LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

EN CARTELERA: Amour

El rumor de la montaña

En la infancia, adolescencia y temprana juventud, la vida es un camino lleno de aventuras mágicas, insondables, es un levantarse todos los días con la mirada puesta en el futuro, en TU futuro y la sensación de que “todo se puede conseguir”. Es esa fase ego-maníaca en que solo importás vos y tus pequeñas miserias, anhelos y esperanzas.

Ves morir a la mamá de Bambi, leés sobre Portuga y Zezé en Mi planta de naranja lima, y sos consciente de lo que significa, se escaparán algunas lágrimas, algo dentro tuyo se removerá, pero aún no te sacude esa certeza, esa horrible certeza que llegará a golpearte la cara tarde o temprano.

Porque un día despertás del letargo onanista, un día despertás. Saber, estar seguro que el tiempo que te queda con tus padres se acorta cada día, que tus amigos un día no estarán, que tus hermanos (as) un día no llegarán a casa, que cada cumpleaños de tu mascota es un paso más hacia su ausencia, empezar a preocuparte ante la posibilidad remota pero clara de una vida sobrellevando no una ruptura de pareja sino la muerte del ser amado, es descubrir a ese monstruo que no sabías se escondía debajo de tu cama: el terror de la pérdida.

Y entonces volvés a ver Bambi y no soportás que Disney muestre algo tan duro en pantalla como el asesinato de la mamá del ciervito y su posterior orfandad, no. Te rehusás a volver a leer Mi planta de naranja-lima, porque ya no podés ni pensar en Portuga sin que se te humedezcan los ojos.

Hay otros que llegan al mundo adultos. Sin oportunidad de acariciar la inocencia, como el escritor japonés Yasunari Kawabata que en sus primeros 3 años de vida perdió a sus padres y en los siguientes años a sus abuelos. “Niño sin familia y sin hogar”, decía.

Amour, de Michael Haneke, es ese dolor convertido en 24 fotogramas por segundo.

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El director austriaco que nos tiene acostumbrados a su mirada despiadada del ser humano, nos regala su obra más conmovedora hasta la fecha. Con la frialdad y el desapego que caracteriza su narrativa, Haneke exhibe la vida de Anne y George, pareja octogenaria que se encuentra disfrutando las mieles de una vida bien vivida, sumergidos en una rutina tranquila, propia de la edad.

El gozo de una calma burguesa, con un lindo departamento, salidas al teatro, paseos, conversaciones, comidas compartidas, poco a poco dibujan  la profunda relación de la pareja. Nada muy remarcado porque Haneke jamás usa el marcador en su cine, jamás. Haneke permite que el espectador intuya lo que sucede en pantalla a través de pequeños detalles, que se forme una idea de la relación de los protagonistas, de la distancia emocional con la hija, del orgullo-gratitud entre Anne y su alumno, de lo que quieren decir los silencios, o las palabras dichas en el momento justo.

Anne (Enmanuelle Riva) sufre un ataque que le deja la mitad del cuerpo paralizado, George (Jean Louis Trintignant) asume la tarea que significa cuidarla, hacerle los ejercicios de rehabilitación y tratar de seguir adelante. De encontrar la manera de fingir que las cosas saldrán bien.

El escenario es complejo para ambos: Para Anne, que tiene que lidiar con sentirse disminuida físicamente, con el ánimo sombrío, culpable por ser una carga para sus seres queridos, impotente por no tener control sobre ello, y para George que la atiende, que la ve apagarse ante sus ojos, que no puede hacer nada para cambiar la situación.

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Amour no es una autopsia sobre la tercera edad, no intenta decir que a los 80s ya no queda nada más que esperar la muerte, no. Ni siquiera me parece una historia sobre la enfermedad, sobre la mutilación de una vida. La historia funcionaría igual si se tratará de una pareja de mediana edad, obviamente que el hecho de que dicha pareja lleve toda la vida junta hace que el título cale más hondo, pero lo que Haneke muestra es ese álbum de fotografías donde los protagonistas son jóvenes, felices, despreocupados, ese álbum que inmortaliza una vida a decir de Anne: “bonita”.

Amour es una película sobre el amor. Sobre esas cosas que todavía quedan por decir, sobre un tiempo que se agota y sobre un presente insoportable.

Con una puesta en escena precisa, minimalista, muy propia del director austriaco, el filme avanza con la pausa que requiere la historia. No hay grandes puntos de giro, el deterioro de Anne pesca al espectador sumido en la desesperación. Nuestro chip anti-sufrimiento nos susurrra “que acabe de una vez”, y simpatizamos plenamente con ese George que quiere cumplir su promesa de no internar a su amada en un hospital, pese a los reclamos de la hija (Isabelle Huppert, actriz fetiche de Haneke).

La sombra fantasmal de Schubert, ese atormentado y genial músico que moriría a los 31 años aquejado de sífilis y gonorrea, aparece en el alumno de Anne, reflejo de un éxito que la ex profesora atesora como suyo; y en la creación nostálgica de George que mientras ella yace postrada en su cama, la imagina entera, plena, interpretándolo en el piano, como solía hacerlo antes del ataque.

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Así, de a poco, te acercás emocionalmente a esos personajes que podés ser vos, tus padres, tus hermanos, o cualquier persona que amés. Así, de a poco, hasta te vas acostumbrando a la rutina ya no de tranquila paz del principio, sino a la rutina de enferma-enfermero. Sí, podés vivir con eso…podés aceptar el deterioro, el ocaso del día. La vida es así.

Hasta que de pronto, Haneke, sin previo aviso, hace lo que hace siempre, te clava un cuchillo, pero te lo clava tan hondo que vos mismo no te creés que no lo viste venir. Y ahí, en la vulnerabilidad sacrosanta de una sala de cine, por primera vez en la vida querés salir corriendo sin mirar atrás. Pero no podés salir, y te quedás sumido en la butaca, golpeado salvajemente.

Ya es tarde. En su aparente poco sentimental narración, en su a ratos lenta aproximación a  la trama, Amour derrama una sombría y perturbadora belleza. La paloma, la postal, las estrellas, las flores, quedan levitando en tu memoria incluso cuando salís y respirás el aire de la calle que tanta falta te hace. Algo dentro tuyo se rompe y te anega el corazón de llanto.

¿Así es la vida?” se preguntaba Shingo, protagonista moribundo de Kawabata en El rumor de la montaña.  Así es…amor, pérdida y vacío.

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Lo mejor: magistralmente actuada. Recuperó a un Jean Louis Trintignan alejado del cine, roto por la muerte de su hija. Recupera a una Emanuelle Riva injustamente olvidada.

Lo peor: el silencio que te abruma. Y el Oscar a Jennifer Lawrence se siente tan banal…

La escena: el golpe y la otra…la de la postal, toda la secuencia

Lo más falsete:

El mensaje manifiesto: El amor va más allá de lo convencional

El mensaje latente: ALERTA DE SPOILER: Yo también pondría una almohada en tu cara…

El consejo: Es hermosa, vale la pena verla…no es para todo tipo de público. Para verla una sola vez.

El personaje entrañable: la pareja Anne y George

El personaje emputante:

El agradecimiento: que entre tanta parafernalia chota, tan deseada por los cineastas…Haneke consiga hacer un cine inteligente, del bueno con cinco actores y una locación.

CURIOSIDADES

Michael Haneke es hijo de un director alemán y de una actriz austriaca

Los cuadros que aparecen en la película pertenecían a los padres de Haneke y el concepto del departamento de los protagonistas guarda relación con el que tenían sus progenitores.

Haneke estudió Psicología y Filosofía

La escena de la paloma se filmó 12 veces durante 2 días de rodaje.

En una entrevista le preguntaron a Haneke si había pensado sobre su propia muerte, respondió: “La mejor manera es la de la abuela de mi esposa. Con 95 años, rodeada de 20 amigos, sentada a la mesa comiendo. Y en un momento dado dijo: ‘Estoy cansada’, se apoyó y murió”.

Amour, es escrita por el mismo Michael Haneke, que está a punto de cumplir 71 años y que lleva casado 30 con una mujer a quien definió como el centro de su vida en su discurso de agradecimiento por el Oscar a Mejor Película Extranejera.

Michael Haneke escribió el guión para Trintignant como su protagónico, Emmanuelle Riva hizo un casting.

De acuerdo a Trintignant uno de los motivos por los que la escena de la paloma se repitió tantas veces es porque Haneke intentaba dirigir a la paloma

Es la primera película para la pantalla gigante de Jean Lois Trintignant en 7 años

Jean Louis Trintignant perdió a su hija Marie (41 años) en el 2003 cuando la pareja de ésta, Bertrand Cantat la golpeó salvajemente hasta dejarla en coma. La actriz murió después de agonizar varios días. Cantat, su asesino, fue condenado a 8 años de cárcel por homicidio culposo y puesto en libertad tras cumplir 3 por buen comportamiento. En el 2010 el prestigioso Festival de Aviñón, invitó a Jean Louis a leer poesía (tal como hacía con su fallecida hija), para luego tener dentro de sus invitados a Cantat, el actor se retiró de la programación diciendo: “no puedo ponerme a decir poemas en un festival donde también se ovaciona al hombre que mató a mi hija”.

Enmanuelle Riva es actriz de cine y teatro, reconocida por ser la inolvidable actriz del filme Hiroshima, mon amour.

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12 Comentarios

  1. Es tan sutilmente conmovedora y tan fuertemente humana. Es una historia real, que se vive en todos los hogares en algún momento. Te Amo. No te reconozco. ¿Te amo? ¿Sos vos? ¿Soy yo? ¿Esto es lo que querríamos? Tantas preguntas. Como toda peli de Haneke, uno no se la puede quitar de la cabeza. Y hay un pensamiento que me atormenta: A mis 80 años, recordaré esta película. Saludos!

    • Está buenísima!!! hace mucho que una peli no me hacía mierda de esa manera. Amo a Haneke sobre todas cosas! jejeje. Y sí, te pone ideas tétricas en la mente, el que sabemos me mira asustado desde entonces y tiene miedo de enfermarse, yo ya le dije: «AMor mío, no esperaré a que te desbaratés tanto» (insertar crazy face)

  2. Notable tu reseña, muy diferente a las que nos acostumbraste, sin tus personales tips que a veces me sobran. Una critica a la altura de una película magnifica: te felicito!

  3. Habrá que agradecer también a quienes se han animado a traer esta película y los bolivianos hemos podido «sufrir» esta película en pantalla grande, para mi es algo surreal

    • Yo no me la esperaba tampoco, ya tenía el DVD pirata a punto de ponerle play cuando supe que llegaba al cine…así que me tocó esperarla, ojalá llegaran más de este estilo…en fin…creo que la ayudó su nominación al oscar y la casi unánime opinión de que se llevaría la estatuilla en la gala…slds

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