LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

EN CARTELERA: The bolivian case / El caso boliviano

Omaigad!

The Bolivian case va de mulas, de yonquis, de juventud, de sistemas judiciales, de sistemas sociales, de política, de abogados, de gobiernos, de delitos, de racismo, de moralidades, de amoralidades, de sensacionalismo, de medios de prensa, de países tercermundistas, de países primermundistas, es pues una ensalada que te vas a comer con gusto.

La historia atrapa desde el minuto cero, y además se presta a que tengás airadas discusiones y debates con quien sea tu compañero de butaca.12313915_977923072277756_6839551423382902241_n

En mayo del 2008, fueron detenidas en Cochabamba las ciudadanas noruegas Christina Oygarden, Stina Brendemo y Madelaine Rodríguez. Las tres chicas (una de 17 y las otras en sus 20s) tenían en su poder maletas con 22 kilos de cocaína que intentaban transportar a Noruega.

Las señoritas son literalmente pilladas con las manos en la masa y por ende comienza el subsecuente proceso penal.

El documental The Bolivian Case, de la realizadora boliviana Violeta Ayala, nos cuenta cómo sucede esta historia y va un poquito más allá, cuestionando, sobre todo, la participación del gobierno noruego y de los medios de prensa en eventos que solo pueden denominarse como “cinematográficos”, porque parecen salidos de la más disparatada película hollywoodense.

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Oygarden paga su fianza cuando todavía no se ha llevado a cabo el juicio y huye con el beneplácito del gobierno noruego que le otorga extraoficialmente un pasaporte con nueva identidad. Stina, tiempo después y ya condenada, consigue pagar su respectiva fianza y huye gracias a la ayuda de una revista noruega llamada ALFA que contrata a unos mercenarios para que la saquen de Bolivia y a Stina para que publiquen la historia de la fuga.

O sea, los noruegos se pasaron por donde la espalda pierde su bello nombre a las leyes bolivianas y al Estado más.

Madelaine (hija de padre uruguayo y madre noruega) se queda presa en Cochabamba, porque se insinúa no es una noruega total, no viene de buena familia, es morena, no tiene la imagen de Oygarden (chica del campo, que iba a la iglesia) y además fue señalada como la reclutadora de las otras dos.

El documental reúne los testimonios de Stina y Madeleine, de César Augusto (boliviano/noruego y presunto cabecilla del grupo), de Nicole, Oskar, Brorson, los encargados de la logística y lavado de dinero de la operación, de abogados, de periodistas noruegos, logrando que la información proporcione peso al trabajo.

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A lo largo de la proyección veremos la cárcel de Cochabamba, el juicio, la huida de Stina, el juicio en Noruega y la manipulación de los medios para lavar o ensuciar la imagen de los acusados.

Sin duda, hay que reconocerle a Violeta Ayala dos cosas: 1) el olfato periodístico para champarse en esta historia desde el principio y 2) el seguimiento que le hizo a través del tiempo.

Ambos puntos son vitales a la hora de hacer un buen documental, porque el documental se nutre necesariamente de constancia y de la capacidad de aglutinar la mayor cantidad de material posible.

Creo, no obstante, que el documental en su forma y estética tiene un tratamiento bastante convencional y de hecho, para mí, no profundiza demasiado en los personajes y las situaciones.

Las declaraciones son interesantes, pero no sabemos mucho más allá de lo obvio, e incluso se desperdicia la posibilidad de indagar sobre la relación entre las tres muchachas y de sus motivaciones personales. Ok, esa es una decisión en pro del foco del documental, pero a modo personal, me faltó más información para entender el cuadro.

También me estorbaba la obvia simpatía de la realizadora con los acusados y su tácita complicidad en la fuga de Stina Brendemo. Lo que de alguna manera podría provocar un sentimiento similar al que provoca la revista ALFA.

Para ser más claros, el sistema judicial puede tener muchos vicios, los medios de comunicación son muy criticables, los prejuicios que te dan el color de piel o la clase social están en cualquier área de la vida, pero en la práctica las chicas cometieron un delito y además, no solo ellas, sino el resto de los involucrados, mostraban una nula (absolutamente nula) conciencia de culpa o remordimientos por lo sucedido. Era más o menos como cuando vas a la cárcel de Palmasola y todos te dicen que son inocentes.

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Nicole, una de las acusadas de ser parte de la logística de la organización, decía suelta de cuerpo que a ellos (el grupo) la prensa los había dañado, Madelaine lloraba porque le habían quitado la posibilidad de estar en el crecimiento de su hija, o sea…Nicole, al saber que las chicas fueron apresadas, le manda un mensaje de texto a Madelaine dándole instrucciones precisas sobre cómo coimear a un policía y diciéndole que use lo que sea para salir libre: dinero, sexo, influencias, lo que sea. Y Madelaine, bueno, tomar la decisión de traficar droga teniendo una hija pequeña tiene un final un poco predecible.

Eso como ejemplo.

Ayala trata de hacer un cuestionamiento al sistema y la cobertura de medios, pero para ello victimiza de alguna manera a sus personajes.

Y eso en sí mismo es una manipulación similar a la que critica.

Otra cosa es que los subtítulos tenían problemas de ortografía, más que nada de tildes y para una proyección en sala comercial habría que tener mayor cuidado con ese detalle.

De todas formas, no se puede negar que la historia se sobrepone a la forma y  al foco que Ayala ha querido darle, además de contar con un montaje que colabora para que, recalco, la experiencia sea de interés.

Por eso, y a pesar de los peros que podás encontrarle, The Bolivian Case es un documental atractivo que denota trabajo y, como ya dije, olfato, abriendo las puertas a un debate sobre muchos tópicos.

Un documental para ver y una realizadora para tomar muy en cuenta.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: una historia increíble Lo peor: victimiza a sus personajes La escena: el juicio noruego, no podía creer las preguntas pelotudas y la huevada del short (cortos) Lo más falsete:  el cariz de «pobre, Madelaine» El mensaje manifiesto: La justicia no es justa El mensaje latente: sistema judicial fallido y víctima del sistema judicial no siempre es lo mismo El consejo: Vela, es muy interesante El personaje entrañable: la frontera boliviana El personaje emputante: sentí particular empute con Stina y con Nicole, demasiada frivolidad para un asunto tan serio El agradecimiento: por el trabajo, por la investigación, hay muy pocas notas de prensa en español sobre el caso .

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