LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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DOCUMENTAL: An open secret (Un secreto a voces)

Por: Mónica Heinrich V.

Cuando surgió el escándalo del productor Harvey Weinstein y el centenar de denuncias en su contra por abuso sexual, lo primero que pensé fue en cuánto tiempo iba a tardar en caer Bryan Singer, el director de X-Men. Fue así que me puse a googlear su nombre. Para mi sorpresa, y a pesar del agitamiento de esa tapa de petos que  tiene a Hollywood en jaque desde hace meses, nuestro amigo Singer seguía pasando casi inadvertido.

Claro, el señor estaba inmerso en lo que será la biopic de Freddy Mercury y a nadie parece importarle que haya sido acusado de abuso sexual a menores durante toda su carrera. Para ver el timeline de abusos que este mes se ha engrosado con dos denuncias más, les dejo este link: Troubled films to Rape Claims

Escarbando más en la red me encontré con el testimonio de la documentalista Amy Berg que decía haber asistido a una de las famosas fiestas de Singer y que gracias a eso decidió comenzar un documental para destapar la mafia de pedófilos detrás de cadenas como Nickelodeon, Disney y Hollywood en general.

El documental en cuestión se llama An Open Secret (Un secreto a voces) y aunque vio la luz el mismo 2014 en el que Singer fue acusado de violación a dos menores , ha sido prácticamente marginado de las plataformas de torrents y de descargas. Tampoco tuvo estudios que respalden su distribución y fue relegado al olvido o al desconocimiento. Lo que no deja de ser una sorpresa, tomando en cuenta que su realizadora ha sido nominada al Oscar por el documental Líbranos del mal (reseñado AQUÍ) sobre el sacerdote irlandés Oliver O´Grady que abusó a decenas de niños.

¿Por qué un documental sobre un tema tan delicado realizado por una persona seria y profesional, con prestigio, no ha tenido eco en ningún lado? Porque Singer está protegido por la industria, la misma industria que durante años calló lo de Harvey Weinstein y lo de Kevin Spacey.

Los sospechosos habituales: Bryan Singer, Matt Lauer, Harvey Weinstein, Garrison Keillor and Kevin Spacey. Famosos acusados de abuso sexual. Composite: Rex/Shutterstock/Guardian Design Team

An open secret comienza con un mensaje a las víctimas: Sé valiente, denuncia. La vida se pone mejor.

Luego vemos una secuencia de un episodio de la famosa serie Blanco y Negro (Different Strokes). En ella, Arnold (Gary Coleman) es manipulado por un carismático adulto que luego se sabe era pedófilo. Willis (Todd Bridges) y Kim (Dana Plato) comentan junto al Papá de la serie sobre lo terrible que había sido descubrir que el señor estaba enfermo y que había que cuidarse de él. En paralelo el actor Todd Bridges, ya en la actualidad, declara cómo no puede ver episodios de la serie que lo hizo famoso. Bridges era abusado por su publicista, y su padre lo supo pero prefirió seguir recibiendo las ganancias que los contactos del violador le reportaban.

Todd Bridges abrazado por Arnold (su hermano menor en la ficción)

De ahí, el documental desenrolla una madeja de relaciones, conexiones y víctimas que solo puede producir escalofríos.

Para muestra un botón: los niños actores suelen sacarse una foto que se llama headshot y que generalmente va adjunta al currículum que presentan en los castings. Desde hace años estas fotos que tendrían que ser de uso exclusivo de Agentes o Directores de Castings se ofertan en Ebay. Algunas fotos muestran a niños o adolescentes sin polera, en actitudes “sexys”. ¿Quién las vende? ¿Quién y por qué alguien las compraría? Cuando se hizo una investigación sobre quién estaba detrás de estas ventas, se llegó hasta Bob Villard conocido Agente de estrellas infantiles. Tan conocido que sus clientes fueron Leonardo Di Caprio y Tobey McGuire, entre otros. Villard ya tiene dos condenas encima: 1) por distribución de pornografía infantil y 2) por abuso sexual a un menor.

Otro caso similar es el de Martin Weiss, un agente infantil que ha sido condenado por abuso sexual y aún tiene clientes a su cargo. Este sujeto era muy querido en la industria, y también un hombre adulto, soltero, que vivía solo y que invitaba a sus clientes (menores de edad) a dormir a su casa. Pijamadas que eran consentidas por los padres de las víctimas sin imaginar que se trataba de un pedófilo.

Martin Weiss con algunos de sus clientes

Lo del abuso sexual dentro de la industria no es una cosa aleatoria, quizás lo más estremecedor que revela An Open Secret es el sistema montado alrededor de los abusos que protege a agentes, directores, productores y actores. Corrijo, no solo se protegen unos a otros, sino que alimentan su enfermedad entre ellos.

Uno de los casos más emblemáticos es el de DEN una especie de proyecto de streaming de los 90s previo al auge de youtube o netflix, que llevaron a cabo tres socios: Marc Collin Rector, Chad Sackley (novio adolescente del primero, 15 años menor) y Brock Pierce (actor infantil adolescente que Bryan Singer les presentó a la parejita y que pasó por las manos de Bob Villard). Los tres vivían en una mansión en la costa este de Estados Unidos desde la que creaban contenido para redes sociales.

En esa mansión se hacían fiestas hedonistas a las que asistían productores, actores, directores, agentes y sí, niños. En las fiestas no había nunca una mujer presente, ni siquiera entre las personas que servían la comida o la bebida, duraban hasta muy tarde y los niños corrían por el jardín o chapuceaban en la piscina desnudos.

El ex presidente de DEN es David Neuman, actual ejecutivo de Disney y con acusaciones de abuso sexual encima. Bryan Singer, cuando no, era uno de los inversores más fuertes del proyecto. Otro de los asiduos asistentes a las fiestas y parte del grupete, era Brian Peck, gran amigo de Singer. Un actor menor actualmente condenado por abuso sexual y que en Hollywood trabaja como coach infantil de niños actores de la cadena Nickelodeon. Así es, toda esta gente a pesar de su prontuario, sigue trabajando y teniendo acceso y relación con niños.

Cuando pensás que has visto lo peor, tenés a un anciano Michael Harrah, una especie de leyenda en cuanto al manejo/casting/coaching de niños actores y que además es uno de los fundadores del SAG (Sindicato de actores) que cuenta que él mismo fue abusado de niño pero que es “algo común”. Harrah a lo largo de su vida ha llevado a niños a dormir a su casa y aunque no tiene prontuario alguno, Amy Berg consigue un audio de una conversación teléfonica en la que Harrah acepta haber tocado indebidamente a un niño en el pasado.

Dejo otro link que cuenta cómo el casting infantil de la famosa película con Jack Black, Escuela del Rock, fue hecho por un pedófilo convicto, entre otros detalles macabros de lo que la industria permite: 10 perturbadoras historias acerca del problema de la pedofilia en Hollywood. 

Esto es solo la punta del iceberg. Las denuncias de abuso sexual en Hollywood tanto en personas menores de edad como adultos son miles y al tratarse de un sistema en el que se mueve mucho dinero hay personajes como Bryan Singer que estarán protegidos hasta que dicha protección no caiga por algun motivo.

Singer ha sido despedido recientemente de la biopic de Freddy Mercury, pero todo apunta a que además de su oscuro pasado, su comportamiento en el set dista de lo profesional (problemas con los actores principales, malos tratos, llegadas tarde, desapariciones inexplicables) y el estudio al fin se ha cansado.

Eso no quita que siga impune de las acusaciones de abuso sexual, pero quizás sea el puntapie inicial de algo más grande.

El documental, por su parte, aborda el relato de cinco personas que se animaron a denunciar, que fueron niños víctimas de esos depredadores y que llevan años exigiendo justicia y viendo cómo esta justicia les es negada.

Evan Henzi, una víctima de Martin Weiss con Amy Berg, la directora.

Esto no es una sorpresa, ni un descubrimiento para el mundillo de Hollywood, esto es un secreto a voces. De algo que todos saben y callan.

En An Open Secret escuchamos a las víctimas (como tiene que ser) y se intercalan los detalles de los abusos y abusadores con las consecuencias para las vidas de los afectados. Drogas, alcohol, confusión de identidad sexual, culpa, depresión, suicidio. En una industria despiadada donde sin contar el abuso sexual, las exigencias del sistema, las ansias de fama, de reconocimiento, el poder, el dinero o la falta de él, se convierten en un grave problema, el abuso sexual se mezcla a ese cocktail de manera explosiva.

Quizás lo que se le puede criticar al documental es que termina convirtiéndose en un anecdotario, y el análisis que amerita cada caso se resume en el hecho (abuso) y en cómo lidió la víctima con dicho abuso, sin darle mayor profundidad.

La directora, Amy Berg, decide no finalizar su trabajo bajo la pesada sombra del abuso, sino con el testimonio de estos chicos-hombres que se liberaron al denunciar y aún no teniendo la justicia o el castigo de su parte, la denuncia, dice una de las víctimas de Martin Weiss, vale la pena.

Lo mejor: necesario y revelador Lo peor: su escasa distribución y la falta de consecuencias o castigos para la gente expuestas  La escena: la de Michael Harrah y la entereza al final de Evan Henzi Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: creo que no es un tema solo de la industria sino de poder en general… El mensaje latente: denunciar vale la pena El consejo: denunciar vale la pena El personaje entrañable: los niños El personaje emputante: los abusadores y quienes los encubren El agradecimiento: por las valientes denuncias.

EXTRAS

Acá An open secret para ver online, aunque solo hay su versión en inglés.

AN OPEN SECRET. Official PG-13 version. Copyright Esponda Productions LLC #AnOpenSecret from Matt Valentinas on Vimeo.

CINE COREANO: La Villana / The Villainess / Ak-Nyeo

 

Por: Mónica Heinrich V.

¡Oh, sí! La venganza.

La querida, añorada y a veces judeocristiana esquiva venganza.

No sé qué les pasa a los coreanos. Tienen un bollo de películas en las que la gente jamás perdona ni olvida. Cero. Al contrario, elaboran un plan macabro en el que suelen llover coreanos muertos al trochis mochis y sus protagonistas reciben múltiples salpicadas de sangre en plena cara. Por mí, está bien.

Aplaudo el rencor llevado a la pantalla gigante con gracia.

El chiste está en la gracia.

La villana viene con un recorrido festivalero y comercial bastante bueno. De hecho, ha entrado en algunas listas como una de las mejores películas del año.

En las listas siempre surge el desencanto, y mi vida es un camino hecho con baldosas de desilusión, con el nombre de algunas películas topfiveadas (dentro de las cinco mejores del año) y personas siendo arrojadas a ese hacinado pozo imaginario en el que arrojo a seres humanos desagradables. Así que las listas nunca son del todo fiables, y hablan más de los crispines que las elaboran que de las películas que se mencionan. Pero sirven, uno les echa una miradita y a veces se encuentra cosas bonitas.

Aunque sigo bastante al cine coreano, al director Byung-Gil Yung no lo conocía y La Villana es su segunda película después de Confession of Murder. El filme está también guionizado por él, y por un colaborador debutante en el arte del guion: Byeon Sik Jung.

Primero diré que no estamos ante nada nuevo bajo el quemante sol de estos días de diciembre. De hecho, te remite a otras películas tanto coreanas como hollywoodenses (OldBoy, Misión Imposible: Rogue Nation, Kill Bill, John Wick, etc), pero eso no le quita el mérito de hacerte pasar un rato ameno viendo morir gente sin que exista ninguna lógica.

En la historia vemos varias “caras conocidas”. Una de ellas es la protagonista Sook Hee interpretada por Kim Ok Bin la actriz que todos recordamos por Thirst de mi amado Park Chan Wook. A su lado está el gran gran Shin Ha Kyun como Lee Jong Sang actor a quien le hemos visto la caripela en JSA, Sympathy for Mr. Vengeance, Sympathy for Lady Vengeance y Thirst las cuatro de Park Chan Wook y como galán el actor Sung Joon como Jung Hyung Soo a quien he visto en muchos doramas como Lie to Me, Can We Get Married, y Need Romance.

Ya, ya. Tanto bla bla bla y lo que queremos es saber si vale la pena pagar la entrada por ver esta huevada doblada en el cine. Señores, yo la vi dos veces, una subtitulada hace dos semanas y otra el fin de semana doblada en el cine, porque sí, mientras la veía subtitulada (bajada del infame torrent) me dije a mí misma: “mí misma, qué lindo sería ver este despelote en pantalla gigante” y zas, mágicamente, llegó a las pantallas de cine bolivianas.

Y la magia no hay que desperdiciarla.

La villana tiene un truculento y espectacular inicio con un plano secuencia en cámara subjetiva que dura alrededor de 5 minutos. Bien jugado, director de cine coreano que veo por primera vez.

Nuestra amiga Sook Hee se fatigó y se metió a un boliche lleningo de mafiosos a los que empieza a liquidar sin compasión.

SPOILER

La subjetiva se corta cuando le estrellan la cabeza contra un espejo y luego ya tenemos la visión de la heroína (no villana) completa.

Después resulta que a la tipa la agarra La Agencia (una suerte de FBI, CIA, KGB, lo que sea) que la intenta reclutar porque sus “habilidades” les serán útiles en el futuro. Para eso le hacen cirugía plástica y la entrenan. Ella decide cooperar porque está embarazada y le prometen que en 10 años saldará su deuda con ellos y será “libre”.

Luego nos cuentan en pequeños flashbacks su pasado de niña hija de mafioso traicionado por otros mafiosos, que cuando crece se casa con un mafioso traicionero que luego es supuestamente asesinado por los mafiosos que ella liquida al principio de la película.

Mientras tanto, en el presente le dan objetivos a eliminar y le ponen a un tipo de La Agencia como vecino encubierto para que se case con ella y la vigile de cerquita.

Queridos, nada tiene el más mínimo sentido. Ni su reclutada, ni que el crispín que la desposa primero haya sido el que mató a su señor padre, ni que la rescaten en su más tierna infancia, ni que la hayan dejado vivir, ni que después le pongan a ese chico para que se case por segunda vez, ni que la Agencia que todo lo sabe, lo ve y lo vigila pierda tantos agentes al pedo, ni nada. El guion es una oda a la torpeza y al valeverguismo que es casi exasperante.

Porque sí, cosito (el director) se ha pasado el guion por allá por donde la espalda pierde su bello nombre, pero pucha que le ha puesto empeño a cómo contar ese guion tan malo.

Casi al final, donde la tipa parece tener más vidas que un gato, llega la secuencia del auto y del bus en la que bien podríamos decir: «Ahora sí nos fuimos al carajo con impulso«, pero desde tu butaca soltás la risotada y empezás a gritarle a la pantalla como barra brava: ¡Matalos a todos, hija. A TODOS!

FIN DEL SPOILER

Si queremos hurgar entre la metafísica, la filosofía y el existencialismo para no sentirnos tan mal por tanta descarga de violencia, La Villana tiene una lectura de este personaje femenino y fuerte que invita a sobreponerse al dolor y a tomar su historia bajo su propio mando. Nahh. O sea, no. Bueno fuera. Ni siquiera se detiene en explorar aspectos políticos de su reclutamiento, o la articulación de las mafias coreanas, o tan siquiera el golpe demoledor de tantas pérdidas en una persona. Es nomás un derroche de adrenalina vacío. Un vacío filmado con un pulso y un estilismo que se admira.

Creo que no da para ovacionarla durante cuatro minutos como sucedió en Cannes de este año, pero con seguridad te dejará unas cuantas secuencias dando vueltas en la mente como peto mocochinchero.

Lo mejor: muy bien filmada, súper amena, y un estilismo para admirar Lo peor: vacía y sin sentido La escena: la secuencia inicial, la de las motos, y la del bus Lo más falsete: casi todo tiene poca credibilidad El mensaje manifiesto: las cosas se resuelven con sangre El mensaje latente: el rencor es un poderoso motor El consejo: tengo un dilema: Visualmente la película se disfruta más en pantalla gigante pero solo hay opciones dobladas, y siempre que el guion es malo la versión doblada termina por hundir más el asunto. El personaje entrañable: la hija de la protagonista. Dios mío qué criaturita más hermosa. Que no la vea Angelina Jolie porque se la sustrae El personaje emputante: En parte la protagonista, que andaba como volantín al viento matando coreanos cada vez que se le venía en gana El agradecimiento: por las dosis de adrenalina y buenas secuencias.

TELEVISIÓN: Mindhunter (Temporada 1)

Por: Mónica Heinrich V.

“Debo estar en el infierno”, es lo primero que se lee en el prólogo de Mindhunter (Cazador de mentes), el libro del agente del FBI John Douglas. En ese párrafo Douglas describe su pesadilla más recurrente: los asesinos y violadores a los que puso tras las rejas lo torturan buscando su muerte.

El libro es una crónica que narra alrededor de 25 años de carrera de Douglas en la UCC (Unidad de Ciencias del Comportamiento) del FBI y sus encuentros con peligrosos criminales. Dicho así parece muy interesante, pero en la práctica gran parte del relato se ancla en la vida personal del tipo de manera muy condescendiente (“Estaba en gran forma” “Tenía muchos músculos”, “Ya era conocido como el chico malo”, “tenía talento para tal o cual cosa” “Me ovacionaron sinceramente”). Con esto no quiero decir que  no tenga valor, sino que a los datos valiosos estorba esa torpeza del autor de ponerse por encima del texto.

El libro también lo firma Mark Olshaker que no es un colega de Douglas, sino el escritor profesional que apoya al agente del FBI en la redacción.

Pues nuestra Charlize Theron vio oro ahí y compró los derechos del libro. Ante el fracaso por llevar la historia a la pantalla gigante se unió al cineasta David Fincher. Juntos quisieron vender el proyecto a HBO en el 2009 y finalmente este 2017 la convirtieron en una serie exclusiva para Netflix.

Hay buenas y malas noticias al respecto.

En ese juego odioso de Libro vs Serie, puedo decir con propiedad que el versus no existe ya que la versión de Fincher para Netflix es muy libre de la crónica de Douglas. Corre como gacela por pradera verdosa lejos, lejos de Douglas.

Fincher ha creado un universo oscuro donde se repite la vieja fórmula de agente ingenuo va descubriendo cosas que empiezan a cambiarlo internamente. Todo sucede, claro, acompañado del colega refunfuñón con mayor experiencia.

Para eso extrapolan a Douglas en el personaje Holden Ford (Jonathan Groff). El agente real, Douglas, fue francotirador, participó en guerras, y cuando empieza su estudio tenía hambre de protagonismo y gloria. Ford, en la serie, es un joven ingenuo, bastante atarantado, que comienza el estudio casi por accidente y que se la pasa con cara de asombro ante cada hallazgo y preguntando obviedades. Eso si es que no está charlando de sociología con su pareja/proyecto de novia/encame.

Aquí, casual, en la disco. Coqueteando.

La serie nos muestra a dos agentes del FBI bonachones, tratando de sacar adelante su proyecto de estudio del comportamiento criminal ante una institución burocratizada.

Lo más chocante de los episodios iniciales es que los personajes principales son bastante tópicos y ya hemos visto ese tipo de dupla muchas veces. Además, la serie te presenta ese universo de manera bastante convencional, aunque muchos se afanen en decir que estamos ante algo no visto hasta ahora.

La guionización de la mayor parte de los episodios corre a cargo de Joe Penhall cuyo trabajo más destacado es su mediocre adaptación a la pantalla gigante de La carretera (McCarthy). Penhall tampoco aporta a particularizar este thriller, sin embargo la dirección de Fincher (primeros dos y últimos dos episodios) es tal cual su filmografía y sus otros escarceos televisivos (House of Cards) sobria y elegante.

El primer episodio de Mindhunter es casi de manual, sin nada que te motive a ver el segundo aparte de dejarte llevar por el hype. Tu seguimiento al rebaño rinde sus frutos cuando finalmente aparece en escena Edmund Kemper (un gran Cameron Britton). Con el universo de Kemper (un asesino en serie que decapitó a su madre y violó la cabeza, entre muchas fechorías más) cuyas respuestas son calcadas a las del verdadero asesino, se abre la ventana a la insania que la gente esperaba con soda y pipoca.

Paralelo a las entrevistas a asesinos y criminales violentos, Holden y su compañero investigan algunos crímenes sin resolver que se les van presentando. Entre esas incógnitas y la riqueza de los personajes perturbados podemos decir que la serie llega a funcionar y que cocina un interés a fuego lento. Mindhunter comienza en 1977 y en cada episodio vemos a un misterioso personaje del que solo se muestra una secuencia. Ese es el asesino BTK, un asesino en serie de Kansas que recién fue arrestado en el 2005.

El leitmotiv del libro y de la serie es desmitificar a los asesinos y más que humanizarlos tratar de entender por qué actuaron como actuaron. En la realidad, este trabajo se usó para prevención de delitos y “cacería” de criminales, muchos casos se resolvieron siguiendo un protocolo establecido gracias al estudio de Douglas.

Pero seamos sinceros, pocos están viendo la serie porque vayan a “aprender” algo del comportamiento humano, la serie se la mira por el morbo que despierta el tema. Fincher mismo ha dicho que películas como Seven o El silencio de los inocentes enaltecen la imagen del asesino y la pone en una posición casi de virtuosismo (leer la entrevista aquí). Desgraciadamente, Mindhunter tampoco es tan ajena a eso. Si bien estos personajes vienen de entornos degradados y de situaciones familiares muy jodidas, la serie pone un cierto halo de fascinación a los mismos. Son las intervenciones con los psicópatas las que están mejor montadas, las que tienen los mejores diálogos y las secuencias más memorables. Si vos charlás de la serie con otros pequeños humanos, el comentario general es «el Kemper ese, puta qué genial está, lo busqué en youtube y es igualito».

Y es entendible, el problema es vender la pomada de que estás ante una serie diferente y de corte más profundo que otras de la misma temática cuando en realidad el tratamiento es más bien convencional y el resultado es el mismo.

Mindhunter tiene 10 episodios en su primera temporada y ya ha sido renovada para una segunda entrega. Es una serie que inicia flojita y que va creciendo conforme avanza. La temporada cierra de manera muy abierta y promete que esa urina asustada llamada Holden agarrará mayor fuelle en lo que sigue.

Go, Holden, Go.

Con grandes actuaciones, un sólido diseño de producción y personajes secundarios (asesinos) de lujo, Mindhunter se deja ver. En lo particular pienso que no alcanza niveles de embeleso. Quizás sea porque he visto/leído demasiadas cosas (series, documentales, películas, libros) relacionadas al tema y nada de lo que se relata me resulta nuevo o asombroso. Sí, puede que el problemita sea yo.

Como thriller me pareció algo aburrido (sobre todo al inicio), como estudio del ser humano no profundiza y se queda en una somera aproximación a la mente de un asesino, como vistazo al nacimiento de protocolos del FBI para manejar casos como los que la serie presenta hay cierta ingenuidad en la narrativa y cierta ingenuidad que se atribuye a un espectador que ya ha visto un montón de temáticas parecidas y no es el espectador de los 70s a los que la serie recrea.

¿Vale la pena verla? Tiene buenos momentos. El caso de Benjamin, lo del profesor cosquillas, lo de Kemper, como que le dan peso suficiente para que digás que sí, que vale la pena.

La segunda temporada será su prueba de fuego, una temporada en la que terminará de crear su personalidad como serie y veremos si sale de la casilla en la que parece estar muy cómoda: fórmula tradicional para la masa.

Lo mejor: Sobria, elegante, y tiene buenos momentos Lo peor: no se despega de los clichés del género La escena: todas las de Kemper Lo más falsete: las charlas boludas con la novia, el papel inicial de Holden  El mensaje manifiesto: hay cosas que no tienen cura El mensaje latente: qué importante es criar con amor y cariño a un niño El consejo: esperar que pasen los dos primeros episodios para que agarre más interés El personaje entrañable: el gato que come los atunes en la lavandería El personaje emputante: Sí, el pelotudo de Holden El agradecimiento: porque está bien filmada y por sus personajes perturbados tan bien trabajados.

EXTRAS

Adjunto el libro (en inglés) en el que se basó por si algún curiosito le quiere dar una leída:Mindhunter

CURIOSIDADES

    • Jonathan Groff audicionó para hacer de Zuckerberg en la película Red Social y fue ahí donde Fincher le echó el ojo.
    • Se filmó con una RED EPIC DRAGON especialmente ajustada para Fincher bautizada como la Red Xenomorph
    • El personaje Debbie (novia de Holden) maneja una peta beige, es el mismo tipo de auto que usaba Ted Bundy otro infame asesino serial.
    • Holt McCallany (actor que interpreta al compañero de Holden) ha actuado también en El Club de la pelea.
    • En la serie el personaje Holden tiene 29 años y el actor que lo interpreta 32. Bill, por su parte, tiene 44 y el actor que lo lleva a la vida 54.
    • Además de Mindhunter, Charlize Theron participa como productora en otro proyecto vinculado a Netflix: Girlboss, la comedia que adapta el libro escrito por Sophia Amoruso.
    • La nueva temporada se anclará en los asesinatos de Atlanta.
    • A continuación una comparación entre el Kemper real y el Kemper ficcionado.

DISEÑO: David Carson

David Carson: La vanguardia es así

Por: María José Ferrel Solar

Los estilos van y vienen. El diseño de David es un lenguaje, no un estilo

M. Vignelli

David Carson es el peso más pesado que llega al ring principal del diseño y la industria creativa en Bolivia: la Bienal del Cartel BICeBé. La BICeBé presenta en su congreso internacional una poderosa lista de oradores conformada por la élite del diseño gráfico actual y los proyectos emergentes más interesantes de la región.

Carson dijo alguna vez que sus trabajos forman parte de su personalidad, razón por la cual nadie lo podía suplantar, nadie podría suplir su acervo o experiencia vital. Es así que el ser un defensor de la subjetividad en una vorágine de estereotipos y lugares comunes establecidos convirtieron a este sociólogo tejano en un revolucionario del diseño mundial. De esos seres humanos innovadores que si no se hubieran animado a dar lo que dieron seguramente la actualidad sería diferente, por lo menos, más aburrida.

Formado en “Arts in Sociology” Carson encontró su veta para la transgresion al estudiar en Suiza en los años setenta donde tuvo como profesor y mentor a Hans-Rudolf Lutz, un vanguardista de la tipografia en Europa.

Es ya desde la escena artística y cultural del sur de California, en los setenta, que empieza a formarse la figura del padre de la tipografía grunge y Carson se insertaba en los imaginarios jóvenes con su tipografía sucia intervenida con fotografías, collages e imágenes desenfocadas. A partir de la irracionalidad y el caos en sus composiciones, la firma personal del sociólogo convertido en diseñador empezaba a quedar registrada en el mundo.

En pocas palabras: Carson contribuyó activamente a la re-estructuración de los cánones del diseño establecido en un momento político donde se formaba lo que ahora se conoce como contracultura, la cual impulsó una subcultura en diferentes ámbitos de lo artístico como son la música, la pintura, el graffiti y el cine, entre otros.

En esos momentos Carson dirigía el arte de varias publicaciones de música, skates y surf, siendo la más conocida Ray Gun, revista sobre música y estilos de vida que se difundía a nivel internacional. Su obra en esta revista lo catapultó a la popularidad y en 1995 fundó su propio estudio, David Carson Desing, en Nueva York.

Los trabajos más representativos de esta etapa fueron en las revistas Transworld Skate Boarding (1983-1987), Musician (1988), Beach Culture (1989-1991), Surfer (1991-1992), Ray Gun (los primeros treinta números, 1992).

De contra-cultura a ‘lo mainstream’

Cuando llegan los noventas, Carson estaba en la vanguardia de la tipografía. Pero como siempre pasa en este sistema económico y social, las grandes corporaciones recurren a lo diferente para revitalizar sus marcas, es así que el diseñador de culto se estrena en lo “mainstream” con grandes clientes como son Nike, Ray Ban, Pepsi Cola, Budweiser, Microsoft y Giorgio Armani.

En 1993, se convirtió en consultor de diseño también de Burton Snowboards, Game Net Outdoors, Levis, Gotiche Clothing y Hallmark Corporation. En 1994 y 1995 realizó tareas como director fílmico de comerciales publicitarios para las empresas American Express, Citybank, Coca-Cola, Hardees, MCI, Norton Bank, Ryders Trucks, Sega, Tv Guide y Vans.

Carson indicó alguna vez que estos conglomerados empresariales lo buscaban porque puede comunicar a diferentes áreas a traves del uso del diseño como un lenguaje visual tan importante como el escrito donde primaba lo intuitivo como un tipo de conocimiento, el “conocimiento sensible” y éste sólo es posible de obtener por medio de la experiencia.

También en esa época, Carson creó el logo de la banda Nine Inch Nails (NIN) donde subordinó lo obvio a lo sutíl, algo revolucionario y subversivo, ya que enfatizaba la obra de arte sobre el anuncio, es decir: la intuición sobre el análisis.

Son cuatro libros los publicados por el “enfant terrible” del diseño: End of print (1995), best seller con más de 200.000 copias traducido a cinco idiotas, 2nd Sight (1997), referente sobre el cambio de perspectiva común de lo que se entiende por diseño gráfico, Fotografiks (1999), con el que ganó el premio al mejor uso de fotografía y Trek (2000). Además de su trabajo en el ensayo de «The art and discipline of creativity con John Kao, profesor de Harvard, con The History of Graphic Design con Philip Meggs y en The Encyclopedia of Surfing con Matt Warsaw.

Un dato no menos importantes, para los profesionales del rubro es que fuera de su prolífica obra ensayística –siendo un artista gráfico- Carson logró el noveno puesto en el ranking mundial del surf logrando así tambien escalar en el podio de su otra pasión que es el deporte de la tabla: el surf.

El diseño aquí y ahora

Como todos, Carson también tiene sus detractores de los cuales se defiende demostrando que el trabajo personalizado es el que marca la diferencia. Los últimos años ha sido un fuerte critico del diseño digital que desde su mirada ha homogenizado al rubro.

Este 2017 Carson fue parte de una campaña para salvar la pesca de aletas de tiburón y en también de un proyecto llamado Win the Future o WTF para apoyar los movimientos políticos emergentes progresistas.

En sus charlas sobre diseño y creatividad alrededor del mundo siempre mantiene un talante optimista indicando que el actual es el mejor momento para interesarse por hacer diseño. Ha repetido hasta el cansancio que debido a diferentes softwares el trabajo del diseñador se volvió genérico y automático, por eso cree que si se tiene pasión, es muy fácil llevarse por delante una industria que se ha tornado aburrida.

Con 62 años llenos de irreverencia Carson sigue demostrando que la vanguardia es así, vive en las islas vírgenes junto a su familia desde donde sigue siendo prolífico y marcando tendencia.

TELEVISIÓN: El cuento de la criada (The Handmaid´s Tale)

Por: Mónica Heinrich V.

Todos nos hemos preguntado alguna vez ¿Cómo carajos pasó eso?

Guerras civiles, guerras internacionales, los nazis, las Torres Gemelas, Osama Bin Laden, Siria, Trump, un solitario gringo en el piso 32 de un hotel de Las Vegas acribillando gente, el desfalco del Banco Unión, hay muchos, muchos momentos que requieren una explicación.

La escritora canadiense Margaret Atwood nació en 1939 y creció sabiendo lo que era una guerra, lo que significaba perder el orden de lo establecido. En los 80s vivía en Berlín Occidental rodeada del famoso Muro. Desde ese entorno es que escribió El cuento de la criada (The Handmaid´s tales), alternando apuntes a mano y tecleos en una vieja máquina de escribir alemana.

La novela se publicó en 1985 y el 2016 se convirtió en serie televisiva. La versión literaria es considerada un clásico y la versión de la caja boba ha ganado numerosos premios incluidos 7 Emmys.

No es para menos, el mundo creado por Atwood es atrapante. En su tétrica novela narra la desaparición de la democracia americana y la implantación de una dictadura teocrática. Esta dictadura teocrática surge, en teoría, como respuesta a una infertilidad masiva. La falta de hijos hace que un grupo tome el poder y reparta a las hembras fértiles entre familias pudientes para que tengan descendientes asegurados. Estas mujeres son las llamadas criadas y como tales su única función es la reproducción.

Para maquillar las violaciones sistemáticas a las que las criadas son sometidas, las familias que las acogen llevan a cabo un ritual Biblia en mano, porque en esta vida todo se puede justificar si tenés un libro sagrado en la mano. El abuso se disfraza de bien común y designio divino. A las mujeres, además, no se les permite leer, maquillarse, o llevar cualquier tipo de existencia realmente productiva (no he dicho reproductiva). Porque sí, la sociedad está muy jerarquizada y la mujer se encuentra en la base de la pirámide. ¿Deja vu?

Cuando en la serie el personaje principal se pregunta ¿cómo carajos pasó eso? nos cuenta el proceso lento que aclimató a la sociedad y la volvió totalitaria. Parece difícil, pero no lo es. Se empiezan a restringir derechos, se niegan pequeñas cosas, y así de a poco se controla a las personas para que normalicen una vida que antes no tenían. O sea, la gente se ahuevona.

En la novela, el nombre de la protagonista nunca se sabe a ciencia cierta, solo la conocemos por su nombre de criada Defred (Offred en inglés) una composición que viene del término posesivo “de” y el nombre del hombre de la casa: Fred. O sea, la mujer llamada Defred pertenece a Fred.

En la serie sabemos que Defred se llama June desde el episodio uno.

Esto ya te dice algo importante, el libro es una obra de arte y la serie es un producto comercial y como tal tiene que ajustarse a ciertos paradigmas.

Una de las más grandes discusiones que la producción de la serie tuvo con Atwood (que funge como consultora) fue la incorporación de personajes afromaericanos a la trama. En el capítulo 14 de la novela se explica que los afroamericanos han sido separados de la comunidad blanca y viven bajo otras normas en una suerte de apartheid, tal como una sociedad puritana lo requiere. Atwood defendió hasta donde pudo esa idea, sin embargo en un medio donde actualmente se exige la cuota de “diversidad”, para los productores era impensable y peligroso no poner personajes negros en la serie.

Al final, ganó la corrección política televisiva y se incorporaron personajes afromaericanos en papeles claves de la trama.

La novela es más sutil y de mayor densidad en cuanto a argumento. Tiene alrededor de 324 páginas dependiendo de la edición y se compone de 46 capítulos. La serie se vuelve muy discursiva en tan solo 10 episodios.

Lo mejor de El Cuento de la Criada versión televisiva está en sus episodios iniciales donde conocés Gilead, te emputás con los pendejos violadores, con la sociedad que permitió que eso suceda y con la situación de todas las tipas, las que son las esposas y las que son las criadas. Ya cuando llegás a la mitad del recorrido los paradigmas del producto comercial empiezan a jalar más que cualquier aspiración literaria y la serie se pone cacofónica.

Si bien estamos ante una hermosa puesta en escena, quizás una de las series más hermosas del año a nivel visual, ese constante remarcado termina cansando y haciendo que añoremos la sutileza de Atwood a la hora de describir Gilead.

Eso no significa que no nos llevemos algunas sorpresas. Una de ellas es la presencia de Alexis Bledel, más conocida como Rory Gilmore y a quien se la subestimaba como la chica nerd de Stars Hollow. Yo empecé a ver  la serie por curiosidad sobre Alexis, siempre me pareció una actriz muy más o menos pero con este papel demuestra que los años Roryrianos sirvieron para algo. Alexis ganó un inesperado Emmy con su representación de la atormentada Ofglen.

Otra sorpresa es la gran Madeline Brewer y su Janine, el personaje con el que quizás se empatiza más por su fragilidad e indefensión. Y, de hecho, mi personaje favorito. Ella me mantuvo viendo hasta el final, porque Defred ya me tenía un poco harta. Te queremos Janine.

Jospeh Fiennes como el autoritario Fred e Yvonne Strahovisky como la desquiciada Serena Joy, conforman un casting de lujo. A ellos se suma Elisabeth Moss, actriz ya conocida por ser la Peggy Olson de Mad men, y que muy al estilo de series como Grey´s Anatomy nos relata en voz en off todo lo que le sucede a Defred.

El cuento de la criada es una fotografía del horror, de cómo el ser humano puede mutar en una bestia y bajo esa óptica es un relato atractivo. Nada como afianzar tu creencia anti Rousseau sobre la naturaleza humana.

Ideológicamente habría que repasar la obra de Atwood para champarse en la piscina de si su trabajo es feminista o no. La escritora tiene una abierta ruptura con el movimiento y en el mismo libro deja claro que el personaje principal es contrario al feminismo siendo rechazado por su madre por haberse casado con un hombre. También, y siguiendo el hilo de la historia, es un hombre el que define el destino final de Offred.

Gente de la producción de la serie se ha distanciado del mote feminista, asegurando que están contando la historia de una mujer, y que no son derechos de la mujer sino derechos humanos lo que defienden.

Lo cierto es que su versión papel traerá un rato de buena literatura, de un elegante relato y de la precisión quirúrgica de un buen narrador. Atwood este año estuvo nominada al Premio Nobel y es ya ganadora del Man Booker Prize en el 2000, entre muchos reconocimientos.

En el caso de la serie, su paleta de colores grises y rojizos, su diseño de luces, el arte, el vestuario, el ya mencionado casting, hacen que valga la pena verla a pesar de sus evidentes falencias narrativas y de que conforme avanza pierde en intensidad y gana en efectismo.

El libro y la primera temporada de El Cuento de la criada terminan exactamente igual. Le tocará a la serie mantenerse con una segunda temporada que bajo el asesoramiento de Atwood puede tener un repunte o correr la suerte de series como Juego de Tronos que al no tener su par literario navegan sin rumbo.

Lo mejor: Visualmente hermosa, con un arte, vestuario y una corrección de color espectacular Lo peor: se cae mientras más avanza, se pone cursi y facilona La escena: todas las de Janine Lo más falsete: como presentan el tema de Nick, el manejo del relato paralelo sobre el marido, que la reconozcan a la tipa en la cocina El mensaje manifiesto: la sociedad se ahuevona y la pisan como un tractor El mensaje latente: solo sucede lo que uno permite que suceda El consejo: para verla y debatirla El personaje entrañable: Janine El personaje emputante: Defred, el Comandante, Serena,la vieja «ama» de Janine El agradecimiento: por una experiencia visual intensa.

Acá el libro digital en Word de la novela:Atwood-Margaret-El-Cuento-de-La-Criada

CURIOSIDADES

Los trajes rojos son un guiño a María Magdalena y los azules a la virgen María.

A excepción del episodio 4 y 5, todos los episodios han sido dirigidos por mujeres.

En febrero de este año un grupo de mujeres en Texas protestaron vestidas como las criadas de la novela ante la inminente aprobación de una ley que permite a los doctores mentir a las mujeres embarazadas si detectan anomalías en el feto y creen que saber esa información las podría llevar a abortar.

La escritora canadiense Margaret Atwood aparece brevemente en el Episodio 1. Atwood interpreta a una las las tías: nada más y nada menos que quien abofetea a Offred.

El libro está ambientado en Cambridge, Massachusetts, sin embargo, por asuntos de presupuesto, la serie se grabó en Cambridge, Ontario, en la natal Canadá de la autora del libro.

La adaptación corre a cargo de Bruce Miller (Los 100, Alphas, Los 4400) y de Ilene Chaiken (The L Word, Empire) que teniendo a la propia Atwood de consultora han conseguido reordenar las tres líneas temporales de la novela: el presente de Offred en su nueva casa, la captura de Offred y su llegada al centro donde la internan para educarla como criada y su vida en el pasado; así como la importancia de los diferentes personajes.

En la novela Serena y el Comandante son personas de la tercera edad.

DOCUMENTAL: Get me Roger Stone

Por: Mónica Heinrich V.

El año pasado le preguntaron a un mono chino quién sería el nuevo presidente de Estados Unidos, ante él tenía dos fotos de los candidatos: Hilary Clinton y Donald Trump. El mono (que ya había anticipado al campeón de la Eurocopa) corrió sin atisbo de duda a agarrar la foto de Trump.

La anécdota generó más burlas que preocupación, en ese momento era imposible pensar que Trump ganaría realmente las elecciones presidenciales.

Porque, admitámoslo, muchos vieron la candidatura de Trump como un error, como una suerte de fantochada o de capricho del magnate que nunca llegaría a buen puerto.

¿Construir un muro pagado por mexicanos?¿Un plan de recorte de impuestos fuera de proporción? ¿Prohibición total de entrada de musulmanes a territorio americano? ¿Derogar y reemplazar el Obamacare? ¿Deportar masivamente a inmigrantes? ¿Meter presa a Hilary Clinton? Esas eran algunas de sus promesas electorales más controvertidas y, sin embargo, ahí en la sacrosanta intimidad del voto secreto, la gente marcó casillas suficientes para que el oxigenado y bronceado Trump alcanzara la presidencia.

El documental Get Me Roger Stone (que se puede ver en Netflix) revela que no, no fue un error, no fue una fantochada, no fue un capricho, sus propuestas no fueron producto de su perfil alocado, ni siquiera la masa votante lo escogió por “accidente” o por no pensar con claridad en sus opciones. El documental nos dice que la candidatura de Trump obedece a una coyuntura propicia y a una estrategia política largamente planeada cuya génesis se puede encontrar en los 80s.

“Mi nombre es Roger Stone y soy un agente provocador” dice uno de los asesores políticos más oscuros de la historia política americana. Otros lo han llamado con justa razón “El señor de las tinieblas”, ha metido sus narices directa o indirectamente en momentos claves de su país.

Roger Stone es un dandy, un fan de Nixon, tan fan que tiene su cara tatuada en la espalda y posee la mayor colección de memorabilia existente sobre el único presidente americano que ha dimitido al cargo.

El “señor de las tinieblas” se involucró en la política desde muy joven y escaló gracias a su postura inescrupulosa y amoral. Se sentía atraído a personajes como Nixon, por lo que fue parte de su equipo con solo 19 años, así conoció a Roy Cohn. Cohn era un despiadado abogado que fue mano derecha de McCarthy y tuvo una participación activa en al persecución de los comunistas de la época. Cohn era abogado de Trump. A mediados de los 80s él sería quien presentaría a Trump con Stone. A partir de entonces se inició una estrecha relación de amistad y confianza que perdura hasta la fecha.

En el documental vemos a un Roger Stone práctico, cínico, fascinado consigo mismo y sabiendo qué carta jugar y cómo presentarla. Hasta tiene el mismo look de Trump: cabello teñido y excesivo bronceado.

Stone fue uno de los socios de la empresa de cabildeo (lobby) más poderosa de USA, con esa empresa obtuvo millones de dólares en ganancias. Esas fotos que uno ve de presidentes americanos estrechando las manos de dictadores o genocidas, son logradas a través de cabildeos. Acuerdos gracias a la influencia de los lobbistas en la administración del presidente de turno y que no concluyen solo con la foto o el estrechón de manos, son acuerdos multimillonarios que inician guerras o las sostienen. “El libertador de unos es el torturador de otros”, respondió Manafort (otro de los socios de Stone) ante los cuestionamientos éticos y morales.

Si bien el trabajo de los realizadores Morgan Pehme, Daniel Dimauro y Dylan Blank intenta abarcar la vida de Stone, en realidad el personaje sirve para cubrir las últimas elecciones y explicar el ascenso de Trump.

El “Make America Great Again” concepto calcado de la campaña de Reagan; el uso del término “La mayoría silenciosa”, otro concepto usado por Nixon, Reagan, Franco; el pedido del certificado de nacimiento de Obama para demostrar que secretamente es musulmán; Hilary enferma e incapaz de asumir el cargo; los mails que comprometían a Hilary liberados por Wikileaks; los nexos con Putin, todo eso se le atribuye a Roger Stone.

En algun momento de la campaña y como parte obvia de su estrategia, Donald Trump despidió a Stone cuando aún faltaban meses para las elecciones. Stone siempre ha jugado desde las sombras y desde ellas maquinó aún más a gusto, se relacionó con personajes como Alex Jones, resaltando que Jones tenía más audiencia que la CNN y la NBC juntos.

Alex Jones es un mediático periodista de extrema derecha. Tiene un programa llamado InfoWars que llega a más de 60 estaciones de radio y abarca al público que precisamente le dio el triunfo a Trump. Stone aparecía casi a diario en el programa de Jones, porque claro, una de las cosas en las que hacía hincapié era la llegada que tenía el magnate a un público clase media-baja.

“Usa el rencor de blancos resentidos para manejar la agenda de gente rica”, dijo Jane Mayer colaboradora habitual del New Yorker, que también brinda su testimonio en el documental junto a personajes como Jeffrey Toobin, Tucker Carlson, Matt Labash, Paul Manafort.

Sí, es verdad: los tejemanejes, el maquiavelismo, la falta de escrúpulos, las declaraciones y actitudes de jugador de ajedrez, la guerra sucia, el lobby, los negociados no son ajenos a la política en general, a ese pantano en que el se sumerge cualquiera que ingresa a ese mundo.

Get me Roger Stone produce cierta repulsión extra al ahondar en ese pantano y ver de cuerpo entero a uno de los pioneros del lodazal, un tipo que se ufana de ser el que normalizó la guerra sucia en las elecciones americanas, el que hizo del lobby una forma de vida, el que dice haber jugado un papel clave en la derrota a Al Gore, y que ahora tiene entre sus infamias el ser el arquitecto de Donald J. Trump como presidente.

El documental, en todo caso, le da demasiado crédito a Stone porque el problema no es solo Trump o Stone. Hay un sistema que los crea y que los alimenta. Un país que ha iniciado guerras contra «extremistas» ahora sufre el más dramático incremento de grupos de odio ligados al Ku Klux Klan y al movimiento supremacista blanco. Esto no viene con la administración de Trump es un caldo de cultivo que viene desde el origen del pueblo americano, ese que eliminaba indios porque eran salvajes.

Los recientes acontecimientos de Charlottesville son el corolario de una política de Estado sostenida que alimentó el odio y el temor al otro durante décadas. Un conflicto que encuentra en su actual presidente, Donald Trump, a un dignatario incapaz de lidiar con un fuego que él mismo atizó durante su campaña.

Get me Roger Stone lo explica claro y contundente, habrá que esperar a ver si el tatuaje de Nixon en la espalda de Stone no se convierte en una premonición. Hace unas meses y poco después de que Trump despidiese a James Comey, director del FBI, el señor de las tinieblas publicó un tweet: “En algún lugar Richard Nixon está sonriendo”.

CINE MARROQUÍ: Les Chevaux de Dieu – Los caballos de dios

Por: Mónica Heinrich V.

Hace unas semanas el mundo se conmovía por el atentado terrorista en Barcelona. Como suele suceder, las redes sociales se  llenaron de mensajes de odio hacia los musulmanes y los jóvenes involucrados. Días después una profesora española decía estar con el corazón roto por sus «niños». Ella fue maestra de siete de los chicos que participaron en el atentado.  Ella los conoció, supo qué querían ser de grandes, cuáles eran sus condiciones de vida, «¿Cómo puede ser Younes …? Me tiemblan los dedos, no he visto a nadie tan responsable como tú», se lamentaba en referencia al conductor del vehículo que arrolló a decenas de personas en Las Ramblas.

La película marroquí Los Caballos de Dios hace referencia a personas como Younes. A las bombas humanas.

El director franco-marroquí Nabil Ayouch ofrece una mirada descarnada a la génesis de la radicalización de jóvenes musulmanes. Narra desde la infancia la vida de un grupo de niños que nacen y crecen en las afueras de Casablanca, en las barriadas marginales de Sidi Moumen.

Alrededor de 200 mil personas viven amontonadas en chabolas y rodeadas de un vertedero donde no hay otra opción que la de tratar de huir a países europeos en busca de una mejor vida o sumergirse en la delincuencia.

El guion se basa en el libro de Mahi Binebine llamado Las estrellas de Sidi Moumen. En el 2003 cinco atentados terroristas golpearon a Casablanca y causaron 45 muertos contando los 12 hombres bomba que se inmolaron en puntos estratégicos de la ciudad. Las investigaciones arrojarían que los 12 chicos de entre 18 a 23 años provenían de Sidi Moumen. Binebine quiso saber qué había pasado para que este grupo de amigos-conocidos terminen como «caballos de Dios» (término con el que los yihadistas designan a los elegidos para ser mártires).

La película respeta a los personajes del libro (lo leí, no son más de 150 páginas) pero se reviste de solemnidad mientras que la obra de Binebine relata un mundo en el que hay mucha miseria pero en el que también hay risas, juegos, esperanza, humor.

Ambos (película y libro) muestran en concreto la vida de Hamid y su hermano Yashin. En un principio Hamid es la oveja negra de la familia, siempre metido en líos y contrabandeando droga, su hermano Yashin es el débil, al que los demás abusan o pasan por alto. A Hamid lo meten a la cárcel por dos años y es ahí donde alguien «lo capta». Sale de la cárcel radicalizado y termina influyendo en su hermano y amigos para que sigan sus pasos.

La historia parte en 1994 y termina en el 2003. El proceso de radicalización de los chicos abarca un periodo de dos años, tiempo más que suficiente para que oscuros personajes les hablen del paraíso que les aguarda siempre y cuando defiendan a los verdaderos musulmanes de los excesos, persecuciones, abusos y crímenes a los que son sometidos día a día.

Binebine escribió su novela durante cinco años en los que visitó muchas veces Sidi Moumen y habló con los familiares de los terroristas. El libro es desgarrador, como lo son las conclusiones del escritor: «El Estado es terrorista, en cierto modo. También es responsable esa mafia (yihadista), que nada tiene que ver con la religión y que se instala en Sidi Moumen sobre la miseria, financiados por dinero de Arabia Saudí. También lo es la burguesía, que da 150 euros para vivir a una familia de 10 hijos”, afirma en las entrevistas.

La película, por su parte, consigue recrear la miseria de Sidi Moumen y a sus jóvenes «estrellas», un mérito del director Ayouch que deja a la pupila momentos muy poéticos. Habrá quien diga que bordea la «humanización» de personas que no deberían ser humanizadas, pero el resultado es más que eso.

Estos chicos de barrios pobrísimos viven una existencia que nosotros desde nuestra comodidad occidental jamás nos imaginaríamos vivir. Esa misma comodidad nos permite verlos solo como monstruos que representan a toda una religión.

Ok. Esos son barrios marginales donde la «excusa» de una vida miserable puede servir para explicar lo inexplicable ¿qué sucede con los musulmanes que están insertados en sociedades occidentales, que como Younes llevan una vida alejada del Corán y que de un día para otro dejan de ser los niños de una profesora que los vio crecer y se convierten en asesinos?

Es difícil saberlo. Siempre hay un emir, un imán, un alguien (financiado por intereses más grandes) que los captó de alguna manera y que de sus debilidades construyó un caballo de Dios.

Sufrí mucho esta historia tanto en el libro como en la película. El libro es hermoso.

La película, sin embargo, no es perfecta: peca de excesivas aéreas, algunas actuaciones están regulares, el último tramo se vuelve un poco redundante y posee cierta cosa naif.

A pesar de sus imperfecciones Los caballos de Dios es poderosa, movilizadora.

Aunque sabía el final no me di cuenta en qué momento me envolví tanto en la historia que cuando finalizó me sentí abatida. Solo podía pensar en eso que en el libro es una de las frases más lindas que dice Yashin: Me voy a rondar por el cielo de mi infancia.

Lo mejor: Movilizadora, y trata de entender una terrible situación Lo peor: al final se alarga mucho y redunda en el discurso yihadista sin darle otra mirada La escena: la violación del niño contra el niño me pareció algo gratuita, otra escena es la llegada de los chicos a la ciudad, esa mirada que descubre por primera vez un mundo ajeno a ellos y bueno, toda la secuencia del final es jodida Lo más falsete: hay muchas alusiones homesexuales o referencias a violaciones homosexuales, puede que sea parte de la cultura pero cinematográficamente se podría matizar mejor El mensaje manifiesto: un caballo de Dios no nace se hace El mensaje latente: no todos los musulmanes son caballos de Dios El consejo: para verla y debatirla El personaje entrañable: todos los que consiguen sobreponerse a la tentación de radicalizarse y un día hacerse estallar  El personaje emputante: los emires e imanes del mundo que manipulan a estos chicos para que hagan el trabajo sucio El agradecimiento: por una película conmovedora y con muchas capas.

CURIOSIDADES

Tuvo un presupuesto estimado de 3.000.000 de dólares. Hasta el 2015 solo ha recaudado 150.000 $us.

Se filmó con la Arri Alexa y la Red One.

Fue seleccionada en el Festival de Cannes.

Binebine y Ayouch creen que la única solución para el terrorismo es la educación y juntos han creado grupos de apoyo en  Sidi Moumen. Hacen ciclos de cine, talleres de escritura, de pintura, de arte, cualquier cosa que logre que estos chicos se den cuenta que pueden tener un futuro, una vida lejos de los extremistas.

El director Ayouch nació en París , el padre marroquí musulmán y madre judía tunecina , paso la mayor parte de su infancia en la localidad de Sarcelles . Estudió teatro en París durante tres años (1987-1990).

El escritor Binebine estudió Matemáticas en París pero más tarde decidió dedicarse a la pintura, la escultura y la literatura. Algunas de sus obras forman parte de la colección permanente del Museo Guggenheim de Nueva York, ciudad en la que residió durante varios años. La detención de su hermano Aziz por su participación junto a un grupo de jóvenes oficiales en el fallido golpe de Estado contra el rey Hasán II y su brutal encarcelamiento le marcaron profundamente.

Sobre el casting, Ayouch dijo: Fue un proceso bastante largo, pasé dos años y medio en los barrios populares de los alrededores de Casablanca; me reunía con asociaciones y con jóvenes para intentar entender lo que estaba ocurriendo y cómo algunos de ellos podían alcanzar tal nivel de desesperanza. Durante este periodo, digamos que sobre el terreno, conocí a ciertos jóvenes que me parecieron interesantes y en los que me basé para rodar esta película.

En total se detuvieron a 3.000 personas, de las que unos 1.000 fueron inculpados y 17 condenados a penas de muerte y un número no determinado a penas de cárcel. El principal acusado de coordinar los atentados, Abdalhak Mul Sebbat, fue detenido el 25 de mayo y murió al día siguiente cuando iba a ser trasladado a un hospital desde las dependencias policiales. En abril de 2008 se fugaron de la prisión de Ketira nueve de los terroristas condenados: uno a pena de muerte, cuatro a cadena perpetua y el resto a diferentes años de prisión.

El libro se puede comprar en físico o en ebook en Amazon. Vale mucho la pena leerlo. Alfaguara en su promoción dice: Antes de opinar sobre terrorismo, lee la novela que ha deslumbrado al premio Nobel Le Clézio, ha obtenido el Premio de Novela Árabe y ha sido llevada al cine. Muy linda novela, se lee rápido y se queda con vos un buen tiempo.

LITERATURA: Autorretrato (Saúl Montaño)

Por: Maximiliano Barrientos

La literatura boliviana, por décadas, se caracterizó por el pudor. Estuvo más preocupada por contar los grandes acontecimientos sociales que lo que sucedía en la alcoba. En los últimos años la situación fue cambiando, y la exploración se centró en el cuerpo, en la intimidad. Bajo esa óptica es interesantísimo el aporte de Autorretrato.

Así como Georges Perec utilizó la estrategia de Joe Brainard para trabajar con la memoria, Saúl Montaño empleó la del fotógrafo y escritor francés Édouard Levé para escribir este estupendo ejercicio de auto examinación.

En las páginas desfilan anécdotas personales, apreciaciones estéticas, manías: una aproximación a la vida propia como si fuera una obra. Esto, como lo sugerí en el principio, sin la más pequeña cuota de pudor o de solemnidad, sin establecer ninguna jerarquía entre el sexo, los recuerdos, el consumo cultural y el registro de la cotidianidad.

Un libro valiente que, en clave de no ficción, constituye un potente artefacto narrativo.

Fragmento del libro Autorretrato:

En mi infancia a la hora de la siesta me metía debajo de las camas a observar con fascinación las pelusas en el suelo doradas por la luz del sol, alguien me había dicho que eran restos de muertos. Al caer la tarde, cuando en la lejanía los perros ladran, escucho mi nombre. Santa Cruz es la mejor ciudad dentro de las posibles para vivir, no me quita el sueño vivir en otra parte del mundo. Una tipa con la que dormí me despachó en la madrugada a mi casa porque yo roncaba demasiado fuerte. Balbuceo a propósito para que la gente no me entienda y me pida que repita lo que dije. Me siento atraído por las mujeres de brazos peludos. Frente a una decisión laboral o de conquista, me digo: qué haría Don Draper en mi lugar. Una mujer me dijo en el chat: “¿todas tus salidas te las escribe Woody Allen?” Un amigo me dijo: “ya no estamos en los noventa, deja atrás el cinismo y la ironía”. Durante varios meses ejercí de abogado sin tener licencia del Estado. Borracho he enviado a mujeres fotos de mi pene, al día siguiente una de ellas me escribió al Whatsapp: “buenos días don pene, ¿cómo amaneció?” No sé en qué momento me duermo cuando duermo. No colecciono nada. No sé dar primeros auxilios. Pido deseos a estrellas fugaces. No entiendo la poesía visual, además me parece un ejercicio estéril. No he gritado ningún gol. No hago regalos. No tengo discos en físico de ningún cantante o banda. He pensado que si estuviese en una guerra yo elegiría llevar heroicamente la bandera a campo través. Si estoy en contacto continuo con una persona adopto sus gestos y actitud. Más que llevar una conversación entre varias personas prefiero intervenirla. Me han dicho que no sé dar abrazos. Si me hablan muy cerca doy un paso a un costado, no hacia atrás. Jamás me antojé recorrer el mundo de mochilero. Fantaseo puteando gente, las humillo con argumentos formidables. La pose sexual misionero la asocio con sexo en las misiones cristianas. En el trabajo, para sentirme en casa, escucho música. Me fijo en la grasa abdominal que dejó el embarazo en el cuerpo de una mujer. Me es fácil que aflore mi lado divertido con una mujer moderadamente divertida que con una aburrida o con una muy divertida. No me considero inteligente, si no alguien con momentos de lucidez. Me define la negación y la pasividad antes que la afirmación y la actividad. Soy diestro. He comprobado que escribiendo con el pie tengo la misma letra que escribo con la mano. Conocí a una mujer en un bar a la que esa misma noche le regalé el dvd de la película Hijo de Saúl, de László Nemes. Días más tarde cogimos, a las semanas me dijo que esperaba un hijo mío, me pareció una broma retorcida del destino que afortunadamente concluyó con sangre menstrual. Evito hablar con mis vecinos de barrio. Uso anteojos: diagnóstico del oftalmólogo: astigmatismo e hipermetropía, ojo izquierdo 1,25, ojo derecho 1,75. No sé si puedo prescindir de la literatura. Asumo que mi primer síntoma de vejez, o de una conciencia de vejez, es reparar en el rostro lozano de jóvenes que encuentro en la calle. De comedias que he visto y que valga la pena mencionar: Seinfeld, Arrested Development, Flying Circus, Curb Your Enthusiasm, 30 Rock, Married with Children, The Simpson, South Park, Family Guy. Dramas: The Wire, The Sopranos, Mad Men, The Night Off, True Detective. Los chistes de El Chavo del ocho todavía me provocan gracia. Me divierte el personaje Pepe Argento, de Guillermo Francella. En mi primera adolescencia decía que en mi vida social debía actuar como Will, el protagonista de El príncipe de Bel Air. He consumido horas y horas viendo la programación de The Warner Channel: Friends, Two and a Half men, Will and Grace, The Middle. Las series que recuerdo de mi infancia son: Alf, La familia Ingalls, Starsky and Hutch, El auto fantástico, Los Magníficos, MacGyver. Animados: Los Picapiedras, Thundercats, Lonney Toones, Los Supersónicos, El Pájaro loco, Súper Campeones, Caballeros del zodiaco. Vi también programas para niños como Nubeluz. En Camiri se veía la programación de canales peruanos, América, Frecuencia Latina. Era normal estar más al tanto de lo que ocurría en la coyuntura peruana que de la nacional. En el canal brasileño Bandeirantes descubrí las películas eróticas. Siento empatía por personajes como Tonny interpretado por Mads Mikkelsen en la película Pusher, de Nicolas Winding Refn, o por Johnny boy interpretado por Robert De Niro en la película Mean Streets, de Martin Scorsese. Terminar de ver una buena película me hace creer que soy una persona sofisticada. Cuando presiento que me estoy dejando llevar emocionalmente por una película, me freno para no salir dañado sentimentalmente. A veces me estorban las risas enlatadas de las series norteamericanas, pero me hacen falta en otras series que no las tienen. No me identifico con ningún personaje de Friends. Admiro la frente amplia de John Cazale. Me conmuevo hasta el borde del llanto con videos que muestran a personas realizando buenos actos en favor de alguien necesitado. En mi habitación entreno golpeando mi imagen en el espejo. En un disco tengo anotado: Proyecto Novela, contiene una colección de cortometrajes de Tinto Brass. Al ver una palmera de tronco delgado o una planta de guineo pienso en mi canilla desnuda golpeando hasta derribarla, igual a Jean Claude Van Damme en la película Kickboxer. Los mejores días de mi vida los he pasado acostado en el sofá de la casa de mis padres mirando televisión. Nunca me he imaginado que podría ser otra persona. Ante la pregunta de ¿por qué nos enamoramos?, respondo: “para sentirnos vivos”. Lo tomé de la película The mirror has two faces, con Bárbara Streinsand. Mis comediantes favoritos son Louis C.K., Larry David, Groucho Marx y Ricky Gervais. Directores que me gustan: John Ford, Hitchcock, Carlos Reygadas, Lucrecia Martel. Tuve mis años de fanático de Tarkovski. Nunca creí en la Virgen María. El mejor cortometraje que he visto es Este es mi reino, de Carlos Reygadas. A veces tengo la sensación de que extraño una cola de simio. Me gusta apretarme la nariz, levantarla hacia arriba para que salga filtrada las grasas por mis poros; lo hago dos veces por día, usualmente luego de bañarme. Prefiero el nombre Andrea para un hombre. Le debo a mi padre el gusto por la lectura. Le debo a mi madre el gusto por la música, el cine y la televisión. En la pared de su habitación podía leerse la frase: “sin música la vida sería un error”. Una tía dice que me parezco a Jack Nicholson. He visto cómo un vehículo atropelló a mi perro, quizás pude evitarlo, pero el segundo se me fue en pensar así: me quitaré una responsabilidad, e inmediatamente pensé en Breaking Bad, en Walter White dejando morir a la novia de Jesse Pinkman. Yo enterré al perro en el patio de mi casa, le eché cemento a su cuerpo para que el cadáver no hediera. Presto atención a las papadas de las personas. Cada dos semanas me hago cortar el cabello al rape con la mascota N° 1.

Pequeña Bio:

Saúl Montaño (Bolivia, 1985) nació en Camiri. Ha publicado los libros de relatos Una bandada de pollos en el firmamento (2012) y Desvelo (2016). Autorretrato (2017) editado bajo el sello Nuevo Milenio es su último libro. Actualmente co-administra el blog cultural Hay vida en Marte.

Sobre la presentación:

El libro se presentará en Santa Cruz de la Sierra este viernes 25 de agosto a las 20:00 en el café cultural y bar Esquina del Cronopio.

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