Latika será el amor de la vida de Jamal, pero inesperados y sórdidos acontecimientos, lo mantendrán separado de la niña. Esto hará que Jamal se pase toda la película intentando reencontrarse con ella. Entonces, no se engañen pensando que esta película es sobre la lucha por conseguir salir de la miseria económica, ni nada parecido, esta es una película de amor y punto.
Danny hizo lo que sabe hacer mejor, a pesar de ser una historia en apariencia sencilla…la dirección, edición, música y los flashbacks consiguen que el ritmo sea trepidante y que lo que tratado de otra manera se hallaría hasta soso, se vea colorido.
Amén de situaciones algo increíbles, la disfrutás desde el principio y querés seguir a los protagonistas hasta el final. Eso siempre se agradece, encima Danny lo consigue dándonos el final de la película con la introducción de la misma.
Además hay que recordar que la intención del filme no es hacer una historia semi-documental sobre la realidad india con relación a la pobreza, es sólo el escenario…y aunque en la India le han llovido las críticas diciendo que es imposible para ellos reconocerse en esta película, que ni siquiera la palabra “Slumdog” se usa realmente, que lo de perro es ofensivo, que no hay absolutamente nada indio en ella…es eso (lo exótico de situarla en la India y de mostrar, aunque sea ornamentalmente, parte de su cultura con una buena dirección) lo que la separa de una producción cursi y melosa cualquiera.
Las actuaciones de los niños, la mayor parte de ellos sacados de los barrios marginales de Bombay…no consiguen llegar al naturalismo de otros actores en similares condiciones como los niños de La vendedora de Rosas, o hasta de Ciudad de Dios. Jamal, el protagonista, es un actor joven de 1
8 años que fue sacado de otra producción llamada Skins…y la chica, Latika, era modelo (se nota) por lo que se trata de su debut en la pantalla grande.
Aunque para algunos de nosotros el filme consiga convencer, o en el mejor de los casos dejar una grata sensación (nada más), queda el resquemor de que se trata de una película algo sobrevaluada, un poco artificial y que no dejará huella profunda…por lo menos, no en esta espectadora.
A nivel visual resulta una buena experiencia, aunque Danny abusa un poco de un plano que no sé cómo se llamará, pero hace que la imagen se vea en diagonal…quitándole algo de sobriedad al filme. La banda sonora, que mezcla elementos tradicionales con música contemporánea resulta uno de sus mayores aciertos, muy bonita banda sonora…aunque por ahí una lectora de esta columna me expresó su inconformidad con los Oscars obtenidos, a mí me pareció muy bonita, la verdad…hizo que disfrutará más de la película.
En términos generales, Slumdog Millionarie es una buena película. Entretenida, bonita, bien hechita, optimista. Lo mejor del año? Hmmmm no creo…Lo mejor de la década? Definitivamente NO. Podés verla y disfrutarla, aunque a algunos seres cínicos como yo, les moleste ese tufillo esperanzador tan “feel good” donde sólo falta un letrero en fondo negro que diga: “Y estos crispines, vivieron felices para siempre”.
Lo mejor: Bien filmada, no hay que negar que Danny Boyle es un gran director. Y otra cosa buena es que después de semejante éxito, se pueden esperar cosas mejores para él a nivel de apoyo en la industria.
Lo peor: Algo liviana, y no existe una escena que te haga querer cortarte las venas…y eso es preocupante tratándose de una historia tan dura como esta.
La escena: la del encuentro con el niñito ciego y el billete de 100 $us. También cuando Latika queda atrás, mientras el tren parte.
Lo más falsete: A partir de la mitad de la película, todo se ve un poco falso…incluso lo que hace el hermano al final (Salim) no condice con el perfil que ha mostrado hasta ese momento.
El mensaje manifiesto: El destino existe
El mensaje latente: El amor puede ser un motivo de vida
El consejo: Disfrutala sin esperar que sea la mejor película que hayas visto.
La pregunta: ¿Realmente, quién quiere ser millonario?
CURIOSIDADES
– Como todos pudimos ver en la entrega de los Oscar, la mayor parte de los niños que participan en el filme asistieron a la alfombra roja y estuvieron presentes en la ceremonia. Durante una semana vivieron en lujos que la mayoría de ellos no tenían idea que existían. Ahora les tocó regresar a sus casas, a las chabolas, donde se respira en el aire el olor a excremento mezclado con azafrán. El protagonista infantil (que hace de Jamal en niño) está enfermo desde que llegó de América, y sus padres achacan al estrés y a la sorpresiva inadaptación que ha sufrido el niño, luego de ser regresado a su ámbito original. Algo similar ocurre con la actriz infantil que interpreta a Latika, ya no quiere dormir en el piso, ni quiere comer cosas feas, ya ha vivido en hoteles de 5 estrellas y ahora, su hogar le parece mezquino. Ambos se visten con la ropa que usaron en la entrega de los premios, mientras su barrio sumido en la miseria les sirve de marco y esa dualidad jode más un segundo que las casi dos horas que dura la película en la que participan.
– El libro en el que se basa en realidad es un compendio de 12 pequeñas historias, algunas no guardan ningún hilo conductor entre sí. Dicen que la novela es mucho más cruda y oscura, y que si Danny Boyle hubiera seguido al pie de la letra lo escrito en el libro, hubiéramos tenido una película casi opuesta a la vista.
– El equipo rodó en el suburbio más extenso de India (Dharavi) y también en uno de los más vibrantes (Juhu), situado al lado del aeropuerto, al oeste de la ciudad y claramente visible por cualquiera que vaya en avión a Bombay. Se calcula que aquella área sola tiene alrededor de un millón de habitantes.
– El equipo planeaba en un principio grabar varias escenas con unas cámaras digitales avanzadas SI-2K y filmar el resto en película, pero Boyle se decantó por no llevar grandes y pesadas cámaras de 35 mm a unas zonas tan concurridas como aquellas. Las cámaras digitales, más pequeñas y versátiles, les permitían grabar rápidamente estorbando mucho menos en la vida cotidiana de la comunidad.
– Patel (Jamal) es un actor inglés, que estaba muy nervioso por tener que interpretar a un personaje supuestamente nacido y crecido en los bajos fondos de Bombay. Sintió una enorme presión por conseguir el acento adecuado.
– Salman Rushdie, autor de los Versos Satánicos, tildó de “vanidad claramente ridícula” la película…