LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

EN CARTELERA: Corazón de dragón

Después de casi una década, Paolo Agazzi retorna a la dirección para entregarle al público su Corazón de dragón.

La premier prescindió, con mucho criterio, de los brillos y lentejuelas de la alfombra roja, y demostró una vez más que hay cierto público que no va al cine a menos que exista ese derroche banal de brillos y lentejuelas.

El último encuentro que tuvimos con Agazzi fue a través de la fallida Sena Quina. Hay que reconocer que él mismo la publicitaba como una “joda”, así que no daba para tomársela muy en serio y rasgarse las vestiduras.

Ahora, escoge el género documental y trae a la pantalla la historia de 8 niños aquejados de cáncer.

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Es difícil tocar el tema del cáncer o de alguna enfermedad terminal porque se corren muchos riesgos. Riesgos de forma, de contenido y a eso hay que agregarle la valentía para enfrentar una filmación que supone un desgaste emocional importante.

Corazón de dragón tiene una factura digna, la calidad de su proyección está impecable (de hecho, una de las mejores que he visto) y tanto la fotografía de Gustavo Soto como el sonido no tienen nada que envidiar a algún otro trabajo del género. Es un documental bien filmado, concebido para conmover y cuyo mayor valor está en la trascendencia que le dará a sus 8 personajes.

Otro punto alto y, asumo, una decisión de dirección, es que lo que vemos en pantalla está relacionado sobre todo a los testimonios de familiares, doctores, enfermeras, y especialistas, y no recurre al golpe bajo de poner a los niños a relatar su mal. Cuando los niños aparecen, lo hacen para brindar un testimonio que sirve como anclaje del documental y no para buscar lágrimas gratuitas.

Utiliza de una manera muy bella la analogía del origami, su uso como terapia, como puente creativo y como símbolo de esperanza en una situación de vida que es constantemente una lucha por la sobrevivencia.

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Quitándonos el poncho de la simpatía, voy a decir algo frío, que lo digo solo desde la posición de montaje, creo que tiene demasiadas historias. 8 personajes es mucho, más aún si hablás del mismo tema. Con algunas variaciones de lugar, condición de vida, pero básicamente el cáncer es traumático, paralizante, y terrible para todos. Igual, puedo llegar a comprender la incapacidad de dejar a alguno afuera, aunque a mí como público me parezca que el golpe inicial que puede generar ver a un inocente niño con cáncer se vaya diluyendo ante una sensación de repetición. Repetición que se llega a sentir demasiado extensa.

Este tampoco será un documental informativo, de esos que al salir del cine te deja manejando un montón de información útil y shockeante de la situación. Es una visión emotiva de las historias de vida de sus personajes, lo que hasta cierto punto te hace preguntarte cojudamente:  ¿nada más?, pero que luego entendés es también una decisión del relato.

La voz en off del principio que se siente guionizada, la música demasiado incidental para mi gusto, algunas escenas donde podés notar el armado de la secuencia (niña que sube la escalera y que salta mientras levanta las manos), la obvia publicidad al Banco Mundial, el uso de la animación a veces a destiempo, el final semi-institucional de los personajes en el jardín, son algunas de las cosas que puedo mencionar como los puntos bajos.

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Eso no quita que tu corazón se humedezca cuando salen las fotos antes de los créditos y sabés que alguno de estos guerreros perdieron la batalla pero ganaron paz.

Corazón de dragón es un documental que con todo lo que se le puede criticar fríamente, sin duda es un trabajo serio y amerita su visionado para repasar un género que necesita mayor difusión.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: Inmortalizar a cada uno de estos niños
Lo peor: a nivel narrativo tiene demasiadas historias, y la obvia publicidad al Banco Mundial.
La escena: me gustaron mucho algunas escenas metafóricas, como la toma de arriba de la ropa tendida del hospital. El cierre de las historias de los niños, cuando hablan de sus planes a futuro y la animación de origami está presente.
Lo más falsete: algunas secuencias que se ven muy armadas como la de la niña que sube la escalera, el doctor que charla con algunas personas en el pasillo, y así.
El mensaje manifiesto: El cáncer no es sinónimo de muerte, se puede luchar y vivir.
El mensaje latente: Es una lucha diaria.
El consejo: Vela antes que la saquen de cartelera, creo que merece tener más público que otras producciones nacionales chapis y mal hechas.
El personaje entrañable: Cada uno de los niños y sus familiares.
El personaje emputante: la omnipresente muerte.
El agradecimiento: Porque le da trascendencia a esas historias.

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