LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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OSCAR 2016: Carol

Por: Mónica Heinrich V.

El señorito Todd Haynes nos ha dado películas como Velvet Goldmine, Im Not There o Far From Heaven, y sin ir muy lejos una interesante serie llamada Mildred Pierce.

Por ese curriculum se assume que Haynes es sutil, un director que además puede retratar una época (los 50s) y que sabrá darle a sus personajes algo más que una engañosa bidimensionalidad.

Con Carol, Haynes se queda en una especie de cómodo limbo, donde sí hay una “linda” y “delicada” película, pero quizás sobrepasada por ese estilo pulcro y sin costuras.

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La película comienza con una escena entre Carol (Cate Blanchett) y Therese (Roonie Mara), ambas están en un local teniendo una charla definitoria acerca de su relación. Alguien interrumpe ese momento clave, y el filme viaja en un círculo para contarnos cómo llegamos a esa mesa, a esa charla.

Carol está basada en una novela homónima de Patricia Highsmith, si leen la novela descubrirán que el énfasis está puesto en esa jovencísima Therese, que a pesar de mantener una relación amorosa que ya llegó a ser sexual con su pareja Richard, todavía tiene conflictos irresueltos.

En la novela, Therese es joven, culta, lee libros, escucha música, tiene opiniones sobre la vida, sobre el mundo. Carol es una puerta hacia el amor sí, pero también a esa parte dormida dentro suyo que la chica no sabía que existía. En la novela, que tampoco está wow pero que engancha, Therese se descubre a sí misma gracias a esa relación.

La película nos presenta a una Therese con poca sustancia, que aún no ha intimado con su pareja y a la que le gusta tomar fotografías. Similar sensación deja Carol, mujer adinerada, viviendo una separación, con una hija pequeña, y paren de contar.

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Hay una historia de amor, pero los personajes no tienen mayor profundidad. Y ojo, nadie está diciendo que la película debió ser igual a la novela, de hecho primero vi la película y después leí la novela. Al leer la novela, le di algo más de valor a la película porque quedaron claras algunas cosas que en el trabajo de Haynes apenas se perciben.

El guión adaptado por la debutante Phillys Nagy conmueve en determinados momentos, cumple con exhibirnos a esta seductora y confiada Carol, a la tímida Therese, a esa relación que surge a partir de una mirada en medio de un mar de gente.

En contrapunto, o poniéndole el pelo a la leche, tenemos al estereotipo de macho celoso y posesivo en Harge (Kylie Chandler) que seguirá y atormentará a Carol porque no se resigna al fracaso matrimonial y peleará por la custodia de la hija de ambos.

Sí, el guión cumple con lo básico. La fórmula de una historia de amor casi imposible está ahí.

El final SPOILER ALERT contradice la norma de los 50s (eso quería su autora), en una época en que las relaciones interraciales u homosexuales suponían un estigma en todos los aspectos de la vida de los involucrados, Carol pretende dejarnos una suerte de happy ending o, por lo menos, algo parecido a darse una oportunidad: dos mujeres que a contracorriente deciden intentar ser felices por encima de los prejuicios. Hay que reconocer que no deja de haber belleza en eso. FIN SPOILER ALERT

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Con una linda fotografía de Edward Lachman (Erin Brockovich, Las vírgenes suicidas, Im Not There) y muy bien actuada por Blanchett y Mara, lo mejor que puede decirse de Carol es que es una película filmada con gusto, elegante y sobria.

Si algo hay que admirarle a Haynes es que su narrativa no cae en la muletilla de «amor lésbico»=propaganda de los derechos gays, sino que el filme se trata como una historia de amor a secas.

¿Alcanza? Puede que a algunos espectadores sí, en mi caso me dejó una sensación de vaga empatía, en la que por algún extraño motivo recordaba a La vida de Adèle y su famosa escena del café donde las dos chicas se juntan y una descubre que finalmente, después de tanta agua bajo el puente, el amor se acabó.

Quizás eso extrañé en Carol, más vísceras, más pulso, más desgarro, más…algo.

Mónica Heinrich V.

EXTRA

La novela en PDF: Carol – Patricia Highsmith

OSCAR 2016

Carol consiguió seis nominaciones:

Mejor Actriz: Cate Blanchett hace una interpretación muy buena de Carol, una mujer sofisticada, elegante, que alcanza sus mejores momentos en las discusiones con Harge. Sin embargo, visto lo visto, ese Oscar debe ir para nuestra Mamá de Room.

Mejor Actriz Secundaria: Rooney Mara hace una Therese frágil y encantadora. Acá, mi corazón se parte porque me encantó Jennifer Jason Leigh en Los odiosos 8, Kate Winslet está genial en Steve Jobs, Alicia Vikander hace lo suyo en La chica danesa, quizás la única que no me gustaría que se lo lleve sería Rachel McAdams.

Mejor Fotografía: Aunque tiene una fotografía muy linda no le hace sombra a Lubezki o a John Seale de Mad Max, creo que incluso la fotografía de La Chica Danesa pudo ser mayor rival, aunque no fue nominada.

Mejor Vestuario: Hmmm en esta categoría tampoco tengo un claro favorito. El vestuario de La Chica Danesa es espectacular, Cenicienta y Mad Max pueden dar pelea y el de Carol estaba muy lindo también.

Mejor Guión Adaptado: Me falta ver Brooklyn, pero entre las restantes me quedo con la primera hora de Room. Si no fuera Room, supongo que Carol, pero la verdad, ni fu ni fa con ninguno.

Mejor Música Original: Esa sí quedaría entre Carol y Los odiosos 8.

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Lo mejor: elegante y sobria Lo peor: sensación de vacío, una historia de amor fría La escena: cuando Carol le dice a Harge: We are not ugly people, Harge, fue una de las pocas escenas que me movió el piso Lo más falsete: sabe que el marido es un HDP que anda arañando las paredes y se va de road trip con la amiguita…El mensaje manifiesto: la vida es una sola o como se dice actualmente YOLO (You only live once) El mensaje latente: uno es artífice de su felicidad  o de su desdicha El consejo: para verla en el cine y en idioma original El personaje entrañable: la pobre hija El personaje emputante: Harge, por no saber dejar ir El agradecimiento: por el lindo vestuario y por no hacer una película que parezca más una propaganda pro derechos gay que una historia de amor.

CURIOSIDADES

La nominación de Rooney Mara a Mejor Actriz Secundaria causó controversia, tomando en cuenta que en la novela es ella la protagonista y en la película tiene 6 minutos más de pantalla que Cate Blanchett.

Fue filmada en Super 16mm para tener una textura similar a la de los años 40s/50s.

Justo después de filmar La Chica del Dragón Tatuado (2011) se le ofreció a Mara el papel de Therese, ella lo rechazó y Mia Wasikowska estuvo atada al proyecto hasta que decidió filmar con Guillermo del Toro Crimson Peak.

La productora ejecutiva del filme Tessa Ross, dijo que lleva 11 años tratando de llevar la historia a la pantalla gigante.

Es la segunda adaptación de una novela de Patricia Highsmith en la que participa Cate Blanchett, la primera fue El Talentoso Mr. Ripley.

La guionista Phillys Nagy escribió el primer borrador del guión en 1996.

La película recibió una ovación de casi 10 minutos en su premier en Cannes.

La primera escena que Mara y Blanchett filmaron juntas fue precisamente la escena en que sus personajes hacen el amor por primera vez.

La historia se basa en un encuentro real de la novelista con una atractiva mujer rubia en una tienda de Nueva York.

OSCAR 2016: El Renacido / The Revenant

Una vez escuché decir a alguien que Iñárritu más que una filmografía tenía un prontuario.

Saquemos nuestro filtro cálido CSI Miami (el calorcito cruceño así lo requiere) y analicemos las evidencias:

Amores Perros, una ópera prima que ha envejecido muy mal, aunque ya en esas épocas la parte del vagabundo era de terror.

-La lacrimógena 21 gramos donde seguían dándole manija al cine de varias historias con diferentes líneas argumentales que se unen por las maravillosas casualidades de la vida. Con este filme, Iñárritu empezó a construir ese nido rocambolesco de cine hecho para y por Hollywood.

Babel, película que sirvió para que el director mexicano rompa relaciones diplomáticas/personales/artísticas con su guionista Guillermo Arriaga (gracias, virgencita del Socavón) y en la que lo más interesante fue la muda asiática y lo peor todo lo relacionado a la empleada mexicana. Recuerdo haber reflexionado a la luz de la luna sobre lo extraordinario que sería para él hacer una película que  cuente solo UNA historia.

Biutiful, espesa como taza de leche con 20 cucharadas de Toddy y de la que guardamos la ingrata imagen de Javier Bardem con pañal y el recuerdo de 25 chinos gasificados.

Birdman, en la que se condensan todas las mañas y virtudes de este cineasta. Sus excesos, sus carencias. Eso sí, hay que reconocer que tuvo una propuesta estilística arriesgada y, por momentos, fascinante.

El Renacido.

Y bueno, el cine de Iñárritu te puede gustar o no, pero no te deja indiferente.

Antes de Birdman, Iñárritu andaba deprimido porque su trabajo ya no lo llenaba y  el desafío que supuso hacer ese filme le levantó la moral y lo subió a una ola “creativa” en la que decidió meter a la licuadora lo que se le antojara sin restricciones.

Ajá.

Parece que todavía no se bajó de esa ola.

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Con obvias referencias a Tarkovsky, El Renacido se basa en el libro homónimo de Michael Punke que, a su vez, agarra una historia de la vida real.

Efectivamente, cuando los americanos y los franceses estaban exterminando indios, existió un Hugh Glass. Este Hugh Glass fue atacado por un oso y dado por muerto y luego, movido por la venganza, emprendió un glorioso y anecdótico regreso a su fuerte buscando a los tipos que lo dejaron botado como una chancleta.

En la vida real, los dos tipos fueron un tal Fitzgerald y el joven Bridger, aunque los registros no indican porqué dejan al susodicho abandonado.

En el libro homónimo, Fitzgerald ve a los indios acercándose y corre a avisarle a Bridger, tomando la decisión de dejar a Glass por ese motivo.

Tanto en la vida real como en el libro, la venganza de Hugh Glass tiene un asidero personal y hasta algo desproporcionado. Por otra parte, el regreso al fuerte no fue tan accidentado, sí largo y agotador, pero no TAN duro de matar porque a pesar de lo inhóspito y de las fricciones imperantes, en el camino recibió ayuda de nativos amistosos.

El final de esa historia ocurre cuando llega al fuerte y Fitzgerald se ha marchado a enlistarse, Glass va a donde está enlistado y le dicen que el cojudo es propiedad del ejército y por lo tanto no accederá a él. O sea, Glass no puede “vengarse” nunca y el renacimiento va más allá de ser movido por la venganza, o de regresar de entre los muertos, también consiste en dejar ir.

Lo terrible, difícil, y a la vez liberador que es DEJAR IR.

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¿Qué hace Iñárritu?

Le quita a Glass su banal humanidad de vengarse simplemente por él, y le añade un hijo Pawnee para darle un toque de conflicto racial y ponerle más emotividad a la venganza.

Esas cosas que a Hollywood y a Televisa tanto gustan.

Reviste de solemnidad y misticismo esta venganza, queriendo darle mayor trascendencia de la que por sí sola despediría sin tanto remarcado.

Transforma a Fitzgerald (Tom Hardy) en un villano a tiempo completo, quien a pesar de su villanía es bastante inútil a la hora de la verdad.

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Hola, soy yo, el villano

Pero a ver, vayamos por partes y alarguémonos al pedo haciéndole honor al filme. Puntos a favor:

  • Hay dos películas en El Renacido: Una que está muy (MUY) buena y que termina o queda interrumpida en el momento exacto en que apuñalan al hijo de Glass y otra donde las cosas inverosímiles y chotas comienzan a llover como confeti a partir de ese punto.
  • La gloriosa fotografía de Emmanuel Lubezki. El plano secuencia inicial del ataque de los indios es sencillamente magistral.
  • El ataque del Oso a un Glass que queda a su merced. Escalofriantes y violentos minutos en los que Iñárritu consigue que contengás el aliento y que sufrás por…sí…el OSO.
  • Un antagónico de lujo. A pesar que dentro del guión el personaje de Fitzgerald es poco consistente, la brillante interpretación de Tom Hardy hace que valga la pena tragarte el cuento.
  • Una correcta interpretación de Leonardo DiCaprio, para mí opacada por Hardy.
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Oso, oso, oso!

En contra:

  • Un guión con bastantes baches:  1.-El tipo sobrevive al brutal ataque del oso, a que lo arrastren con el pie no sé si quebrado, dislocado, hacia una tumba mal cavada y le echen tierra encima, se mueve con heridas sin curar, cae al agua en el más crudo invierno y tampoco sufre de hipotermia, sobrevive a un encuentro con los franceses, con los indios, se da tiempo de rescatar a una india de una violación, cae de una altura considerable y, así, sucesivamente. Entrar a la convención de que el tipo sobrevivía al ataque de oso ya era ser generosos, ponerle todos esos perendengues y además durante casi tres horas, hizo que desee que el tal Glass muera de una puta vez. Volvé, Oso, volvé! 2.-Fitzgerald desde su primera escena hace bullying a Glass y a su hijo, se nota a la legua que es un tipo corrupto y de baja ralea, e igual confían en él para encargarse del pobre tipo. 3.-Fitz mata al hijo de Glass y lo deja por ahí botado, y Bridger jamás lo ve, cuando Glass sale de su tumba se arrastra un poquito y el pobre chico está ahí, a ojos vista. 4.- Fitz apuñala al indio porque lo pilla asfixiando al padre, y luego en lugar de terminar de asfixiar al padre, ¿lo deja ahí nomás? 5.-Al descubrir lo de la cantimplora, el capitán y un montón de crispines salen a buscar a quien sea que pueda estar vivo. Cuando resulta ser Glass y regresan al fuerte se descubre que Fitz robó la plata del capitán, por ende, la plata de TODO el fuerte y deciden ir  a buscar a ese ladrón, asesino, DOS personas: una, el poco experimentado capitán y otro, el casi charqueado Glass. 6.- La muerte del capitán, la trampa de Glass, la pelea final, el reencuentro con Powaqa, fueron recursos de manual y encima, cuando la platea ya está algo agotada de tanto tole tole.
Bonito, pero no, gracias
Bonito el flashback, pero no, gracias
  • Más allá de los huecos del guión, los excesivos flashbacks onda Gladiator también fueron innecesarios y redundantes. Además, había escenas en las que aparecía la mujer de Glass que se veían muy paupérrimas en cuanto al FX. La tipa colgada y el plano hacia arriba, pucha, no, no, no.
  • Lo que menos me gustó de El Renacido es que se plantea como una película hollywoodense que no se resigna a ser eso: una película hollywoodense, Iñárritu pringa el filme de un empalagoso misticismo para disfrazarlo.
  • La duración es otro gol en contra, pudo quedarse con media hora menos y no pasaba nada en cuanto a la historia, y ganaba en cuanto a sensaciones.

El Renacido

Sí, es verdad, la película tiene lecturas filosóficas, religiosas, artísticas, lo que quieran, cuando la paja es grande aguanta muchas interpretaciones: que si la piel de oso, que si el papel de los indios y de los colonos, que si el salto con el caballo, que si lo que murmuraban los indios , que si las técnicas de sanación, que si lo ancestral, lo salvaje y lo civilizado, que si la vida, el allá, el más allá y el acuyá. En mi interpretación El Renacido  grita y no dice mucho.

Es visualmente hermosa y definitivamente un espectáculo para ver y sopesar, pero termina siendo una película fría como la nieve por la que se arrastra Leo DiCaprio.

Mónica Heinrich V.

OSCAR 2016

De los 12 Oscar a los que postula, me gustaría que gane 4:

  • Mejor Actor: Leonardo DiCaprio, y sí, ya no importa si no es su mejor papel, entréguenselo. Si nominaron a Tom Hanks por El Naúfrago y se lo dieron a Julia Roberts por Erin Brokovich,  no pasa nada si se lo dan a DiCaprio. La Academia no siempre es justa, es oportunista. En este caso, habría algo de ambas. Aún me falta ver Trumbo para saber qué tantas posibilidades de arrebatárselo tiene Bryan Cranston, pero ya, Leonardo se arrastró, gimió, se cauterizó la garganta, y se comió un hígado de bisonte, yo digo: DENLE EL COSO DORADO DE UNA MALDITA VEZ.
  • Mejor Fotografía: Es indiscutible el enorme talento de Lubezki, y la propuesta fotográfica que tiene en El Renacido, siendo responsable en partes iguales de su lucimiento, y de su artificio.
  • Mejor Actor secundario: Sí, Tom Hardy la rompe. Si se lo dan a Stallone será una de esas veces en las que prima el oportunismo a la justicia.
  • Mejor Maquillaje y Peluquería: Ajá, las heridas de DiCaprio, la pelona de Hardy, los indios, todo muy bien lookeado.

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Lo mejor: el plano secuencia y lo del oso Lo peor:  el misticismo chafa y solemne que la impregna y pretende darle mayor trascendencia de la que en realidad tiene. La escena: oso, oso, oso Lo más falsete: los flashbacks El mensaje manifiesto: la venganza es un plato que se sirve frío El mensaje latente: y después de la venganza qué? El consejo: para verla en el cine y en idioma original El personaje entrañable: oso, oso, oso El personaje emputante: Glass, que no se moría El agradecimiento: por la fotografía y por Tom Hardy.

EXTRA

Acá la novela en PDF y español:LIBRO – Michael Punke

CURIOSIDADES

Revenant viene del Latin reveniens que significa regresando o retornando también está relacionada con la palabra francesa revenir que significa regresar.  Fantasma que retorna de no se sabe dónde.

Se filmó mayormente con la Arri Alexa 65 y algunas escenas con la Epic Dragon.

El rodaje tuvo un retraso y la nieve se derritió en la locación canadiense donde el equipo se encontraba, hubo que redirigir el rodaje a Argentina para continuar con el look invernal.

DiCaprio realmente se engulle el hígado de bisonte a pesar de que es vegetariano. También aprendió lenguas nativas, a disparar un mosquete, crear fuego, y estudió técnicas de curación antiguas. Dijo que fue el papel más desafiante de su carrera.

Se filmó cronológicamente en 80 días, aunque hubo un periodo de tomas de fotografía principal de casi 9 meses. Tardaron tanto debido a la decisión de dirección de filmar con luz natural en su mayor parte a excepción de una escena: donde encienden una hoguera y el viento movía el fuego. Pusieron luces alrededor para que diera el efecto que ellos querían.

Leonardo DiCaprio le pidió a Tom Hardy que lea el guión para ser parte del proyecto. Hardy aceptó y una vez leído el guión se quedó con el papel.

Se dice que Iñárritu es bastante atorrante y trata muy mal al crew, Hardy fue incapaz de soportar el maltrato y eso hizo que chocara con Iñárritu muchas veces, el mismo Hardy inmortalizó el conflicto con una imagen en la que se lo ve ahorcando a Iñárritu y que convirtió en polera.

Gente del Crew abandonó el proyecto o fue despedida  debido al explosivo carácter de Iñárritu.

DiCaprio estuvo a punto de hacer Steve Jobs, pero al final eligió El Renacido.

Las cicatrices de DiCaprio tardaron 5 horas en aplicarse.

Sean Penn era el actor que haría de Fitzgerald y al final por conflictos de agenda abandonó el proyecto.

Leonardo DiCaprio, Tom Hardy y Lukas Hass ya trabajaron juntos en El Origen.

Park Chan Wook (OH MY GOD!) estuvo interesado en dirigir esta adaptación y quería a Samuel L. Jackson como coprotagonista.

OSCAR 2016: La gran apuesta / The Big Short

Lo que te mete en problemas no es lo que no sabes, sino lo que crees que sabes con certeza y resulta no ser así

Mark Twain era un pendejo. En esas aciagas épocas derramaba más sabiduría que los tweets de Alejandro Jodorowsky (¡!).

Con esa sapiente frase abre The Big Short, porque claro, la película nos contará a lo largo de más de dos horas, cómo se desinfló, o más bien dicho: reventó la burbuja inmobiliaria en USA y creó la famosa crisis del 2008.

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Así es endeudados amigos, víctimas del sistema bancario, de la sociedad, del cochino dinero y de los illuminatis, la última película de Adam Mckay (The Stepbrothers, Anchorman 1 y 2, The other guys) se basa en hechos reales y usa grandes estrellas de Hollywood para darnos una clase didáctica de fenómenos macroeconómicos.

La comparación más obvia es la de El lobo de Wall Street, de Martin Scorsese, que también nadaba en las espesas y hediondas aguas de Wall Street, sin embargo, Scorsese se la jugaba y (hasta lo último) sus personajes, esos que coqueteaban con los millones de dólares y eran adictos no solo a ganarlos sino a gastarlos, guardaban cierta coherencia. No había redención para la corrupción, ni ñoños sentimentalismos.

McKay, por su parte, toma como base el libro homónimo de Michael Lewis, lo adapta y explica (como un paciente profesor) los orígenes del colapso financiero que hizo que millones de americanos se quedaran sin casa y empleo, y no se decide si está haciendo un película de humor negro o un filme con mensaje a la conciencia.

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En toda tragedia o crisis, hay alguien que ve venir la bola de nieve, la ve o la presiente, y, en la película que nos ocupa, Mckay agarra a los personajes que supuestamente se percataron de la endeble estructura hipotecaria y le sacaron partido. Dicho de otra manera, estos sujetos tomaron los limones que la vida les dio y se fabricaron las súpermegas caipiriñas.

Michael Burry (Christian Bale) es uno de esos fabrica-caipiriñas. Con imagen desaliñada, y un solo ojo, Burry fundó su compañía SION Capital LLC, y atrajo a inversionistas a los que trepó al bus de esperemosquelamierdaestalleyrecojamoslasganancias.

Pero no fue solo Burry, el cíclope, el que se benefició de la caída de un obvio castillo de naipes, también algunos analistas, corredores y advenedizos más.

Uno de ellos, el personaje de Ryan Gosling, es el hilo narrativo de la película y rompe la cuarta pared para contarnos cómo fue el despelote.

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Ok. En los primeros 15 minutos, The Big Short resume de qué y hacia dónde va. SPOILER ALERTA Lo demás es una caja de resonancia mezclada con aderezos como el personaje de Steve Carrel y su muy empelucado Mark Baum, que a pesar de que está salivando porque la huevada colapse, es aquejado por ataques de culpa, y nos enchufan unos flashbacks sobre el suicidio de su hermano bastante chotos.

Eso no le impide cobrar sus 200.000.000 $us. claro, ni a él ni a los dos muchachos que son ayudados por un hippie chic Brad Pitt, Ben Rickert, cuyo personaje está en contra de todo lo que termina haciendo en la película. FINAL DEL SPOILER

The Big Short trata de alivianar un cúmulo de información que es súper aburrida y técnica con la muletilla de: “Ahora, Verónica Larrieu nos explica cómo caen las acciones cual si fueran achachairuses en temporada”

No está mal, aunque para el público promedio sigue siendo un lenguaje poco accesible y dentro de los engranajes mismos de la película, todo se vuelve bastante repetitivo.

Desde el principio, Mckay toma partido porque parece incómodo con los grises, y reflexiona sobre lo sanguinario del sistema bancario, del gobierno que socapa a los creadores de la crisis, y de la impunidad.

Sí, McKay, entendimos.

Qué jodida es la vida y el ser humano.

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La gran apuesta está nominada a 5 premios Oscar:

1.- Mejor Película: No está mal, pero me resulta difícil situarla entre lo mejor que vi del año, porque a pesar de su aire irreverente es una película bastante políticamente correcta que tiene aspiraciones más grandes que sus resultados. El acelerado montaje disimula un poco la corrección política.

2.- Mejor Director: McKay incursiona en un género que aún contiene los visos humorísticos de su filmografía anterior, pero creo que no supo comprimir su historia y en términos de dirección termina dando demasiados mensajes moralistas sobre un hecho que el espectador puede juzgar por sí solo.

3.- Mejor Actor: Christian Bale hace una muy buena representación de Michael Burry, quizás no tenga mucho que ver con el verdadero, pero Bale sabe actuar. ¿Se llevará el Oscar? Creo que hay opciones más sólidas como Tom Hardy en El Renacido, estos días me queda ver Creed.

4.- Mejor Guión adaptado: The Martian y The Big Short me parecen las apuestas más débiles de este apartado. Aunque nunca sabe, a la Academia le gusta lavarse la cara con temáticas sociales como esta.

5. Mejor Edición: Su edición está muy buena y cubre parte de las falencias del guión, aunque, nuevamente, tiene rivales que son mejores.

En resumen: The Big short es una buena película con una interesante historia. A ratos, la palabra que se te viene a la mente es: inteligente…porque lo es, pero el tufillo conciliatorio arruina un poco la experiencia.

Ahora, Falkor, mi perro, les explicará con huesitos lo que trato de decir.

(…)

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: es inteligente y didáctica Lo peor: repetitiva y moralista La escena: la de la Jenga y las intervenciones de los artistas invitados Lo más falsete: la supuesta culpa o remordimientos o tristeza de los personajes que esperaban que el sistema colapse para hacerse millonarios El mensaje manifiesto: si le das más poder al poder, más duro te van a venir a coger El mensaje latente: ponete vaselina El consejo: para ver en un horario en el que NO vayás a sucumbir de sueño El personaje entrañable: todos los que creyeron que las cosas saldrían bien adquiriendo casas sin tener cómo pagarlas El personaje emputante: Mark, el de Steve Carrell, porque fue el más moralizador de todos, con la cantaleta del hermano muerto y lo mal que se sentía de que la gente pierda sus casas. Sí, claro.  El agradecimiento: inteligente, a pesar de los peros que podás encontrarle.

CURIOSIDADES

  • «La verdad es como la poesía y la mayor parte de la gente odia la maldita poesía” es una frase que creó el mismo director, Adam Mckay, cuando no sabía qué frase decir sobre el bar de Washington.
  • Se basa en el libro homónimo de Michael Lewis, y es la segunda obra de Lewis que la productora de Brad Pitt produce, la primera fue Moneyball.
  • El estudio quería que los personajes sean menos odiosos, sin embargo, Mckay se impuso y quiso mantenerlos tal cual los vimos.
  • Es la primera aparición de Ryan Gosling desde que el 2013 anunció que se daba un respiro de la actuación.
  • El personaje de Christian Bale jamás comparte escena con ninguna de las otras estrellas principales.
  • Margot Robbie era la esposa del personaje de Leo Dicaprio en El lobo de Wall Street.
  • El verdadero Michael Burry tiene un cameo en la escena de las oficinas.
  • En el guión original las celebridades que explicaban los términos eran otras: Scarlett Johanson reemplazaba a Margot Robbie y Beyonce tenía el parlamento de Selena Gómez.

EN CARTELERA: Steve Jobs

Amantes de la manzanita, detractores de la manzanita, aspirantes a multimillonarios que siguieron la carrera de Steve Jobs con la esperanza de que se les peguen algunos dólares al absorber sus “enseñanzas”, estimados padawanes, lectores en general.

La nueva biopic del fundador de Apple ya está en cartelera para que todos vayan a verla, discutan cuán hijo de puta era el señor y busquen las biografías para constatar verdades o mentiras.

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Y muy al estilo binario con el que algunas personas ven la vida y el 2016, la película del británico Danny Boyle puede ser apreciada de dos maneras.

Como película a secas

Boyle no es un director muy prolífico, tiene casi 60 años y solo ha hecho 10 largometrajes, siendo lo mejorcito de su carrera lo que hizo al principio.

Con Tumbas al ras de la Tierra y Trainspotting parecía que Boyle estaba destinado a las grandes lides, pero el hombre ha ido de más a menos y aunque nunca deja de ser un cineasta interesante se podría decir que ha sido literalmente devorado por las exigencias de los estudios. Este es un ejemplo de cómo tu estilo y/o talento puede ser anulado miserablemente o cómo tu estilo y/o talento no evoluciona con vos.

No importa, igual ir al cine a ver una película de Danny Boyle es garantía de que pasarán cosas y sentirás cosas.

Boyle se junta con el guionista Aaron Sorkin y nos da una película entretenida, con excelentes actores, con una fotografía espectacular (Alwin Küchler: Hanna, Sunshine, Movern Callar, Divergente), con un muy buen montaje (Elliot Graham), con una excelente banda sonora (Daniel Pemberton: Operación U.N.C.L.E., The Counselor, In Fear) y, a pesar del aire sentimentaloide que nos ventea al final, hace salir del cine con la sensación de haber visto algo superior al promedio, de impecable factura.

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Si uno no se pone exquisito y pendejo con las comparaciones con el Steve Jobs real, puede ser una película muy disfrutable, gracias, sobre todo, a los diálogos que van y vienen de Aaron Sorkin.

Sorkin (Red Social, Moneyball), una vez más, muestra su pericia y audacia al lanzarnos una chorizada de texto que en ambientes más bien controlados (los lanzamientos de los nuevos productos de Steve Jobs) unen los hilos que conforman el perfil de un personaje tan lleno de capas como Jobs.

Y es que la biopic de Jobs parecía destinada al fracaso, sufriendo el abandono del director David Fincher en sus inicios, el rechazo de actores como Leonardo DiCaprio y Christian Bale, y quizás, la sensación de que era casi imposible abarcar con exactitud y precisión el proceso que convirtió a Apple en ese gigante de la tecnología.

Danny Boyle tomó ese desafío y eligió centrar la trama dando un repaso a la vida de Jobs a través de tres puntos claves: 1) Lanzamiento de la Macintosh 2) Lanzamiento de NeXT y 3) Lanzamiento de la Imac.

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El arco dramático va desde el aparente fracaso de Macintosh, la salida de Jobs de Apple y el retorno a Apple, todo esto condimentado o, más bien dicho, acentuado en la relación que el afamado ejecutivo llevó con su hija Lisa, que incluso sirve como vehículo para esbozar (falsamente) el nacimiento del Ipod.

Como película a secas lo compro. Compro el excelente desempeño de Michael Fassbender como un ficcional Jobs, compro la portentosa actuación de una Kate Winslet en su mejor forma, compro la ñoñez de los 20 minutos finales, compro el desfile de némesis/ex amigos/detractores que se le aparecían antes de cada lanzamiento, compro a Woz (Seth Rogen) mendigando reconocimiento ausente de su marca personal: el sentido del humor, compro los encuentros forzados para ponerse a charlar de cosas profundas y deudas antiguas, compro todo.

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Lo que no compro es que sea una buena biopic y ahí entramos en la manera número dos de ver este trabajo de Danny Boyle.

Como biopic o aproximación al personaje real

Físicamente, Fassbender no se parece en nada al verdadero Steve Jobs. Ni en joven, ni en viejo. Eso no importaría si el aura o la personalidad de Jobs estuvieran plasmados en otros aspectos. Desgraciadamente, Fassbender nos presenta un tiburón frío y despiadado, claramente obsesivo, que no digo que no sean características reales de Jobs, sino que el verdadero Jobs jugaba más a the nice guy, a tipo hippie, onda zen, coloquial en sus ademanes, un tipo más común, por decirlo de alguna manera.

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De hecho, hay biografías que cuentan que Jobs no era muy controlado en sus emociones sino más bien volátil, podía romper en llanto con tal de conseguir lo que quería, y ponerse histérico muy fácilmente. Con esto quiero decir que Fassbender le ha dado una elegancia al personaje que Jobs no tenía.

Hablando netamente de la fundación de Apple, sus problemas, los personajes que rodearon a Jobs, y los tres puntos que la película toca, es por demás decir que se han tomado bastantes libertades. Desde el énfasis en Lisa, que dicho sea de paso, vivió con Jobs a partir de los 14 años, pasando por la presencia constante de Johanna (Kate Winslet) que después de NeXT no siguió con Jobs, hasta la omisión de la segunda esposa de Jobs con quien se casó en 1991 y que en la película (cuya trama concluye en 1998) jamás es mencionada.

En la película Jobs (2013) protagonizada por Ashton Kutchner, los actores que representaron a los personajes reales sí tenían una similitud física más marcada. Kucthner y Josh Gad (Woz) eran muy parecidos a los dos chicos que juntos trabajaron en el garaje del papá de Jobs para fundar Apple. Jobs, sin embargo, languidecía ante una dirección de Joshua Michael Stern carente de imaginación y con un tono muy de telefilm de Lifetime.

Acá se omitía el papel relevante de Johanna y se daba más vuelo a las relaciones tempranas de Jobs con sus colaboradores, con la madre de Lisa, con el amigo con el que fue a la India y que luego dejó botado como una chancleta, con Woz, para luego siguiendo la fórmula hollywoodense contarnos su glorioso ascenso, mensajitos de autoayuda de por medio, y vendernos una imagen de superación, excesivamente amable del personaje.

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Por su parte, el documental Steve Jobs: The man in the machine profundiza un poco más. Alex Gibney, responsable de documentales como Freaknomics, Gonzo: Vida y hazañas de Hunther Thompson, La mentira de Lance Amstrong y Going Clear: Scientology and the prison of belief muestra el lado más oscuro tanto de Jobs como de Apple bajo el mando de Jobs.

Así sabremos de los 18 suicidios en un año que tuvo en una de sus fábricas, que se estacionaba siempre en la zona de discapacitados, las malas prácticas corporativas, la contaminación ambiental de Apple, la explotación de sus trabajadores, sus movidas ilegales para sacar dinero a paraísos fiscales, su ausencia absoluta de filantropía, su carácter vengativo, ya que estando a punto de morir de cáncer se dio tiempo para perseguir a un periodista por haber filtrado el nuevo Iphone, y otros.

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Lo que jode de The man in the machine es el tono de introspección que adopta Gibney para abordar la figura, las preguntas que se hace ante la masiva respuesta de las personas a la muerte de Jobs, ¿por qué la gente llora? ¿Por qué la gente hace cola durante horas por un teléfono? ¿Por qué Steve Jobs trascendió por encima de gente que sí eran ingenieros, técnicos o expertos en softwares? Y el cierre, onda filosófico existencial del documental, que juega a que no juzga al personaje, pero sin embargo se regodea en las zonas más polémicas del mismo.

Así que no, ni Jobs ni Steve Jobs: The man in the machine lo consiguieron tampoco.

Y si tenés como referencia o como comparación esos dos trabajos, Steve Jobs de Danny Boyle es una rueda más al carro que intenta retratar a este complejo personaje.

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Puede que algunos piensen que el trabajo de dirección de Boyle y el de guión de Sorkin, son más que suficientes para decir que la película es de lo mejorcito del año. Sin ir muy lejos, de las últimas películas de Boyle debe ser la más inspirada. Puede que también crean que Fassbender se merece su nominación al Oscar por una brillante actuación que no es precisamente tributo al personaje que recrea. Puede que sí, pero para los que busquen a Steve Jobs como tal, supondrá una mezcla de sentimientos. Un coitus interruptus.

Steve Jobs, no el de Ashton ni el de Fassbender, decía que no tenías que ser mejor que la competencia, sino diferente. Think Different era su lema, hasta el momento ninguno de los trabajos audiovisuales que intentan ahondar en su vida lo es.

Eso sí, la otra máxima que vendía como slogan: «cambiar el mundo», para bien o para mal la cumplió con creces y las películas/documentales que salen unos detrás de otros, lo prueban.

Buenos días, esito sería. Cierro por unos instantes mi Mac.

Mónica Heinrich V.

EXTRA:

Acá el link de descarga de la biografía escrita por Walter Isaacson: Steve Jobs (Spanish Edition) – Walter Isaacson

Lo mejor: los elementos que componen una buena película están ahí: actuaciones, dirección inspirada, montaje, guión (incluso con su parte cursi) y arcos narrativos.

Lo peor: el Steve Jobs de Fassbender y de Boyle no es el Steve Jobs de Apple.

La escena: la primera secuencia introductoria al personaje, la de la coincidencia, las charlas con Scully estuvieron muy buenas.

Lo más falsete: lo de la hija, lo del ipod, lo de Woz todo el tiempo mendigando reconocimiento.

El mensaje manifiesto: Think Different

El mensaje latente: definamos Diferente

El consejo: Vela subtitulada, y sin exigir muchas similitudes con el Jobs real.

El personaje entrañable: Siempre sentí particular simpatía por Woz

El personaje emputante: la mamá de Lisa.

El agradecimiento: porque es amena y porque mueve a buscar mayor información sobre los personajes reales.

CURIOSIDADES

Tuvo un presupuesto de 30.000.000 $us.

Los espacios temporales de la película fueron filmados con diferentes técnicas para mostrar los avances de la tecnología, los inicios de Apple se filmaron en 16mm, luego en 35mm y la parte final en digital para que queden tácitamente marcados los 16 años que pasaron hasta la escena final del filme.

Fincher dejó la película porque no cumplieron sus dos exigencias: 10.000.000 $us. por dirigirla y tener absoluto control creativo del proyecto.

Steve Wozniak fue consultor del filme.

Las audiciones no se hicieron con el guión de Sorkin sino con escenas de Newsroom la serie de TV del mismo guionista.

Como la película está dividida en tres secuencias, la filmación se hizo igual. Se ensayó durante dos semanas, se filmó el primer pedazo durante otras dos. Se detuvo otras dos semanas en las que se ensayó la otra parte, y luego se filmó. Y lo mismo sucedió con la tercera parte.

El guión tenía alrededor de 180 páginas y Fassbender se lo memorizó.

Aaron Sorkin hace un cameo mientras Steve Jobs y Woz discuten en el teatro vacío. Es una de las personas que pasan por el fondo.

EN CARTELERA: Star Wars The Force Awakens / El despertar de la fuerza

Los 70s no son los 80s, los 80s no son los 90s y los 90s tampoco son el nuevo milenio. Dicha esa obviedad, el público también evoluciona. No es aquel que se asustaba por el tren viniendo hacia la cámara, o el que se obnubilaba por los FX de planetas lejanos.

Nos convertimos en un público más pachorriento y poco dado a las expresiones de entusiasta embeleso en la butaca. Un público atiborrado de pipocas y Coca Cola. Hemos visto tanto y de tantas maneras que para que salgan gritos masivos o aplausos en media proyección se necesita un milagro.

OH, sorpresa, el milagro se llama Star Wars: El despertar de la fuerza y nos dice fuerte y claro que las fórmulas repetidas aún funcionan.

Por los tornillos de R2D2! No les miento.

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Sí, es verdad, el gordo George Lucas casi casi aniquiló la franquicia con Amenaza Fantasma y El Ataque de los Clones, planes de enviar cartas con ántrax fueron elaborados, pero después de La Venganza del Sith todo volvió a su cauce natural y pudimos esperar con relativo entusiasmo el glorioso retorno de la saga.

No, J.J. Abrams no ha reinventado a Star Wars ni le dio un empujón que la lleve al olimpo de las grandes películas, no. De la mano de Disney es difícil hacer algo que no esté bañado de crema chantilly y bonitos colores pasteles. Muy difícil.

J.J. Abrams dirige con practicidad un bulto pesado, ese bulto es revivir Star Wars y lograr dos cosas: 1) que la generación que amó y creció con la saga no escupa sobre su tumba y 2) que las nuevas generaciones se vuelvan parte de ese consumo masivo que mueve tantos millones de dólares.

Y la verdad, logra ambas. star-wars-the-force-awakens-daisy-ridley-bb-8

El despertar de la fuerza es un eco del pasado y como tal está diseñada para agarrar las aristas más llamativas de la trilogía original y sacarle partido:

Tenemos a la Resistencia, que después de quichicientos años sigue en las mismas.

Tenemos a la parejita chico/chica unidos en una epopeya de la que no saben mucho pero a la que convierten en una especie de misión.

Tenemos un poder tiránico, opresivo, al cual derrotar.

Tenemos una galaxia que salvar.

Tenemos a un malo maloso que lee mentes, levanta su manito y zas! Matanga dijo la changa. Por supuesto, el don sufre una lucha personal/espiritual entre el bien y el mal.

Tenemos el droide que carga un mapa y su propia misión.

Tenemos la Starkiller Base como elemento a destruir, muy similar a la Death Star.

Tenemos conflicto padre e hijo.

Tenemos a the chosen (el elegido/a) cuyo papel aún está por determinar pero que con poderes impensables sabemos que es el peón principal de esta nueva entrega.

Tenemos la cantina de bichos raros.

O sea, el universo es un pañuelo para que se repitan y se junten tantas cosas similares a la primera trilogía.

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El guión escrito por el mismo J.J. Abrams acompañado de Lawrence Kasdan, autor de El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi (entre otras)   y Michael Arend, autor de Little Miss Sunshine, Toy Story 3, Oblivion y la primera Juegos del Hambre, bebe de la melancolía y decide darle al público aquello que supuestamente quiere.

Rey (Daisy Ridley), una chatarrera que espera el regreso de la familia que le fue arrebatada, se encuentra con BB 8, un droide al que le han encargado guardar el mapa que llevará a la Resistencia a encontrar al mítico Luke Skywalker.

La chica decide ayudarlo, y para ello se une a Finn (John Boyega) , un ex stormtrooper escapando de esa condición.

En plena misión se toparán con Han Solo (Harrison Ford) y Chewbacca (Peter Mayhew) que intentarán ayudarlos para lograr encontrar a Luke.

La base es muy simple y en general está llena de baches e inconsistencias. Nada tiene mucho sentido, pero tampoco importa. El manto de Disney le quita la oscuridad y la tragedia que se cernía sobre los personajes en El Retorno del Jedi, quizás la entrega más intensa de toda la saga.

J.J. Abrams cubre esa ausencia de peso dramático con efectos especiales y muchas peleas al pedo.

A los que hemos visto las películas una y otra vez nos suena a circo repetido, pero el circo repetido está tan bien montado que cuando aparecen Han Solo y Chewie, se te humedece el corazón y una ahogada exclamación se siente vibrar en medio del público.

Lo mismo sucede cuando la princesa Leia entra a escena, el diálogo acartonado entre estos dos amantes que además son padres de un hijo, no sería nada sin el poder de la memoria. Es la memoria lo que hace que disfrutemos el cursi encuentro y es la memoria lo que hace que batamos palmas cuando aparecen los droides originales C3PO y R2D2.

Una película de este tamaño requiere un villano igual de grande y poderoso, y, para mí, la mayor flaqueza de El despertar de la fuerza está en la elección de sus villanos.

Mientras Kylo Ren (Adam Driver) se encuentra con la máscara puede ser un villano creíble, en el momento que se quita la máscara pierde toda credibilidad y nos quedamos con un fantoche sin presencia escénica.

Y ojo, a mí me gusta el trabajo de Adam Driver, sobre todo en comedias, pero acá la tesitura ideal para un papel tan atormentado no se consigue nunca y queda como un fulano muy desabrido que además toma las peores decisiones y que nunca demuestra la maldad que requiere la oscuridad que lo gobierna.

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SPOILER ALERTA

La muerte de Han Solo en sus manos me pareció lo más choto de todo y, como dije, el villano parricida no trasciende el tormento que debería asquearnos hasta lo más profundo de nuestro ser. Se lo ve raro e incómodo. Incluso la acertada dirección de fotografía de Daniel Mindel (John Carter, Star Trek, Mission Imposible III, Spy Game) que lo ayudaba en la escena clave iluminando solo la mitad de su rostro, no pudo darle mayor énfasis a la situación.

Después de que Solo sorteó los mayores peligros durante años, verlo morir de esa manera tan inoficiosa me resultó doloroso. Fui de las que se llevó las manos a la boca, aunque todo indicaba que iba a suceder, y algunas lágrimas corrieron en honor de un ícono al cual le había llegado su final bochornosamente.

Así es señores, me siento sola por la muerte de Solo y declaro rotundamente que Hans merecía una muerte mejor en manos de alguien peor.

FINAL DE SPOILER

La carrera de J.J. Abrams no nos engaña respecto a la trivialidad con la que aborda la dirección de El despertar de la fuerza.

Mission Imposible III, Star Trek, Super 8, y Lost son un testimonio de un estilo más abocado al espectáculo vacío.

No hay engaño, pero aún así sentimos cierta trampita en el recopilado, en ese collage fácil de los elementos de la trilogía original. Es treparse a una balsa segura, con el pito  que puede soplarse en caso de emergencia.

No deja de ser válido, y hay que reconocer que a diferencia de las dos primeras películas de la segunda trilogía, por lo menos J.J. Abrams no te hace salir del cine puteando hasta en japonés, ni te entrega un recuerdo tan bizarro como Jar Jar Binks.

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El despertar de la fuerza cumple con entretener, sumergir en la melancolía a viejas generaciones y presentar la saga a nuevas generaciones.

Más no se puede pedir ni esperar, quizás otro director le pueda dar un extra de consistencia a las dos entregas que vienen, quizás otro director consiga revivir, aparte de los personajes de antaño, esa poesía que la hizo duradera a través de los años. Quizás.

Solo queda desear que la fuerza nos acompañe.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: es entretenida y emociona en las partes que tiene que emocionar.

Lo peor: los villanos (Kylo y el bicho computarizado al que obedecía), le sobran algunos minutos, y es una película que parece un remake de la trilogía original. No tiene nada innovador y también carece de peso dramático.

La escena: la defunción de quien sabemos, y claro, todas las partes en que aparecían viejos personajes y la gente exclamaba y aplaudía en la sala.

Lo más falsete: la pelea entre Rey y Kylo, por pelotuda. La defunción de quien sabemos, por pelotuda.

El mensaje manifiesto: Todo tiempo pasado fue mejor

El mensaje latente: de recuerdos vive el hombre

El consejo: Vela subtitulada, en el cinemark hay la opción del DBOX que es con asientos que se mueven de acuerdo a la película. Elegí horarios no muy masivos porque la gente no sabe ir al cine y con los celulares/charlas/ comentarios puede arruinarte la experiencia.

El personaje entrañable: BB 8

El personaje emputante: el piloto Poe (Oscar Isacc) qué personaje inoficioso y encima interpretado tan mal.

El agradecimiento: porque no es odiable.

CURIOSIDADES

Daniel Fleetwood, un joven con cáncer terminal, pidió como último deseo que se le permita ver la película aunque esta todavía iba a tardar unos meses en estrenarse. Como la condición de Daniel era terminal, tanto Mark Hammil como John Boyega presionaron al estudio para cumplir el deseo.  Finalmente, pudo ver la película en su casa y falleció el 10 de noviembre de este año.

El episodio 11 de la nueva temporada de The Big Bang Theory recrea la asistencia de Leonard, Wolowitz y Koothrapali a la premier de El despertar de la fuerza, Sheldon Cooper no asiste porque es el cumpleaños de Amy y por ende decide darle algo muy especial: su primer encuentro sexual. El episodio hace un paralelismo entre ambos eventos épicos.

La producción exigió a Carrie Fisher perder al menos 15 kilos y a Mark Hammil llegar a perder 20 kilos si es que querían retornar a sus papeles de Leia y Luke.

Carrie Fisher sufre de trastorno bipolar, adicción a las drogas y problemas de peso.

J.J. Abrams decidió usar en la medida de lo posible locaciones reales y maquetas, en lugar de recurrir a los efectos especiales.

El nuevo droide BB 8 se basa en los bocetos tempranos de R2D2.

Los actores Kevin Smith y Bennedict Cumberbatch visitaron el rodaje luego de firmar acuerdos de confidencialidad.

Michael Fassbender y Hugo Weaving fueron considerados para el papel del villano Kylo.

La hija de Carrie Fisher, Billy Lourd, debuta en esta película.

La película costó alrededor de 200 millones de dólares, lo que la convierte en la más cara de la saga.

Adam Driver abandonó la serie Girls para poder participar en esta película.

Elizabeth Olsen, Jennifer Lawrence y Shailene Woodley fueron consideradas para el papel de Rey.

Michael Arnd era el encargado principal del guión, pero luego abandonó el proyecto y fue retomado por J. J. Abrams y Lawrence Kasdan.

El nombre de Rey, se tomó de un miembro del equipo de filmación Rey Philippe Santos.

Es la quinta película que dirige J.J. Abrams.

EN CARTELERA: Spectre

Si el actor principal de una película dice que prefiere cortarse las venas antes de volver a interpretar su personaje, estamos ante una sincera declaración de principios, y nosotros como público podemos decir que sobre aviso no hay engaño.

En SkyFall acusábamos recibo de la falta de personalidad de la saga y la caída en desgracia de Bond, James Bond, personaje que nunca fue mi favorito: asesino, vampiro emocional, institucionalizado, sistémico, viviendo en medio del lujo a través de los impuestos del ciudadano común, patriotero, machista, con delirio mesiánico y otros trastornos, dicho vulgarmente: un pobre cojudo.

A pesar de todo, pasamos por alto sus sonrojantes “virtudes” y nos divertimos un poquito con el monólogo de las ratas de Bardem, la dirección de arte, la foto y hasta la música de la anterior entrega.

Ajá. En medio de toda la esterilidad narrativa y la interpretación semi-comatosa de Daniel Craig, hubo cosas para disfrutar, lo que no sucede con SPECTRE, intitulada así casi premonitoriamente.

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Se puede decir que el inicio es lo mejor de toda la película. Ese plano secuencia en pleno D.F., sumergido en la fiesta del Día de los Muertos, la entrada al edificio y la salida por la ventana estuvo muy bueno.

Y es triste, triste de verdad, que eso sea lo mejor de la película, porque luego tenés dos horas de película al pedo, donde lo único que te queda es esperar los créditos y poder marcharte a tu casa a olvidarla irremediablemente.

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Resulta que M (Judi Dench) antes de partir hacia el más allá le dejó a su hijo predilecto (Bond) un video en el que le daba instrucciones precisas sobre qué hacer cuando ella muera: Matar a un fulano y luego ir a Italia al funeral y ver qué onda.

La doña se da el trabajo de grabar el video, se toma su tiempito para decirle todo eso y no le explica más nada. Por qué? Pues porque a los guionistas se les canta.

Jhon Logan (a quien usaron y luego botaron como una chancleta en Skyfall) retorna a las lides del guión acompañado de Neal Purvis, Robert Wade y Jezz Butterworth. En esta ecuación la cara nueva es Jezz Butterworth (Black Mass, Al filo del mañana) mientras que el resto ya son unos acomodados de la franquicia y siguen torturándonos con sus pésimos guiones.

Después del video de la vieja, Bond hace exactamente lo que le piden, se va a México a buscar al objetivo, y luego vuela a Italia, al entierro, donde conoce a la viuda (Mónica Bellucci). En la historia, el orejón de Craig tiene más poder del que a simple vista parece porque no solo libra a la viuda de una muerte segura, sino que se la revuelca sin mayores preámbulos.

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Bellucci que lo ve por primera vez en su vida, además de soltarle “el sur”, le suelta otras pistas o claves que lo llevarán a toparse con un ex némesis. Ahí se fueron los 5 minutos de mujer florero por los que Bellucci se convirtió en Chica-Bond.

Seguimos. Una de las peores escenas del mundo mundial sucede cuando Bond se mete como Pedro por su casa a una reunión de súper-archi-villanos con complejo de Cerebro (vamos a conquistar el mundo) y descubre que Franz (Christopher Waltz) no estaba muerto andaba de parranda.

Qué bonito! Así, al hilo, nos ligan las últimas tres películas de James Bond como una sola, como un pequeño serial en el que no sabíamos que un puppet master invisible jugaba con el inocentonto James y con el espectador de turno.

Nuevamente te preguntás por qué carajos pasa algo así, y es como si escucharas las voces de cuatro sujetos diciendo al unísono: Porque se nos canta.

Por si fuera poco, la escena en la que el personaje del español da su discurso me hizo desear que exorcicen mis ojos.

Un horror. Menos mal que Dave Bautista lo liquida.

Después de semejante “giro” todo es un camino en bajada.

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Como trama paralela, el nuevo M (Ralph Phiennes) tiene problemas porque quieren prescindir de sus espías para instalar un moderno sistema de espionaje muy similar a lo que se propuso en Batman The DarkNight y por lo que el personaje de Morgan Freeman se rayó con Bruce Wayne. Por lo menos en Batman se maquillaba de conflicto ético, acá en realidad hay un simple problema de pegas que mantener.

Sí, lo quieren poner como novedad barata y algunos hasta se atreven a afirmar que es una crítica al control estatal, pero no mis amantes de Ian Flemming y del cochino mundillo del espionaje. No, no y no.

Despuesito entra en escena el otro florero femenino, Lea Seydoux que agarra su talento para tratar de vendernos la idea de una atracción carnal por Bond y el papel de damisela en apuros: Cero. Un cero al infinito.

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SPOILER

Los sinsentidos van y vienen sin control, la parejita huye de Waltz, Bautista los persigue, y luego van por su propio pie a meterse a su boliche. El escape es despatarrado, el reencuentro más bochornoso aún y Bond, al final, tomado de la mano de la tal Madeleine nos dice en nuestra cara pelada que el seriado ya no es seriado sino telenovela chota.

FIN DEL SPOILER

Nada a destacar, las actuaciones muy estándares. Craig sigue dándonos la nada que nos dio desde que interpreta o desinterpreta a Bond,  Waltz está tan en el borde de una parodia que no llega nunca a despuntar como villano aunque hay que reconocer que no tiene material al cual aferrarse, y las chicas lo mismo, quizás la francesa muestra que aun con un pobre papel tiene condiciones para mejores cosas.

Sam Mendes resbala de nuevo y esta vez ni la cuidada fotografía del suizo Hoyte Van Hoytema (Her, Interstellar, Let The Right one in) nos salvan de los brazos apretados del sopor.

Tiene todos los elementos: exóticas locaciones, mujeres sexis, percusiones por tierra, en auto, en helicóptero, en avioneta, a pie, en lanchita, you name it! tiene villanos, aliados, líos familiares, y bla bla bla…ingredientes que no son cocinados adecuadamente.

Si esto fuera Top Chef diríamos: Sam, por favor empaca tus cuchillos y vete.

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Ni Daniel Craig cree en James Bond ni nosotros lo hacemos. Spectre se convierte en el espectro del personaje de una franquicia que después de 24 entregas (producidas por EON Productions) necesita con urgencia un trasplante de corazón y de cerebro.

Sin embargo, el espectro mayor, casi como para que aparezca en las noches de Halloween, es el de la carrera de Sam Mendes, director que no consigue cumplir con la promesa hecha hace años de ser un realizador medianamente interesante.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: el plano secuencia inicial

Lo peor: aburrida, sin rumbo, 350 millones dilapidados al huevo

La escena: el plano secuencia inicial.

Lo más falsete: el helicóptero que aterriza en pleno zócalo, el video de la vieja, el encuentro con Bellucci, cuando se mete a la reunión, los diálogos con Waltz, las indicaciones que da el papá de Madeleine, la relación con Madeleine, el tema de los espías y el gran ojo de la vigilancia totalitaria, el reencuentro, la huevada del edificio, el final. Buuuuuuuu, abucheo.

El mensaje manifiesto: La plata no garantiza productos de calidad

El mensaje latente: se le puede sacar rédito a huevadas

El consejo: si la vas a ver elegí un buen horario, antes de las 9 de la noche, porque es larga y pajera.

El personaje entrañable: …

El personaje emputante: Bond, James Bond.

El agradecimiento: por la secuencia inicial

CURIOSIDADES

Gary Oldman fue tomado en cuenta para el papel del villano Franz pero estaba ocupado con otra producción y declinó el proyecto.

Christopher Nolan fue seriamente considerado para dirigir esta entrega pero Sam Mendes decidió repetir y el asunto quedó ahí nomás.

A sus 47 años, Daniel Craig manifestó que cada vez le cuesta más ponerse en forma para el personaje y que para filmar esta película tuvo que ejercitarse durante 6 meses.

La producción se fue al chancho y sobrepasaron el presupuesto estimado hasta convertirla en la película de James Bond más cara de su historia gastando un total de entre 300 a 350 millones de dólares.

Es la película número 24 de la franquicia.

Más de 1500 personas se contrataron como extras para la escena de apertura de México y el Día de los Muertos.

La película se filmó en México, Italia, Marruecos, Austria, e Inglaterra.

La principal fotografía se filmó en alrededor de 228 días.

Cinco idiomas se hablan durante la película: Alemán, español, francés, italiano e inglés.

EN CARTELERA: Puente de Espías (Bridge of spies)

En el pasado, derramé mi fétido resentimiento por esa cursi y algo preocupante película sobre el caballo de guerra (acá el indignado link: Se murió mi amigo Bronco) y luego, así como quien cuenta un evento desagradable de la vida, narré lo que sentí al ver Lincoln (acá la prueba del delito: El cazador de Oscars).

Tres años después de mi, casi pugilístico,  encuentro con Steven Spielberg, me dirijo al cine a ver Puente de Espías.

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El mundo y el ser humano me han preparado psicológicamente para las más crueles decepciones, sí, soy como el enano de Juego de Tronos cuando descubre que su padre fue el que contrató a la puta.

Ya nada importa, todo puede pasar.

Sin embargo, Spielberg ha vuelto.

Dejó los kilos de azúcar granulada, morena, y en cubitos que usó para hacer sus cuatro últimas películas y nos da a nosotros, público aguantador, algo decente.

Gracias, Stevie, estornudaremos confeti.

Más adelante habrá tiempito para analizar el discurso y el obvio paternalismo yanqui, mientras tanto aclaremos que Puente de Espías NO es una divertida película sobre el mundo del espionaje.

Olvídense de James Bond o de Misión Imposible, acá vemos una partida de ajedrez, donde la tensión política y el arte de la negociación son los grandes protagonistas.

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Esto estará lleno de spoilers, así que sobre aviso no hay engaño.

Situada en plena Guerra Fría, se basa en hechos reales y narra cómo un espía ruso, Rudolf Abel (Mark Rylance) es detenido en USA en 1957.

Los gringos son justos y buenos, sí, señor, y le dan de abogado a James Donovan (Tom Hanks), un tipo que llevaba sus añitos sin ejercer en temas criminales, tan es así que trabajaba en el sector de Seguros. El tal Donovan, que fue parte del equipo legal del juicio de Nuremberg, empieza a poner mucho (demasiado) empeño a la defensa de su cliente.

La CIA está preocupada, su empresa le da a entender que tiene que meterle al estilo boliviano: mínimo esfuerzo, la opinión pública lo ve como un traidor, porque cómo va a defender a un invasor, a un fulano que amenaza el american life style, a un hijo de puta comunista (ya está, lo dije).

Eso a Donovan le resbala como mantequilla en marraqueta porque cual buen héroe de fina estampa está más allá de egoísmos patrioteros/familiares, él intentará hacer LO CORRECTO. En el fondo es una verdad a medias, porque el hombre se enfila a lo más representativo del sistema americano y todos los discursos de la película los da en pro de la bandera y lo que él considera la esencia americana: justicia y honor.

Si algo demuestra el personaje de Donovan, aparte de una integridad a prueba de balas (literalmente), es su astucia para manejar las situaciones y a las personas, así que en busca de evitar que el ruso sea condenado a muerte le pide al juez que lo sentencie a pasar su vida en la cárcel, porque por ahí, en el futuro, lo necesitan para intercambiar prisioneros americanos.

Oh, Donovan, oráculo de la sabiduría. Nostradamus del mapa político y estratégico americano.

Al tiempito, un gringo que está entrenado para morir en misiones estúpidas es tomado prisionero por los rusos. Momento muy oportuno para intentar canjearlo por el ruso que se pasa el día fumando, pintando cuadritos y siendo muy bien tratado en las cárceles americanas.

Luego resulta que un estudiante de Yale que decide hacer su tesis en la convulsionada Alemania, es apresado en Berlín del Este por espionaje.

Cartón lleno. Dos americanos, un ruso y el famoso puente de los espías: El Puente Glienicke, testigo de tantos canjes.

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Como la paranoia era el ingrediente básico en el que se cocinaban las acciones de esa época, la CIA propone enviar a Donovan a hacer las negociaciones de intercambio, porque claro, ni los rusos aceptan que el ruso que tienen ellos es espía, ni los americanos quieren darle importancia a los rusos/alemanes comunistas negociando oficialmente.

Donovan nuevamente se pliega a los intereses americanos y va hacia Alemania a hacer historia.

Visto desde afuera, todo se ve muy ridículo y complicado al pedo, pero bueno, así nomás eran las cosas.

El guión es de Matt Charman, que hasta la fecha se lo conoce por escribir episodios de un par de series y la película Suite Francesa. A él se unieron nada más y nada menos que los hermanos Cohen.

Están leyendo bien, dos estilachos (Spielberg vs Cohen) diametralmente opuestos chapoteando en la misma piscina.

¿Resultado?

Una película cuya primera parte es bastante pausada, enredada en los vericuetos legales de la defensa del ruso y que luego se desdobla en algo parecido al suspenso cuando Donovan parte hacia Alemania para hacer las negociaciones.

Las escenas del entrenamiento del piloto Francis Powers tienen tan poco peso que bien pudieron eliminarse, y dejarnos solo con su aparición al final. Igual, su desarrollo está destinado a mostrarnos a los salvajes rusos torturándolo mientras Abel, en las civilizadas prisiones americanas, duerme tranquilo.

Lo que más puede incomodar o hacer ruido de Puente de Espías es su falta de un género a todo trapo, ya que navega por el suspenso, por el cine político, por el melodrama con mucha tibieza. Es una película sin fuerza. Correcta en la forma, pero que carece de sorpresas.

Steven y Tom nos venden a un Donovan impoluto, sagaz, siempre un paso delante de todos, del lado de los rusos el director de la KGB (Mikail Gorevoy) y el famoso señor Vogel (Sebastian Koch) no parecen dar pie con bola. Son retratados como interlocutores algo torpes, ingenuos y a los que fácilmente se les puede tomar el pelo. La negociación termina siendo una bajada de mano de Donovan, que según la película, pone a ambos personajes contra la pared para terminar llevándose a los dos gringos.

Al final del día, Donovan paseará horrorizado por la Alemania Comunista y presenciará los fusilamientos de gente que intenta cruzar el infame muro de Berlín. Elipsis temporal de por medio, volverá a la segura Norteamérica donde unos chicos cruzan de barda en barda buscando una pelota, porque sí, allá pueden, son libres y nadie los va a matar.

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Las más de dos horas que dura Puente de Espías se pasan con relativo entretenimiento y poco rencor. Saldrá el letrerito que nos dice qué pasó con los personajes después, así sabremos que Donovan también fue enviado a Cuba a negociar la liberación de unos 1.100 presos por el incidente de Bahía de Cochinos y que al final, después de repetidos encuentros con Fidel Castro, terminó liberando a  9.600.

Uno se queda pensando que Donovan fue tan capo que hasta a Castro se lo echó al bolsillo.

Lo que el letrerito no cuenta es que Castro pidió a cambio más de 50 millones dólares en alimentos y medicina para Cuba, con un folio de casi 30 páginas especificando las características de la entrega.

Encima, la CIA intentó convencer al gringo de que asesine a Castro impregnando de tuberculosis y de otras cositas un traje de buzo que el cubano le había pedido como favor.

Nada, queridos, Donovan se rehusó de pecho y mandó a comprar el traje de buzo para entregárselo personalmente.

Esa es otra película.

Los créditos salen y ves que Spielberg ha trabajado con su director de fotografía de siempre: Janusz Kaminski. Con él filmó al estilo clásico, en 35 mm. Aunque la película está dotada de climas y escenas compuestas de forma bonita e interesante, no recuerdo nada que me sedujera hasta el WOW.

En el apartado musical, esta vez prescindió de John Willimas que trabajó a su lado desde El Color Púrpura, en su lugar entró Thomas Newman (Wall-e, Skyfall).

Nuevamente, todo está muy hasta ahí, muy tibio, quizá lo más notable de Puente de Espías es el juego de actuación de Tom Hanks y del inglés Mark Rylance, este último unos dos escalones más arriba de Hanks.

Así concluye la última película de Steven Spielberg.

Desde Munich es lo más decente que ha dado al cine. Sin apasionamientos entretiene y consigue que uno se interese por la historia. Casualmente, diremos, viene muy al dedillo del resurgimiento del tan temido enemigo ruso.

Y no, no hay mucho que exigirle ideológicamente  a un tipo que ha hecho películas como Rescatando al soldado Ryan, War Horse y Lincoln. Sabemos que este pato si no es pato conoce el camino a la laguna.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: Mucho más digerible que sus últimas películas.

Lo peor: tibia. nunca termina de lanzar esa explosión que necesita para destacar.

La escena: las de negociaciones. 

Lo más falsete: el retrato algo tosco y obtuso de algunos personajes.

El mensaje manifiesto: La cobardía termina con la integridad

El mensaje latente: La integridad puede cambiar una situación

El consejo: para ver subtitulada, debe perder mucho doblada.

El personaje entrañable: Donovan, hay que reconocer que el gringo fue toda su vida una oda a la corrección.

El personaje emputante: el de la CIA, el estudiante boludo de Yale.

El agradecimiento: porque no hay una historia de amor pelotuda ni besos apasionados en medio del peligro.

CURIOSIDADES

Se construyeron casi 300 yardas de muro de Berlín para la película.

Tuvo un presupuesto de 40 millones dólares.

La historia del intercambio captó el interés de Gregory Peck que estaba dispuesto a hacerla, sin embargo los conflictos políticos de la época hicieron que Peck deseche la idea.

Es la cuarta colaboración entre Spielberg y Tom Hanks.

Es la segunda colaboración entre Spielberg y los hermanos Cohen. La primera fue cuando Spielberg produjo True Grit.

Se filmó durante 12 semanas entre Nueva York, Berlín y Polonia.

Abel fue delatado por su asistente, un espía soviético que se gastaba el dinero en drogas y prostitutas. Después de varios años, Abel se queja a la KGB de la ineptitud del espía que es su subalterno. Moscú lo llama para hacer una investigación en la que solo puede tener dos destinos: la cárcel o la ejecución. El acusado decide negociar con USA y es cuando traiciona a su jefecito Rudolf Abel.

EN CARTELERA: Pasante de moda y El Transportador: El Legado

PASANTE DE MODA/ THE INTERN / EL BECARIO

Siempre que veo el nombre de Nancy Meyers me acuerdo de esa lindísima película que es Alguien tiene que ceder. Para mí, su mejor película hasta la fecha.

Y es que la Meyers tiene tanto en su escritura como en su dirección cierta sensibilidad que llega, que toca.

The Intern o Pasante de Moda bebe de esa veta, aunque ahora le echa un poco más de azúcar, vainilla y crema chantilly.

maxresdefaultBen (Robert de Niro) es un tipo viudo, jubilado cuya rutina es muy solitaria. Las primeras secuencias están impregnadas de cierta tristeza aunque la película tenga un tono optimista.

Nuestro personaje decide que quiere sentirse útil y darle un sentido a su día a día, así que se postula a un trabajo como Interno en el que especifican que se está buscando a gente mayor.

Así llega a una tienda de ropa online dirigida por Jules (Anne Hathaway).

El cine de Meyers está siempre afincado en las relaciones y en situaciones de la vida comunes. No sucede nada extraordinario, solo se profundiza una relación en la que generalmente se descubren miedos, alegrías, tristezas, fracasos, éxitos.

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Jules es trabajólica y vive pendiente de todos los detalles de su empresa, eso ha acarreado que descuide un poco su familia (o eso piensa ella) y que su esposo se convierta en ama de casa.

Y ahí esta el bueno de Ben que empieza a involucrarse en la vida personal de Jules, al mismo tiempo que se desarrolla como interno.

Quizás la visión de Meyers es demasiado amable, en un puesto de trabajo que sería la envidia de muchos de sus jóvenes compañeros, Ben es adorado y admirado por todos. Nada de cochina competencia desleal, tan usual en cualquier empresa.

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Jules se muestra como una tipa autosuficiente, moderna, y pasa de ser la badass del boliche pasa a comportarse algo volátil, depender emocionalmente del interno,  y a considerarlo su mejor amigo.

Al final, cuando el puchichi explota y vemos a la protagonista entrar en un bache profundo, Meyers intenta que celebremos la decisión de Jules y que nos creamos que sí, que cosas tan dañadas se recomponen.

Más floreros rotos pegados con poxilina para el mundo.

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Dicho cuento de hadas es retratado con la fotografía estilosa y elegante de Stepehn Goldblatt (Closer, The Help, Julie y Julia).

Quitando el barniz rosa azucarado que Meyers intenta dejar, estamos ante una lindísima actuación de Robert de Niro, y una muy buena actuación, también, de Anne Hathaway que a sus 32 años se quejaba en una entrevista de que los buenos papeles le eran cada vez más escasos.

Pasante de moda se beneficia de estos dos grandes actores para contar una historia algo simplista. Meyers la filma muy correctamente, tan correctamente que al final, a pesar de la estafa emocional del que somos objeto, salís del cine medianamente satisfecho.

Punto para el azúcar.

Lo mejor: De Niro y Hathaway

Lo peor: demasiado amable

La escena: la de la computadora en la casa de la mamá de Jules (por absurda)

Lo más falsete: la bondad en tantos corazones empresariales

El mensaje manifiesto: hay que cumplir los sueños

El mensaje latente: Los sueños tienen su precio

El consejo: nunca es bueno involucrar a los empleados en la vida personal de uno. Diga lo que diga Nancy Meyers. Gracias.

El personaje entrañable: la hija de Jules

El personaje emputante: el marido de Jules

El agradecimiento: por Robert.

Si ya viste Pasante de moda, puntúala:

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EL TRANSPORTADOR: EL LEGADO / THE TRANSPORTER: REFUELED

Sí, todos disfrutamos El transportador del 2002, ese que nos presentó a Jason Statham (más mainstream que en Snatch) como una alternativa a héroe de acción. Jason, con su pelona, su aire sencillo, no muy fisicudo, no tan “bonito”, no tan “feo”, o sea, en un limbo de cierta corrientez que funcionaba.

Su buen vestir, sus reglas, eficiencia y su saber lidiar con situaciones difíciles, convirtieron a su personaje Frank en uno de los clásicos de acción y es en ese personaje que la franquicia descansó.

Ajá, a Frank yo le encargaría todos mis paquetes, tus paquetes y los del vecino más.

El Transportador ya tiene 3 entregas y este año se lanzaron con la cuarta.

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Como no se pudo renegociar con Statham (pedía muchos quintos), prescindieron de él.

Primer error. En una franquicia de este tipo, Statham es tu mejor carta.

Tomada la decisión de sacar a Statham, los estudios contratan a Ed Skrein.

¿Quién es este caballero?

Amantes de Juego de Tronos, retrocedan y recuerden cómo el gran Khal Drogo era el recio, musculoso y masculino esposo de la Khalessi y recuerden cómo tras su partida se esperaba que la aparición de Daario Naharis haría que Drogo palidezca no solo ante la Reina de los Dragones sino ante nosotros, porque sí, supuestamente Daario y la Khalessi estaban destinados a incendiar las pantallas. Entonces, traen a Ed Skrein, cuya actuación estaba muy por debajo del nivel de la serie. Hasta el día de hoy no se sabe qué paso con el Daario Naharis de Ed Skrein, unos dicen que debido a su mala performance y a la cero química con la Khalessi lo botaron como a una chinela rota, y otros alegan que como era un personaje que iba y venía nunca se le hizo un contrato, así que cuando a Skrein le ofrecieron El Transportador: El Legado, el muchachón se cortó las mechas y dejó a los Segundos Hijos con los crespos hechos.

Da lo mismo, Juego de Tronos está mejor sin él y El Transportador, bueno…

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El guión escrito por Adam Cooper (Exodus) , Bill Collage (Exodus) y el mismísimo Luc Besson (The Transporter, The Professional, Taken, The fifth Element) narra lo que sucede cuando un grupo de mafiosos se apropia de la prostitución de una concurrida zona de Mónaco. Sus prostitutas llevan un collar con un corazón negro para identificarlas, y ya se sabe que si te topás con alguna es un Corazón roto. Cuatro de estas chicas que son del Corazón Roto, deciden vengarse de sus jefes y elaboran un descabellado plan.

Así es que Anna (la líder del grupo) contacta y contrata a Frank.

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Esto de la rebelión de las prostitutas pudo funcionar muy bien si le hubieran puesto un poquito más de cariño al guión y no se notara a las claras que se pasaron por donde la espalda pierde su bello nombre cualquier intento de ir más allá.

Es como si hubieran hecho una maqueta con muñequitos y se hubieran dedicado a jugar sin ningún sentido. Visten a tres de las chicas iguales y las mandan a asaltar un banco. Ese plan no funcionaba ni en Porongo, con eso digo todo.

Luego se suceden escenas vistosas, una detrás de otra, pero donde la muerte segura sería el destino racional. No importa, a nadie le importa, ni siquiera a vos.

A esas alturas reconocés que estás ahí sabiendo que vas a ver la cuarta parte de una franquicia ya agotada, y disfrutás alguno que otro momento que te puede dar una película filmada con un presupuesto de casi 22 millones de dólares y unos cuantos chispazos de Luc Besson.

Screen-Shot-2015-03-20-at-10.12.00-AMCamille DelaMarre, cuya labor es más la edición pero que ha saltado a dirigir algunos proyectos, dirige una película sin sorpresas que se deja ver pero que no dejará huella de ningún tipo aparte de la rueda de un Audi impresa en el cadáver del Frank que interpretó Jason Statham.

Atropello que merece un severo castigo.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: dentro de todo, entretenida.

Lo peor: predecible, con escenas boludas.

La escena: la del auto y la manga del aeropuerto y la del gas y la del auto que avanza mientras Frank pelea.

Lo más falsete: todo lo del banco, todo lo del hospital, todo lo de la discoteca, todo lo del yate

El mensaje manifiesto: lo barato sale caro

El mensaje latente: hay protagonistas que son eso PROTAGONISTAS.

El consejo: no esperés mucho aunque tenga la firma de Luc Besson

El personaje entrañable: los Corazones Rotos que querían dejar de serlo

El personaje emputante: los maleantes que eran sus pimps

El agradecimiento: porque aunque estuviera Statham esto no levantaba, así que bien por Statham.

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