Lo bello y lo triste

El cine. EL CINE. ¿Qué es el cine?
Recuerdo en mis épocas de estudiante universitaria, tuve un genial profesor: Jean Christ Marquez que nos daba clases de Filosofía y de Epistemología. En una de esas clases, donde se hablaba de Hegel, Schelling, Kant…se paseó por el aula y con tono divertido preguntó: “¿Qué es la realidad?”
 
Siete chicas de unos 20 años se miraron entre sí, la pregunta sonaba sencilla pero la respuesta no lo era. Si respondías: “Lo que puedes ver”, él preguntaba: “¿Y lo que no puedes ver no es real?”, si respondías: “Lo que existe”, él retrucaba: “¿Qué es lo que existe?” y así.
 
Era como una de esas muñecas mamushkas que abrís y dentro hay otra muñeca y dentro otra y dentro otra y dentro otra.
 
Con el cine sucede algo parecido, hay mucha teoría que nos dice qué es el cine, o qué no lo es, luego dejás de pensar y tenés pequeños milagros, tenés a “Holy Motors”.
Este es el tipo de película que se ama o que se odia. La película que gran parte de la crítica ensalza y que otra parte de la crítica destroza. Por unos es considerada sublime, por otros un pajazo lleno de disparates. 
 
Yo la amé.
 
Raramente, la amé. Intensamente, la amé.
 
Al principio pensé: “Qué HDP”, y luego poco a poco me fui rindiendo a su magia e inexplicablemente tenía ganas de llorar.
 
El amor a veces es así: incondicional. La mayor parte de la vida uno se la pasa en relaciones o situaciones pop-ups: aparecen y desaparecen, lo que queda al final del día es lo que vale la pena conservar. Las películas son igual, hay muchas que ves, y de ese millón que podés ver habrá un puñado que realmente te sacudan.
 
Holy Motors sacude, y estoy segura que hasta los que la odian se quedarán con alguna de sus escenas en la cabeza.
El padre de este engendro cinematográfico es Leos Carax, considerado en sus inicios el niño terrible del cine galo. La historia de Carax es curiosa: A sus 16 años filmó su primer corto y poco tiempo después se convertiría en crítico cinematográfico de prestigiosas revistas como Cahiers du Cinema donde se hizo conocido por escribir un  manifiesto en defensa de Paradise Alley (de Stallone). A los 23 filma su primera película Chico conoce Chica (1984) y dos años después le seguiría Mala Sangre.
Los años pasaron y en 1991 dio al cine un trabajo desgarrador: Les amants du pont Neuf, magistral filme sobre el amor entre dos indigentes. Una escena inicial jodida y un final para el recuerdo elevaron su status a director de culto. El rodaje de este filme superó la quiebra del productor, un severo accidente, la prohibición del Ayuntamiento para filmar, la destrucción de los decorados, y su fracaso en taquilla. Lo que siguió después fueron experimentos como la extraña Pola X (1999) o su participación en Tokyo! (2008) donde trabajó con Michael Gondry y Boong Joon Ho.
 
Luego, silencio.
 
Las pocas películas que hizo sirvieron para acrecentar una imagen controversial: tildado de megalómano, paranoico, caprichoso por su abultada lista de detractores, en la acera opuesta están los que consideran al Leos Carax un genio. Un tipo que se arriesga y que rompe la barrera formal del cine transformándola en algo más. En medio, la gente que ha trabajado con él lo describe como tímido, inseguro y excéntrico.
 
Este 2012 volvió con Holy Motors, película en la que sucede de todo, sin mucha explicación o sentido, y que cuenta una vez más con ese gran gran actor que es Denis Levant.
 
Admirador de Goddard y Bresson, Carax siempre ha dicho que su cine parte de la oscuridad, y en Holy Motors esa premisa se cumple a cabalidad.
 
En el filme, Denis Levant es Monsieur Oscar (alter-ego de Carax que aparece al principio de la película) un actor que tiene que llegar a “eventos”, los eventos son 9 papeles distintos para interpretar. El trabajo que realiza el “actor” nos habla de cansancio, de desencanto, de vacíos, de puentes destruidos.
 
Al inicio, una sala llena de público en una especie de estado catatónico nos da la pauta de lo que Carax cuenta: el cine se ha banalizado y las cosas ya no son lo que eran, ya no se hacen por “la belleza del gesto”, frase con guiño a los grandes maestros del cine gestual: Chaplin, Keaton, etc… Claro, el cine que antes se hizo para sorprender, para que la gente se asustara con un tren en movimiento, ahora solo es recibido por el público como si no pasara nada. Su industrialización ha supuesto la pérdida de su magia.
 
Esto queda plasmado en las cronofotografías de Marey que aparecen a lo largo del filme. Antes de que el cine sea cine, las fotos querían llegar al movimiento y Etienne Jules Marey (1830-1904) con su fusil fotográfico estudió el movimiento con una técnica especial. Carax usa algunas de sus bellísimas cronofotografías para reforzar el contenido de Holy Motors.
El argumento es apenas intuido, apenas dibujado, el espectador asiste a un desfile surrealista de lo que Carax quiere contar. Carax exorciza sus demonios sin importarle mucho si el que mira lo sigue o no.
El director francés rinde un perturbador y oscuro homenaje al cine, mezcla los géneros: aparece el romance, el drama, la acción, el suspenso, el musical, la tecnología animada. Se burla de la sociedad moderna, muestra al ser humano jodidamente solo, asquerosamente desconectado de todo y de todos.
 
Una de las frases que se dicen en la película es : “La belleza está en el ojo del que la mira” y con esa máxima se puede justificar todo: Holy Motors, el cine, el amor, la amistad, el trabajo, la vida.
 
Pero ¿qué pasa si no hay un espectador que mire? Si no hay un ojo que defina la belleza a través de su mirada?
 
A medida que avanza, hay momentos que sí, que decís que es pretenciosa, pajera, ridícula, una trampa, una pose, pero eso pasa, pasa cuando ves la escena del indigente caníbal que come flores como agente de caos en una sociedad cada vez más insensibilizada, el personaje se pasea en medio de un cementerio cuyas lápidas dicen: “Visita mi website”. Pasa cuando el plano secuencia del acordeón te parece tan hermoso que solo podés agradecerlo. Qué gran escena!
Hasta Eva Mendes y Kylie Minogue desfilan dignamente en este circo de emociones, sensaciones e imágenes.
El final, el final es para quemar vivo a Carax.
 
Por eso no me extraña que haya gente que lo mande a la hoguera donde debería cocinarse a fuego lento Adam Sandler, Michael Bay, y otritos que ya me da flojera nombrar. No me extraña, yo misma ya pasé la fase en que las pajas frente al espejo me parecían interesantes. Pero su final, es como a propósito, como un recordatorio de que el cine no tiene que ser reglas absurdas de principio, nudo, y desenlace, no tiene que ser algo en lo que “se debe buscar los giros”, el cine es más que eso, podés hacer una película pendeja como esta y rematarla con esa escena si te da la gana. Podés.
 
Sí, es imposible ser inmune a un producto que a pesar de su argumento o de la supuesta falta de él, solo puede rotularse de HERMOSO en su forma y técnica.
 
Lo que Holy Motors regala no es digerible, lo que nos regala es la belleza convertida en episodios. Pequeñas viñetas en los que la actuación, la fotografía, la música, la dirección de arte, el vestuario, los climas, las emociones, por muy pajeras o pretenciosas que sean, hacen que a mí me sea imposible odiarla.
 
Holy Motors es un regalo, un milagro, un ensayo cinematográfico libre, con guiños u homenajes a maestros del surrealismo,  pendeja como solo puede ser una película dirigida por un crispín que se llama Oscar Alexander y que compuso su nombre Leos Carax como un anagrama de su verdadero nombre.
 
Holy Motors es una explosión, un escupitajo en el que Carax toma escenas de la vida cotidiana y las eleva a lo onírico.  Los anhelos de lo natural, del utópico bosque, de la infancia perdida, de los sueños que nunca se cumplieron. Dan ganas de sentarse en el suelo y llorar.
 
Intensa en su esteticismo, su personaje descubre al ser humano en diferentes facetas: asesino, padre, pobre, rico, amante, demente, enfermo y nos recuerda de manera desoladora que podemos ser todos y nadie.
 
Lo mejor: Es mágica y hermosa
Lo peor: que de verdad, no es para todo el mundo
La escena: toda la escena con eva mendes, la captura de movimiento y claro, el acordeón…siempre el acordeón.
Lo más falsete: el final, un poco too much.
El mensaje manifiesto: La belleza está en el ojo que la mira
El mensaje latente: Tu belleza no es mi belleza
El consejo: Vale la pena verla.
El personaje entrañable: el actor
El personaje emputante:
El agradecimiento: poder verla
CURIOSIDADES
El personaje de la modelo, fue escrito para Kate Moss. Cuando la película se estaba por filmar Moss declinó por conflictos de cronogramas, y finalmente Eva Mendes se quedó con el papel.
Carax le ofreció el papel de Jean a Juliette Binoche quien rechazó el papel y se lo quedó Kylie Minogue.
Carax fue pareja de Binoche hasta que conoció a la actriz rusa Katerina Golubeva, con quien contrajo matrimonio.
EL director se divorció de la actriz rusa poco después.
Katerina Golubeva cometió suicidio tres días antes de que Carax comenzara a filmar Holy Motors, el filme está dedicado a ella. En los créditos aparece una foto suyo con la inscripción: Para ti, Katya.
Carax es el autor de la letra de la canción que interpreta Minogue dentro del filme.

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