LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

Proyecto 1001: 1) Viaje a la luna/ Trip to the moon/ Le Voyage dans la Lune (1902)

Querido vecino, querida vecina:

Hay momentos determinantes en la vida como cuando das el primer paso, se te cae un diente, leés tu primer libro, ves tu primera película, tenés tu primer cogida, el primer orgasmo, tu primer sueldo, hijos, arrugas, canas, y después de sabores y sinsabores varios: la famosa muerte.

No soy de las que teme a la muerte, al contrario, soy de las que si el avión se empieza a mover raro pienso: “Si se va a caer que se caiga de una puta vez”, PERO mientras tanto hay que andar con faldas y a lo loco.

Entonces, estaba viviendo un momento determinante cuando pillé entre mis tesoros ocultos el libro 1001 películas que debes ver antes de morir.

Obsérvenlo:

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Seamos honestos, todos hemos tenido libros de listas pelotudas para hacer antes de morir: discos que escuchar, libros que leer, lugares que visitar, comidas que comer, cosas que hacer, curiosidades que saber, pero nadies se las toma en serio, solo Jack Nicholson y Morgan Freeman en The Bucket list.

Pues adivinen qué! Este 20 de agosto de 2015 empieza el Proyecto 1001. Me tomaré en serio el libro de este gringo e iré hojita por hojita viendo todas las películas mencionadas y además compartiendo la experiencia.

Aunque he visto un montón de la frondosa lista y he escrito también sobre algunas, el proyecto entusiasma. ¿Podremos terminarlo? Será una lista que se concluirá algún día antes que la niña albina vestida de blanco (así me gusta imaginarla) me/nos visite?…

Un poquito de música Chopinera para acompañar el momento…

-Funeral March-

Luego de ese paréntesis musical champémonos a la piscina de la pretensión y los sueños desquiciados con la película número 1.

Le voyage dans la lune (1902)

Imagino lo chancho que se lo pasarían en 1902 cuando salió Viaje a la luna, lo consigo imaginar porque en el 2015 me la pasé chancho viéndola otra vez.

No se puede dejar de sentir algo de ternura y una furiosa admiración por el trabajo más emblemático del muy francés George Méliès (inventor, ilusionista, director de teatro, actor, entre otras cosas).

La misma que Méliès sintió, seguramente, por lo que vivió como espectador en la presentación que hicieron los Lumiéres de su invento en 1895 y que sería clave (momento determinante) para el camino que seguiría en el cine.

Méliès le rogó a los Lumiere que le vendieran una de sus cámaras, ante la negativa se hizo fabricar una y además la personalizó.

Fue el primero en usar maquetas, luces artificiales, y en crear efectos especiales, algunos por accidente, otros cuidadosamente planeados.

Así es, allá en una época remota y bastante más escasos de elementos técnicos, le ponían alma, vida y corazón al séptimo arte (saludos a la “industria” alfombrera roja del cine nacional)

Y es que después de las apacibles y rutinarias tomas de los Lumiéres, que aunque innovadoras en su momento no buscaban un relato o un sentido real de entretenimiento, Méliès es quizás el padre de eso que hace al cine cine.

Su amor por el séptimo arte se traduce en la frase inmortal que nos dejó:

“Las películas tienen el poder de capturar los sueños”

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Inspirado en la obra de Julio Verne y de H. G. Wells, el francés escribió, dirigió, protagonizó, decoró, coreografió y bueno, puso sus manitos en cuanto oficio pudo, para llegar a filmar durante tres meses su famoso Viaje a la luna.

Se trata del primer filme conocido de ciencia ficción, dura apenas 14 minutos. Ajá, son 3 meses de trabajo para 14 minutos (nuevamente, saludos a la “industria” alfombrera roja del cine nacional) En estos días que nos comemos 3 horas de algunas películas chotas, 14 minutos nos parece nada, pero allá por 1902 era la primera vez que un filme duraba tanto.

Viaje a la luna se compone de 30 escenas, todas planos fijos, donde destacaban unos decorados súper recargados y la presencia de personajes variopintos moviéndose constantemente.

El estilo es casi teatral, todavía no ponían los letreritos con diálogos o relatos “en off”.

La trama gira en torno a un grupo de científicos que viajan a la luna, se topan cara a cara con los selenitas, asesinan a su líder y regresan, literalmente, descolgándose de la luna para caer en agua terrícola y ser recibidos cual héroes de fina estampa. Por si fuera poco, en una adelantada alegoría de la civilizada sociedad que tendríamos: vuelven con un selenita al que parecen amaestrar, del cual se burlan y que solo provoca más sensación de heroísmo.

Viva la France.

Méliès desarrolló técnicas como el fundido, y algunos truquitos que lo hicieron famoso como el acercamiento a la luna: el equipo de cámara era tan pesado que era imposible moverlo hacia la luna creada, lo que hizo fue usar algo similar a un dolly debajo del actor que puso la cara a la luna y arrastrarlo hacia la cámara.

Ningún gran actor que se preciara participaría en ese momento de una actividad que todavía no era considerada arte, por lo que Méliès se gastó buena parte de su presupuesto en contratar bailarines profesionales del teatro de Chatelet, coristas del Music Hall y acróbatas del Folies Bergére.

Cuando ves todo el cuidado, todo el detalle, todo el amor que este francés le puso a su trabajo, algo se te mueve adentro como un pájaro aleteando y pensás en lo injusta que a veces es la vida con los artistas.

Viaje a la luna tuvo una gran acogida entre el público, pero desgraciadamente Méliès se convirtió en una de las tempranas víctimas de la piratería que en esos años y sin industria todavía establecida ya había aparecido. Thomas Edison (de quien siempe he leído negras anécdotas) hizo que sus pupilos robaran una copia y luego él la comercializó en USA ganando bastante dinero.

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Méliès, al final, no pudo acompañar los avances del cine y las exigencias del público que rápido mutó a esperar películas por cortes y con cámara en movimiento, lenguaje que no dominaba y que además, estando en la ruina, no tenía capacidad de explorar.

Sin duda, es una obligación ver Viaje a la luna, una pena saber que el señor Méliès murió pobre, enfermo de cáncer y sin el debido respeto que un innovador como él mereció en vida.

Pero como todo genio, su obra nunca muere y 113 años después de su estreno, la película que le significó desvelos, esfuerzos y ensoñaciones sigue dando que hablar y cautivando al que tiene la fortuna de verla.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: hermosa e innovadora

Lo peor: obviamente, si la miras con lupa y con expectativas actuales tiene una historia muy básica

La escena: todas las escenas son dignas de estudio y admiración, por su composición, por el diseño de producción, por el manejo y movimiento de actores.

Lo más falsete:…

El mensaje manifiesto: sí, el cine captura sueños

El mensaje latente: no todos son tan buenos cazadores

El consejo: Hay que verla, es verdad que es una de las must see

El personaje entrañable: Méliès en su amorosa dirección de casi todo apartado de su película

El personaje emputante: Edison, por ladrón.

El agradecimiento: Que no se haya perdido en el olvido y que se pueda acceder a verla hasta en youtube: https://www.youtube.com/watch?v=_FrdVdKlxUk

CURIOSIDADES

Hay una versión con música de Air que no me gustó, pero que ahí está para quien quiera ver la alternativa.

En la película HUGO, el personaje que hacía Ben Kingsley interpretaba a George Méliès.

Después de terminar su trabajo en el filme, Méliès intentó lanzarlo en América con la esperanza de ganar dinero y recuperar lo invertido. Desgraciadamente, técnicos de Thomas Edison secretamente hicieron varias copias del la película y la estrenaron en América solo semanas después de que Méliès la estrenó en Europa.

En el 2002 se descubrió una copia en Francia, lo más impactante fue que además de ser la copia más completa hasta la fecha, estaba coloreada enteramente a mano. El 2003 el filme fue exhibido remasterizado y restaurado.

Se lo considera el primer filme de ficción, y al tener una escena animada cerca del filme, también se dice que es la primera película en contener una animación.

Hay alrededor de 30 escenas sin ningún diálogo ni primer plano

Tomó 3 meses hacer el filme.

El propio Georges Méliès aparece en la película en el personaje del presidente de la Sociedad de Astrónomos.

Existen dos finales: Uno recortado donde la historia finaliza con el arribo a la Tierra. En el otro (la versión íntegra), uno de los selenitas aparece en medio del festejo y se muestra amaestrado, sometido por una cuerda en su cuello para luego mostrar una estatua donde un astrónomo pisa la cara de la Luna con el cohete incrustado en su ojo mientras se realiza un desfile.

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3 Comentarios

  1. Gracias por este maravilloso e ilustrativo comentario (no tenia ni idea de la historia del latrocinio de Edison y demás) !
    tienes toda la razón con aquello de «las peliculas tienen el poder de captar los suenhos»!
    para que está sino el cine?

    • gracias, Pablo! viste cómo uno guardaba una imagen de Edison y luego es destruida en un segundo jejeje…y sí, bendito el cine y los sueños que despierta. abrazos!

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