We are the world (Parte 4)
2) Nagasaki (Joe O Donnell)
O´Donnell tenía 23 años y era sargento de infantería cuando le ordenaron documentar los efectos del bomardeo atómico en Hiroshima y Nagasaki. Su primer objetivo fue Nagasaki y llegó al lugar, en su camino se topó con el niño de la foto, un niño que había perdido a sus padres en el ataque y que ahora cargaba en su espalda a su hermano muerto para llevarlo al crematorio. O´Donnell comentó que el encuentro fue tan perturbador que no supo cómo manejarlo, ni cómo reconfortar a la criatura que trataba de mostrar un estoicismo demasiado alejado de su edad. Además de esta foto, hay varias que retratan el horror que dejó el bombardeo, el shock fue tal que el fotógrafo cuando volvió a su casa guardó los negativos en un baúl y no quiso verlos de nuevo. Casi 40 años después decide abrir ese baúl y mostrar al mundo lo que se llevó la guerra, el fotógrafo murió en el 2007.
3) Petróleo Sangriento (Akintunde Akinleye)
Para nadie es secreto que Africa es quizás el continente más pobre del mundo. En Nigeria, su mayor productor de petróleo, las cosas no son diferentes. En el 2006 a pesar de contar con el precioso recurso, el país atravesaba una de sus mayores crisis económicas. El oro negro costaba 4 veces más de lo habitual. Los robos a tuberías y conductos comenzaron, a la par que los accidentes provocados por tales acciones. Fue así que una madrugada de diciembre, unos jóvenes perforaron un tubo tratando de robar el espeso líquido y desataron un voraz incendio que acabó con la vida de casi 300 personas. La foto, tomada por Akintunde Akinleye, fotógrafo de Reuters captura la imagen de un hombre que lo ha perdido todo.
4) Acróbatas (Tomasz Gudzowaty)
El fotógrafo Tomasz Gudzowaty estudió Derecho, pero su gran pasión era la fotografía. En la actualidad es uno de los fotógrafos más destacados que tiene Polonia. Esta foto fue tomada en el distrito de Wuqiao, en la provincia de Hebei es considerado como la cuna del arte acrobático chino. La tradición lleva vigente desde el siglo V antes de Cristo. Hay centenares de circos y de escuelas de acrobacias en ese lugar y el oficio es el medio de subsistencia de muchos de sus habitantes. Se trata de toda una carrera que comienza desde la escuela. Luego son cuatro años de perfeccionamiento. En la foto los impactantes ensayos.
Aventuras hobbitanas
Si ya sabías de la existencia de Bilbo Bolsón, habitante de Hobitton y parte de la raza Hobbits, entonces lo más probable es que este libro te encante. Bilbo, como muchos de ustedes sabrán, aparece en la triología de El señor de los anillos como la persona que le da a Frodo el anillo de Saurón. ¡Cómo Bilbo pudo tener en su poder el anillo?, es un misterio que queda dilucidado en El Hobbit.
Les diré que una nonche aciaga, de mucho insomnio y poco buen humor, fui atraída por una extraña fuerza hacia El Hobbit. Rememorando épocas infantiles (más felices), pensé quizás, que era la nostalgia lo que impulsaba mi alma, porque he de contarles que tuve un conejo que fue bautizado simplemente como Hobbit, me pareció lo más indicado del mundo. Pequeño y de patas largas y peludas, supuse que no había cosa más acertada que llamarlo Hobbit, sin que eso signifique que alguna vez le diga Bilbo o Frodo, no señores, el conejo era simplemente Hobbit. Con Hobbit se quedó hasta que se marchó, porque al igual que Bilbo Bolsón me parece que Hobbit tenía algun ancestro Tuk que instigó al pobre conejo a buscar aventuras más allá de mi colina…digo casa.
Volviendo al libro y dejando al conejo, Bilbo Bolsón, tenía como ancestros a los Bolsón y a los Tuk (hobbits extrañamente aventureros) Bilbo, sin embargo, era un hobbit bastante atareado y pulcro en sus tareas hobbitanas. Un día que el pobre Bilbo se encontraba en el solaz de su hogar, bajo la ilusa percepción de que su vida sería simplemente eso: Desayunos, almuerzos, horas de te, y cenas, llega a «visitarlo» Gandalf (mago de magos) que acá entre nos, ya le había echado el ojo a Bilbo para inmiscuirlo en oscuros y arriesgados negocios.
Se busca
Por: Mónica Heinrich V.
Charles Horman tenía 29 años cuando fue dado por Desaparecido, su amigo FranK Terruggi tenía 24 años. Ambos, fueron arrestados por los militares durante los primeros días del golpe de estado que dio Pinochet en Chile. Ambos fueron vistos siendo conducidos por los militares al famoso Estadio Nacional, lugar donde también murió el cantautor Victor Jara luego de que le cortaran las manos. Ambos fueron testigos mudos de lo que el mundo sabía pero callaba. Durante esos años en que se gestó aquella macabra operación intitulada el Plan Cóndor, USA, país que hoy ha cruzado el Oceano con el slogan de «liberar» a Irak, Afganistán y parece que en breve «liberará» a Irán, USA que hoy se rasga las vestiduras y se da tremendos golpes de pecho ante la idea de que exista un país que esté gobernado por un dictador, USA fue quien se encargó de apadrinar a Banzer, Pinochet, Videla y demás uniformados en todos los países latinoamericanos que pudo
Vietnam
Por: Mónica Heinrich V.
Francis Ford Coppola, aclaró el contenido del film al lanzar esa famosa frase «No es sobre Vietnam, ES Vietnam», y no le falta razón al hacer tal afirmación. Había escuchado elocuentes comentarios que me decían que era LA película sobre Vietnam. Al haberme cobijado en los brazos de la ignorancia durante tanto tiempo, tenía mis expectativas al respecto. Ustedes saben, cuando han jodido tanto tiempo con la cantaleta de que «tenía», «debía», «necesitaba», era una «obligación» verla, las cosas comienzan a tomar tintes extraños.
Entonces, un buen día, me armo de valor y la veo. Para empezar diré que me decepcionó un poco, quizás me esperaba mucho…y ese ha sido el gran problema, sin embargo reconozco sus virtudes, que son muchas y las tiene muy bien puestas, sin que esto deje de obligarme a hacer una reflexión personal que desarrollaré de acuerdo a la experiencia vivida.
La catarsis de Chuck
Bueno, Chuck escribió ese libro. Después hizo varios más y según él mismo, en una presentación le dijeron que pa cuándo se iba a soltar el moño y dejar de escribir las mismas huevadas de siempre. Hasta la supuesta y posera irreverencia puede volverse repetitiva.
Pero a Chuck ya lo conocía por su cuento Tripas (Guts) en el que de la manera más grotesca, pintadito con humor negro, del cochino no del fino, relataba las peripecias masturbatorias de varios crispines, coronando el relato con una imagen literaria difícil de olvidar y que a decir de testigos varios ha provocado más de 50 desmayos al ser leído en voz alta. No sé, cuando lo leí no pude evitar soltar la risotada, aunque me pasó lo mismo que a algunos…o sea, todo bien Chuck, pero a veces menos es más.
Y así, como esta vida triste y gris te lleva sin pensarlo a lugares inhóspitos, leí Nana. Y al principio me pareció más o menos, pero la historia detrás de Nana validó un poco el libro ante mis ojos. La edad de la inocencia, que ya pasó, hizo que entendiera a Chuck (luego de breves momentos de desconfianza) y que al repasar lo leído con los datos descubiertos, pudiera hacer un balance más personal de la experiencia.
Nana es el libro en el que Chuck intenta dejar sus temáticas de siempre y entrar en el terreno de la ficción-terror-suspenso, intentaba imaginarme la película que se filmaría si lo adaptaran, y me ponía a reír al hacer mi casting mental y al trasladar la acción a la Chiquitanía boliviana. Nana hace alusión a una canción de cuna (una nana), que puede ser usada como canción sacrificial y al cantarla podés matar a la persona en la que pensés en ese momento. Un periodista investiga las conexiones entre la muerte de varios bebés.
Dichos bebés fallecen por lo que comúnmente se llama “muerte súbita”. El periodista descubre que hay algo en común, a todos ellos su padre o madre les cantó una nana de un libro antiguo del que sólo hay 500 ejemplares.
Siguiendo las pistas de las muertes y de los libros llega a una mujer, que trabaja en bienes raíces y que aparentemente ha usado la nana para “limpiar” su camino de personas indeseables. Ante el descubrimiento y posterior rechazo a ejercer ese tipo de justicia casi divina, el periodista en un principio tratará de mantenerse al margen y de ponerse como objetivo la destrucción de todos los ejemplares en los que se encuentre la famosa nana para evitar así que sea “mal utilizada”.
Luego, como es un ser humano común y corriente, la mezquindad hará que sin querer queriendo use la nana de vez en cuando, sintiéndose culpable por no poder parar y dando pie a reflexiones varias sobre temas como la corrupción del poder, lo fácil que es romper principios y preceptos morales, lo difícil, por no decir imposible, que resulta volver a sentirte parte del mundo cuando ya has pasado ciertos límites y una crítica feroz al consumismo (tema recurrente de Chuck) y a la estupidización de los medios, así como el reemplazo de la soledad, los vacíos existenciales, y las tristezas con dichos medios.
Personajes secundarios como Mona u Ostra, especie de hippies freaks del medioambiente y con sueños de poseer el libro original donde se encuentra la nana y otros hechizos, para usarlo “ bien”, así como Nash, el enfermero con una repulsiva necrofilia o las personas que visitan buscando los ejemplares, conforman un collage bizarro de miseria humana.
Si bien tiene momentos bien redactados y en los que podés descansar un poco del efectismo para leer alegatos violentos contra lo establecido, la mayor parte de la lectura transcurre con una onda de querer “sorprenderte” y lo quiere hace rmedio a lapos. Con esto intento decir que me imagino a Chuck, en su casa, craneando que cosita más le puede meter para hacer la historia más grotesca, más impactante, más jodida. Y es ahí donde te desconectás un poco, porque ves al escritor, podés sentir la mano que mece la cuna y podés intuir lo que él quiere que sintás.
No obstante, se puede leer de un tirón. Es relativamente liviano en cuanto a ritmo e intenta darle vueltas de tuerca (que a mí me parecía cantado el final) para capturar emociones. Cuando lo terminé me asaltaron sentimientos ambivalentes, por un lado habían partes del libro que me “movían” y por otro lado, como ya dije, habían otras que me distanciaban. Me puse a buscar en qué contexto fue escrito…porque a veces el contexto te define una obra, y voilá.
No podía creer lo que mis ojos leían. Chuck escribió Nana por lo siguiente. A finales de los 90s su padre, Fred, separado…leyó un anuncio en el periódico de una mujer que buscaba pareja, lo contestó y Cupido hizo su trabajo. Empezaron a salir, las cosas marchaban bien. El problema? La mujer tenía una ex pareja que estaba en prisión por violencia doméstica y que había jurado matarla el día que saliera de la cárcel. El tipo sale, sigue a su ex mujer y al padre de Chuck hasta una casa…afuera les dispara a ambos, asesinándolos y luego arrastra los cadáveres dentro de la casa, prendiéndole fuego a todo. El asesino es llevado a juicio y Chuck tiene que declarar pidiendo no cadena perpetua sino pena de muerte.
Nana surge en ese contexto, en el proceso interior que Chuck lleva haciéndose cargo de desear la muerte del asesino de su padre. En un principio pensé que por ahí era truco publicitario, para engrandecer la imagen del escritor y generar ventas (casos se han visto), pero haciendo un concienzudo rastrillaje cibernético, llegás hasta el fulano y podés verlo en su celda, he is a dead man walking, podés ver su número de preso, el lugar dónde está, desde cuándo, el tipo de delito, e incluso, si sos lo suficientemente cuerudo contactarlo por email.
Odio decepcionar a la platea, pero no soy lo suficientemente cueruda, mi investigación llegó hasta comprobar que la historia existe y que Nana es lo que a momentos se siente, una cruda reflexión sobre hasta dónde se puede llegar cuando encontrás un motivo aparente para cruzar los límites.
Que no sea la mejor novela de Chuck, es lo de menos, que incluso resulte una lectura que a ratos se convierte en una suerte de película onda Hollywood, ni modo, pero que lo leés y hay partes que definitivamente llegan, es cierto también.
De Chuck rescato que amén de sus efectismos, logra una narrativa digerible, que no deja indiferente a nadie y que consigue hacerte reflexionar sobre algunos temas interesantes. Llegás a preguntarte qué harías de poseer una canción sacrificial y cuestionarte si podés elaborar un top 5 mental (como hice con un amigo que leyó el libro también) de seres humanos a los que por x o z dirigirías el hipotético castigo. Los resultados suelen ser sorprendentes.
Le pregunto si esto son más chorradas de Wiccan.
Y Mona dice que no.
–No, en realidad es Karl Marx.
Ella dice:
–Después de matar a alguien, esas son las únicas maneras de volver a conectar con la humanidad. –Sin dejar de dibujar en su libro, dice–: Es la única forma de poder regresar a un sitio donde el mundo no sea tu némesis. Donde no estés completamente solo.
Lux aeterna
Unamuno decía que Dios nos estaba soñando. Borges alguna vez reflexionó sobre cómo cesan los sueños cuando sabemos que soñamos. El gran Shakespeare en una de sus obras fundamentales recitaba: Macbeth, no duermas…que mataste al sueño.
Y así, sobre los pasajes oníricos se han llenado páginas. El sueño simbólico, el sueño real. El sueño Copia, el Sueño del Sueño, el Sueño hambriento, el Sueño cansado. Muchos sueños, sueños vivos, sueños muertos.
En medio de la vigilia, del insomnio, del absurdo sentido está Lux Aeterna. Este tema, fue compuesto por Clint Mansell en el 2000 para el filme Requiem for a Dream, dirigido por Darren Aronofsky. A Darren lo conocí gracias a Pi, gran película en blanco y negro que sería su ópera prima. Requiem for a dream la vería el 2001 y quedaría enamorada para siempre. Basada en el libro homónimo de uno de los últimos escritores malditos americanos Hubert Selby, el argumento nos mostraba de manera dura y cruel la muerte de los sueños, la autodestrucción y la desesperanza de 4 personajes.
Lux Aeterna también se reeditaría usando la parte de la orquesta, con coros espectaculares para el trailer que todos esperábamos. El Señor de los Anillos: Las Dos torres. Y el tema pasaría a llamarse Requiem for the tower. Unos arreglos más acordes al apoteósico enfrentamiento que Peter Jackson tenía que poner en pantalla en la adaptación de la famosa trilogía.
Lo importante en todo caso, más allá de Aronofsky, de Hubert Selby, de Peter Jackson, o el Señor de los Anillos, más allá del Mundial 2010, de Messi, de Maradona, más allá de todo eso, es que Clint Mansell compuso un tema como Lux Aeterna, que forma parte de una de las mejores bandas sonoras de los últimos 20 años. Sueños de por medio, escúchenla.
Los perros ciegos del sol
Al despertar en el bosque en medio del frío, y la oscuridad nocturnos había alargado la mano para tocar al niño que dormía a su lado. Noches más tenebrosas que las tinieblas y cada uno de los días más gris que el día anterior. Como el primer síntoma de un glaucoma frío empañando el mundo. (La carretera)
Cormac McCarthy pertenece a esa rara estirpe de escritores que huyen de los reflectores, de la fama, del mundanal ruido.
Al igual que Salinger (de quien hablaré cuando cesen los homenajes) y Thomas Pynchon, Cormac se caracteriza por vivir alejado del ojo público, celoso de su privacidad y según sus propias palabras, sin importarle que lean o no lean sus libros.
Y es que este escritor ha sabido construir un imaginario por el que cualquier lector se sentirá seducido. Una prosa que a veces se olvida de la puntuación convencional, donde priman los párrafos pequeños para describir situaciones. Muy poco ornamentada. Sencilla, simple, pero certera.
Aunque relate un glorioso y soleado día, su estilo hace que el corazón se te encoja en el pecho. Derrama melancolía, como expresé en mi opinión sobre la versión cinematográfica de No es país para viejos (basada en un libro suyo).
Hay una resignación, algo que te hace pensar que quien escribe no es un joven, un veinteañero o treinteañero que experimenta el lado salvaje de la vida. No. Lo que Cormac escribe tiene que ver con la desolación, el desencanto de un alma adulta.
La Carretera (The Road) te envuelve en una oscuridad de la que es difícil deshacerse. Sitúa la acción en un ambiente apocalíptico. Algo (nunca se llega a saber qué) hizo que la tierra cambiara, que el fuego consumiera campos o ciudades, dejando ceniza y frío; que la ¨civilización» que hoy conocemos sea un vago recuerdo, casi un sueño del que ahora es complicado discernir qué fue real. En este mundo post-desastre, los hombres comen hombres. No hay animales ni comida. Todo está devastado, barrido por una fuerza superior que hace imposible creer en Dios.
¿Se imaginan? ¿La bestia humana suelta, sin ataduras, en una situación precaria, con el único objetivo de sobrevivir?
Nuestros protagonistas son un hombre y un niño, padre e hijo. Nunca tendrán un nombre. La tragedia no permite individualizar. Cormac se referirá a ellos como el hombre y el chico. Ambos deambulan famélicos por la carretera, intentando llegar a la costa, al mar, con un disfraz de esperanza que nunca se consigue concretar.
Mientras la lectura avanza, te consume el latigazo emocional de la Nada. Padre e hijo caminan, viven, respiran, pero sin una razón, rodeados de cadáveres, asesinos y caníbales, el sinsentido da paso a pequeños vestigios de ¿esperanza? ¿alegría? No sé, siento que en este relato no hay espacio para ramalazos de felicidad. Encontrar comida cuando estás desfalleciendo de hambre, podría ser una luz, pero en este caso sólo alarga la tortura, el no saber. Alarga esa carretera que parece interminable llena de atemorizantes y desconocidos peligros.
Salió a la luz gris y se quedó allí de pie y fugazmente vio la verdad absoluta del mundo. El frío y despiadado girar de la tierra intestada. Oscuridad implacable. Los perros ciegos del sol en su carrera. El aplastante vacío negro del universo. Y en alguna parte dos animales perseguidos temblando como zorros escondidos en su madriguera. Tiempo prestado y mundo prestado y ojos prestados con que llorarlo.
Hay escenas que te dejan con el alma rota, quebrada por un momento, mirando el papel como si fuera un martillo. En medio de ese caos, de ese mundo sin Dios, el hombre y el chico conservan un amor puro, filial, que contrasta de manera marcada con lo grotesco y lo inhumano que los rodea.
Son 210 páginas en que acompañás a ambos personajes, sufrís el hambre, el miedo, el dolor, el vacío, el cansancio. El final llega, para algunos, sin fuerza, como el final de un mal chiste. Hay quienes lo rotulan de happy end, de cursi, de fake. Para mí, lo contrario. Un final abierto, tétrico en su continua incertidumbre, que nos vende la idea que puede ser que la cosa mejore, pero ¿cómo estar seguros? ¿puede mejorar? Creo que no. El final es como empezar el libro de nuevo. Un círculo donde de haber continuación, seguramente tocaría la misma melodía.
Otro detalle que se le ha criticado es que el tema ya ha sido usado por n escritores de ciencia ficción, que se ha visto en n películas, no digo que no, es verdad, el tema del ser humano sobreviviendo en un mundo hostil ha sido tocado muchas veces. Pero si usáramos ese argumento, podríamos decir lo mismo de las historias de amor, de envidia, de guerras, en el fondo todas son lo mismo, lo que las hace diferente es la manera en que las cuentan (escritores) o las filman (directores).
No importa si Cormac ahora sea tildado de escritor de masas, me parece que su reputación de uno de los escritores americanos contemporáneos más relevantes es correcta. Tiene su estilo, su «voz», y es tan personal que podría contar la historia más cliché del mundo y aún así hacerla especial.
En este libro consigue sacudirte. Te conmueve la sacrificada marcha de padre e hijo, la constante referencia al fuego que llevan dentro, como si en el fondo todavía creyeran que en ese mundo que ya no es mundo, existieran aún la bondad, el amor.
Vamos, dijo el hombre. Todo irá bien. Te lo prometo.
Pero al inclinarse para mirar la cara del chico bajo la capucha de la manta mucho se temió que algo había desaparecido para siempre, irremediablemente.
Cormac es un gran escritor. Cuando terminé de leer La Carretera, me quedé perpleja y absurdamente triste.
Luego abracé al libro. Hacía mucho tiempo que no abrazaba un libro.
LO MEJOR: Conmueve
LO PEOR: Conmueve demasiado
LO MAS FALSETE: …
LA ESCENA: cuando el chico ve al otro niño, cuando vieron al perro, el viejo de la carretera y cuando el niño le pide a su padre que lo lleve con él.
EL MENSAJE MANIFIESTO: El fuego sobrevive a la barbarie
EL MENSAJE LATENTE: Pero la barbarie reinará
EL CONSEJO: read it
LA PREGUNTA: ¿qué tal estará la película?
CURIOSIDADES
– El libro ganó el Pulitzer en el 2007.
– Cormac concedió (milagrosamente) una entrevista a Oprah que hasta hace un par de días se podía ver en youtube, desgraciadamente el copyright dejará con las ganas a los que deseen verla.
– A Cormac no le gusta explicar cómo escribe sus libros o de cómo nacen las ideas, ya que dice que todo lo que está escrito es lo que es. No hay nada que agregar. Sin embargo, en la entrevista concedida a Oprah comentó que la relación que tiene con su hijo sirvió como referente para el profundo amor que el hombre y el chico se profesan.
– Entre sus trabajos más destacados se encuentran ‘Todos los hermosos caballos’, primero de una trilogía y galardonado con el premio literario más importante de EEUU, el The National Book, al que siguieron ‘En la frontera’ y ‘Ciudades en la llanura’.
– Dice que no le gusta juntarse con escritores y que prefiere a los físicos.
– A finales del año pasado se estrenó la versión cinematográfica protagonizada por Viggo Mortensen (MI Vigo) y Charlize Therón. El director es un australiano que supuestamente tiene una muy aceptable ópera prima. Parece ser que Londra Films presentará la película en estas semanas. La espero con ansias y preocupación.