente El agradecimiento: por todo lo que deja.

CINE POLACO: The Lure / Córki dancingu

 

Por: Mónica Heinrich V.

Los gringos la titularon The Lure (El señuelo) pero la traducción literal del polaco sería: Hija del baile. Creo que ambas son aproximadas y ad hoc a lo que veremos en pantalla.

Esta es una revisión del conocido cuento de Christian Andersen “La Sirenita». ¿Lo recuerdan? la historia triste y patética de este ser mitad humano mitad pez que anda babeando por un príncipe y que siente cierta añoranza por lo que no es: humana.

Disney nos entregó algo edulcorado con final feliz, tal cual lo necesitamos teniendo en cuenta que en la vida real los finales felices son más bien esquivos.

La cineasta Agnieszka Smoczynska tiene una visión aún más sórdida que la de Andersen. Olvídense de Ariel y su cepillo-tenedor, o del carismático cangrejo cantando “Bajo el mar”, nuestras sirenitas (son dos) actúan como femmes fatales, los humanos las ven como objetos sexuales (más animales que personas) y bajo toda esa apariencia núbil, las sirenitas tienen colmillos y los usan.

Una familia de músicos se encuentra ensayando a la orilla de una playa y se topa con un par de hermanitas sirenas: Golden y Silver. El encuentro pinta a las sirenas como adolescentes juguetonas y a la familia como oportunistas que rápidamente intentarán sacarle partido a las chicas.

En ese interludio sabremos que las sirenas pueden transformar su cola en piernas a su antojo y que solo basta regarles un poquito de agua a las piernas para que la viscosa cola aparezca de nuevo. También veremos que no tienen orificio vaginal, ahí donde deberían ir sus cositas femeninas está tapado como cuerpo de muñeca.

Adoptadas por el cabaret donde la familia trabaja, Silver queda prendada del rubio hijo de la matriarca de la banda. Golden le advertirá que no puede enamorarse de un humano. Siguiendo la línea argumental de Andersen si ella se enamora de un humano y el desgraciado se casa enamorado de otra mujer, ella se convertirá en espuma.

Smoczynska lanza esta ópera prima con el guion del experimentado Robert Bolesto que el año pasado tuvo créditos como guionista en The Last Family.

Una de las sorpresas del filme llega cuando te das cuenta que estás ante un musical, un musical muy raro y extravagante. Otra sorpresa es que el musical va mutando a comedia negra, a thriller y a gore. Es un filme multigénero con los riesgos y fallas que eso conlleva.

A esa cosa divertida y alocada en cuanto a propuesta, se le suma las actrices Marta Mazurek como Silver, y Michalina Olszanska como Golden, dos chicas polacas talentosísimas y versátiles.

The Lure está inmersa en los 80s y las sirenitas son caníbales. Hay en la historia una analogía al abuso que sufren los inmigrantes y también se remite a los despertares a situaciones amorosas, sexuales y laborales.

Mención aparte la dirección de arte y el vestuario, mucho cariño y pienso en esta película.  El logrado efecto de las colas y la fotografía son otros dos puntos que nos reconcilian con cierto «apuro» para concluir el filme.

Lo que quizás aleja al espectador de una sensación más satisfactoria es que el golpe de efecto musical de esta versión de La Sirenita (que es también una historia de amor, de vampirismo y de sacrificio) pierde fuelle muy rápido. Su aspiración a abarcar muchos géneros termina pasándole factura y dejando un resultado global más bien irregular.

La salva la sordidez y una suerte de originalidad a pesar de estar contando una historia tan vista y manoseada.

Lo mejor: arte, vestuario, personajes excéntricos y situaciones alocadas Lo peor: no terminó de cuajar La escena: la de la doña con las sirenitas y ellas mamando y la operación Lo más falsete: es una película de extremos así que tiene más licencia para jugar con lo falsete El mensaje manifiesto: no te safriqués por pelotudeces El mensaje latente: NO TE SAFRIQUÉS POR PELOTUDECES El consejo: para verla una tarde de domingo El personaje entrañable: las hermanitas El personaje emputante: el choco de mierda y el dueño del cabaret El agradecimiento: por una experiencia interesante que difícilmente olvidaré.

CINE: Dunkirk / Dunkerque

Por: Mónica Heinrich V.

En el filme Their Finest (2016) se aborda con humor el rodaje de una película post-Operación Dynamo diseñada para manipular a la opinión pública sobre la mayor retirada militar de la historia. El protagonista que interpreta a un guionista dice: “Alguien tiene que escribir la bazofia”, con bazofia se refiere al argumento propagandístico de las películas de la época. En dichos argumentos intervenían hasta los ministros para asegurarse de un correcto y útil uso del cine. Ese mismo personaje se verá ante la disyuntiva de contar una “mentira” y crear héroes ficticios reconstruyendo lo sucedido en Dunkerque. Para justificarse dirá con cinismo: “todos escogemos nuestras verdades”.

Es evidente que Cristopher Nolan con su Dunkirk también escogió la suya.

Antes de evaluar el resultado global de la película de Nolan, vale la pena reconocer que estamos ante un hermoso filme. Visualmente cuidado, fotografiado con la magia y el talento del suizo Hoyte Van Hoytema (Her, Interstellar, Spectre), un notable departamento de arte y vestuario con excelentes recreaciones y además la música machacona del gran Hans Zimmer imprimiendo angustia y desazón en los momentos indicados.

Nolan, por su parte, dirige esta película sin perder su impronta: el juego de los tiempos tantas veces visto en su filmografía, el privilegiar el efecto sobre el contenido y un sólido manejo de la tensión.

Así, el cineasta inglés toma el “milagro de Dunkerque” y lo convierte en película.

Se conoce como “el milagro de Dunkerque” a la evacuación exitosa de casi 400.000 soldados ingleses, franceses y belgas de las costas francesas durante la Segunda Guerra Mundial.

Dunkirk está narrada desde tres escenarios, tres temporalidades, tres grupos de hombres: 1) Soldados en Dunkerque en tierra luchando por sobrevivir en el transcurso de una semana 2) Un trío de rescatistas civiles a bordo de una embarcación en el transcurso de un día y 3) Un trío de pilotos ingleses en el transcurso de una hora tratando de controlar los cielos mientras el rescate se consigue.

Hay aciertos en las decisiones de Nolan a la hora de presentar su historia: uno de los más grandes es la presencia abstracta de los nazis como sinónimo de amenaza y muerte; en esa misma línea la ausencia de un montaje paralelo de oficinas o cuarteles con políticos y grandes generales tomando las decisiones también es destacable, porque para los soldados en peligro esas figuras eran nombres en los que no se pensaba cuando solo se trataba de sobrevivir; otro punto alto es el protagonista que no es un protagonista descollante, que es uno más de los 380.000 esperando el rescate; funciona, también, la historia entrelazada entre la playa, el mar y el aire, la guerra abarcándolo todo y hasta el juego de los tiempos demostrando que la guerra en una semana, un día, una hora, sigue siendo igual de jodida y peligrosa.

Este guion lleva en la mente de Nolan veinticinco años, aunque por su magnitud decidió esperar y ganar más experiencia haciendo otras películas antes.

El británico sabía lo que quería: una película compacta (es su película más corta junto con Following (1998), su ópera prima), sin sangre a borbotones y anclada en el suspenso y la supervivencia.

Los primeros 30 o 40 minutos de Dunkirk son emoción, sugestión, y sutileza en partes iguales. Nolan te mete de a poco en la impotencia de esa gente atrapada y abandonada a su suerte. Es a partir del último tramo donde Nolan adopta el camino más convencional ya conocido del género: ir cerrando la historia de tal manera que el halo heroico caiga aunque estés tratando de decir que en la guerra todos perdemos.

Los personajes terminan de volverse en contra del guion cuando este intenta desarrollarlos, por ejemplo el chico al que le chantan el detalle telenovelesco pero que tiene tiempo para contar anécdotas sobre su deseo de trascender como héroe: escena más cercana al último cine pipoquero y decadente de Spielberg. Lo mismo sucede con Tom Hardy como Farrier. Sus últimas secuencias donde renuncia a hacer lo más lógico y sucede algo más bien improbable, son el remarcado a un estoicismo barato que vende. Finalmente, el cierre del filme solucionado con la lectura del periódico o el discurso de Churchill, fue un recurso muy facilista para una película que prometía más riesgos.

Si bien cuenta con actores más que cumplidores (Mark Rylance, Kenneth Brannagh, Tom Hardy, Cyllian Murphy) hay pocos diálogos pero los pocos que se dijeron se me antojaron cursis, discursivos y forzados.

Con esto no quiero decir que no vale la pena ver Dunkirk, Nolan a pesar de los peros a su trabajo filma con maestría un gran espectáculo. Porque esa es la palabra que se le acomoda: “espectáculo”. Un espectáculo al servicio de una emoción básica como es el arraigo al hogar. El trailer de la película no deja lugar a dudas: “Cuando 400.000 soldados no pudieron regresar al hogar, el hogar fue por ellos”.

En la realidad, esa más descolorida y menos heroica, el milagro de Dunkerque fue la hasta hoy inexplicable decisión de los altos mandos nazis de no “rematar al enemigo”. El ejército de Hitler pudo dar una estocada mortal a los aliados y no lo hizo. Hay muchas teorías: su incapacidad estratégica, las ganas de Hitler de esperar a su escuadrón favorito para continuar y llevarse la gloria, reservar las fuerzas de sus tropas para una operación más importante o llegar a un acuerdo diplomático con Inglaterra.

Sí, ya sé: esta es una ficción no una lección de historia, pero como una película que usa la muletilla de «basada en una historia real» crea sí o sí imaginarios sobre hechos históricos. También está claro que la grandilocuencia de Nolan no aspira a hacer una película sobre la guerra, él mismo lo ha dicho en entrevistas, su visión es más bien la de un thriller de supervivencia,  aunque esas sean las intenciones verbalizadas del director el jolgorio de la llegada con que se recibe a los soldados, las tomas de las pequeñas embarcaciones acompañadas de música épica hacen exactamente lo que la película tibiamente cuestiona: sirven de inspiración unificadora para seguir mandando hombres al frente de cualquier batalla: Si nuestros soldados tienen problemas no importa el tipo de guerra que sea, hay que apoyarlos, eso es ser héroes.

Entiendo que el contrapunto es el trauma del personaje de Murphy, el shock de los soldados al verse recibidos como héroes a pesar de que es obvio que se trata de una derrota. La luz de la película, sin embargo, elige dirigirse a los civiles que uno rescatan a sus soldados y dos los reciben con amor en su retorno a casa.

Mientras Nolan concluye su filme con un sentimiento patriótico sobre el gran espíritu inglés (muy acorde a estos tiempos del Brexit) podemos olvidar un segundo que las embarcaciones civiles no solo fueron inglesas, también mandaron sus embarcaciones Francia y Bélgica. Olvidaremos también que el perímetro que posibilitó el rescate era sostenido por siete divisiones de soldados franceses, muchos de los cuales fueron capturados o asesinados por los nazis después de la evacuación exitosa de la Operación Dynamo. No se mencionará la significativa contribución de las tropas indias. No vale la pena saber que los soldados varados fueron reclutados entre los millones de desempleados británicos, que estaban pobremente armados y no tenían motivación alguna para morir en una guerra que aún no entendían. Tampoco interesa que semanas después, y lejos de heroísmos, Paris fue invadida por los alemanes.

Nada de eso importa, lo que pasó a la historia es la creencia hábilmente construida por Churchill del “espíritu de Dunkerque”, Nolan escoge esa verdad y la lleva hermosa pero algo vacía a la pantalla gigante.

Lo mejor: un acabado hermoso. Lo peor: cierta cosa patriotera disfrazada de relato thrillerintimista de la guerra La escena: la secuencia inicial que define el tono de la película, y por tensión la escena cuando se descubre que Gibson es francés  Lo más falsete: la ceguera al pedo del chico, la actitud del personaje de Rylance todo preocupado por los soldados y que le importa tres carajos el chico herido, la subida del grupo al barco encallado en zona enemiga, el espíritu de Dunkirk El mensaje manifiesto: se escogen las verdades El mensaje latente: es fácil manipular a los demás para que crean tu verdad El consejo: ¡Vela en versión subtitulada! Además de las opciones siempre en VIP y más costosas del Cinemark, el Multicine está poniendo horarios hermositos para ver películas subtituladas. Nada como el cine en versión original. El personaje entrañable: los 40.000 soldaditos que se quedaron defendiendo el boliche mientras el resto se evacuaba El personaje emputante: los hombres que toman las decisiones que terminan con la vida de tanta gente  El agradecimiento: porque es una película filmada impecablemente.

CURIOSIDADES

  • Sabiendo que los soldados que estuvieron en Dunkirk eran jóvenes sin experiencia, Nolan quiso contratar para sus soldados actores desconocidos.
  • A Nolan se le pagó 20.000.000 de dólares y el 20% de la taquilla, el mejor acuerdo logrado por un director desde el que consiguió Peter Jackson en el 2005 cuando hizo King Kong.
  • La película usó cerca de 50 embarcaciones reales, la mayor cantidad de barcos puestos en escena hasta la fecha.
  • Es el tercer filme escrito enteramente por Christopher Nolan: los otros fueron Following (1998) e Inception (2010).
  • Michael Caine sale en Dunkirk. Su voz se escucha en los intercambios por radio con el piloto que interpreta Tom Hardy. Esta sería la séptima participación de Caine en un filme de Nolan.
  • El sonido del reloj que se escucha en la película fue grabado por Hans Zimmer de un reloj de bolsillo que usa Nolan.
  • Cuando la emergencia de Dunkerque ocurrió, Churchill levaba como Ministro apenas 16 días.
  • Es la quinta participación de Cyllian Murphy en un filme de Nolan.
  • Es la sexta participación de Hans Zimmer en un filme de Nolan.
  • El guión tenían 76 páginas.
  • Se usaron alrededor de 1000 extras.
  • Cuatro contingentes de soldados indios participaron en la resistencia de Dunkerque.
  • Es la décima película de Nolan, sin contar un corto y un documental que hizo. Es la primera película ambientada en una guerra y la primera que hace basada en un hecho real.

CINE CHILENO x 2: Aquí no ha pasado nada y Huacho

Por: Mónica Heinrich V.

Me topé con Aquí no ha pasado nada (Much ado about nothing) en Netflix  y cuando busqué al director me di cuenta que había visto hace muchos años, en el extinto Festival de Cine Iberoamericano, otra de sus películas: Huacho. Recuerdo que en esa época me pareció de lo mejor que trajo el festival e incluso le hice una reseña que se publicó en El Deber y que yo, para variar, olvidé resubir a este blog.

Pongo las reseñas de ambas películas como un bonus para darle un vistazo a la filmografía del director chileno Alejandro Fernández Almendras.

AQUÍ NO HA PASADO NADA

No todos tienen los huevos de Alejandro Fernández Almendras. A pesar de poseer una filmografía más que digna el estado chileno le negó cualquier fondo a su proyecto y tuvo que recurrir a un crowfunding. ¿Por qué? Porque su película está basada en el caso de Martín Larraín, un muchacho que en el 2013 tuvo un accidente de auto con atropello y abandono (omisión de socorro) de una persona que murió. El caso sería uno más si no se tratara del hijo de un importante senador chileno, miembro de la más rancia socialité chilena.

No. No es fácil ir contra el poder.

Aquí no ha pasado nada surgió como consecuencia del estupor de la opinión pública con el fallo judicial que absolvió al conductor. Según algunos medios chilenos la corrupción hizo lo suyo y se falsearon autopsias, pruebas de alcoholemia, testimonios y testigos a merced de las argucias que solventan la plata y los contactos. Incluso este año (2017) el caso volvió a tener relevancia porque el forense que hizo la autopsia fue encontrado culpable de falsificación de informes.

Fernández Almendras escribió, junto a Jerónimo Rodríguez, su guión basándose en todo ese entuerto, pero dándole un giro para que resultara más accesible al lenguaje cinematográfico.

Es así que el personaje principal es Vicente (Agustin Silva) un joven de clase alta que está vacacionando en su costosa casa playera y se enfiesta con un grupo de chicos que conoce ese mismo día, entre ellos el hijo de un poderoso político, Manuel Larrea (Samuel Landa).

La fotografía del peruano Inti Briones evoca durante los primeros minutos el hedonismo de una clase privilegiada: trago, drogas, sexo, alcohol, robos que consideran menores, irresponsabilidad, el “carreteo” sin pensar en las consecuencias.

Aunque de entrada sabés que va a ocurrir el atropello mortal, hay un par de amagues, un clima de tensión que el director aprovecha para formar una nebulosa en torno al accidente. Cuando este realmente ocurre se trata de una secuencia muy bien manejada y que es clave para el relato.

Lo más chocante de la historia es que como su título sugiere: para los involucrados no ha pasado nada. Hay una ausencia total de culpa, de responsabilidad, de fatiga, tanto en los muchachos como en los padres que, en el caso de Vicente, no adoptan ninguna postura escandalizada, ni que muestre la real dimensión de haberle quitado la vida a alguien aunque sea por accidente. Más allá de quién fue el responsable del volante.

La película tiene una postura moral clara,  y una mirada sin matices al conflicto. Quizás eso sería lo que a veces hace ruido o incomoda en cuanto al trabajo de Fernández Almendras, esa falta de matices con la que se describen situaciones que aplican para cualquier sector social (por ejemplo el hedonismo juvenil), también hay secuencias que son innecesarias o que en lugar de abrir una reflexión profunda la cierra por exhibirla muy masticada, como por ejemplo los resaltados de Proust, la charlita del Dios cuico (Dios jailón), la charla de Vicente con su tío con un graffiti al fondo que alude a la dictadura o el final que se extiende en demasía en su afán de recalcar (por si no lo entendimos) lo podridas que andan las altas esferas de la sociedad.

Fernández Almendras construye, no sin sesgos, este mundo de hijitos de papá con el que es difícil empatizar. Lo hace desde un caso que afectó a la sociedad chilena pero que no suena muy lejano a otros casos similares en cualquier país del mundo. La corrupción es universal.

Un buen montaje, actuaciones generales correctas (uno que otro secundario bajo) y un tratamiento de la trama bastante efectiva hacen que el visionado de esta película sea disfrutable.

Aquí no ha pasado nada es en términos generales  plantea cosas importantes,  llama la atención acerca de una justicia acomodaticia y, sobre todo, exhibe una incómoda verdad: hay ciertos sectores de la sociedad que se manejan impunemente y que al final del día pueden llegar a sus casas y sentir que sea cual sea el delito que cometieron ahí no ha pasado nada.

Lo mejor: se deja ver muy bien Lo peor: puede estar algo ausente de matices La escena: el atropello, muy bien resuelto Lo más falsete: algunas charlas de Vicente con los involucrados, y lo del abogado «Perro». El mensaje manifiesto: la verdad no es verdad si no hay pruebas El mensaje latente: las pruebas se construyen y están a la venta El consejo: no eduquemos hijitos de papá pelotudos e irresponsables El personaje entrañable:   el don de los fuegos artificiales El personaje emputante: el poder El agradecimiento: por los huevos.

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HUACHO

Cuatro historias y una mirada con un dejo de melancolía a la vida del campo, conforman la base argumental de Huacho.

La película chilena de Alejandro Fernández Almendras es efectiva y certera.

Siguiendo la línea de filmes como Whisky o La hamaca paraguaya, Huacho nos envuelve en la cotidianidad de una familia. Rutina de amaneceres, desayunos, trabajos, escuela, matizado con los vicios del mundo moderno: consumismo, envidias, discriminaciones, anhelos, deudas.

Con una línea difusa entre la ficción y el tono documental, el joven director (35 años) presenta una ópera prima escrita por él mismo. La cámara seguirá a cuatro personajes: la matriarca que vende quesos en la carretera y el conflicto de tener que vender su producto más caro por el alza del precio de leche; la mujer de mediana edad que trabaja como cocinera y que no ha pagado la luz de la casa; el niño que desea jugar con un juego electrónico de su compañero de clase, pero nunca consigue hacerlo; el patriarca que por la edad no trabaja como antes y vive recordando anécdotas del pasado.

Con un ritmo pausado, Huacho es un buen filme que aunque no alcanza la sensación de “wow” deja un muy buen sabor de boca. Detrás de su historia aparentemente simple, existe todo un reflejo de lo que ha dejado la política chilena al sector rural.

Protagonizado por actores naturales el director hace que parezca fácil poner una cámara y retratar un día de la vida de alguien.

Coproducida con Francia, con una fotografía correcta y una narración sin ornamentos, nos abre la ventana de la casa de una familia que bien podría ser boliviana, uruguaya o de cualquier país latinoamericano.

Trabajadores generalmente ignorados, realidades lejanas para los que viven con la preocupación de cambiar el modelo del auto, o reservar las vacaciones a Cancún, Huacho es un mundo en el que nosotros también nos movemos y donde las clases sociales están muy marcadas.

No hay espacio para lloriqueos ni para discursos ñoños de esperanzas rotas, lo que queda es sobrevivir. La luz que regresa al final del filme, el sonido de la televisión con el programa estelar de TVN, nos susurra que el campo ya no es el campo, los pequeños paraísos son cada vez más una quimera.

Lo mejor: lo sencillo Lo peor: puede resultar intrascendente para cierto público La escena: cuando devuelve el vestido Lo más falsete: …. El mensaje manifiesto: sobrevivir es un arte El mensaje latente: unos sobreviven mejor que otros El consejo: valorá tus privilegios El personaje entrañable: la familia entera El personaje emputante: la luz que se va cuando no se la paga El agradecimiento: por la sencillez.

CINE BELGA: L´economie du couple / Después del amor

Por: Mónica Heinrich V.

Todos comenzamos una relación con la mayor de las ilusiones, con embeleso. El principio del amor es lindo, ñoño, ves a la otra persona como si fuera lo único, lo ideal, lo mejor. Luego, si tenés suerte, esa idealización muta a un sentimiento maduro que afianza la unión o, si no tenés suerte, el amor se acaba para dar paso a eso que queda después del amor.

El director belga Joachim Lafosse filma una historia que levanta la sábana del cadáver descompuesto de una relación. Marie (Bérénice Bejo) y Boris (Cédric Kahn) tuvieron una relación de 15 años que se terminó. La película arranca cuando ambos ya están tratando de lidiar con la separación más la responsabilidad de sus hijas gemelas.

El motivo nunca es claramente explicado aunque se puede intuir que la diferencia socioeconómica, las frustraciones del rol de cada uno dentro de la familia y la insatisfacción general hicieron lo suyo para que lleguen a ese punto.

Quizás a simple vista parezca que Lafosse ha optado por un naturalismo que no dice mucho y repite constantemente que estos dos personajes ya no se soportan, pero este naturalismo funciona como cámara vouyerista que muestra de a poco y con ritmo pausado las fisuras, las heridas que dejan años de una vida juntos.

Excelente la escena de la cena con los amigos, la certeza que la separación no es solo entre ambos, sino que involucra cada aspecto de sus vidas.

Demoledores los diálogos y los silencios entre seres que se amaron y que ahora ya no.

Una separación supone también cierta burocracia, cosas prácticas que hay que definir, separación de bienes, qué se lleva cada quien, términos de la custodia de los hijos, términos de la relación entre ambos, etc…Esa burocracia contrasta enormemente con los sentimientos a flor de piel que manejan los afectados.

L´economie du couple o llamada en español Después del amor no se mueve entre histerias gratuitas o como un espeso drama de pareja. Es más bien una mesurada y sincera mirada a esa atrofia del «nosotros».

En los pequeños detalles es cuando Lafosse encuentra la manera perfecta de conmover al público. Ejemplo: La escena en que las niñas bailan Bella de Maítre Gims y luego se une Boris, y Marie se queda viendo aquello que es un momento de felicidad y se une al baile con el corazón hecho pedazos, es la mejor escena de toda la película y la que describe a cabalidad la irreductibilidad  de lo que termina.

La actriz argentina Bérénice Bejo, recordada por su papel en The Artist, entrega una bella actuación como la hastiada Marie, mientras que Cédric Kahn aporta una gran silueta al contenido Boris. El par de gemelitas es la dosis de ternura que genera simpatía del público, después de todo: la separación asumida por los adultos tendrá su impacto en esas dos inocentes niñas y el espectador sufre por ellas.

El guion del mismo Lafosse, de Fanny Burdino y de Mazarine Pingeot, describe con singular delicadeza y realismo eso que alguna vez todos hemos visto en parejas amigas que no consiguieron salir indemnes de la fase de embeleso.

Hace mucho tiempo en un churrasco una amiga en pareja me dijo al oído: «No sabés cómo me emputa que fulano respire». La diferencia entre esa declaración y la película es que en la película los personajes se ahorraron años de empute.

Lo mejor: es certera como una bala Lo peor: jodidita La escena: la de la cena con los amigos y la del baile en familia Lo más falsete: el giro de la niña cuando pasa lo que pasa casi al final El mensaje manifiesto: cuando el amor termina, termina El mensaje latente: qué triste que es El consejo: no prolongués tus años de empute El personaje entrañable: las niñas El personaje emputante: la madre/abuela alcahueteando a Boris El agradecimiento: por la mirada sincera.

CURIOSIDADES

Es la primera película no «trágica» del director Lafosse.

El director Lafosse tiene un hermano gemelo.

Se hicieron ensayos alrededor de 6 semanas antes de la filmación.

El actor Cédric Kahn fue elegido a último momento.

La actriz Berenice Bejo fue la primera opción para Lafosse.

CINE ISLANDÉS: Hrútar / Rams /El valle de los carneros /

Por: Mónica Heinrich V.

 

¿Se acuerdan de esa maravillosa película de David Lynch llamada The Straight Story? Pues los islandeses tienen su visión de una animadversión fraterna y, como no puede ser de otra manera, involucra carneros.

Gummi (Sigurður Sigurjónsson) y su hermano Kiddi (Theodor Júlíusson) llevan 40 años sin dirigirse la palabra. Tal cual. ¡40 años! Hay que tener mucho rencor acumulado para vivir uno al lado del otro (literal) y no soltarse ni un «buenos días».

Ambos ya están bastante mayores y son incapaces de dar su brazo a torcer. Lo único que los une es esa tierra que al ser heredada partieron en dos para que hagan de su vida un poncho sin joder al otro. Cada uno tiene su granja, cada uno tiene sus carneros.

Esta «guerra fría» cambia cuando una epidemia de scrapi afecta al rebaño de Kiddi y provoca que todos los rebaños de la pequeña comunidad se vean comprometidos.

Es justo decir que además de la misteriosa relación entre los ancianos hermanos, lo que termina importándonos es la suerte de los carneros. Por supuesto.

SPOILER

Una parte de mí sufrió mucho simpatizando con ese amor desmedido de Gummi por su rebaño, y la decisión de preservarlo a pesar de que el protocolo contra la enfermedad conllevaba eliminar a todos los animales y que pasen años antes de volver a tener un carnero.

Sé que fue un acto egoísta, pero al ver la situación y ponerme en sus montañosos zapatos, pues así nomás es. Yo también metía a todos los carneros posibles en mi baño, en mis cajones, debajo de mi cama, en mi bolsillo, donde haga falta.

Sí, lo más fuerte visualmente está relacionado con el rebaño, pero mientras esperas que todos los carneros vivan, subrepticiamente tenemos el conflicto latente entre los hermanos y la repentina alianza que se da para salvar el rebaño de las brigadas sanitarias. #todossomoscarneros

SPOILER FINAL

El tono que maneja la película es exactamente el tono que necesita:, un tono frío, gris, con nevados paisajes, pintando la vida apacible del agricultor, los rituales de la comunidad rural, las pequeñas alegrías y tristezas de personajes cuyas decisiones giran en torno a sus animales.

Grímur Hákonarson dirige y escribe Hrútar con un estilo artesanal, de ese que cuenta una casi diminuta historia para luego abrir un abanico rico y profundo de posibilidades.

El cine islandés ha dado grandes películas como Noi, el albino (reseñada ACA) y aunque Hrútar nos conduce a un final anticlimático, las peripecias de Gummi, Kiddi y los carneros se hacen un confortable lugar en nuestra memoria.

Esta es una película tranquila, pausada, con toques de humor negro, en el fondo lo que termina ganando es una sensación de tristeza, tristeza por la vejez, tristeza por las relaciones rotas por huevadas, tristeza por la soledad, tristeza.

Lo mejor: dice mucho con pocos elementos Lo peor: el final puede resultar anticlimático La escena: cuando Gummi «acaba» con su rebaño Lo más falsete: la resolución El mensaje manifiesto: este tipo de historia íntima funciona El mensaje latente: el cine islandés la rompe El consejo: para verla con calma y paciencia El personaje entrañable: los carneros y los ancianos hermanos El personaje emputante: los que quieren liquidar a sus carneros El agradecimiento: por un lenguaje sencillo, diáfano y conmovedor.

CURIOSIDADES

  • Fue presentada por Islandia como su candidata al Oscar para Mejor Película Extranjera el 2015.
  • Filmada con la Alexa Arri y lentes anamórficos
  • Los dos actores principales que salen de hermanos son actores muy conocidos en Islandia, en la película también participan verdaderos granjeros sin experiencia actoral.
  • Los carneros aparecen en los créditos como actores.
  • Dura apenas 93 minutos.
  • Se vendió a 40 territorios.
  • La historia se basa en una historia que el papá del director le contó sobre dos conocidos que eran hermanos y llevaban enojados 40 años.
  • Se hizo casting de carneros, el director quería estar seguro que tuvieran un carnero lindo para la pantalla pero que fuera dócil para manejar.
  • El director dijo estar inspirado por Aki Kaurismäki, Roy Andersson y Bent Hammer.

CINE: Alien: Covenant / Wonder Woman – Mujer Maravilla/ Guardianes de la Galaxia Vol. 2

Por: Mónica Heinrich V.

Estamos bombardeados de blockbusters así que no queda nada mal bombardear spoilers. Avisados están.

ALIEN: COVENANT o la falacia del bicho malo

Quiero romper una lanza a favor del bicho/los bichos de Alien: Covenant. Déjenme decirles que la tripulación de Covenant (toda, incluidos los que están en estado de soponcio) merece que los bichos los penetren, naden en medio de sus órganos, los succionen cual bombilla en un vaso de milkshake y los hagan estallar sangrientamente.

Es más, si no existieran los xenomorfos apuesto mis pertenencias terrenales y divinas que esos pendejos igual encontrarían una manera estúpida de morir. Hasta un caniche ciego acabaría con sus vidas.

Ridley Scott vuelve a las viejas mañas, las que hicieron naufragar a Prometheus (reseñada ACÁ), y nos cuenta una historia que ya hemos visto no una sino cien veces: Tripulación reputada, re-tarada, re-inútil explora planeta desconocido para lidiar con desconocidos bichos extraterrestres mientras un conocido droide malo es el master puppet del rancho.

John Logan (Gladiator, 007:Spectre, El último samurai, Hugo) y Dante Harper (debutante) son los dueños de los deditos a los que acusaremos del guion. Deditos pillos que crean personajes como Orum (Billy Crudup) un fulano acomplejado que toma las riendas de la nave y las peores decisiones que he visto en pantalla desde las que se tomaron en la fallida Interstellar (reseñada ACA) y las no menos terribles de la tripulación de Life.

Daniels (Katherine Waterstoon) va de allá pa acá en desacuerdo con Orum pero siguiendo sus órdenes sin un peso partido al medio de criterio como el resto del equipo. ¿No se supone que estos sujetos que desprestigian la profesión del astronauta, al científico espacial o el concepto de ser humano evolucionado, fueron entrenados, son las mentes más brillantes de su rubro, detalles por los que se les encarga un bollo de boludos durmiendo o embrionando?

El resto de la tripulación está ahí solo para que los guionistas tengan cuerpos a disposición mientras avanza la película y nos den un festín de vísceras y sangre. Menos mal que el actor mexicano nominado al Oscar Demian Bichir no muere entre los primeros, aunque su papel pasa sin pena ni gloria como futura comida alienígena.

Bueno chicos, tratemos de no morir estúpidamente

¿Se acuerdan de Dave/David (Michael Fassbender) de Prometheus? El susodicho regresa malo y solemne como en la película del 2014 y lo hace x dos. Sí, sí, hay otro droide igualito a él llamado Walter. Ni bien se encuentran Dave hace un extreme makeover y queda físicamente idéntico a Walter. Nadie se pregunta porqué lo hace, nadie sospecha nada de nada, porque claro, los básicos terrícolas andan corriendo por oscuros pasadizos tratando de salvar sus miserables vidas.

Como marca registrada, los intentos de hacer trascendente la franquicia llevan a Ridley a crear todo un discurso filosófico sobre la creación, la humanidad de las máquinas y la reacción de las personitas en situaciones difíciles. Me aburro.

No hay una sola escena memorable. Una sola. Si alguien piensa que existe una escena WOW hágamelo saber en los comentarios porque me la perdí. Lo único medianamente anecdótico sería el beso a beso de Fassbender con Fassbender.

No hay misterio, no hay tensión, no hay coherencia, no hay flores en el campo, ni estrellas en el cielo, ni canela en tu capuccino, es como estar ante un mago decrépito que desea hacer el truco de sacar el conejo del sombrero y no hay conejo. NO HAY CONEJO.

Lo ves con penita, con ganas de irte y dejar de presenciar cosas que ponen tu corazón triste y tu alma cansada.

Alien: Covenant es un fan service barato. Cercana al desastre de Life, con la diferencia que se toma mucho más en serio a sí misma y no tiene un bicho carismático como Calvin que por sus propios medios consigue llegar a la tierra a barrer con todo.

#teamCalvin.

Lo mejor: que gustará a algunos fans Lo peor: no aporta nada nuevo al género ni a la franquicia La escena: la de Oram persiguiendo a David que ya  sabe es el villano y se meten a un cuarto donde hay un bollo como de plantas carnívoras y David le dice “mirá de bonitas” y el otro menso se asoma a pesar de que es OBVIO que no debería acercarse por ningún motivo! A partir de ahí es difícil tomarse en serio lo demás Lo más falsete: La que puse como la escena, y la de David siendo costurado por Daniels cuando supuestamente la nueva versión de droide se autocura de sus heridas. Imbéciles. El mensaje manifiesto: lo vintage puede vender tickets El mensaje latente: figurita repetida no llena álbum El consejo: mirala sin NINGUNA expectativa, tanto de la franquicia como del mamerto de Ridley Scott El personaje entrañable: los bichos cuando se comen a todos esos brutos con b gótica El personaje emputante: los brutos con b gótica El agradecimiento: por los bichos cuando se comen a todos los brutos con b gótica.

Si ya la viste, puntúa la película!

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MUJER MARAVILLA o la falacia del feminismo

Ciertamente la directora Patty Jenkins tiene un currículum donde sobresale el filme Monster (el de Charlize Theron) y supongo que por esas credenciales la contrataron para que en Mujer Maravilla se venda la pomada de heroína feminista o emponderamiento femenino que ya se sugería en el cómic.

Hay que tomar en cuenta que el nacimiento de la Mujer Maravilla como personaje creado por William Moulton se da en otro contexto, sus pequeñas batallas personales como “mujer que rompe moldes” en ESE contexto están más que justificadas. La Mujer Maravilla nace en la Segunda Guerra Mundial, sin contraparte masculina y como miembro de la famosa Trinidad que conforma junto a Batman y Superman. Desgraciadamente, estamos ya en el 2017 y si querés romper moldes, rompelos y hacelos añicos de verdad.

Acá no se rompe ni una tacita de té, porque Wonder Woman como ligero canapé puede ser digerido sin mayores sobresaltos. Tiene protagonistas lindos (sí, los feos no son héroes a menos que sean directamente deformados como La Mole), tiene un trasfondo problemático (la primera guerra mundial puede ser el escenario ideal para que la chica Barbie feminista se luzca), tiene personajes carismáticos (indio, turco, escocés, la secretaria, etc.) y se une al universo de Batman (no debe faltar un galán a futuro, claro). Más de lo mismo.

Esta nueva propuesta de DC no me emocionó en demasía pero asistí a su desarrollo narrativo sin mayores exigencias, porque Mujer Maravilla es eso: una película que gira en torno a Mujer Maravilla y nada más.  Es la presentación de un personaje, de un universo y la preparación para cuando dicho universo se revuelque con otros universos. También podemos afirmar que es de lo mejorcito que ha dado DC después de los fiascos que supusieron BvS (reseñada ACA) y Suicide Squad (reseñada ACA). Aunque este último argumento mueve a la risotada teniendo en cuenta que con semejantes comparaciones cualquier película de medio pelo sale bien librada.

Donde estoy en absoluto desacuerdo es en los ríos de tinta vertidos en críticas y sinopsis en las que se pone a esta película algo simplona como una revelación del género y lo que es peor venden a su protagonista como lo que toda señorita de buena crianza debería soñar ser: ¿fuerte? ¿independiente? ¿luchadora? Y bla bla bla.

Para ser honesta me aburre un poco incluso analizar esa visión, pero teniendo en cuenta que parte del Hype es anclado en ese paradigma, ni modo.

¿Llevame a la tiendita de la esquina, Steve?

Para empezar Diana (Mujer Maravilla) vive en su isla de amazonas sin preocupación alguna hasta que el personaje de Chris Pine aparece. O sea, caballero galante le dice “oye nena, el mundo no es lo que pensás que es. Mientras vos soñás con maripositas preñadas afuera hay una hecatombe”. Ella no puede valerse sola en ese mundo inexplorado por lo que tiene que irse sí o sí con el fulano recién llegado. El fulano es el que la lleva y la trae por todos lados y quien además termina decidiendo el curso de sus acciones incluidos los trapos que se pone, mientras ella observa lo que pasa con sorpresa, indignación y/o embeleso. El fulano es quien hace el sacrificio mayor, ella cual doncella del medioevo está lloriqueando al descubrir que se equivocó, que el ser humano es bien cochinito y rastrero. El fulano va y se inmola y como consecuencia de esa muerte ella agarra fuerza y valor para enfrentar a Ares. Luego se pasa décadas añorándolo cual Penélope para volver a sonreir gracias a la relación epistolar con Batsy.

Los comentarios sobre el físico de la protagonista son los que sirven de gags constantemente, y lo peor: la boquita de Diana suelta todo un discurso cursi y naif sobre el amor y el ser humano que no se lo escucharíamos nunca a un súper héroe masculino, ni siquiera al calzonudo de Superman o al insulso de Capitan América.

La película explora una veta filosófica en la que Diana descubre y asume que Ares (el villano) no existe, que son los seres humanos los que hacemos las guerras, los que matamos gente, los malos, los mezquinos, admiraría al guionista si se hubiera apegado a esa línea, si el arco narrativo se mantenía. Sin embargo, vuelve a su precepto inicial y cuando estamos murmurando en la butaca: “Ah, esto es lo que le ven, por eso tiene buena puntuación en el rotten”, pum nos pincha el globo y muestra a un Ares real, un bigotón tan ridículo y estridente que poco aporta a una tercera parte del filme que ya viene muy accidentada.

El guionista no es otro que Allan Heinberg, un debutante en la pantalla gigante y cuyo currículum rezuma cursilería al ser el responsable de episodios televisivos para Gilmore Girls, Greys Anatomy, Scandal, OC, Sex and the City, Party Of Five.

Si tomamos a Wonder Woman como una película solo para entretener la pupila y disfrutar sin culpas, su discurso cursi de la vida puede equipararse a los que balbucean algunas animaciones de Disney o Pixar y zafa, sino tenemos una película muy bien filmada, con un guion flojito flojito, una linda protagonista y con la parafernalia necesaria para hacerse un hueco en el mundo de súper héroes.

Alcanza para un momento de solaz, de esos en los que no importa que una Barbie humana te diga que lo que importa es el amor, siempre y cuando te lo diga enfundada en un entallado vestuario que resalta sus atributos y con muchos slow motions para que los disfrutemos a pleno.

No tengo ni ganas de remitirme a los cómics, pero si les interesa les diré que una vez más se han pasado por el ojete la historia de los cómics. Lo único fidedigno es el personaje de Steve Trevor como el tipo que cae en la isla, lo que sigue después que Diana lo salva es un saludo a la bandera que estos crispines llaman “adaptación” y que en realidad quiere decir: “hice lo que me dio la gana”.

La actuación de Gal Gadot está al nivel de la de Henry Cavill (Superman), claro que Gal es más simpática. Imaginarme un duelo de ceños entre ambos fuera de los que vimos en BvS (Batman Vs Superman) me dejó tranquila sabiendo que en un futuro cercano no sucederá dado que el cuerpo del hombre de acero se encuentra enterrado a una buena profundidad.

Lo mejor: no es aburrida y la música estuvo buena Lo peor: ¿qué carajos es eso de que esta doña con  discurso de princesa Disney, guiada/adoctrinada por el personaje de Chris Pine es feminista? La escena: cuando cosita se lanza a toda madre contra las filas enemigas Lo más falsete: la tipa que creyó en ella muere por defenderla y la Diana panchota, también toda la secuencia del baile y la aparición de Ares El mensaje manifiesto: si lo disfrazás bien consigue engañar El mensaje latente: ponele más azúcar y nos volvemos diabéticos El consejo: para verla con Coca Cola, Snickers, Pipocas, Nachos con queso y cualquier elemento ad hoc a la plasticidad El personaje entrañable: Charlie El personaje emputante: ella y él El agradecimiento: porque Batsy devolvió la foto que es TAAAAN importante para Diana.

Si ya la viste, puntúa la película!

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GUARDIANES DE LA GALAXIA o la falacia de todo lo que no es baby Groot

Hace ya tres años salió la primera Guardianes de la Galaxia (la reseña ACA). No voy a mentir: llené un balde de baba por Groot y quedé en estado de viudez cuando se sacrificó por todos NOSOTROS. Esa pequeña ramita creciendo y bailando en una macetita ha sido el pensamiento que me ha sacado de hondas tristezas en los últimos años.

(insertar música de autoayuda ochentera)

Esperaba la secuela con un gran letrero de “Bienvenida”, pensando que Jimmy (el director James Gunn) llenaría las expectativas de seres humanos cuyo único momento de Felicidad se da cuando se apagan las luces en una sala de cine.

Y justo cuando nuestra espera ya entraba a la guardería, Jimmy aparece con este Vol. 2. Oh, Jimmy. Jimmy. Jimmy.

Resulta que Groot ya creció un poquito pero ese cerebringo no está muy desarrollado por lo que a veces confunde las cosas o entiende mal, lo que lo convierte en el personaje más honesto del boliche. Sí, baby Groot a las claras actúa y se mueve con la ignorancia y la mamertez derramadas por todas sus ramas, el resto se las da de muy cools y muy guerreros y muy autosuficientes y en la práctica son un cero al cuadrado.

esa sonrisa con la que esperás ver el mundo arder

Ok. La primera entrega era también un espectáculo de colorida, musical y divertida idiotez, pero tenía a su favor la novedad.

Con la novedad muerta y enterrada, hay que remar en dulce de leche, y Jimmy (Oh, Jimmy) trata de ponerse “creativo” insertando más personajes, más tramas ocultas, más ridiculez, todo en onda hiperbólica tanto que al final te empachás y solo deseás que acabe de una maldita vez.

A favor de Guardianes de la Galaxia Vol. 2 diré que tiene momentos, secuencias que nos reconocilian con Jimmy y el universo: La aparición de Stallone, las intervenciones de Mantis, las de Yondu, y lo más importante: absolutamente todas las pequeñas y grandes apariciones de él, de baby Groot.

En la esquina opuesta tenemos la música pegada a fuerzas a la acción, algunos gags que no funcionan, el entramado del guion donde no hay hilo lógico y el excesivo tunchi tunchi de acción planetaria que se vuelve muy redundante. El despropósito mayor es Ego (Kurt Russell) que aparece como padre-planeta-sermultidimensional-dios-pelotudoequis que se presenta a Peter Quill muy al estilo Darth Vader con un “Soy tu padre”. El tipo anda todo seductor y maquiavélico para luego hablar un montón de huevadas que echan por tierra los planes que forjó durante años. Ego podría dictar un cursillo en la CAINCO que se llame: Cómo destruir tus planes en 1 sencillo paso.

Técnicamente, la pandilla entera está viviendo en Ego (recuerden que es un planeta) y Ego nunca se entera de nada de lo que traman ellos ni su empleada/esclava Mantis. Ego podría dictar otro cursillo en la CAINCO que se llame: Cómo ser un Dios y no enterarte de un carajo.

Pensar que en el cómic original Yondu (Michael Rooker) es uno de los fundadores de Los Guardianes de la Galaxia me hace reflexionar sobre la también falacia de eso llamado apariencias y de esa práctica grosera llamada tergiversación de hechos.

Así es queridos, Yondu en el cómic es uno de los patriarcas, de los propios, no un pelotudo secuestrador de niños o descendientes. Jimmy lo pone como un villano en Vol. 1 y luego le da el cambiazo en Vol. 2, para no perder esa bella costumbre del casette ochentero: Lado 1 y lado 2. En realidad, las intenciones macabras de Jimmy son usar al pobre Yondu para matarlo y que se implante en nuestra memoria como el “daddy” muerto de Peter.

Nada de eso nos importa, bueno, nada de eso me importa. No me importa, Jimmy. La posibilidad de ver a baby Groot creciendo, robando pantalla al trochi mochi, me invita a pensar que Jimmy planea que compremos entradas de las próximas entregas solo para ver a este adorable ser.

Bien jugau, Jimmy, bien jugau.

Lo mejor: baby Groot Lo peor: se siente larga A PESAR de baby Groot La escena: cuando baby Groot va a buscar la aleta de Yondu y cuando baby Groot tiene que elegir los botones Lo más falsete: Ego y sus cursillos básicos en la CAINCO El mensaje manifiesto: si la película fuera solo de baby Groot sería mucho más divertida El mensaje latente: Queremos más baby Groot! El consejo: comprate el muñeco de baby Groot y Groot El personaje entrañable: a que no lo adivinan: BABY GROOT El personaje emputante: Ego, Peter Quill El agradecimiento: por BABY GROOT y los extras finales donde baby Groot es adolescente y vive masturbándose.

MÚSICA: La Perseguidora

Por: María José Ferrel Solar

“La Perseguidora” es un proyecto que nació desde el disco-punk bajo la tutela del músico y productor Jorge Zamora y Andrés Marías Rojas, que viene desde las artes escénicas. La propuesta evolucionó para convertirse en un ensamble de seis músicos con un show en vivo lo más fiel posible a la vieja tradición de la música electrónica de los años 70s y 80s: hacer música con sintetizadores reales, control de voltaje, MIDI (Musical Instrument Digital Interface).

Aunque su primer show en vivo será dentro del Mini Festivalito el próximo 9 de junio en La Paz, junto a un performance especial de Álvaro “Conejo” Arce con Ra Beat y Patricio “Pato” Pozo con Ametrino, el proyecto planea una gira nacional por Santa Cruz, Sucre y Cochabamba en este 2017.

“La experiencia de la música electrónica en vivo ha sido muy desvalorada en los últimos años con el uso de computadoras en el escenario. Generalmente el sonido de los grupos de electrónica es muy plano, plástico, no-físico y eso se debe al uso de software al momento de tocar en vivo. Nosotros buscamos que el público se embarque en una aventura sónica pero también física”, indica Zamora, encargado de los sintetizadores polifónicos.

Rojas es uno de los principales gestores del proyecto, también toca los sintetizadores, teclado guitarra y voz. La agrupación cuenta con el talento de músicos invitados como Mauricio Toledo en la batería, Alejandro Ustarez en la guitarra eléctrica, André de Oliveira en la percusión electrónica y Mikael Bildt en los sintetizadores monofónicos.

En el Mini Festivalito los seis músicos harán un remix en vivo del primer disco de la banda, llamado Pony Fever, un álbum muy crudo, con divagaciones, tomas largas y poca edición.

Rojas explicó que La Perseguidora parte de una interacción comprometida con los instrumentos y por tanto con los espectadores.

Y de esta manera la propuesta compositiva se consolida con la pericia en la batería de Toledo y de la guitarra de Ustarez, además de las fuertes influencias muy cercanas al sonido de Talking Heads, Manuel Göttsching, Steve Reich, Charly Garcia, Kraftwerk, Caetano Veloso, Liquid Liquid, James Brown y muchos artistas de Ze Records.

Pero las influencias sonoras de la banda no son solamente americanas y europeas, tiene mucho de la rumba cubana en las secuencias y ritmos de la percusión, en especial del gauguanco y conga.

Personalmente me gusta mucho la lógica del vamp en el funk y es algo que incorporamos bastante, no somos un grupo que toca canciones”, alerta Zamora quien explica que cada pieza del ensamble dura aproximadamente 10 minutos, lo cual hace que solo los más interesados se embarquen en “su viaje”.

Por otra parte, De Oliveira y Bildt aportan la raíces electrónicas al proyecto, gracias a sus inicios en la experimentación dentro este género.

“Desde mi punto de vista unir elementos como batería, guitarra y percusión con otros más propios de la música electrónica, como ser synthetizadores secuenciados es destacable. Y más allá de eso pienso que La Perseguidora tiene una identidad sonora propia y eso siempre es interesante”, señala Bildt.

Después de casi seis meses de ensayos los músicos del proyecto se encuentran comprometidos en la experiencia al vivo que propone la banda, así lo recalcó Ustarez:

“En este momento no hay un proyecto activo que presente música electrónica en vivo. Lo que se ha logrado re-versionando los temas del disco debut tiene que ver con un sonido muy particular y propio que ha  significado mucho trabajo”.

El set de La Perseguidora será registrado en vivo y constituirá su segundo disco.

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